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Con discursos encendidos, abucheos a Jorge Macri, críticas a Javier Milei y palabras de Liliana Heker se inauguró la Feria del Libro

Con discursos encendidos, abucheos a Jorge Macri, críticas a Javier Milei y palabras de Liliana Heker se inauguró la Feria del Libro

En un clima de críticas abiertas contra el Gobierno nacional –sin representantes presentes en el acto–, discursos encendidos y momentos tensos de abucheos dirigidos al jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri, se inauguró la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. A lo largo de casi dos horas, autoridades de la Fundación El Libro, el propio Macri y la escritora Liliana Heker brindaron sus discursos en uno de los salones principales del predio de La Rural, en el barrio porteño de Palermo.

Con la ausencia en los stands de las entidades que dependen de Nación y, también, la participación del presidente Javier Milei como autor en una de las presentaciones agendadas para esta edición el evento, uno de los más importantes de la agenda cultural del país, tendrá lugar hasta el 13 de mayo.

Alejandro Vaccaro, titular de la Fundación El Libro, una de las voces más encendidas de la ceremonia.

Alejandro Vaccaro, presidente de la Fundación El Libro, fue quien arrancó con los discursos. Apenas mencionó en su saludo protocolar a Jorge Macri comenzaron los silbidos para el jefe de Gobierno porteño.

“Concurrir a la Feria, este año, representa un acto de rebeldía y de resistencia. Como nunca este espacio plural, activo, será el eje central alrededor del cual girará el repudio de todas las fuerzas culturales a las políticas devastadoras que propone este gobierno”, señaló con dureza.

“Las medidas que se han tratado de implementar son ataques al corazón de la cultura, por eso expresamos con todas nuestras fuerzas y decimos: no al cierre del Fondo Nacional de las Artes, no al cierre del Instituto Nacional del Teatro, no al desguace del Instituto Nacional de Cine, INCAA, no a la derogación de la ley N° 25.542, de Defensa de la Actividad Librera, no a la negativa a comprar algo más de catorce millones de manuales escolares por parte del Ministerio de Capital Humano, que iban a ser entregados a las escuelas públicas, con el pueril y risueño, si no fuera trágico, argumento: ‘Porque no hay tiempo’”, cuestionó Vaccaro, mientras los presentes aplaudieron con fervor.

“La industria del libro encuentra un freno que nos retrotrae a momentos sombríos”, agregó el biógrafo y coleccionista de Jorge Luis Borges y subrayó que la Argentina enfrenta, por las políticas implementadas por la gestión Milei, una “abrupta pérdida del poder adquisitivo”.

En uno de los tramos más contundentes de su discurso, Vaccaro se refirió a la presentación que hará Milei de su libro Capitalismo, socialismo y la trampa neoclásica, publicado por Editorial Planeta. El titular de la Fundación El Libro aseguró que la entidad no tiene recursos para pagar el despliegue de seguridad que implicará ese evento, programado para el 12 de mayo.

“Con una mano en el corazón: no hay plata”, ironizó Vaccaro y concluyó: Todo lo atinente a su participación correrá por su cuenta, momento que volvió a provocar aplausos del público.

Jorge Macri, jefe de Gobierno porteño, ofreció un discurso que generó tensión entre el público.

En otro momento del acto, hubo palabras de representantes de Lisboa, la ciudad invitada de honor en esta edición de la Feria.

Luego llegó el momento de la palabra Jorge Macri, que fue silbado por una parte de los presentes apenas se acercó a atrio para tomar el micrófono y en algunos tramos de su intervención. Sin embargo, el jefe de Gobierno salió airoso con su discurso, con el que intentó por momentos despegarse de las políticas culturales de Nación.

La Feria “es emblemática y la sentimos muy nuestra”, afirmó Macri y, luego de hacer un repaso por su vínculo con la lectura desde su infancia, aseguró que el encuentro “no es un evento del gobierno, es patrimonio de la ciudad toda”. “Cuenten con nosotros en esta y en las ediciones futuras”, anunció Macri en referencia al apoyo económico que la Ciudad hace a la Feria, a diferencia del gobierno nacional que decidió quitarlo desde la llegada de Milei al poder.

