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Milei y la Justicia: la candidatura de Ariel Lijo para la Corte genera ruidos dentro y fuera del Gobierno

Milei y la Justicia: la candidatura de Ariel Lijo para la Corte genera ruidos dentro y fuera del Gobierno

La intención de Javier Milei de nombrar como nuevo miembro de la Corte Suprema de Justicia al juez Ariel Lijo expuso como nunca antes un tema que la narrativa de La Libertad Avanza siempre trató lateralmente: la relación del actual oficialismo con el statu quo del Poder Judicial. Lejos de la retórica rupturista que lo caracteriza, a la hora de ocupar el lugar dejado vacante en el máximo tribunal por Elena Highton de Nolasco, el Presidente no dudó en proponer a uno de los magistrados más cuestionados de los tribunales de Comodoro Py. Una decisión que, según indican varias fuentes, se vincularía a la influencia de otra figura de gran relevancia en el mundo judicial: la del juez Ricardo Lorenzetti.

Tras la jubilación de Highton, en 2021, la Corte Suprema se redujo a cuatro integrantes. Su presidente es Horacio Rosatti, y el resto del cuerpo lo componen, además de Lorenzetti, Carlos Rosenkrantz y Juan Carlos Maqueda, próximo a cumplir los 75 años, edad que lo obligaría a jubilarse. Al respecto, Milei pretende anticipar el proceso de selección del sucesor de Maqueda y por eso, además de Lijo, propuso al abogado y actual decano de la Facultad de Derecho de la Universidad Austral, Manuel José García Mansilla.

Lijo y García Mansilla, candidatos de Milei para la Corte Suprema de Justicia.

Sin embargo, los pliegos de Lijo y de García Mansilla deberán contar con el aval de los dos tercios del Senado, un número imposible de alcanzar si no cuenta con el aporte del bloque de Unión por la Patria: Milei precisa votos de esa bancada para llegar a los 48 votos necesarios. Pero entre los siete representantes de La Libertad Avanza en la Cámara Alta no hay unanimidad y varios de los senadores oficialistas pusieron reparos al posible nombramiento del magistrado. A la cabeza de esas reticencias está la mismísima vicepresidenta, Victoria Villarruel, quien tampoco está de acuerdo con la candidatura del magistrado de Comodoro Py.

La titular de la Cámara alta, quien se debería ponerse al frente de la búsqueda de voluntades para la aprobación de ambos pliegos, recordó en una entrevista reciente que Lijo “no actuó bien en la causa Rucci”. “No me enloquece. Me hubiera gustado, dado que era una banca de una mujer, tal vez alguna una catedrática”, sostuvo en diálogo con TN.

Otro libertario que tampoco se guardó sus diferencias con la nominación que impulsó el presidente Milei fue el senador por Formosa, Francisco Paoltroni. ¿Su justificación? La estrategia jurídica que adoptó Lijo en la causa Ciccone, por la cual el gobernador de su provincia, Gildo Insfrán, terminó siendo sobreseído. “El señor Lijo desdobló la causa. En la que se tramitó en Capital Federal quedaron todos imputados, mientras que la que se trabajó en el fuero de Formosa quedaron todos sobreseídos, entre ellos Insfrán”, recordó el legislador en diálogo con FM Millenium. Y lanzó: “Yo no puedo acompañar nunca el pliego de alguien que cometió esa barbaridad jurídica”.

Por su parte, el senador libertario que también deslizó la posibilidad de rechazar la postulación del juez Lijo como integrante de la Corte fue el riojano Juan Carlos Pagotto. “No tenemos obediencia debida. Yo lo voy a votar a Lijo, si considero que debo hacerlo. Si considero que no debo votarlo, no lo votaré. Es así de simple”, señaló el senador. “Somos poderes independientes. El Presidente puede proponer y uno puede estar de acuerdo o no. Yo no he resuelto si Lijo es el candidato adecuado”, afirmó.

El senador de La Libertad Avanza Francisco Paoltroni (Formosa) buscó embarrar la discusión en varios tramos pero no pudo salvar la votación en contra sobre el DNU 70/2023, que desregula la economía y desburocratiza el Estado.

Este viernes, el abogado constitucionalista, Andrés Gil Domínguez, interpuso un amparo para que se declaren inconstitucionales los pliegos de Lijo y García Mansilla y se ordene al Poder Ejecutivo a que eleve una nueva propuesta que garantice la diversidad de género. “Desde 2005, el Estado Nacional desarrolló una conducta progresiva que garantizó la diversidad de género en la integración de la Corte Suprema de Justicia de la Nación”, reza el escrito de demanda. Y continúa, al señalar que “bajo ningún punto de vista fáctico o argumental” es posible justificar la imposición de “una integración compuesta exclusivamente por hombres”.

Gil Domínguez fundamenta su acción en el artículo 75 de la Constitución que le impone al Congreso “la obligación de legislar y promover medidas de acción positiva que garanticen la igualdad real de oportunidades y de trato de manera general y de forma particular”. En esa línea, cita las Observaciones finales sobre el séptimo informe periódico de la Argentina, que data del 25 de noviembre de 2016, donde el Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer recomienda políticas que establezcan la paridad de género en el máximo tribunal.

No hay tal casta

“Trabajen tranquilos. No va a haber política, no va a haber presiones”. Con estas palabras, pronunciadas en diciembre durante la cena de fin de año de la Asociación de Magistrados, el ministro de Justicia Mariano Cúneo Libarona se paró frente a los jueces y bajó el mensaje que le había encomendado Milei. A lo largo de toda su campaña electoral, el libertario en ningún momento había hecho referencia a la existencia de una “casta” judicial. Su discurso, por el contrario, estuvo centrado en una promesa hacia los jueces y fiscales que incluía dos ítems: autarquía económica e independencia, en línea con los puntos que ya estaban incluidos en su plataforma electoral.

“Una de las cosas que estamos proponiendo es poder lograr escindir a la Justicia del resto del poder político”, apuntaba Milei en una entrevista de agosto con LN+, en la que destacaba su deseo de que “la estructura” del Poder Judicial “venga determinada por la propia Justicia”, algo que a su entender garantizaría la “excelencia” y no que respondan a “caprichos políticos”.

Ricardo Lorenzetti, Juan Carlos Maqueda, Carlos Rosenkrantz y Horacio Rosatti (presidente), los cuatro jueces de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, a la que le falta una integrante desde noviembre de 2021.

