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Cuáles son los cinco barrios con más ratas en Buenos Aires

  • En lo que va del año hubo 250 operativos de desratización por día.
  • Estiman que hay entre 12 y 20 roedores por persona. El cambio de hábitos de los animales.

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Por qué el dólar bajó de los $1.000 y Milei aún no libera el cepo

Por qué el dólar bajó de los $1.000 y Milei aún no libera el cepo

El dólar baja en la Argentina y es noticia. El blue traspasó el piso de $1.000, cayó este miércoles 1,9%, a $990, y se acercó aún más a los $864 del oficial en el Banco Nación. Desde el 26 de diciembre que el tipo de cambio ilegal andaba por encima de los $1.000. Los financieros también descendieron: el MEP (Mercado Electrónico de Pagos), 3,4%, a $981 y el contado con liquidación (CCL), 1,6%, a $1.025.

La cotización de la divisa baja por dos motivos. Uno, del que puede enorgullecerse Javier Milei, que el año pasado celebraba cuando subía porque decía que facilitaba su ahora postergado plan dolarizador, es que hay inversores financieros locales y extranjeros que ven como positivo la firmeza del Presidente en el rápido y drástico ajuste fiscal, sin grandes protestas sociales y con la reciente convocatoria a un pacto con la oposición, lo que podría darle el faltante de sustento político a su plan. La otra razón fue celebrada curiosamente por el jefe de Estado en un posteo de la red X, pero se trata de una mala noticia: la profunda estanflación (alta inflación con recesión) en la que está hundida la Argentina lleva a que empresas e individuos vendan los dólares que tenían ahorrados para afrontar los gastos cotidianos que ya no pueden cubrir con sus ingresos.

En la medida en que el dólar paralelo cae más y más, la pregunta es cuándo se cerrará la brecha cambiaria y podrá levantarse el cepo. En Expoagro, Milei prometió que será a mitad de año, es decir, cuando termine la cosecha de soja y maíz y la consiguiente temporada alta de liquidación de divisas del campo. En su equipo económico, que lidera el ministro Luis Caputo, prefieren la prudencia antes de soltar amarras pronto.

"Ya la paridad teórica de equilibrio está en $1.259 por dólar, contra un blue de menos de $1.000", advierte el exviceministro de Economía Orlando Ferreres sobre el precio al que debería cotizar la divisa en un mercado libre. "Ahora no se puede liberar el cepo porque hay muchas restricciones sobre gastos al exterior, como el dólar tarjeta, sobre las importaciones, como el dólar con impuesto PAIS, y muchas otras más. Yo creo que cuando se elimine el cepo, que podría ser para junio/julio, también se requerirá una devaluación de un salto. Está favorecerá las exportaciones y también las importaciones, pues podría bajar el impuesto PAIS. Si se sigue desacelerando la inflación, que en febrero daría 14,7% y bajará más para mayo y junio, ahí se podría eliminar el cepo", evalúa el exviceministro de Carlos Menem, uno de los expresidentes más elogiados por Milei.

Juan Miguel Massot, investigador de la Universidad del Salvador, opina que "es difícil saber cuándo se sale del cepo de manera total". Según su parece, no depende sólo del ingreso de divisas de la cosecha sino también de fondos frescos que están negociándose con el Fondo Monetario Internacional (FMI) a cambio de más ajuste pero con apoyo político interno. "Los dólares, aún con ayuda del FMI y una buena cosecha, no alcanzan por el momento para sanear el sistema cambiario en su totalidad: flujo y stocks de deudas. Lo más probable y prudente es ir paso a paso, quizás con el auxilio de otros instrumentos como ha sido el bono BOPREAL (para saldar el stock de pasivos de grandes importadores). La salida completa y permanente se logrará cuando el balance cambiario sea sostenible bajo un régimen libre, y eso requiere un cambio radical de expectativas. ¿2025, si todo sale bien?", se pregunta Massot, poniendo en duda la promesa de Milei.