“Mi presencia no es protocolar, es una muestra del compromiso”, subrayó Macri y concluyó: “La cultura ocupa y ocupará un lugar imprescindible”.

Hacia el final, llegó el turno de Liliana Heker, que subió al escenario sonriente apenas fue anunciado su nombre.

“Quiero celebrar de manera muy especial esta Feria y, en particular, al objeto impar que la convoca: el libro. En cierto modo, siento algo similar a lo que, medio siglo atrás, experimenté en mi primera feria”, dijo la escritora y agregó: “Y cuando hablo de leer no aludo sólo a la creación ficcional o artística. El acto de leer permite un diálogo libre y personal con cada cuestión en la que un lector elige sumergirse”.

Con un tono entre la ironía, el humor y la sutileza, Heker se refirió en distintos tramos de su intervención a palabras y escenas que tuvieron lugar en el país desde la asunción de Milei, como las filas de personas que reclamaban alimentos ante la sede del Ministerio de Capital Humano, los despidos injustificados en el Estado y el desfinanciamiento de las universidades públicas, entre otras medidas tomadas por el gobierno nacional.

“Hay mucha miseria en nuestro país”, aseguró Heker y agregó: “No vamos a resignarnos al silencio, de eso no me cabe duda”.

“Me animo a arriesgar que, como objetivo, esto de 'ignorancia para todos' no va a llegar muy lejos. Ante todo, porque en momentos difíciles como el actual termina imponiéndose una lectura irrefutable de la realidad que no necesita de estudios previos: es la inducida por el hambre y por la angustia de haber sido despedido del trabajo sin razón, y por cualquier otra injusticia que duele de cerca”, apuntó la escritora en otro tramo de su discurso, en el que reivindicó la importancia de la educación pública de calidad.

“En nuestro país, en suma, el libro importa. Y ese es un dato nada desdeñable acerca de cómo somos”, concluyó Heker.

AL/JJD

Liliana Heker: “Esta época necesita más que nunca de la palabra para contrarrestar tanto exabrupto oficial”

Liliana Heker: “Esta época necesita más que nunca de la palabra para contrarrestar tanto exabrupto oficial”

“Estoy viviendo una especie de vorágine”, asegura y se sienta de espaldas a su escritorio. Apenas una pausa, para volver a arrancar. “No lo esperaba”, dice y se ríe con toda la cara. Liliana Heker acaba de lanzar Noticias sobre el iceberg (Alfaguara, 2024), una novela que tiene como protagonista a Greta, una escritora que pasó los 70 años, hace tiempo que no publica ni da entrevistas y vive retirada. En la vereda opuesta, Heker, que en febrero cumplió 81, acaba de lanzar este libro y la reedición de Diálogos sobre la vida y la muerte (HB, 2024), dio una clase pública frente al Congreso en rechazo a las políticas culturales del gobierno nacional y es la autora elegida para dar el discurso inaugural de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, en un acto previsto para este jueves 25 de abril desde las 18 y que promete ser especial.

“Se juntaron varias cosas. No suele ocurrirme. Y hoy la realidad exige, o  por lo menos yo siento que a mí me exige, una presencia continua. Sinceramente creo que en este momento hay que estar presente. Hay que opinar, hay que participar. Yo no me hubiese imaginado dando una clase pública como di en el Congreso y sentí que sí, que estaba bien hacerlo. Es otra de las maneras de expresarse que tiene un escritor. Siempre he sostenido que el escritor como creador se toma todo el tiempo que necesita, busca, relee, corrige para la ficción que quiere escribir. Pero al mismo tiempo, una cuenta con una herramienta invalorable que es la palabra. Y muchas veces la palabra tiene un valor inmediato. Es una respuesta inmediata a algo que no puede esperar a que yo termine una novela o un cuento. Seguramente va a salir mucha ficción de esta época que estamos viviendo. Porque da para muchas ficciones. Pero no van a salir mañana. Ahora nuestras palabras se necesitan de manera explícita, es decir, de manera directa. Entonces creo que, por lo menos tal como yo entiendo mi oficio, todo esto es parte de mi oficio como escritora”, reflexiona ante elDiarioAR.

