Código Postal 5293
La cena anual dejó en evidencia la puja entre La Libertad Avanza y el PRO: el Presidente ausente, el dirigente amarillo en escena y Santiago Caputo siguiendo de cerca los movimientos de una noche cargada de señales.
Las mesas ya están servidas en Parque Norte. El murmullo de las conversaciones llena el salón, los mozos se abren paso entre trajes oscuros y vestidos de gala, y las luces apuntan al escenario donde más de 1.100 invitados se acomodan para una nueva edición de la cena anual de la Fundación Libertad. Sin embargo, a pesar de las formalidades, los brindis y los discursos preparados, hay algo que se nota desde el primer momento: la silla que debería ocupar Javier Milei permanece vacía.
La ausencia del Presidente, explicada de manera oficial por compromisos de agenda tras su regreso de Roma —donde participó del funeral del papa Francisco—, se comenta en voz baja entre los asistentes. Para muchos, el motivo es evidente: evitar un cruce directo con Mauricio Macri, que sí se encuentra esta noche en Parque Norte, instalado en una de las mesas principales.
Macri llegó junto a su esposa, Juliana Awada, en una aparición que, aunque enmarcada en el homenaje al escritor Mario Vargas Llosa, terminó de cristalizar la fractura política que desde hace semanas se cocina a fuego lento entre el PRO y La Libertad Avanza. El expresidente compartió panel con su par uruguayo Julio María Sanguinetti, en una escena solemne, pensada para el recuerdo, pero leída inevitablemente en clave de tensión política.
En representación del Gobierno, Manuel Adorni —vocero presidencial y candidato a jefe de Gobierno porteño— ocupa esta noche el lugar que habitualmente era reservado para Milei. Su presencia fue previamente negociada: pidió condiciones de “ámbito favorable” para evitar roces con figuras críticas del PRO o economistas a los que, en privado, el oficialismo llama “econochantas”. Circula de manera medida, consciente de que su exposición no puede forzar cruces indeseados. Lo acompaña Federico Sturzenegger, ministro de Desregulación y Transformación del Estado, quien mantiene su tono técnico habitual en un evento donde la política asoma en cada rincón.
Pero la sorpresa mayor llegó poco antes de las primeras palabras de homenaje: Santiago Caputo, principal asesor presidencial, aparece acompañado de su mesa chica. Su presencia, inesperada, generó comentarios inmediatos. “Nos auto-invitamos”, bromearon cerca suyo. Aunque se movió con perfil bajo y evitó los focos, su sola aparición refuerza la señal política: el círculo íntimo de Milei prefirió no dejar el terreno completamente en manos ajenas, a pesar de la ausencia física del Presidente.
Sin embargo, la tensión y los chispazos acumulados por las negociaciones fallidas quedaron, por unos minutos, en suspenso. Macri, que había evitado gestos hacia los libertarios durante toda la noche, se acercó y se fundió en un abrazo cargado de sonrisas con Caputo. El saludo fue breve, pero suficiente para disparar comentarios en varias mesas.
La organización del evento estuvo a cargo de Alejandro Bongiovanni, diputado santafesino del PRO y figura cercana a Macri. Desde su equipo buscaron mantener el tono institucional del encuentro, centrado en el legado de Vargas Llosa. Pero ni el formato ni los discursos logran disipar el telón de fondo: el distanciamiento creciente entre La Libertad Avanza y el PRO se palpa en las ubicaciones de los invitados en las mesas, en las charlas de pasillo, en los saludos esquivos.
La cena, que en otras ediciones funcionaba como una postal de unidad liberal, hoy refleja una postal de ruptura. La tensión se nota en la falta de fotos conjuntas, en las agendas separadas, en la incomodidad que late detrás de cada brindis.
Entre los invitados, empresarios, dirigentes y asesores leen el clima político como quien repasa un mapa de alianzas rotas. Se habla de la elección en la ciudad de Buenos Aires, de los armados en la provincia, de la frágil posibilidad de un acuerdo entre libertarios y macristas que, a esta altura, pocos ven como viable.
PL/JJD
El grupo de origen cordobés ejecutó una opción de compra firmada en 2015, pero el desacuerdo por el valor de las acciones abre una instancia de negociación que podría extenderse hasta un mes.
El Grupo Arcor anunció este lunes el ejercicio de la opción de compra para adquirir el 100% de Mastellone Hermanos, la principal empresa láctea del país. Sin embargo, los accionistas vendedores de La Serenísima impugnaron el precio ofrecido, abriendo un proceso de disputa que demora la toma de control y genera incertidumbre sobre los próximos pasos.
