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El ministro de Economía, Sergio Massa, anunció la intervención de la distribuidora Edesur por un plazo de 180 días. La decisión se tomó en virtud de los masivos y sistemáticos incumplimientos del servicio de febrero y marzo últimos. El ingeniero Jorge Ferraresi será designado al frente del proceso de fiscalización y control de la empresa.
Acompañado por la Secretaria de Energía, Flavia Royon; el Secretario Legal y Administrativo, Ricardo Casal; y el titular del Ente Nacional Regulador Energético (ENRE), Walter Martello; el ministro de Economía anunció la decisión de intervenir la compañía Edesur por un plazo de 180 días.
“Utilizando las facultades que la ley nos asigna, hemos instruido al Enre a que proceda a la intervención por 180 días de la empresa Edesur a los efectos de la fiscalización del cumplimiento de las obras y, sobre todas las cosas, de la mejora en el servicio que debe tener la empresa”, sostuvo el ministro Massa.
La medida se inscribe en una serie de decisiones que la administración nacional llevó adelante en las últimas semanas para verificar la capacidad y la disponibilidad técnica de la empresa en cuanto al cumplimiento de sus obligaciones como prestataria del servicio de distribución eléctrica en áreas de la región metropolitana de Buenos Aires.
A partir del día 13 de febrero, cuando 180.000 usuarios quedaron fuera de servicio, se sucedieron en forma reiterada nuevos eventos de corte del suministro en media y baja tensión, los cuales representan un incumplimiento evidente y sistemático respecto de los parámetros de calidad en la prestación del servicio a los que se comprometió la empresa en el contrato de concesión, y que se hayan especificado en el “Reglamento de suministro”.
“A lo largo de los últimos 15 días hemos vivido situaciones que a todos nos golpearon y nos dolieron. Claramente, ver comercios teniendo que tirar las mercaderías, hogares sin luz y sin agua por la falta de luz a lo largo y a lo ancho de la zona de concesión de Edesur fueron las imágenes que marcaron la agenda de la Argentina y sobre todo el área metropolitana de Buenos Aires,” agregó Massa.
Esta intervención por 180 días que tendrá la tarea de fiscalizar, controlar y monitorear la ejecución de las obras para la mejora del servicio será llevada adelante por el ingeniero Jorge Ferraresi, con una enorme capacidad de gestión y experiencia en el sector energético.
La persistencia reiterada de nuevos inconvenientes masivos dentro del área concesionada motivó a las autoridades del ENRE a presentarse ante la Justicia para efectuar una denuncia penal hacia las autoridades de Edesur por la presunta comisión de los delitos de defraudación de derechos acordados, abandono de personas y entorpecimiento de los servicios públicos.
“La semana pasada se ha procedido a efectuar una denuncia penal por abandono de persona, por administración fraudulenta, y en paralelo, la petición al juzgado de la prohibición de salida del país de aquellos que llevan adelante la dirección de la compañía”, continuó el ministro de Economía.
La medida de intervención reviste un carácter transitorio y excepcional y es el resultado de las deficitarias acciones de Edesur en cuanto al cumplimiento del servicio.
“Hemos tomado la decisión de ejecutar los 2.700 millones de pesos de sentencia que implican un mecanismo de devolución por parte de la empresa a todos los usuarios del servicio de las multas que el Estado le aplicara, y tienen como objeto central la devolución del servicio no prestado por parte de la empresa”, agregó la autoridad económica.
Y añadió: “queremos dejar claro que no se afecta a la nuda propiedad de los accionistas; que no se afecta al contrato de concesión, pero que el Estado va a llevar adelante, a través de la intervención, la fiscalización efectiva del cumplimiento del contrato”.
De esta manera, la intervención tendrá a su cargo la supervisión y el control de todos los actos administrativos habituales y de disposición relacionados con la normal prestación del servicio público de distribución en las áreas que le atañen a la compañía Edesur. A su vez, el interventor deberá elevar al ENRE informes sucesivos y parciales cada diez días (plazo máximo) y confeccionar un informe final a ser presentado a la finalización de su función.