– En Noticias sobre el iceberg se cuenta que a Greta le ocurrió “un cruce dichoso que ilumina lo por–escribirse y abre puertas imprevistas” y que ese acontecimiento le ocurrió a los 30 años. También se menciona como motor de la escritura “la irrupción no prevista de un mundo inexplorado”. Quería preguntarte cuál fue la irrupción que te llevó específicamente a esta novela y a escribir en este género después de más de dos décadas.

– Es bastante complejo el proceso de escritura de esta novela y creo que muy diferente del proceso de las otras novelas. Zona de clivaje, por ejemplo, empezó como una idea de un cuento cuando yo tenía 20 años y sabía a dónde iba a ir a parar. Pese a que con los años cambié totalmente el final porque ya no me representaba o porque cambié yo. Pero siempre supe dónde iba a ir a parar. Siempre tenía una idea general. En El fin de la historia sin duda tenía una historia muy fuerte que era la columna vertebral de lo que quería contar. Con esta novela fue distinto. En el 2013, creo, escribí una escena de una mujer de ya muchos años –en ese momento creo que alrededor de 70–, tratando de hacer la vertical mientras suena el teléfono porque alguien la llama para pedirle una entrevista. Eso tenía y no tuve más que eso. Todavía no se llamaba Greta, se llamaba Vera, y trataba de hacer la vertical. Pero quedó ahí, como esas ideas que están ahí dije “algún día la voy a escribir”. Antes de que empezara la pandemia yo había terminado y publicado La trastienda de la escritura y se había producido uno de esos blancos en que una dice “¿y ahora qué?”. Se me cruzaron varios cuentos que quería escribir, algunos incluso que voy a escribir pronto. Y en un momento, fue exactamente el 25 de febrero del 2020, dije “no, voy a volver a Greta”. Pero fue una decisión, no fue escritura. A partir de ahí tengo muy claro que fue un período de escritura muy incierto. No tenía del todo la trama. Sabía que el desencadenante iba a ser una entrevista que le quieren hacer. Y empecé a saber, sin tener idea del motivo, que Greta por alguna razón hacía muchos años que no contestaba entrevistas. Pero fijate el grado de incerteza que yo tendría, que todavía no había decidido a qué se iba a dedicar Greta. Podría parecer raro ahora, porque parece central que ella sea escritora, parece ineludible. Pero en ese momento le di vueltas hasta que decidí que iba a ser escritora. Así que es una novela que fui construyendo y modificando durante el proceso de escritura. Nunca me había pasado eso. Fue fascinante. También la idea de escribir o contar el proceso creador de novelas que no existen, como las que escribe Greta.

–En este sentido, aparece en todo el libro una voz interior de Greta que es muy tremenda. Graciosa, porque la novela tiene mucho humor, pero también implacable con ella misma y con lo que la rodea. ¿Cómo nació esa voz?

– Se me coló esa voz, esa conciencia no ortodoxa que tiene Greta. En algún momento inclusive salió el nombre de la Enana Jodida, que aparece en la novela. No fue al principio, pero apareció. Y se me siguió metiendo y después me gustó mucho hasta se me impuso esa voz y la acepté. Creo también que esta vez solté cierta zona mía, aunque no me lo había planteado mientras escribía. No me planteé que iba a tener mucho humor, pero en general el humor me constituye a mí. Entonces se ve que apareció con bastante naturalidad en esta novela pese a que lo que le pasa a Greta no necesariamente es divertido. 

– El libro plantea la historia de una mujer que, si se quiere, está un poco más pegada a tu experiencia vital que en otros libros. Es escritora, vive con gatos, tiene una edad cercana a la tuya. ¿Cómo te animaste a esto?