En esa oportunidad, Milei además aseguró que priorizaría la “autonomía presupuestaria” del Poder Judicial y que, en caso de llegar triunfar en las elecciones, propondría una reforma judicial “para que la Justicia sea verdaderamente independiente”. “Es la única garantía que tiene la república, si no, el sistema cae en naufragio total, porque entonces el Poder Ejecutivo se te va a convertir en una tiranía y el Congreso se te va a convertir directamente en una oligarquía”, apuntaba.

Por aquellos días, el por entonces candidato de La Libertad Avanza tampoco se privaba de describir a la Justicia como que “el órgano más calificado del Estado”. Y elogiaba, sin ir más lejos, al mismísimo Ricardo Lorenzetti al mencionar un proyecto de su autoría para que el presupuesto no dependiese de la Jefatura de Gabinete sino del Congreso. “Pero yo soy mas radicalizado: quiero independencia total, que existan un conjunto de partidas para financiar al Poder Judicial y que la Justicia tenga autonomía total”, alardeaba Milei en plena carrera hacia la Casa Rosada. La promesa todavía está en veremos.

PL/JJD

Caputo bajará aranceles de agroquímicos: el campo celebra e investigadores alertan sobre los efectos de intensificar su uso

Caputo bajará aranceles de agroquímicos: el campo celebra e investigadores alertan sobre los efectos de intensificar su uso

El ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo, anunció en los últimos días que el Gobierno bajará los aranceles de importación de tres agroquímicos utilizados especialmente por los grandes productores de cereales. La medida, que busca mejorar la competitividad de los productores sin bajar retenciones o subir el dólar, despertó apoyos dentro del sector agropecuario mientras investigadores del Conicet advierten sobre el impacto de la decisión oficial en el ambiente.

“Durante el mes de abril vamos a estar tomando las siguientes medidas para favorecer al agro: baja de aranceles de herbicidas y mejora de aprobaciones de los permisos de Senasa”, anunció Caputo en su cuenta de la red social X. “Los (aranceles de importación de) herbicidas a base de Atrazina, Glifosato y 2-4-D bajarán del 35% al 12,6% (que es el Arancel Común vigente para el Mercosur). A su vez reduciremos el arancel de la Atrazina primaria, desde el 24% actual al 10,8%”, detalló el ministro de Economía.

Según la científica Haydee Pizarro, Argentina es el país que más litros de pesticidas aplica por hectárea. Incluso si se quita de la mesa la posibilidad de prohibirlos, la medida de Caputo no contribuye siquiera a la moderación de su uso ni a la búsqueda de alternativas.

La decisión aún no fue oficializada y en el gabinete económico explicaron a elDiarioAR que la baja en los aranceles será decretada en las próximas semanas. La Sociedad Rural Argentina (SRA) fue una de las entidades del campo que celebró la medida, aunque esperaban una baja mayor, afirmó Andrés Costamagna, ingeniero agrónomo, especialista en Bioeconomía y agricultura familiar, además de director de la SRA. De hecho, la medida fue impulsada por el Instituto de Estudios Económicos de la entidad rural, que solicitó al Gobierno que tome cartas en el asunto “ante las grandes diferencias de precios para insumos agropecuarios con los países del Mercosur”.

Misiones es la primera provincia argentina en prohibir el glifosato en la agroindustria.

Costamagna afirmó que la reducción anunciada por Caputo en los aranceles significa entre 1% y el 3% de los costos y, aunque les dejó sabor a poco, en la SRA sostienen que es una buena señal que “permitirá lograr un precio de paridad de importación más competitivo”.

“Es una medida que recuerda a una decisión tomada también por Jair Bolsonaro en Brasil”, afirmó a elDiarioAR Patricio Eleisegui, periodista investigador, autor de Envenenados y quien mantiene una posición altamente crítica al uso de estos químicos. “En Argentina existen sintetizadores de estos agrotóxicos, como YPF, Agrofina –de Los Grobo– y Atanor –que recientemente protagonizó una explosión en su planta–, pero también se importan. Bayer-Monsanto, Corteva (Dow, DuPont, Pioneer), ChemChina (Syngenta), BASF y la india UPL dominan toda la producción de plaguicidas a nivel global”, sostuvo Eleisegui. “Glifosato, 2-4-D y Atrazina son los tres más utilizados por los grandes pooles de siembra. Es un modelo super excluyente para el pequeño y mediano productor”, afirmó.

Químicos tóxicos

Debido a su toxicidad, el uso de glifosato recibió fallos en contra en distintos países del mundo. Además, está catalogado desde marzo de 2015 como “posiblemente cancerígeno para humanos” por la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer, que depende de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

La provincia de Misiones prohibió el glifosato a partir de 2025 y se sumó a Chubut, que ya lo había prohibido.

Haydee Pizarro es doctora en Ciencias Biológicas del Instituto de Ecología Genética y Evolución de Buenos Aires, que depende de Conicet y de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA. Desde hace años, Pizarro investiga el uso de estas sustancias y asegura que tienen “comprobados efectos tóxicos, directos e indirectos en distintos componentes del ambiente, en particular del agua dulce, pero eso se puede extender por supuesto a los ambientes terrestres”. “Esta medida va a profundizar muchísimo más lo que ya está muy deteriorado, producto del uso de estas sustancias”, dijo a elDiarioAR

“Ya antes de esta medida, Argentina iba en punta en kilos por hectárea de pesticidas aplicados en la zona productiva. Vamos primeros a nivel mundial. Esto es en casi 20 millones de hectáreas de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos. Argentina es el país que más kilos o litros de pesticidas aplica por hectárea”, afirmó Pizarro.

Sobre la medida de Caputo, la investigadora aseveró que “se trata de una medida económico-política que termina repercutiendo en el ambiente directamente, incrementando la contaminación del agua dulce y de todo lo que son las contribuciones del agua dulce a las personas”.

“El glifosato es un herbicida todoterreno, es decir, afecta a todas las plantas, salvo a aquellas que tienen una modificación genética que les permite tolerarlo. En cambio, el 2-4-D es un herbicida dirigido a un determinado grupo de plantas que son monocotiledóneas y es muchísimo más tóxico que el glifosato. Es un derivado del famoso agente naranja que se usó durante la guerra de Vietnam”, expiró Pizarro.

Los niveles que se utilizan suelen ser bastante más altos por esa razón. El problema está en los escenarios de exposición crónica.

Tomás M. Mac Loughlin Investigador del Centro de Investigaciones del Medio Ambiente - CIM Facultad de Ciencias Exactas UNLP - CONICET.