La Secretaría de Energía como concedente va a proceder a informar a la Bolsa los cumplimientos y los incumplimientos detectados en Edesur, entendiendo que se trata de una compañía que cotiza en el ámbito internacional. En las próximas horas, el ingeniero Ferraresi, el titular del Enre, Walter Martello y la secretaria de Energía seguirán comunicando cada una de las medidas, además de presentarse físicamente en la empresa para poner en marcha la intervención. Tanto la Ciudad Autónoma de Buenos Aires como la provincia de Buenos Aires serán invitadas a designar sus respectivos representantes para integrar y acompañar este proceso.
AR
A los problemas intrínsecos del gobierno de Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner se han sumado calamidades varias ajenas a su responsabilidad pero con impacto local: pandemia, guerra de Ucrania y ahora sequía agravada por la crisis climática, gripe aviar y tormenta bancaria global. Un combo perfecto para dejar al país con menos dólares de los pocos que tenía. En una Argentina con una estructura productiva con tan poco valor agregado que sigue dependiendo de una cosecha, que puede caer a la mitad y que amenaza con hundir la economía en la estanflación (recesión sumada a la elevada inflación), el equipo del ministro de Economía, Sergio Massa, busca desesperado alternativas para compensar en algo los dólares que no vendrán por la soja y el maíz.
Tanto en su cartera como en el Banco Central, que conduce Miguel Pesce, descartan una devaluación brusca del peso oficial o un desdoblamiento cambiario -es decir, la creación de un tipo de cambio especial permanente para ciertas operaciones del comercio exterior-. En cambio, admiten que evalúan dólares más altos para las exportaciones de las economías regionales. Entre ellas figuran los cítricos, las manzanas, las peras, las uvas, las aceitunas, el azúcar, el tabaco, la yerba, la miel y el algodón. Ya Massa anunció hace poco el dólar malbec para la exportación de vino, más allá de los fuertes aumentos de precios en el mercado interno.
En las discusiones con el Fondo Monetario Internacional (FMI), los negociadores argentinos, incluidos Gabriel Rubinstein, Leonardo Madcur y Jorge Carrera, analizaron opciones para incrementar la liquidación de exportaciones a través de más dólares sectoriales, como el malbec o lo que fue en su momento el soja. El FMI siempre aboga por la devaluación, le repele al atraso cambiario. Por estas horas, en Economía y el Central se analizan todas las opciones, pero algunas ya se descartan como la depreciación que pide el Fondo o el desdoblamiento, que impulsa el jefe de gabinete de asesores de Alberto Fernández, Antonio Aracre. Son concientes de que no hay manera de sustituir los US$ 21.000 millones que se perderían de la cosecha sojera y maicera. Encima se cerraron las exportaciones avícolas por la gripe, que ya costó la muerte de más de 600.000 animales.
Massa viajó este fin de semana a Panamá a la reunión anual del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para reunirse con el asesor presidencial especial para las Américas de EE.UU., Christopher Dodd, y con la ministra de Planificación, Presupuesto y Gestión de Brasil, Simone Nassar Tebet. Estados Unidos es el principal accionista del FMI y una opción de retener dólares es negociar con el organismo posponerle el pago de esta semana de US$ 2.700 millones por el crédito récord que tomó el gobierno de Mauricio Macri en 2018. A su vez, con el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva se negocia que Brasil financie sus exportaciones a la Argentina, de modo de evitar que en el corto plazo salgan divisas de nuestro país hacia allí.
En el Gobierno saben que tampoco pueden pisar mucho más las importaciones porque no quieren un derrape de la actividad económica en año electoral. Pero reconocen que no pueden hacer magia. Otra alternativa consiste en pedirle a las petroleras que adelanten dólares de las exportaciones de crudo que vendrán.
Un sector con muchas ventas externas, pero buena parte en negro es el de la economía del conocimiento. En la actualidad sus empresas tienen un régimen especial, pero los independientes sólo cuentan con un cupo de US$ 12.000 para entrar al país sin liquidar a pesos. Duerme en el Congreso el proyecto del monotributo tech, que les permitiría elevarse esa cuota a 30.000. Mientras, el secretario de Economía del Conocimiento, Ariel Sujarchuk, organizó este fin de semana una feria del sector en La Rural, donde numerosas empresas instalaron sus stands. El Gobierno no les cobró por el espacio. Entre las expositoras figuraron Globant, Mercado Libre, Despegar, Accenture, Blue Star, IBM, Microsoft, Lenovo, PWC, JP Morgan, Wunderman Thompson, Exxon Mobil, Toyota, Globallogic, BGH, Arsat, Invap, organismos públicos, provincias, universidades y cámaras empresariales.