– No tuve ninguna resistencia. Una vez que me largué, que vi que iba a ser escritora, no tuve ningún problema. La vida de Greta tiene contactos, pero no es mi vida. Ella de alguna manera está más desamparada que yo. No tiene el espacio de una revista como yo tuve (N. de la R: se refiere a El Esca­rabajo de Oro y El Ornito­rrinco, publicaciones que creó y de las que fue responsable, junto con Abelardo Castillo). Ella está muy sola. Yo desde los 16 años y en mi vida en general, digamos, a través de la literatura no estoy sola. Greta no tiene esa experiencia y tiene una experiencia bastante más complicada. Sí va al café La Comedia, café que yo frecuentaba. La Comedia ya no existe, pero algunos otros que frecuentamos en aquella época hoy son cafés notables. Cuando yo los transitaba eran solamente cafés, no tan notables (risas). Así que es un personaje que se me parece en varios aspectos y a quien yo le cedo algunos episodios de mi vida. Pero con eso construí una protagonista que tiene una vida totalmente distinta de la mía.

– Decías que algunas escenas de este libro te aparecieron después de La trastienda de la escritura, donde reuniste reflexiones sobre tu oficio. En esta novela, que podría pensarse como un reverso de aquel libro, desde la ficción, aparece una especie de lado B de la escritura, con escenas a veces disparatadas. ¿Pensaste que era momento de correrse de algún tipo de solemnidad? Sobre todo pensando que venís de una generación de la que hoy se tiene una imagen de seriedad o rigurosidad.

– Es que, como vos decís, es la imagen que se tiene de ahora. Pero nosotros no teníamos nada de eso. Éramos muy jóvenes y carecíamos de solemnidad. Todos. Todos. Abelardo Castillo o Ricardo Piglia. O Miguel Briante, que tenía un talento impresionante. Era borgeano, escribía desde los 17 años. ¿Pero solemnes? Para nada. ¡Nos peleábamos como locos! Teníamos una vida de cafés, se tomaba muchísimo, ¡pero muchísimo! Y eran bebidas blancas, whisky, no se tomaba cerveza. A mí, que fumaba muy poco, me decían “no, vos estás fumando mal”, y me enseñaron a tragar el humo y después me envicié totalmente. Es decir, era natural fumar mucho, tomar, probar con las anfetaminas. Así que de solemnes no teníamos nada, absolutamente nada. Éramos muy jóvenes, era una época en que nos sentíamos muy libres y nos sentíamos parte de una generación, que es la generación del 60. Pero salvo Abelardo (Castillo) ninguno había publicado nada. Así que no teníamos nada de la imagen que después se pudo haber constituido de lo que es supuestamente un escritor. 

Convertida en una de las voces más importantes de la literatura contemporánea argentina, Liliana Heker es novelista, cuentista y ensayista.

– Para tomar una imagen que trae el propio libro desde su título, la historia muestra un deshielo de Greta, a partir de que se aproxima a Marcos y Albertina, dos chicos jóvenes. ¿Cómo pensás estos cruces desde tu generación y desde tu experiencia, dado que con los años te convertiste también en formadora con tus talleres de jóvenes escritores?

– Sí, por suerte yo estoy continuamente en contacto con gente muy joven. Gente mucho menor que yo, a quienes considero amigos y que seguro que me consideran amiga. Amo a la gente joven. Y me importaba ese enfrentamiento en la novela y al mismo tiempo ese encuentro. Porque sí, hay cosas que una ha vivido en su generación y que las puede transmitir, pero muy difícilmente las puede compartir con alguien que no las ha vivido. Greta siente que hay una identificación, por ejemplo, con Albertina. Hay cosas que tienen en común y otras en las que ve que tienen experiencias totalmente distintas. Creo entonces que hay un encuentro y al mismo tiempo una distancia insalvable. Yo viví ciertas cosas y no viví otras que vive la nueva generación. Me las pueden comunicar, las puedo comunicar, pero yo tengo la vivencia de una generación en la que éramos todos realmente muy locos, nos lanzábamos a la vida. Hacíamos ostentación de una vida que a lo mejor la vivíamos a medias, pero igual hacíamos ostentación de la vida, esa es la verdad. 

– En el libro, Greta expone de sus dudas. Piensa que ninguna época es dorada del todo, pero que en su juventud estaba la idea de la revolución en el horizonte y eso hacía que no hubiera lugar para la desesperanza. ¿Coincidís con esa mirada del personaje? 