“Como están apareciendo resistencias al glifosato en las plantas, desde hace tiempo lo que se hace es aplicar mezclas de glifosato y 2-4-D, incluso se venden formulados comerciales de esta mezcla”, afirmó Pizarro. “Una de las características que publicitan y promocionan como beneficiosa del glifosato, del 2-4-D y de muchos otros pesticidas es que son biodegradables. Nosotros hemos visto que en el caso del glifosato que es una molécula que tiene fósforo, ese fósforo pasa a ser biodisponible luego de la biodegradación del herbicida”, sostuvo la investigadora. “Cuando hay tanto fósforo en el ambiente se generan cambios que conducen al deterioro del agua. Las aguas se ponen verdes y pueden comenzar a aparecer algas tóxicas. En el caso del glifosato aparecen cianobacterias, que pueden degradarlo, lo aprovechan y proliferan en gran cantidad lo que termina enturbiando por completo a los sistemas acuáticos”, explicó Pizarro.

Luis Caputo, ministro de Economía, anunció en los últimos días que bajará los aranceles de importación a tres agroquímicos.

En la SRA plantean que los agroquímicos están “estudiados y aprobados por ANMAT y SENASA. No hay en la medicina indicios de que el relato ideológico de algunos científicos esté provocando lo que dicen”, afirmó Costamagna ante la consulta. “Algunas moléculas (de agroquímicos) que se usaron en el pasado eran muchísimo más peligrosas que lo que tenemos hoy como paquete tecnológico. Pero además se trabaja para la mejora y reducción del impacto tanto con genética vegetal así como en principios activos, en calidad de aplicación y tecnología sobre la maquinaria con sensores y computadoras, inteligencia artificial, agricultura de precisión por ambientes, reducción de dosis, aplicaciones con equipos de riego integrados y controlados por imágenes”.

El 2-4-D es un herbicida dirigido a un determinado grupo de plantas que son monocotiledóneas y es muchísimo más tóxico que el glifosato. Es un derivado del famoso agente naranja que se usó durante la guerra de Vietnam.

Haydee Pizarro doctora en Ciencias Biológicas del Instituto de Ecología Genética y Evolución de Buenos Aires, que depende de Conicet y de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA.

Sin embargo, los investigadores defienden sus tesis: “Nos preguntamos por qué hay glifosato en una laguna cuando no debería haber. La respuesta que se observa es ‘porque lo aplican mal, porque no se siguen las buenas prácticas’. El tema es que las buenas prácticas agrícolas se focalizan en minimizar la deriva aérea que puede experimentar los pesticidas al ser aplicados. Sin embargo, poco o nada se trabaja lo que es la deriva superficial que es una de las principales vías por las que el glifosato llega a las lagunas y ríos”, dijo Pizarro.  

“Los compuestos son todos herbicidas, por lo que su impacto sobre los organismos no es tan marcado como el que podría tener un insecticida. Sin embargo, el problema surge en escenarios de exposición crónica”, afirmó el doctor Tomás M. Mac Loughlin, investigador del Centro de Investigaciones del Medio Ambiente - CIM y la Facultad de Ciencias Exactas de La Plata y Conicet.

“Aunque las concentraciones presentes en el ambiente no serían suficientes para causar efectos de mortalidad masiva, basándose en concentraciones de referencia obtenidos de ensayos de laboratorio, sí se encuentran dentro de un rango y con una frecuencia tal que podrían provocar otros tipos de efectos, como disrupciones endocrinas, deformidades físicas, alteraciones en el comportamiento, entre otros”, agregó Mac Loughlin.

El problema también radica en que los efectos crónicos tardan mucho tiempo en desarrollarse y verse en los organismos que estudian los científicos, como peces y ranas, y estos efectos pueden tener como consecuencia menor probabilidades de supervivencia, menores chances de reproducción. “A largo plazo, estas alteraciones generan cambios en los organismos y, en última instancia, en los ecosistemas asociados a las actividades agroproductivas”, explicó Mac Loughlin, quien también estudia el impacto de los agroquímicos en el agua. 

elDiarioAR se comunicó con Bayer Monsanto y Syngenta para conocer su posición sobre la toxicidad de los agroquímicos pero hasta el momento no recibió respuesta.

ED/DTC

El japonés imposible

El japonés imposible

Durante esta semana trabajé con mis alumnas y alumnos el cuento Japonés, de Fogwill. Yo no lo había vuelto a leer y les pedí a varios de ellos que lo leyeran y que expusieran sus lecturas. Muchos me dijeron que Japonés les producía cierta ansiedad o nerviosismo porque, precisamente, tenía un final abierto. Un alumno dijo que Japonés era la lucha de un hombre solo en medio de una tempestad peleando contra sí mismo. Otro nos hizo notar la cita del protagonista –Dumas– a la música de Schoemberg: “Entre el sonido y la estructura hay un abismo”, como uno de los lineamientos secretos de Japonés. Una alumna vislumbró un cuento de fantasmas: el Japonés era un fantasma. Lo cierto es que la múltiples lecturas activaron mi deseo de volver a leer Japonés. Lo hice la tarde del miércoles, entre clase y clase.  

Lo primero que me conmovió fue que el cuento estaba vivo. No puedo producir una recuperación de las cosas del pasado salvo a través de la memoria, pero estas cosas, ya sea que se convirtieron en trauma o recuerdos de felicidad, igual llegan encriptadas, han perdido potencia o la potencia está oculta y resonando en otra vida, la que ya no tengo. Japonés no. El cuento era una serie geométrica de pliegues, donde cada pliegue traía una nueva versión de la realidad de lo contado y dónde lo que se escuchaba por encima de todo era la voz de Fogwill, esa voz ficticia tan parecida a la voz real, la suya, la que me hablaba por el portero eléctrico para que yo bajara a pasear con él o la que me llamaba por teléfono fijo y me contaba cosas que estaba leyendo. Me impactó también la potencia anticipatoria de Japonés. Ese cuento anticipa la pandemia: un hombre acompañado por otro que desaparece y vuelve a aparecer en medio de un naufragio, un hombre hablándose a sí mismo y creando, tal vez, a otro para que lo escuche porque la inmensa soledad es imposible si no está el Japonés ahí. 