El Central, mientras tanto, ha comenzado a recibir parte de los US$ 5.000 millones de libre disponibilidad del swap (canje de monedas) de China. Ya se efectivizaron tres desembolsos por 1.000 millones cada uno. Antes de fin de mes, debería entrar un cuarto desembolso de igual monto. Restaría un último desembolso que seguramente ocurrirá en abril. Estos fondos proveen de liquidez a la autoridad monetaria para sus intervenciones en el mercado cambiario, pero no elevan la cantidad de reservas. Constituyen parte del swap total de US$ 18.500 millones de dólares.
El organismo que preside Pesce recibió a su vez hoy un desembolso de la Corporación Andina de Fomento (CAF) por 285,4 millones de dólares y otro del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) por 395 millones. Son parte de los anuncios de créditos que logró Massa, ingresan estos sí a las reservas y son de libre disponibilidad.
AR
El dólar oficial cerró hoy con una cotización promedio de $211,85, con una suba de $1,32 centavos respecto del viernes, en una rueda en la que el Banco Central finalizó la jornada con un saldo negativo de US$261 millones.
La venta de hoy -la mayor en lo que va del mes- fue explicada por “compras de YPF por US$ 20 millones para atender vencimientos de Obligaciones Negociables, compras de gobiernos provinciales y adelanto del pago de importación de energía por unos US$ 262 millones” por la compra de GNL de cara al próximo invierno, apuntó el analista Gustavo Quintana, de PR Corredores de Cambio.
El saldo negativo de marzo superó los US$1.100 millones, tras nueve ruedas de ventas, y en el año el resultado negativo por la intervención cambiaria alcanza los US$ 2.121 millones.
La pérdida de reservas de hoy se vio compensada con el ingreso de dos desembolsos de créditos internacionales de la CAF (Banco de Desarrollo de América Latina) por 285,4 millones de dólares y otro del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) por otros 395 millones de dólares.
En lo que respecta al mercado de divisas, el dólar "blue" o informal trepo a $386y llegó a su récord nominal de enero.
En tanto, en el segmento bursátil, el dólar contado con liquidación (CCL) marca un descenso de 0,2%, a $402,75; mientras que el MEP cae 0,3%, a $387,58, en el tramo final de la rueda.
En el mercado mayorista, la divisa estadounidense finalizó con un incremento de $1,18 centavos respecto al cierre previo, en un promedio de $204,53.
Así, el dólar con el recargo de 30% -contemplado en el impuesto PAÍS-, marcó un promedio de $275,40 por unidad, y con el anticipo a cuenta del Impuesto a las Ganancias de 35% sobre la compra de divisas, a $349,55.
En tanto, el dólar destinado al turismo en el exterior -y que cuenta con una alícuota de 45%- se ubicó en $370,74, mientras que para compras superiores a 300 dólares -y que posee un impuesto adicional de 25%-, se ubicó en $423,70.
El volumen operado en el segmento de contado fue de US$255 millones, en el sector de futuros del Mercado Abierto Electrónico (MAE) se registraron operaciones por US$153 millones y en el mercado de futuros Rofex US$1.086 millones.
Con información de Télam y NA
El Gobierno y el Fondo Monetario Internacional (FMI) acordaron postergar los pagos que operaban esta semana por US$2.717 millones hasta el 31 de marzo, fecha en la que se espera se reúna el Directorio del organismo para aprobar la cuarta revisión del acuerdo y el desembolso de US$5.300 millones.
La Argentina debía pagar mañana US$917 millones y el miércoles US$1.789 millones, según el cronograma fijado en el acuerdo de Facilidades Extendidas vigente.
En principio, estos vencimientos se iban a cancelar con el giro de divisas que habilitaba la auditoría al 31 de diciembre, pero como la negociación se extendió en el tiempo por la renegociación de metas ambas partes convinieron la prórroga, según indicaron a esta agencias fuentes del Ministerio de Economía.
De esta forma, la Argentina evita distraer de sus reservas un monto que hubiese significado prácticamente vaciar las arcas del Banco Central.