– Sí, también aparece esto en El fin de la historia, que transcurre durante la dictadura militar y sin embargo la protagonista dice que la esperanza la constituye, que no puede renunciar a la esperanza. Es que nos formamos en un tiempo de esperanza creyendo que estábamos muy cercanos a un cambio social. Un cambio que francamente nunca ocurrió. Creo que Greta no sé si tiene esperanza, tal vez tiene, y ella misma lo dice, cierta zonita inevitable de optimismo. No puede dejar de lado eso que tiene. Irene Gruss, mi gran amiga y gran poeta, una vez refiriéndose a mí decía que mis cuentos son muy terribles, pero que siempre hay en ellos una ventana. A mí me gustó mucho eso que observó Irene. Era sabia Irene. Una gran amiga. Eso también le pasa a Greta. Es decir, no puede renunciar a esa ventana en la que tal vez hay una posibilidad. No sé si llamarlo esperanza, pero es eso, una posibilidad. A mí también esto me constituye. No puedo renunciar a esa idea de que a lo mejor encontramos la manera de que esto que nos está pasando cambie. Y que cambie para mejor.

La escritora Liliana Heker en la jornada en defensa de la cultura del 20 de enero pasado en la Plaza de los Dos Congresos

– En otra parte de la novela se dice que a Greta la realidad se le fue de las manos y ella se pregunta si es posible volver a entusiasmarse con algo de la escritura. ¿Te ha pasado a vos? ¿Se puede perder ese impulso, ese entusiasmo?

– Las ganas, yo le llamo las ganas. Y creo que se pueden perder las ganas. Y es muy terrible, pero creo que cuando no hay ganas lo mejor que una puede hacer es no escribir. Colgar los guantes, como digo en La trastienda de la escritura. Sobre todo cuando una termina un libro, aparecen períodos medio en blanco. Esos no provocan angustia. Pero cuando se prolongan esos momentos a mí me provocan angustia. Porque me puedo llegar a plantear “¿y si nunca más tengo ganas?”. Porque no está escrito que una siempre tiene que escribir. Una tiene oficio pero con oficio solo no se escribe. Incluso yo creo que hay escritores, y se nota, que han sido muy buenos, excepcionales, y que llega un momento que decís “¿para qué sigue escribiendo si esto que hace no le agrega nada a lo que ya lleva escrito?”. Y ahí te das cuenta de que no hay ganas de escribir y de que simplemente siguen escribiendo porque son escritores. Creo que ahí lo mejor es no escribir. Debo decir que yo tuve un período largo en el que realmente no podía terminar nada de ficción, entre La crueldad de la vida que publiqué en el 2001 y La muerte de Dios, que salió en el 2011 y que había escrito a partir del 2009. Con el correr de los años estaba muy inquieta. Ahora fue distinto, porque La trastienda de la escritura me dio ganas de seguir escribiendo solo que me costó decidir qué era lo que quería escribir. Ahora es distinto, en este momento tengo muchas ganas de escribir y sé qué quiero escribir. Tengo dos libros en espera, uno con cuentos y el otro es un libro que también es narrativo pero creo que no va a ser ficción, va a ser otro tipo de narración. Ahora estoy en la vorágine, pero ya llegará el momento, espero que pronto, en que tenga cierta calma y pueda ponerme a escribir. Pero la verdad es que ganas tengo. No esperaba todo esto de mí a los 81 años.

– ¿Qué implica en este momento para vos dar el discurso inaugural de la Feria? ¿Cómo recibiste esa invitación?

– La invitación la sentí con relativa naturalidad. Lo que pasa es que la circunstancia que estamos atravesando en el país lo vuelve muy especial. Vuelve muy especial ese discurso porque es ineludible aludir a la realidad que estamos viviendo. Entonces también lo siento como un acto, es decir, como una acción que tiene un peso inmediato. Así que tiene un valor particular para mí.  

Liliana Heker, la escritora elegida para dar el discurso inaugural de la Feria Internacional del Libro 2024.