La comunicación oficial se realizó a través de una notificación presentada ante la Comisión Nacional de Valores (CNV). Arcor, junto con Bagley Argentina y Bagley Latinoamérica, informó que había decidido ejercer la opción pactada en 2015 para comprar el 51,323% del capital social restante de Mastellone, del cual ya poseía el 49%.
No obstante, apenas recibida la notificación, los representantes de los accionistas vendedores comunicaron que impugnarán el precio indicado por considerar que no se ajusta a las pautas establecidas en el contrato firmado en diciembre de 2015. El conflicto no es menor: según el procedimiento previsto, los vendedores cuentan ahora con un plazo de 30 días para formalizar su desacuerdo por escrito y activar los mecanismos de resolución contemplados en el acuerdo original.
El precio de las acciones es el eje de la disputa, en una operación que, de concretarse, permitiría a Arcor desembarcar de manera directa en el estratégico mercado lácteo, ampliando su presencia en el consumo masivo argentino.
La carta enviada a la CNV por Mastellone confirma el escenario de conflicto: el Directorio de la compañía dejó constancia del rechazo de los vendedores al valor propuesto y del inicio del proceso de impugnación que podría extenderse o derivar en una instancia de arbitraje.
Con este escenario abierto, el control total de Mastellone por parte de Arcor y sus socios estratégicos queda en suspenso, al menos hasta que se resuelva la diferencia sobre el precio. El grupo, fundado en 1951 en Arroyito, Córdoba, había planificado cerrar la operación como parte de una estrategia de expansión y diversificación, pero ahora enfrenta un escollo que, cuando menos, podría retrasar sus planes.
JJD
El Gobierno busca otorgar alzas en línea con lo ofrecido por el empresariado y muy por debajo de la inflación. El básico impacta tanto en trabajadores de baja calificación como en los estatales y en los que están contratados en la informalidad.
El salario mínimo, que hoy es de $296.832, perdió 33,5% del poder de compra desde que Javier Milei llegó al poder. ¿Importa? Hay gente dispuesta incluso a trabajar por menos que eso, afirmó en su momento el vocero presidencial y candidato a legislador porteño, Manuel Adorni. Sin embargo, por obligación legal, el Gobierno no tuvo otra que convocar para este martes al Consejo del Salario Mínimo, Vital y Móvil, en el que se reúnen patronales y centrales sindicales para aumentarlo. En sesiones anteriores, la Secretaría de Trabajo en la era libertaria, bajo la conducción de Julio Cordero, siempre laudó a favor de la propuesta de los empresarios.
La Argentina tiene el 14° salario mínimo más bajo de Latinoamérica, medido en dólares (US$253), en una región de 19 países. Sólo seis pagan peor: El Salvador, República Dominicana, Nicaragua, Cuba y Venezuela (US$1,60). A la cabeza están Costa Rica (US$725), Chile y Uruguay.
“Desde la asunción del actual gobierno, el salario mínimo ha perdido poder adquisitivo en una forma brutal”, advierte un informe del Centro de Investigación y Formación de la Central de Trabajadores de la Argentina (Cifra-CTA), que redactó la economista Mariana González. “En efecto, entre noviembre de 2023 y abril del año en curso, el poder de compra de este salario se redujo en más de una tercera parte. Esta reducción, sumada a la de años anteriores, implica que quede desdibujada su función como herramienta para fijar un piso salarial. En febrero de este año, el salario mínimo representó menos de una quinta parte del salario promedio registrado del sector privado.”
“A lo largo de 2024 hubo cuatro reuniones del Consejo del Salario Mínimo, Vital y Móvil”, recordó González. “En todas ellas, ante la falta de acuerdo, fue la Secretaría de Trabajo quien determinó los aumentos nominales, que fueron prácticamente equivalentes a la propuesta del sector empresario. Su última resolución, de diciembre de 2024, implicó continuar con la tendencia decreciente del salario mínimo, de modo que se perdió entre el último aumento previo a esta resolución y el mes en curso un 7% de poder adquisitivo.”