Wim Wenders escribió Días Perfectos porque dijo que pensó que después de la pandemia todos saldríamos mejores. Hirayama –el japonés– que limpia baños en el distrito de Shibuya, viene de un trauma e igual que los soldados que volvían de la Primera Guerra Mundial –como lo notó Benjamin– está casi mudo. No se relaciona con nadie y se dedica a hacer su trabajo de manera obsesiva. Curiosamente, es alguien que decide vivir en la repetición de los días de manera tranquila. En general la película parece mostrar a alguien sin ansiedad, que disfruta del presente en toda su dimensión. Pero que no puede hacer nada con ese presente porque no parece acumular experiencia, ya que la experiencia es lo que hace que uno desee transmitirle algo a alguien. Hirayama no habla. No le interesa la hospitalidad del narrador. Para hacer más notoria la tranquilidad espiritual de Hirayama, Wenders nos pone a un joven ayudante de éste que parece padecer el nerviosismo narcisista de un reel de instagram.  

Sin embargo Hirayama es un controlador. Toda su rutina está milimétricamente controlada. Porque sólo para los controladores la repetición es una bendición, les da seguridad. El tono de la película, en cambio, propone que veamos a Hirayama como lo contrario a un controlador, como alguien que vive cada momento en todo su esplendor.  

A diferencia del cuento de Fogwill, el japonés de Wenders necesita tranquilizar a los espectadores: con una hermosa banda sonora, con las fotos de las copas de los árboles, pero sobre todo dotando al personaje de cierta historia previa. Eso sucede cuando aparece su sobrina y después la madre de ella buscándola en un inmenso auto. Ahí sabemos que Hirayama no es alguien que va a limpiar los baños de Constitución porque no le queda otra y a pesar de eso logra una revelación espiritual. Es alguien pudiente que decidió vivir limpiando baños que parecen objetos sofisticados que podrían exponerse en el Malba. Menos mal, dicen los espectadores que estaban preocupados por el pobre tipo. No lo hace porque es la única que le queda, lo hace porque quiere.  

Pienso en Gabina, una empleada doméstica que conozco que viaja casi tres horas para llegar a su trabajo –tren, colectivo, a pie la parte final– y que en su casa tiene en el techo un juego de luces y bolas de boliche para bailar con su marido cuando vuelve de trabajar. Y quien durante la pandemia, cuando una de las familias para las que trabaja le regaló sus colección de videos cassettes, ella decidió hacer un cine para que pudieran disfrutar esos films también sus vecinos. Gabina existe junto con los demás. ¿Pero Hirayama? 

¿Wim Wenders habrá decidido no filmar los momentos en que su protagonista toma su antidepresivo matutino? ¿Existirá ese Japonés o será un fantasma como algunos conjeturan en el cuento de Fogwill? ¿No será en realidad que lo que estamos viendo es a un alemán que sueña que es un japonés? Y con los restos diurnos programa las canciones occidentales que escucha Hirayama, el libro de Faulkner que lee bajo la luz nocturna, antes de dormirse para ponerse a soñar que es un alemán que dirige una película donde es un Japonés.

FC/DTC

Leyla Bechara: "Nadie está poniéndose a pensar la política. Todos quieren ser influencers"

Leyla Bechara:

Leyla Bechara es politóloga y streamer. Hace “Hipótesis de conflicto” en Ceibo Argentina con Sasha Pak los domingos a las 20 y es activa en sus redes sociales. En esta entrevista, profundiza en el alcance de Javier Milei en la juventud, disecciona las redes sociales y habla de los debates pendientes dentro del peronismo y la situación actual del movimiento.

-Llevamos cuatro meses de gobierno de Javier Milei. Había una idea apenas asumió,de que se iba a ir desgastando, a ir estrellando solo y las cosas iban a caer por su propio peso en una especie, para mí, de remake de lo que pasó con Macri, que también se esperaba que le fuera mal y finalmente no pudo ser reelecto. Tardó mucho tiempo en terminar esa experiencia. Pero vos tenés otra mirada. No tanto esperar el desgaste, sino que hacés mucho hincapié en el tema de la derrota. Decís: perdimos todos. En este momento, donde muchos se echan la culpa unos a otros, vos decís: perdimos todos, vamos a seguir perdiendo hasta que comprendamos la potencialidad que habita en la derrota. ¿Cuál es la potencia, la fuerza de los derrotados hoy?

-Lo puedo plantear como en algún punto en términos medio poéticos, pero creo que reafirmo la idea de que todos estamos derrotados. Tener este presidente, no hace falta decir muchas más cosas, nos pone a todos en una situación de reconocer que algo mal hicimos, el que tenía más responsabilidades y el que tenía menos, hay algo de una falta de interpretación de qué fue lo que pasó, cuál fue el movimiento, porque si no, no estaríamos acá. Yo creo eso. Y después tengo la tesis de que puede haber derrota a dos niveles: una derrota a nivel material, que sería la electoral, la que se puede justificar en torno a las malas políticas y la mala gestión en términos económicos del gobierno de Alberto Fernández y del Frente de Todos, de esa alianza electoral; y después una derrota cultural, simbólica, que creo que esa es la que no está siendo reconocida, que tiene que ver con el lugar que ocupan los dirigentes, las responsabilidades que tiene la dirigencia, el lazo de los dirigentes con los representados, el lazo líder-pueblo, qué es el pueblo, qué es la nacionalidad, qué es Argentina, qué es ser argentino, cuál es el imperialismo de hoy. Son preguntas más macro sobre los grandes relatos de la historia, de alguna manera, que el peronismo siempre logró responder y que en este momento de crisis le está costando.

-¿Cuándo empieza esa derrota, esa otra derrota de fondo? No la derrota electoral Massa versus Milei el 19 de noviembre. Esa derrota en todos esos niveles.

-Yo te diría con la caída del Muro de Berlín. Mi formación no me permite decir otra cosa. Creo que esa es una buena discusión, creo que es la discusión que estamos teniendo ahora. O sea, ¿quién tiene la responsabilidad por la pérdida y por la derrota cultural, la derrota simbólica de lo que significa el movimiento? Y creo que yo, particularmente con mis compañeros y compañeras que compartimos ciertamente una generación, pero no necesariamente una generación, venimos instalando y tratando de forzar ciertos debates que por alguna razón están cerrados o no se quieren dar en esos términos. Yo no sé mucho de economía y si a mí alguien hoy me dice muy convincentemente que el déficit fiscal es una buena estrategia para gobernar un país, yo le voy a creer, pero porque antes de todo creo en la conducción política y me parece que hoy no hay. O, no sé si no hay, sino que está degradada, está rota. En general creo que por los mismos ejercicios.