–¿Te llevó mucho tiempo pensar lo que querés decir?

– Pensarlo no. La idea central de lo que yo quería decir la tengo hace un tiempo, incluso a quien más le voy contando lo que voy escribiendo es a Sylvia Iparraguirre y hace dos meses le conté la idea central, que está vinculada con el acto de la lectura. Nosotras cada tanto nos encontramos, nos tomamos algo y charlamos todo. Desde entonces fui anotando cosas que iban pasando y que a mí me pareció que podían tener que ver con lo que yo quería decir. Pude terminar un primer borrador completo. Y estos últimos días me decidí y  dije “ya está”. Lo terminé ad referendum de que haya algún acontecimiento  en las últimas horas que me exija agregar aunque sea una frase más. 

– Hablabas de tu sorpresa de verte a los 81 publicando una nueva novela. ¿Qué te pasa de verte también ahora marchando por la educación pública, como hiciste en tu adolescencia y narraste en más de una ocasión?

– Es una sensación extraña verme como aquella vez, con la lucha por la defensa de la ley 1.420, la de la enseñanza gratuita, laica y obligatoria, cuando irrumpimos como estudiantes secundarios. No me imaginé que a esta edad yo iba a estar de nuevo en la Plaza o en las manifestaciones. Porque en algún momento pensás que la vida va a entrar en un cauce amable, deseado, y que ya no va a ser necesaria la lucha. Pero bueno, con ochenta me tocó dar esa clase abierta en la Plaza del Congreso y estos días estamos volviendo también. En los ‘60 se hablaba mucho de los intelectuales, de la función de los intelectuales. Intelectual es una palabra que se perdió. Los intelectuales tienen cada vez menos peso, esa es la verdad. Pero creo que en esta Argentina, sin dudas forzados por las circunstancias, salimos al ruedo de nuevo. Esa es mi sensación. Y no hablo solo de escritores, hablo de gente que sale a manifestarse desde la ciencia, desde el derecho, desde la economía, desde la docencia, desde la actividad universitaria. Esta época necesita más que nunca de la palabra para contrarrestar tanto exabrupto oficial.

AL/MG

El oficialismo aceptó una reforma laboral acotada y no privatizar el Banco Nación para juntar firmas en ley Bases

El oficialismo aceptó una reforma laboral acotada y no privatizar el Banco Nación para juntar firmas en ley Bases

“Las negociaciones van en tiempo real”. En paralelo a que el plenario de comisiones de Diputados trató la nueva versión de la ley Bases, el oficialismo terminó de definir con los opositores aliados los ajustes finales del texto. La frase de un operador radical reveló la rosca contrarreloj que encabezó La Libertad Avanza para juntar la mayor cantidad de firmas en un despacho de mayoría robusto para evitar que la ley Ómnibus bis no fracase como en enero pasado. A las 15.30 el libertario Santiago Santurio avisó que el oficialismo ya tenía dictamen de mayoría con 61 firmas --muchas en disidencia-- entre LLA, el PRO, la UCR y Hacemos Coalición Federal, la fuerza de Miguel Pichetto.

A ese número se llegó luego de que durante el plenario de Legislación General, Presupuesto y Hacienda y Asuntos Constitucionales, que comenzó a las 13 de este jueves, se incluyan cambios claves en el proyecto de ley: finalmente se incorporó una reforma laboral acotada y acordada por el Gobierno y sus aliados. También se quitó al Banco Nación de la lista de empresas a privatizar, un cambio muy simbólico para los deseos libertarios de Javier Milei.

Además hubo cambios en el nuevo impuesto a las Ganancias: se adelantó un mes la actualización del gravamen y ahora es por el trimestre de junio a agosto, antes era a septiembre.

También, supo elDiarioAR, se sacó el capítulo de Defensa de la Competencia. “Había algunos puntos con visiones encontradas entre los bloques. Quedará para tratar en otro momento”, apuntó una fuente parlamentaria. Y se sacó un articulado para la liquidación del Fondo de Garantía de Sustentabilidad porque está pendiente una discusión sobre la recomposición de las cajas jubilatorias provinciales y una recomposición a los adultos mayores por la inflación.