“La perdida sufrida durante este gobierno se acumula con retrocesos previos, por lo que el salario mínimo se ubicó en abril de 2025 en un nivel real que es 44,1% más bajo que en noviembre de 2019, al final del gobierno de Cambiemos, y 57,3% menor que noviembre de 2015”, se refirió González al último mes de la gestión de Cristina Fernández de Kirchner. “Si el salario mínimo no hubiese perdido poder de compra a lo largo de este tiempo, estaría actualmente cerca de los $ 700.000. Tras este retroceso histórico el valor real del salario mínimo es inferior al vigente durante la mayor parte de la década de 1990 y en la crisis final del régimen de convertibilidad, cuando, como sucede en la actualidad, esta política se había abandonado como herramienta para determinar pisos salariales e impulsar una menor desigualdad salarial. La comparación del salario mínimo con las líneas de pobreza y de indigencia revela una situación peor que la de 2001. El salarió mínimo en la actualidad equivale a sólo el 58,1% de la canasta básica de alimentos que define la línea de indigencia para una familia tipo y poco más de una cuarta parte de la canasta de pobreza.”
Pese a que cada sindicato negocia un básico que suele estar por encima del salario mínimo, este supone una referencia clave. “El principal objetivo del SMVM (salario mínimo vital y móvil) es asegurar que los salarios no caigan por debajo de un determinado nivel, en particular para trabajadores de menor calificación, que suelen acceder a ocupaciones con remuneraciones más bajas. De este modo, contribuye además a disminuir la desigualdad en los ingresos laborales”, señala González.
“Numerosas investigaciones, incluyendo varios realizadas por organismos internacionales, encuentran que esta institución contribuye a reducir la desigualdad salarial al elevar los sueldos de quienes se encuentran en el extremo inferior de la distribución”, continúa la economista.
Tanto es así que hasta la exlíder de la democracia cristina alemana Angela Merkel impulsó en 2015 la creación de salario mínimo en su país cuando lo gobernaba. Pero además constituye una referencia para los empleados en negro o no registrados por sus patrones. “Más allá de que las y los trabajadores informales suelen quedar por fuera de la legislación laboral, se ha comprobado que la evolución de sus remuneraciones está ligada a la dinámica del salario mínimo, que funciona como una señal para su determinación”, observa González.
“En conclusión, el SMVM sirve para proteger los ingresos de las y los trabajadores tanto formales como informales, contribuye a mejorar la distribución de los ingresos y, en consecuencia, al bienestar general de la sociedad”, señala la experta de la CTA. “En cambio, no se ha demostrado que tenga efectos negativos sobre el nivel de ocupación.”
El SMVM no se aplica a los trabajadores del sector rural y a los trabajadores domésticos, aunque el nuevo Régimen de Trabajo Agrario determina que la remuneración mínima de los trabajadores agrarios no puede ser inferior al salario mínimo vital y móvil. En el ámbito del sector público sólo se aplica a los trabajadores de la Administración Pública Nacional y de los organismos donde el Estado nacional actúe como empleador, es decir, no en el sector público provincial y municipal.
AR/MC
El malestar ciudadano se refleja en todos los indicadores, desde la percepción de la honestidad hasta la preocupación por el interés general, y evidencia un deterioro que golpea a la Casa Rosada. El documento completo, aquí.
Cinco meses consecutivos de caída configuran un patrón que ya no puede ser atribuido a fluctuaciones coyunturales. La gestión de Javier Milei volvió a perder confianza ciudadana en abril, según el último Índice de Confianza en el Gobierno (ICG) elaborado por la Universidad Torcuato Di Tella. El indicador descendió un 3,7% respecto de marzo y se ubicó en 2,33 puntos sobre 5 posibles, profundizando una tendencia negativa que comenzó en diciembre de 2024.
En términos interanuales, la caída es del 4,8%, y si se compara con abril de 2017 —segundo año de gobierno de Mauricio Macri—, el nivel de confianza actual es 10,7% menor. La comparación histórica también revela que el dato de abril de 2025 es 34,5% superior al registrado en abril de 2021 durante la gestión de Alberto Fernández, pero esa cifra sirve de poco consuelo para un gobierno que atraviesa un desgaste. Sin embargo, cabe tener en cuenta el impacto positivo en la percepción de las personas sobre la marcha del gobierno posterior al levantamiento del cepo cambiario para las personas, una de las principales promesas de campaña de Milei.
La media de confianza en los 17 meses de Milei al frente del Ejecutivo es de 2,51 puntos, una cifra inferior a los 2,63 de Macri en el mismo período de su mandato y apenas superior al 2,26 de Fernández. Desde diciembre de 2024 hasta abril de 2025, la pérdida acumulada en la valoración ciudadana alcanza el 12,4%.