-Está ausente también.

-Bueno, está en TikTok haciendo meet and greet en la Casa Patria y en el Instituto Patria. Un poco me molesta porque Cristina para mí sigue siendo la conducción del peronismo, pero no conduce a nadie, ni siquiera a los propios. Entonces creo que ahí tenemos un problema. Yo no creo que a Cristina haya que jubilarla particularmente, pero creo que se la está dejando en un lugar que no tiene nada que ver con la política, que tiene mucho que ver con ser una agencia de comunicación, con pensar: “uy, entendimos TikTok, vamos a usarlo”, en vez de representar lo que es: una mujer, la primera mujer electa dos veces presidenta -por el 54% de los votos la segunda vez-, que transformó la vida de toda mi generación. O sea, verla en ese lugar es doloroso, pero no lo quiero poner en esos términos emocionales. A priori es como la confirmación de un problema.

-Y vos decías que para tu generación la derrota del año pasado fue el momento de mayor desasosiego, desesperanza, desilusión de sus vidas políticas. Ahora ¿qué ve tu generación, la gente de tu generación, que vieron en Milei que no estaba en otro lado o todavía ven algunos que forman parte de tu generación? No tiene nada que ver con lo que en otro momento enamoró a los jóvenes, convocó a los jóvenes, entusiasmó a los jóvenes. Ahora es Milei. ¿Qué ven los jóvenes en Milei?

-Yo creo que ni siquiera los jóvenes nada más, porque también me gusta hacer esa distancia. Esta no fue una elección generacional. No es que los jóvenes masivamente fueron a votar a Milei y eso explica ese porcentaje que sacó en el balotaje. Ahora sí creo que Milei tuvo la capacidad -Milei y los suyos, quienes lo gobiernan a Milei- de alguna manera de marcar y trazar esa línea de amigo y enemigo. Y eligió una grieta, si se quiere, para contar la historia, que es muy potente y que es casi antioligárquica, que es la casta, y eso es completamente antisistémico. Después uno puede discutir si Occidente está en crisis y las democracias liberales de la mano de EE.UU. no sirven ya y tienen un montón de problemas, no solo en nuestra región sino en todo el mundo. O sea, puede tener ese marco teórico, pero después, particularmente, hacía falta ver cómo se gestionó el Estado durante los últimos años para entender que tenía algo de realidad ese relato de La Libertad Avanza. Yo, muy honestamente, conozco a mucha gente de la clase política y a veces digo y lo digo en joda y lo digo de verdad también: hay un montón de dirigentes que se hicieron su PH en Chacarita, que viajaron todos los años a Europa y que tienen la caradurez de querer explicar que ahora saben cómo hacer las cosas, mientras todos sus militantes bases, toda la gente que aportó afiliados, gente militando en la calle durante todas las campañas en los últimos tiempos tienen que tener cuatro trabajos o quizás trabajaba para ellos con un monotributo, un contrato completamente precario en el Estado. Eso pasó y eso pasa. Ahora están todos echados.

-Cuando hay crisis y cuando hay derrota, eso que pasó por ahí se nota más. Quizás siempre pasó.

-Sí, quizás siempre pasó, pero en otros momentos la política pública cambiaba la vida a la gente. Y eso bastó durante mucho tiempo para convencer a muchos trabajadores estatales de que era la manera, de que eso era transformar la patria. Efectivamente lo era porque le cambiaba la vida a la gente. Pero en el último gobierno no pasó eso y se degradó mucho la vida material de las personas. Entonces, un movimiento como el peronista, cuyos lemas son la justicia social, ¿cómo puede explicar que ni los propios militantes vivan bien?

-Milei se dice es un producto de las redes sociales. De la televisión a la presidencia, de TikTok a la presidencia. Y en las redes sociales estamos todos, de alguna manera, con más o menos intensidad. Y vos decís: las redes sociales nos hacen mal, son una maquinaria completamente...

-Diabólica, satánica.

-Diabólica, que nos deja en un lugar de impotencia muchas veces. Y además decís: no hay lugar para la duda en las redes sociales. Está llena de tirapostas, de gente que sabe de todo. ¿Cómo se hace para escapar a esa lógica de las redes que no son neutrales, sino que terminan incubando un Milei?

-Yo creo que Milei es resultado de esta democracia y esta democracia es resultado de Internet, si se quiere, Internet como concepto más grande, pensándolo como la última gran innovación tecnológica del mundo. O sea, quien controle la gran innovación tecnológica que se venga -como la revolución industrial, de alguna manera- va a tener control sobre lo que pasa en términos sociales, económicos, flujos de dinero, flujos comerciales, culturales y eso es lo que pasó con Internet. Entonces, cuando uno trata de ver los efectos de Internet en el corto plazo, a Milei lo colocan en la plana de la televisión y después hacen unos clips. En solo dos años supuestamente creció y eso lo convirtió en presidente. Yo digo: no. Hay otras dinámicas que se fueron gestando alrededor de cómo los usuarios y cómo nosotros consumidores utilizamos Internet hace 20 años, básicamente. De hecho, yo menciono un dato que para mí es súper relevante porque de hecho tengo tatuada la computadora, pero Conectar Igualdad no era solamente darle una computadora a los chicos. Era simbólicamente estar en el siglo 21. O sea, comprender cómo se construyen las subjetividades de tus habitantes, que es necesario estar conectado de alguna manera, porque eso es ser y eso es estar integrado al mundo. Entonces, Milei es más resultado de eso que de un boost de Tiktoks, que un par de trolls hayan controlado en Internet. Eso por un lado. Después creo que yo también he romantizado mucho lo que pasa en Internet, porque a priori lo que uno siente es que el nivel de democraticidad que garantiza que puedas tener un canal, que puedas decir cosas, uno siempre el ego es más grande y cree que está diciendo lo más genial del mundo y lo más importante del mundo y es muy necesario que sea escuchado. Pero, paralelamente, cuando se da cuenta de que esos vectores de información, de circulación de la información, están controlados literalmente por dos o tres empresas, aparece la pregunta sobre quién maneja verdaderamente los hilos de esa supuesta democratización. Y ahí yo creo que uno siempre se cree afuera del sistema. O sea, “a mí Elon Musk no me controla, yo no tengo nada que ver, yo no soy fascista en redes sociales, no soy violento, no reafirmo mi yo constantemente contando absolutamente todo lo que hago y lo que pienso”. Esas son las dinámicas culturales que instala Internet, que instalan las redes sociales y que además lo convencen a uno de que está por fuera del sistema porque es el mejor de todos. Cada uno es la mejor versión de sí. Hay unos autores que hablan de esto como que Internet es una herramienta de auto diseño perfecto. Entonces yo todo el tiempo puedo ser quien yo quiera ser. Solo basta posicionarme respecto a un tópico. Y eso es la degradación de la política en algún punto. Separar lo importante de lo no importante. Tiene la misma importancia un gatito perdido que el ajuste de las jubilaciones, por ejemplo, que la deuda con el Fondo Monetario.