Estos nuevos volantazos del Gobierno continúan a los conocidos anoche, cuando el proyecto entró en un impass por el impulso de una reforma laboral que podía convertirse en un “caballo de Troya” para todo el paquete legislativo. Finalmente se acordó retirar la exigencia sobre las cuotas solidarias, que podía provocar un fuerte repudio de los sindicatos.

“Es una combinación entre nuestra versión, la de HCF, PRO y el Gobierno. Diría que no es de nadie sino que es de todos”, explicaron desde la UCR, bloque que se fracturó en la firma: un grupo apoyó en disidencia y otro, rechazó el dictamen libertario. En enero pasado el dictamen que consiguió LLA tenía más firmas en disidencia que en aprobación.

El listado de empresas sujetas a privatizarse según la nueva versión de la ley Bases.

Por eso en el tratamiento en el Anexo C de Diputados surgieron nuevos reclamos de la oposición blanda. Lisandro Nieri, de la UCR, exigió que vuelva a incorporarse el impuesto al tabaco. “Mismos contribuyentes no pueden afrontar distintos costos impositivos”, planteó. El radical también pidió que haya modificaciones en el regimen de inversiones RIGI, que plantea como piso para la inversión USD 200.000.000. Su correligionario Fernando Carbajal dijo que ese mínimo “abre la puerta al lavado del narcotráfico”. Por su lado, el lilito Juan Manuel López exigió que en la ley Bases se cambie también el régimen especial de Tierra del Fuego.

El espacio de Pichetto firmó el proyecto original en disidencia y exigió que se incorporen artículos para endurecer el RIGI, que también haya una cláusula que prevea que si se procede a la liquidación del Fondo de Garantía de Sustentabilidad se aumente un 8% a los jubilados por el empalme perdido por inflación en enero pasado y que se vuelva a introducir el impuesto al tabaco. Lo mismo firmó en disidencia el radicalismo.

Desde la oposición más dura volvieron a exigir conocer el proyecto, ya que solo circuló entre los aliados al Gobierno. Pasadas las 14 circuló un Word con la versión final del proyecto listo para la firma de los libertarios y sus socios circunstanciales, que fue el que finalmente se firmó. “Todos los que van a firmar el dictamen conocen el texto”, desafió Silvia Lospennato, del PRO. El kirchnerismo empezó a golpear las mesas en señal de protesta. “Lo que no ganan con los votos no lo van a ganar con la violencia”, apuntó la diputada ligada a Horacio Rodríguez Larreta.

“Vamos a eliminar trabas y regulaciones que hoy están asfixiando a los argentinos”, defendió Gabriel Bornoroni, flamante titular del bloque oficialista. Hubo fuertes cruces con peronistas como Germán Martínez o Carlos Castagneto, a quien el libertario José Luis Espert llegó a cortarle el micrófono.

El debate de hoy en el plenario de comisiones ocurrió, de todos modos, luego de una nueva embestida del Presidente contra el Congreso: “Tiren la ley de Bases, hagan lo que quieran”, dijo durante una cena en la Fundación Libertad ante empresarios. “Sería bueno que el Presidente no utilice Twitter hasta la sesión para que no se ponga en riesgo la aprobación de esta ley”, lo espetó al Presidente el diputado Oscar Agost Carreño (HCF).

Luego del plenario de comisiones se iba a discutir el paquete fiscal en la comisión de Presupuesto. Ambos proyectos se van a votar juntos el lunes de la semana próxima desde las 11 de la mañana.

En Unión por la Patria hubo fuertes cuestionamientos al oficialismo sobre la nueva ley Bases en el plenario de comisiones.

Otros cambios en la ley Bases

El autocorset sobre el Banco Nación significó una nueva caída en las pretensiones originales de Milei de privatizar todas las empresas estatales. Ya la lista se había acortado en la primera discusión.