Los números del ICG son duros, pero aún más revelador es el deterioro generalizado en sus cinco componentes. La Capacidad para resolver los problemas del país bajó un 3%, ubicándose en 2,77 puntos, mientras que la Honestidad de los funcionarios retrocedió un 1,5% y quedó en 2,58 puntos. La Eficiencia en la administración del gasto público apenas cayó un 0,2%, hasta 2,35 puntos, pero la Evaluación general del Gobierno se desplomó un 4,9%, quedando en 2,02 puntos. El golpe más fuerte se observó en la Preocupación por el interés general, que sufrió una caída del 9,7% hasta ubicarse en apenas 1,95 puntos.
El estudio, realizado por Poliarquía Consultores entre el 3 y el 11 de abril sobre 1.000 casos en ciudades de más de 10.000 habitantes, también permite observar variaciones según el género, la edad, la región geográfica, el nivel educativo y la percepción sobre la situación económica.
Entre los hombres, la confianza fue mayor (2,61 puntos) que entre las mujeres (2,04 puntos), repitiendo una brecha ya registrada en meses anteriores. Por rango etario, los jóvenes de 18 a 29 años fueron los que mostraron mayor nivel de confianza (2,55 puntos), seguidos por los mayores de 50 años (2,33 puntos) y los adultos de 30 a 49 años (2,27 puntos).
Geográficamente, el interior del país mantiene el mayor nivel de confianza (2,51 puntos, con una caída del 3,5%), mientras que en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el índice fue de 2,21 puntos (una baja del 6,4%) y en el Gran Buenos Aires de 2,01 puntos (descenso del 2,9%).
El análisis por nivel de instrucción revela contrastes más marcados. Quienes tienen educación terciaria y/o universitaria mostraron un ICG de 2,50 puntos, apenas por encima de los 2,33 puntos de quienes completaron hasta secundaria, aunque estos últimos registraron un aumento del 3,6%. El dato más preocupante es el desplome de 30,2% entre quienes sólo alcanzaron la educación primaria, cuyo índice cayó a 1,41 puntos.
La experiencia de victimización delictiva también incidió en la percepción: quienes no fueron víctimas de delitos en los últimos doce meses marcaron un ICG de 2,43 puntos, frente a los 2,04 puntos de aquellos que sí sufrieron algún hecho de inseguridad.
El termómetro económico ofrece otro ángulo de análisis. Quienes creen que la situación económica mejorará en un año tienen una confianza de 4,09 puntos, pese a una caída del 2,4%. Entre los que consideran que todo seguirá igual, el índice creció 11,0% y llegó a 2,53 puntos. En cambio, para quienes creen que empeorará, la confianza se desplomó hasta apenas 0,45 puntos.
Así, el panorama que presenta el ICG de abril 2025 es el de una sociedad fragmentada, escéptica y, en muchos sectores, abiertamente desconfiada. La caída de la confianza no distingue edades, géneros ni zonas geográficas, aunque sí se ensaña con los más vulnerables en términos educativos y de experiencia con el delito.
JJD
El gobernador se mostró con Federico Storani. Conversaron a plena luz del día en la cervecería La Modelo y coincidieron en rechazar el apoyo del FMI a Milei.
De cara a las elecciones 2025, el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, mantuvo este viernes un encuentro informal con el exdiputado nacional y líder de la Corriente de Opinión Nacional de la UCR Federico Storani en el tradicional bar La Modelo, ubicado en la calle 54 de la ciudad de La Plata.
Según supo Noticias Argentinas, la conversación, desarrollada a plena luz del día y en un espacio público, contrastó con recientes negociaciones más reservadas entre referentes del oficialismo libertario y sectores de la oposición. Según allegados a Storani, no se habló de un acuerdo electoral más allá del respaldo público que el radical dio en su momento al desdoblamiento de elecciones.
En el intercambio, ambos dirigentes coincidieron en la necesidad de recrear la esperanza del pueblo argentino a través de una alternativa política centrada en la producción, el trabajo, la educación, el sentido nacional y una fuerte sensibilidad social.
Además, dialogaron sobre el impacto de la muerte del Papa Francisco y la importancia de recoger su legado para construir una sociedad más justa. Tanto Kicillof como Storani también expresaron su repudio a las declaraciones de la titular del FMI, Kristalina Georgieva, quien instó a apoyar al presidente Javier Milei en los próximos comicios.
El encuentro finalizó con fotos, sonrisas y un abrazo de despedida, dejando abierta la posibilidad de seguir conversando en el futuro.
Con información de la agencia NA