-En algún texto que escribías decías: vamos a discutir de todo. Y había un lema que era “de la militancia revolucionaria al conservadurismo de la razón”, que yo lo interpreto, hago como una adaptación: lo que vos llamás la militancia revolucionaria lo puedo pensar y te lo digo para discutirlo como una sobreactuación progresista, y el conservadurismo de la razón me suena a conservadurismo de la resignación. Se habla mucho de hay que discutir, el kirchnerismo se terminó, el progresismo se agotó. Y ahora hay que discutir todo. Pero es como un regreso, a mi criterio, que soy de otra generación...

-Inútil.

-No, un neomenemismo, digamos, desvergonzado. ¿Vos no ves eso? ¿No hay una trampa en eso de decir el kirchnerismo ya fue, nos hizo equivocarnos por completo y ahora se busca a un representante que sea la antítesis? El último representante de eso fue Menem, el que lo hizo bien, el que transformó el país, el que tuvo un liderazgo importante, pero se buscan como líderes o ideas. Eso es lo que escucho mucho como balance del peronismo, como discusión en el peronismo, que se contrapongan al kirchnerismo, pero en forma de resignación y conservadurismo.

-Sí, es buena, porque creo que es todo al mismo tiempo. Por un lado, sí, veo esta idea de volver al pasado. Esto me parece súper conflictivo, como si lo mejor estuviera atrás. Esa visión de volver a pasar por otra cosa que no comparto, no creo que así funcione la historia tampoco. Y después a dónde se va a buscar la supuesta verdad de la realidad.

-O del peronismo, por ejemplo.

-En este caso. Se la va a buscar a ideas que yo no juzgo. Dios, Patria y familia, por poner un ejemplo. Pero que si uno es capaz de interpretar su aporte simbólico a la doctrina peronista, la entienda en un punto y en un momento determinado de la historia. Para mí lo que deberíamos estar discutiendo es cómo se reactualiza la dinámica y la relación con ciertos símbolos populares, con un movimiento que es mucho más grande que un partido, que es mucho más grande que una elección, que tiene que ver con un sentir nacional. Entonces, cuando se discute mucho sobre los nombres de las categorías, o sea, ahora son todos conservadores, ahora son todos machirulos, son misóginos, quieren volver a Cristo, que son narrativas que circulan entre el progresismo, porque claramente hay una avanzada conservadora y hay un retroceso del progresismo porque perdió las elecciones.

-Porque fracasó.

-Porque fracasó, de alguna manera. Sí, no nos pudo dar casa, comida y trabajo, eso me parece que es importante también que lo puedan, que lo podamos reconocer. Sí creo que cuando se piensa demasiado en el nombre de las categorías, cuando se piensa por qué los chicos quieren volver a Dios, por ejemplo, porque ahora se puso de moda ser católico o ser conservador, creo que lo que hay que tratar de interpretar es como una segunda historia de esto. O sea, ¿qué es lo que están buscando los chicos volviendo a la monogamia? ¿Cuál es la búsqueda más simbólica? En vez de dar por cuajo y decir: con la gente de derecha no se puede discutir. Cuando eso no es lo que fue el justicialismo en primera instancia y cuando eso tampoco fue ningún gran desarrollo civilizatorio de la historia.

-La pregunta es por la alternativa a Milei, ¿no? Muchos dicen el peronismo se tendría que haber adelantado a Milei y haber hecho lo que ahora Milei está haciendo.

-No estoy de acuerdo.

-Yo creo que, por ejemplo, el candidato Massa, que era ministro, como presidente, hubiera hecho una cosa muy distinta a la que hizo como candidato. Pero, bueno, no lo pudo hacer como ministro. Pero está esa idea. Tendríamos que habernos anticipado para no regalarle todas estas políticas a Milei. Y hoy también se dice, lo dice la dirigencia política, aunque Milei caiga, aunque se termine, aunque no sea reelecto, aunque fracase, de esto no se vuelve. Es como que Milei ya fijó las coordenadas de las cuales no se puede salir. Y sobre todo, el peronismo, que es la oposición principal, ya no puede salir. Tendría que haber llegado antes a las coordenadas de Milei. No llegó, pero ahora tiene que quedarse a vivir en las coordenadas de Milei.

-Estoy de acuerdo con esto último. Me parece que Milei significa un nuevo núcleo político que ordena. Bueno, por ahora está desordenado, pero que busca ordenar el mapa político. No termina de quedar en claro el lugar de la UCR, no termina de quedar en claro el lugar del kirchnerismo, no termina de quedar claro el lugar del PJ federal. Digo, está desordenado. Creo que Milei tiene las intenciones de ordenarlo bajo un nuevo sistema político que será el ideal de él, que todavía creo que no lo podemos entender del todo porque está bastante errático en algunos sentidos. Ahora, en esa línea, cuando el peronismo se pregunta quién es la renovación siempre hace bastante agua. Y tiene bastantes conflictos. Las internas peronistas son internas que estudiar y yo creo que este es ese momento. Sobre todo para mi generación, que quizás viene de años, yo diría, de poca formación política. La mayoría de nosotros arranca en los fines del kirchnerismo, se come todo el macrismo y entiende que la dinámica política es una bastante clara de amigos y enemigos. Pero hay poco rastreo, por lo menos en mi trayectoria política, en la de muchos compañeros también, de cuáles fueron las internas que se fueron sucediendo a lo largo de la historia del movimiento para terminar donde terminamos hoy. Y, bueno, en los 70 discutieron un montón, tanto que se fueron a los tiros. En los 80 también discutieron un montón cómo era el retorno democrático. En los 90, ni hablar. En los 2000 también y en el 2007 también. Entonces si no podemos recuperar esas discusiones y si además las damos por saldadas tratando de ubicar a la gente en un tándem, en un mapa político que, de nuevo, ya no existe porque ganó Milei, vamos a estar atrasados en una discusión, ciertamente.