Ahora quedan sujetas a privatizarse Aerolíneas Argentinas, Energía SA, Radio y TV Argentina e Intercargo. Y con otras prerrogativas para su privatización o concesión, AySA, Correo Argentino, Belgrano cargas, la Sociedad Operadora Ferroviaria y Corredores Viales. Y con un régimen especial, también quedan sujetas a su privatización parcial Nucleoeléctrica Argentina Sociedad Anónima (NASA) y Yacimientos Carboníferos Rio Turbio (YCRT).

También cobra otro sentido en el texto de la ley Bases el apartado sobre las universidades, justo días después de la masiva marcha federal. La nueva versión de la ley Ómnibus aclara que las universidades quedan excluidas de su “modificación o eliminación”, “reorganización, modificación o transformación”, en su artículo 3.

Para evitar que se avance sobre la motosierra de Milei, en la nueva ley además se apuntó que “no podrán ser intervenidos” organismos como el ANMAT, CONICET, INTA, el Instituto Malbrán, la CONEAU universitaria, la Unidad de Información Financiera (UIF) y las instituciones de la seguridad social. Parte de la oposición pidió que se incorpore en ese grupo también al INTI, al Instituto del Teatro y al Instituto de la Música.

MC

La ley Bases se tratará en una sesión que empezará el lunes y podría durar dos días

La ley Bases se tratará en una sesión que empezará el lunes y podría durar dos días

El presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, convocó formalmente esta tarde a una sesión especial para el próximo lunes a las 11 con el fin de tratar el proyecto de ley Bases y puntos de partida para la libertad de los argentinos, la ley ómnibus del presidente Javier Milei, que le otorga facultades especiales, incluye una reforma laboral y establece privatizaciones.

La citación se difundió minutos después de que se confirmara que, después semanas de negociaciones e idas y vueltas, el oficialismo y la oposición dialoguista finalmente llegaron a un acuerdo para un texto consensuado, que se plasmó en un dictamen firmado 61 firmas, aunque muchas de ellas son en disidencia, lo que podría complicar el número para la aprobación de algunos artículos.

El rechazo a varios artículos es, justamente, lo que hizo que el proyecto original enviado por la Casa Rosada fuera aprobado en general en una sesión realizada el 6 de febrero último pero después devuelto a comisiones, por el riesgo de que terminara quedando una cáscara vacía. Esto significó un duro golpe político a la joven gestión de La Libertad Avanza y reveló la situación de hiperminoridad del oficialismo, así como sus dificultades para negociar, empezando por el presidente Milei, que no se priva de tratar a los mismos opositores que lo ayudarán con la ley de “delincuentes”, “parásitos” o “coimeros”, entre otros insultos.

Además de la ley Bases, en la misma sesión convocada para el lunes se tratará el paquete fiscal, que entre otras medidas incluye una nueva modificación a la ley del Impuesto a las Ganancias para que los trabajadores de altos ingresos lo vuelvan a pagar.

Como se trata de dos paquetes de leyes, se espera que la sesión arranque el lunes y termine, cuando menos, al día siguiente. Algunos incluso estiman que podría estirarse hasta el miércoles. Todo eso, con cuartos intermedios para descansar.

En los cuatro meses y medio del gobierno de Milei el Congreso —ninguna de las dos cámaras— no ha sancionado ningún proyecto de ley.

JJD

Así quedó el proyecto de la nueva ley Bases que logró dictamen en Diputados

Así quedó el proyecto de la nueva ley Bases que logró dictamen en Diputados

En el proyecto de la nueva ley Bases que hoy consiguió dictamen en el plenario de comisiones de la Cámara de Diputados finalmente se incorporó una reforma laboral acotada y acordada por el Gobierno y sus aliados. También se quitó al Banco Nación de la lista de empresas a privatizar.

Además hubo cambios en el nuevo impuesto a las Ganancias: se adelantó un mes la actualización del gravamen y ahora es por el trimestre de junio a agosto, antes era a septiembre. Se votaría el 29 de abril.

El oficialismo logró con el PRO, la UCR y HCF un dictamen de mayoría con al menos 61 firmas, muchas en disidencia, luego de aceptar esos cambios. Esta tarde además se discute el paquete fiscal.

Nueva Ley Bases:

CRM