Esta postergación fue posible dado que el staff técnico del organismo ya dio el visto bueno a la revisión correspondiente a 2022 y en consecuencia sólo queda el formalismo que de que el Directorio voto para que se dispare el giro de los DEGs correspondientes.
El cronograma de pagos para Argentina es muy exigente en las próximas semanas ya que en abril deberá pagarle otros US$2.600 millones al organismo.
De esta forma, la totalidad del dinero que entraría el próximo viernes 31 de marzo al Central saldrá en menos de un mes.
El 7 de abril vencen US$1.296 millones, el 14 de abril US$648 millones y el 28 de abril US$681 millones.
El escalonamiento de los vencimientos es producto de la renegociación que se firmó en marzo de 2023.
El pacto mantiene las fechas de pago que tenía el stand by que firmó el ex presidente, Mauricio Macri, en 2018 y lo calzó con nuevos desembolsos por valores similares en un acuerdo de Facilidades Extendidas.
Durante 2022 este mecanismo le dejó a la Argentina un saldo a favor de US$5.000 millones (nueva deuda) que se revierte en 2023 en unos US$4.000 millones.
De allí uno de los motivos por los cuales el FMI aceptó la modificación de las metas de acumulación de reservas, dado además el país sufrirá una fuerte caída de ingresos fiscales por efectos de la sequía y la caída en la actividad económica.
El acuerdo con el FMI es severamente cuestionado por el sector kirchnerista de la coalición gobernante que pide una renegociación total de los términos firmados.
Por otra parte, el Banco Central informó que hoy ingresaron a las reservas US$285,4 millones provenientes de un préstamo de la Confederación Andina de Fomento (CAF).
CRM con información de la agencia NA
Las plazas sintetizan algo de esa experiencia colectiva que es también la maternidad y la paternidad. Los nenes se cruzan, empiezan a jugar, los adultos nos vemos obligados a cruzar miradas, alguna sonrisa, y hasta podemos ponernos a charlar extensamente sin dejar de ver a nuestros hijos.
Grandes amistades han surgido de la casualidad de cruzar a dos criaturas en el mismo eje espacio temporal. Hace poco mi hijo mayor conoció a dos hermanos en una plaza y desde ese día –y por diez días– me pidió que por favor los invitara a su cumpleaños. Busqué como pude a su madre y cuando conseguí su teléfono le escribí, con bastante pudor. Pero ella me aceptó la invitación con toda frescura: “Los mambos son de los grandes”.
Para quienes nos atraen las historias ajenas, y especialmente las historias vinculadas con la crianza y afines, la plaza es además una fuente inagotable de maternidades paralelas, una encuesta permanente de los hogares. Así fue cómo supe de M.
Mi marido escuchó que ella expresaba algunos fonemas eslavos mientras nuestros bebés, en ese momento gateadores, se manoteaban las caras con entusiasmo.
M. es ucraniana y vive en Argentina desde mayo del año pasado cuando en un evento de impacto mundial, para el asombro de sus habitantes y de casi todo el resto, tuvo que dejar su casa, a sus parientes, a sus amistades, el jardín de su hijo mayor y su habitual cotidianidad porque los misiles caían cerca de su barrio en la ciudad capital de Kiev. A los pocos días de la invasión rusa, ella, su marido argentino, su hijo de tres años y su beba de 4 meses se encerraron en un auto con el único objetivo de cruzar la frontera hacia Rumania, cosa que no sería tan fácil, como nada en una guerra, como nada con hijos tan chicos.
“Los días previos había muchas especulaciones, todo el mundo hablaba de eso: los vecinos, en los bares, en las calles: muchos eran escépticos, decían que cómo iban a invadir. Yo estaba segura de que sí”, la certeza de M. tenía un antecedente: 2014. Ella misma nació en la región de Donbas, en donde en abril de 2014 se desarrolló una guerra en la que se cruzaron intereses prorrusos, separatistas y proeuropeos. En Lugansk, hoy territorio administrado por Rusia, estudió para ser coreógrafa y trabajó en estudios de danza hasta que se mudó a Kiev. Fue ahí donde conoció a C., un argentino que había emigrado en 2002 hacia Europa y después de algunos años se había asentado en Ucrania, desde donde trabajaba como programador. Antes de casarse, ella siempre fue clara: “Nunca me imaginé que iba a conocer un extranjero. Cuando empecé con él le dije que no veía mi vida en otro lugar, quería que mis hijos nacieran en Ucrania, quería trabajar por este país y ayudar a desarrollarlo”.