-Hay una conclusión que también me parece que empieza a madurar entre los que están debatiendo una alternativa, que para una generación como la mía era un punto de partida que era no se puede esperar nada de arriba, no se puede esperar primero y no se puede esperar nada de arriba. Eso era un punto de partida para mi generación y también era un punto de llegada, porque después...

-Había que construir algo.

-Había que construir algo. Entonces, ¿cómo se construye a partir de eso un activismo que se traduzca en política, que se traduzca en poder, aceptando que no hay que esperar de arriba, pero también hay que dar, no sé, un salto a la política, como decía el moyanismo?

-Sinceramente, es una discusión que tengo mucho con los compañeros y las compañeras. Es una discusión real, honesta, con los que más confianza tengo. Si nosotros tenemos que dedicarnos a pensar este momento, si tenemos que contener, si tenemos que dar un salto y explicar qué es lo que hay que hacer. Digo, nosotros como generación, no como personas. Y a la vez la incertidumbre y la agitación que significa vivir esta Argentina. Recién un amigo me decía: Argentina 2024 la gente solo resuelve problemas, no tiene otra cosa que hacer. Y eso me parece que es muy contraintuitivo de alguien que se quiera asentar, tener otra temporalidad, primero, porque la discusión política tiene otra temporalidad que la vida esta así tan agitada que estamos llevando. Y además pensar fuera de la caja. Es bastante complicada la tarea, pero creo que de alguna manera la historia llega, pero yo creo también, y esto lo digo varias veces, ya abandoné la idea de jubilar a la dirigencia como: bueno, no pasa nada, sigan en la suya, está todo bien. Sí me parece que es momento de acelerar a la militancia en un camino de: bueno, chicos, perdimos un par de años, no estudiando, no discutiendo. Pongámonos las manos porque realmente esto no se sostiene, no se tolera.

-Hablabas en alguno de los textos que leí, también te escuché: la política tradicional no entiende Internet, está atrasada diez años. Y me interesa la idea, algo que une Gramsci con Steve Bannon, podemos decir, que son los influencers orgánicos, un neologismo que te pertenece, entiendo. No lo sé.

-No sé si lo inventé yo.

-¿Pero qué es eso? ¿Qué son los influencers orgánicos?

-Es una ironía, creo.

-¿Y qué dicen de la dirigencia, qué dicen de este presente?

-Es una ironía que juega un poco con la idea de que para mí la política, como decía antes, leyó que lo que pasa en Internet es más realidad que orquesta de alguna manera. Entonces, como se entiende tarde cómo funciona Internet, se entiende tarde, porque lo que se comprende de Internet es más bien los formatos, el tono, la voz, la cantidad de segundos que sirven para retener información. Hay como una tecnificación del conocimiento que se puede tener sobre Internet como herramienta, no como mecanismo o institución más global. Entonces, hacen buenos tiktoks. ¿Bajo qué criterio? Bajo el criterio del algoritmo, reciben un montón de puteadas. Eso los posiciona mejor. Creen que les está yendo bien. Básicamente se vuelven influencers en el gran mundo de Internet que permite a muchos hacerse influencers. Nunca fue tan fácil ser influencer. Es una ironía, porque en definitiva nadie está poniéndose a pensar la política. O sea, todos quieren pegarla en Internet, todos quieren ser influencers. Yo creo que sos político y tu vida es política en todos los ámbitos. Entonces tus redes por default van a ser políticas o te dedicás a ser influencer, que es básicamente vender una buena imagen, hacer marketing digital y posicionarte para que todo el mundo hable de vos, bien o mal. No importa, eso no le importa al influencer. Eso no le importa a Santi Maratea, ni a Tini Stoessel. De hecho, Tini Stoessel hace un un disco completo hablando de eso. Esto es muy de la década de los 80 y los 90, que en alguna en alguna medida el neoliberalismo o el liberalismo logró que la política sea una profesión técnica. Entonces vos vas y estudias, te volvés el mejor cuadro técnico y efectivamente te ponés la camisa celeste y la Uniqlo, que ahora la cambiamos por camperas de Adidas y camperas de jean y remeras del Indio y sos político y ya está. Y lo mismo les está pasando con las redes. Claro, ahora están entendiendo técnicamente cómo funciona. Entonces bastaría solamente con convertirse en influencer, como piensan que es Javier Milei, y eso alcanzaría para pensar la política y para orgánicamente difundir una idea de la política, de la vida, de lo bello, de lo justo, que en realidad es la política y que no tiene que ver concretamente con ser bueno en redes sociales.

-Decías: nos jugamos la trascendencia en el consumo. ¿Ahí no está también el germen de la derrota? La trascendencia no pasa por la política, no pasa por lo público, no pasa por lo común, sino que pasa por el mercado, pasa por el acceso al consumo y lo que podemos mostrar a través de las redes.

-Creo que ahí hemos sido derrotados. A mí me emociona igual ver que hay gente que está haciendo cosas. Lo más básico del mundo, pero tengo amigos que hacen obras de teatro, que escriben, tengo amigos que tienen bandas de rock, tengo amigos que ponen medios de comunicación y creo que esa es la diferencia de sentir que estás haciendo más cosas para tus amigos que para pegarla, que para ser famoso, que para tener plata o para que una cuenta matemática, como puede ser un algoritmo, te defina. Entonces, siempre que haya alguien haciendo algo, vamos a estar ganándole al sistema de alguna manera, pero haciendo algo en los términos más intrascendentales. O sea, saber que uno está haciendo algo no porque quiere trascender y ahí es donde se busca la trascendencia.

Entrevista realizada por Diego Genoud en su programa Fuera de Tiempo (Radio Con Vos).

DG/CRM

Intercepted, la cara oculta de la guerra: un film construido con postales ucranianas y la voz de los soldados rusos

Intercepted, la cara oculta de la guerra: un film construido con postales ucranianas y la voz de los soldados rusos

Oksana Karpovych nació en Kiev y, aunque pasó 9 de sus 34 años en Montreal, siempre siguió ligada a su Ucrania natal. De hecho, allí filmó su premiado primer largometraje documental, Don't Worry, The Doors Will Open (2019), sobre los pasajeros que viajan a bordo de un tren. Allí se encontraba tres semanas antes de la invasión ordenada por Vladimir Putin en febrero de 2022 y en su ciudad natal estaba también el 2 de enero último, cuando quedó junto a su familia en medio de un nuevo y arrasador ataque ruso sobre la capital.

Karpovych no solo es directora sino que además es una reconocida escritora y fotógrafa. Graduada en Estudios Culturales en la Universidad Nacional de Kiev y en producción de cine en la Universidad Concordia de Montreal, recorrió durante buena parte de 2022 distintos frentes de batalla como productora local y traductora de los corresponsales ingleses de la señal Al Jazeera. Durante esos meses conoció de primera mano lo que ella define sin tapujos como “todos los crímenes de guerra posibles” que cometió el ejército ruso en suelo ucraniano. Esa experiencia y las miles de comunicaciones telefónicas entre los soldados enemigos y sus familiares interceptadas por los servicios secretos ucranianos fueron el germen de Intercepted, impactante documental que la directora está presentando en Buenos Aires dentro de la Competencia Internacional del BAFICI.

Oksana Karpovych

“Me pasaba de día trabajando con el equipo de Al Jazeera para transmitir en vivo y por las noches desarrollé el hábito de escuchar las llamadas interceptadas. Ese contraste me causó una absurda disonancia cognitiva. Y ese fue el germen de Intercepted: una yuxtaposición de la realidad de los ucranianos que viven la guerra como sobrevivientes y la de los rusos que la perpetran”, indica.

Intercepted –una extraña mixtura entre una innegable obra de arte con mayúsculos hallazgos estéticos y un ejercicio de propaganda de guerra– es una película flamante, ya que en febrero último tuvo su estreno mundial en la prestigiosa sección Forum de la Berlinale (donde ganó uno de los premios del jurado SIGNIS) y luego solo se vio en el Festival de Hong Kong, desde donde llegó una directora que debe estar batiendo récords de millaje y de jet lag.

Construida exclusivamente con largos planos fijos (algunos tienen movimiento porque la cámara está montada sobre vehículos e incluso sobre tanques), Intercepted expone los efectos de la invasión. No hay vísceras ni sangre, pero el horror se adivina en cada una de sus imágenes (Karpovych trabajó nuevamente con el inglés Christopher Nunn, un talentoso experto en fotografía fija pero que ha ido incursionado también con ella en el cine). Vemos la vuelta a la cotidianeidad tanto de la vida urbana y rural: ciudadanos que limpian las esquirlas de una explosión u observan el crater que ha dejado un misil sobre el asfalto, perros que deambulan en busca de desechos o edificios abandonados con sus departamentos que muestran las huellas todavía visibles de los bombardeos.

Pero tan elocuentes como las imágenes son los extractos de audio que Karpovych eligió sobre un total de 31 horas de grabaciones. “Esas llamadas de los soldados rusos a sus madres, esposas, novias y amigos desde las trincheras están disponibles en sitios de YouTube de los servicios de seguridad de Ucrania, pero en muchos casos no están subtituladas y las terminaron escuchando los propios rusos”, explica la directora. En esas charlas se aprecian las disímiles pero siempre terribles consecuencias psicológicas de una guerra de la dimensión, duración y violencia extrema de esta: hay quienes hablan con un odio desgarrador sobre los “fascistas khokhols” (término despectivo para referirse a los ucranianos), otros se vanaglorian de los abusos cometidos (torturas, vejaciones, matanza de civiles), pero los restantes admiten que simplemente tienen miedo, tristeza, frustración y desesperanza.

Consultada por elDiarioAR sobre por qué decidió filmar solo planos fijos y evitó mostrar cadáveres, Karpovych explicó: “Quería salir de la urgencia, visceralidad y explicitud de los bombardeos u operaciones de combate que se manejan en los noticieros de televisión, donde abundan las imágenes impactantes o gráficas de la muerte. Con el equipo de Al Jazeera documentamos muchos de esos horrores, pero quería que en Intercepted aparecieran otras zonas también importantes de la guerra, no solo la deshumanización y la crueldad que son más que evidentes. Las formas de resiliencia, de resistencia, no son solo las de los soldados que combaten sino también las de los civiles que intentan retomar sus vidas luego de lo que han padecido. La guerra también tiene mucho que ver con el silencio y la espera, y con esta horrible sensación de que el tiempo está suspendido. La película también se construye como un viaje a través de Ucrania, nos movimos de región en región, seguimos de manera cronológica la invasión y la posterior desocupación de las regiones ucranianas por parte del ejército ruso. Hay cierta lógica en ese movimiento”.

Oksana Karpovych dialogó con elDiarioAR en su paso por la Argentina.

Visiblemente emocionada tras la proyección, la charla con el público y el contacto con la prensa acreditada en el BAFICI, Karpovych aseguró que “Intercepted ha sido el desafío más importante de mi vida porque atravesé todo tipo de dificultades tanto íntimas y emocionales como intelectuales y creativas. Mientras la exhibo, la guerra sigue causando estragos y dolor en mi país. Dediqué casi por completo los dos últimos años de mi vida a esta película, que es arte, investigación, denuncia pero además la forma de establecer un diálogo respecto de lo que está pasando no solo en esta guerra sino en muchos otros lugares. Es un film sobre un conflicto que viene de hace varios siglos y se potenció aún más desde 2014, pero que advierte también sobre lo que pueden hacer las fake news, la desinformación, la manipulación desde los medios, desde las redes sociales, desde las élites del poder para generar campañas de odio y resentimiento, y justificar luego los peores crímenes. Quien quiera creer que este es un problema solo de Ucrania debería entender que en buena parte del mundo estamos demasiado cerca de cruzar ciertos límites que hasta hace poco nos parecían imposibles”.

Así, Intercepted ya es con todos sus logros artísticos y su polémica carga política una de las películas más relevantes de 2024. Si se tiene en cuenta que el último premio Oscar a Mejor Documental lo ganó 20 Days in Mariupol, registro de Mstyslav Chernov sobre los primeros días de la invasión rusa y la toma de la ciudad de Mariupol, y que In Ukraine, film de los polacos Piotr Pawlus y Tomasz Wolski también construido solo con planos fijos, fue uno de los títulos más importantes de la cosecha 2023 de no ficción, no es aventurado pronosticar que Intercepted –que recién en junio tendrá su estreno en salas de Ucrania– puede convertirse en uno de los films realmente insoslayables de este año.

Intercepted se puede ver en el marco del BAFICI este lunes 22 de abril, a las 11.50, en El Cultural San Martín (Sarmiento y Paraná).

Esta nota se realizó con la colaboración de ONG Ucrania Resiliente.

DB/DTC