Pero las cosas cambiaron el 24 de febrero del 2022. Después de días de intensas especulaciones, una amiga australiana fue quien le dio la noticia vía Telegram: por la diferencia horaria ella ya sabía lo que los ucranianos se iban a enterar al despertarse. Había comenzado la invasión, que incluía misiles hacia distintas ciudades, entre ellas la capital.
“Yo sabía que iban a empezar a bombardear Kiev. Y así empezó. Teníamos un auto, era más seguro ir a la parte Oeste del país”. Una situación particular los obligó a esperar: todavía no habían llegado los documentos de la bebé para tramitar su pasaporte, necesario para salir del país. Habían ido una semana antes de la invasión a la oficina a reclamarlo, pero seguía sin estar listo. Rusia tenía el objetivo de tomar la capital y ella observó que las cosas se aceleraban cuando vio una evacuación de una residencia estudiantil cerca de su casa. Decidieron irse con álbumes de fotos, valijas, y los documentos que tenían. “Fue tenebroso. Ya había batallas en otros barrios de Kiev. En el Telegram la gente mandaba avisos de lo que estaba pasando en cada parte de la ciudad”. Su idea, lógicamente, no era muy original, aunque a diferencia de otras familias, al ser argentino C. podían pensar en irse toda la familia junta. El primer día los autos se movían a 2 kilómetros por hora, según especula. Por eso decidieron esperar un día más. “Al segundo día fuimos al refugio pero era imposible: era un gimnasio en el sótano de un edificio, era muy difícil con una bebé. No había lugar para nada, tenía que lavarla, alimentarla”. Decidieron salir hacia el oeste del país, a la ciudad de Kamyanets a 500 kilómetros, donde M. tenía parientes. Usualmente es un viaje de seis horas, pero esta vez duró diecisiete. De solo recordar la situación adentro de ese auto, con un niño de 3 años, una beba de 4 meses, la tensión de ver soldados ucranianos en posición defensiva en las calles y el miedo omnipresente, le tiembla la voz. También cuando cuenta que C. en un momento no aguantaba más el cansancio y, de madrugada, decidieron parar media hora para que él pudiera descansar en una calle abandonada, oscura y rodeada de campo. Ella tose seguido.
–En esta tos que me quedó está mi estrés.
Llegaron finalmente a la casa de sus parientes, donde se quedaron un día y salieron luego a la frontera. Pero las colas en los puestos fronterizos llegaban a los tres días de espera. A la durísima realidad y el frío pelado del invierno ucraniano, el agregado de los niños descartaba algunas opciones por inviables: “Hicimos un día entero de cola y avanzamos cinco kilómetros. Faltaban todavía otros cinco kilómetros. No podíamos quedarnos así con los chicos, así que decidimos irnos a un hotel.” En el hotel sonaban las sirenas todo el tiempo; iban de la habitación al refugio. Dos días después, encararon de nuevo la frontera pero probando la de Moldavia, que era un poco menos popular. Entre las otras preocupaciones, apareció la de la falta de pasaporte de la chiquita, cosa que resolvieron desde ese mismo auto gracias a la diligencia de la embajada argentina en Rumania.
No teníamos seguridad en ningún lado, pero cuando estás ahí no podés pensar en todas las amenazas. Vos pensás en lo que tenés que hacer: qué hacer con los chicos ahora. La parte más peligrosa fue salir de Kiev, porque atravesamos zonas que después fueron bombardeadas y destruidas, como Bucha.
Lograron finalmente llegar a Rumania, donde pasaron un mes pensando que quizás en ese tiempo ya se iba a resolver la situación. M. tenía una angustia acumulada y lloraba todos los días, mientras trataba de acostumbrarse a una nueva vida que no había elegido. Cuando vieron que pasaban los días y la invasión avanzaba, apareció la idea de venir a Argentina: C. no había vuelto en veinte años, pero acá estaba su familia y podía ser un buen momento para visitar. Dejaron el auto y la ropa de invierno en Rumania con la intención de pasar tres meses en Buenos Aires, pero ya va casi un año.
Creo que recién después de seis meses en Argentina, empecé a levantarme a la mañana con la sensación de estar contenta, de querer empezar un nuevo día. Estuve frustrada y deprimida en Rumania. Todo fue demasiado: el puerperio, la invasión, irnos de Ucrania, contener a mi hijo mayor que estaba muy estresado. No me daba cuenta en el momento que era tan profundo: lloraba todos los días, chequeaba las noticias, todos los chats de Telegram, de donde venían las primeras informaciones, todos los canales de noticias, analistas, toda la atención estaba en eso, con el celular todo el día.
Todavía se están habituando a vivir en Buenos Aires y no están tan seguros de cuánto tiempo se van a quedar. Al no hablar español, M. delegó la investigación sobre jardines de infantes y salud a su marido. Ella lo describe así: "Ahora él hace su trabajo y el mío también". El nene más grande empezó ya el año pasado en un jardín del barrio en donde, afortunadamente, una seño habla inglés y pudo ayudarlo. En la familia, se habla especialmente ruso e inglés –ambos idiomas hablados por la pareja—, ucraniano y ahora los niños agregan algunas palabras de castellano.
Al principio no entendía cómo iba a hacer para vivir acá: no era capaz de ir al hospital con los chicos, de comprar algo, no sabía cómo buscar lugares para poder ir a un jardín de infantes. Me encontré con un montón de incapacidades. Pero me gusta este lugar, veo muchas ventajas. Todavía tengo que aprender español, creo que ahora puedo poner información nueva en mi cabeza, ahora me siento más lista para empezar y para encontrar nuevos amigos. Encontré algunas madres en matronatación…
Entre las anécdotas caóticas de una inmigración forzada, aparecen las primeras enfermedades de los niños en Argentina: “Todo este Paracetamol, que acá se llama Termofren, es una fórmula totalmente distinta de la que tenemos en Europa. Lo mismo el Ibupirac. Cuando vos no dormís es difícil manejar todas estas cosas. Los primeros dos meses fueron horribles con esto, todas las semanas tenían algo. También las vacunas: las primeras en Ucrania, la segunda tanda en Rumania, y después continuamos acá”.
M. todavía observa de cerca la situación de Ucrania y los destinos de su familia, que hoy sigue ahí. Si bien después de la desesperación de la huida y de los primeros meses de la guerra está más tranquila, por momentos piensa en todo lo que dejó de un modo tan abrupto:
Nuestro barrio en Kiev era muy tranquilo, con una plaza cerca, el río, una estación de subte; estábamos a 10 minutos del hospital, con muchos jardines de infantes alrededor, una pileta. Había una playa de río en la ciudad, con pubs y restaurantes cerca. Ponían música durante el atardecer: una hermosa vida.
Le duele pensar en cómo les cambió la vida a todos en su país: familias que se separaron y viven en países diferentes, jardines de infantes y escuelas que ante las sirenas ponen a los chicos todo el día en un refugio, tensión, muertes, amenazas y la última noticia que recorrió el mundo sobre secuestros y deportaciones de niños ucranianos en Rusia, hechos de los que ella tiene noticias también por sus redes sociales.
Trata, mientras, de entender en dónde está parada y cuáles –y en dónde– serán sus próximos pasos, desde encontrar una niñera para su bebé hasta preguntarse en qué país va a hacer la primaria el mayor. Una invasión armada es como un cuchillo que de pronto tajea la tierra, pero cada una de esas vidas afectadas e interrumpidas son diferentes entre sí y las historias que depara esta guerra son tantas como las personas a las que impactó.
Solía ver conciertos, cantantes, mi vida estaba llena de eventos, reuniones sociales. Primero vino la maternidad, después la guerra, y ahora estoy tratando de recuperar mi trabajo, mi cuerpo. Estoy tratando de moverme, encontrar algún tiempo para mi misma y también ser una buena madre. Creo que acá hay muchas cosas también para hacer pero no tuve la oportunidad para conocer. Sin hablar castellano, no sé cómo investigar, adónde ir a buscar. Así que por ahora solo conozco esta plaza, y no mucho más.
NS/MG