Pese a que la inflación ya no es tan alta como en diciembre (25%) y enero (20%), todavía sigue muy arriba y todos los pronósticos indican que en mayo ya se habrá perdido toda la ganancia de competitividad cambiaria que se logró con la devaluación de diciembre. Por eso, Ferreres prevé un nuevo salto del oficial. Massot también teme que se vuelva a un atraso cambiario similar al vigente hasta noviembre: "Si el gobierno es bastante exitoso y logra revertir las expectativas, el tipo de cambio será más bajo, quizás parecido al promedio del segundo gobierno de Menem. Para no terminar en una crisis de balance de pagos, esto requiere sostener el equilibrio fiscal consolidado y una reorganización significativa de los incentivos económicos para el sector privado, en particular, el exportador". Claro, aquel tipo de cambio bajo terminó en cuatro años de depresión económica, desde 1999 a 2002 incluido. Es que el dólar barato perjudica la industria, la economía del conocimiento y el turismo y sólo satisface a los fabricantes de materias primas dolarizadas, como los del campo, la minería y los hidrocarburos.

"La cuestión es la sostenibilidad del tipo de cambio: esto es, si se necesitará un salto cambiario discreto (fuerte) en el segundo trimestre", sostiene Massot. "Yo no lo veo, quizás haya un crawling (depreciación) más acelerado, no mucho más", se refiere a que en la actualidad el dólar oficial sube 2% mensual desde el salto de diciembre. "No lo veo por dos razones: a) si hay un salto del tipo de cambio, la inflación se volverá a despertar y todo puede desmoronarse, y el Gobierno tendrá que barajar y dar de nuevo; b) si el Gobierno tiene un éxito razonable hacia mitad de año y la gente le cree que eso vino para quedarse, el tipo de cambio real (ajustado por inflación) será más bajo y será un dato permanente. En ambos casos, salvo algún evento espectacular, no habría un salto importante del dólar en estos meses".

"Liberar el cepo totalmente, tanto flujos como pagar los stocks que esperan salir de deuda comercial, remisión de utilidades, etcétera, implicaría decenas de millones de dólares en muy poco tiempo que el Banco Central hoy no los tiene", analiza Massot. "Una.posibibilidad es que vayan por dólares financieros, pero eso los haría volar. Liberar todo el mercado y dejar flotar el dólar seria muy peligroso hoy en día. Por eso, liberarlo progresivamente en la medida que no genere un shock sobre el mercado cambiario es lo más prudente", concluye el profesor del Salvador.

Su colega Hernán del Villar, de consultora Alpha, coincide. "Espero que saquen el cepo para el segundo trimestre. Veremos. Las cuentas fiscales con superávit primario (antes del pago de deuda), por lo menos, generarán muchos menos pesos. Habrá deuda en pesos canjeada pero tipo de cambio atrasado y recesión", pronostica Del Villar.

Economistas de la oposición observan que "Milei saldrá rápido del cepo, en mayo, porque con este cierre de brecha una aceleración del crawling peg se lo permite". "No sé si un salto discreto acelerando el crawling les puede ayudar. Sin dudas, el mercado quiere creerle a Milei", admiten con desazón.

En uno de los varios bancos internacionales que por estos días organizan visitas de clientes cada vez más interesados por el modelo libertario, comentan el resultado de sus encuentros con Caputo y su presidente del Banco Central, Santiago Bausili: "Caputo es más ambicioso, pero Bausili muestra más cautela. El Banco Central es más conservador, quiere ir sacando el cepo de a partes, esperar antes de tocarlo, confía en que con el tiempo van a llegar más dólares. No quiere tocar la olla para ver cómo está la comida. Mientras se viene licuando el exceso de pesos, pero la idea es no mantener la tasa de interés negativa (por debajo de la inflación) siempre". Eso sí, son entusiastas pero admiten que la competitividad cambiaria se acaba en mayo: para entonces la inflación habrá subido tanto como el dólar oficial, salvo que se acelere ahora la depreciación del peso o los precios se desaceleren más de lo previsto, lo que se pone en duda ante los próximos tarifazos.

AR/JJD

Por una coincidencia opositora, La Libertad Avanza se encamina hacia una nueva derrota legislativa

Por una coincidencia opositora, La Libertad Avanza se encamina hacia una nueva derrota legislativa

La Libertad Avanza se encamina a una nueva derrota en la Cámara de Diputados. Tras el fracaso de hace un mes de la ley ómnibus, la semana próxima los principales bloques opositores volverían a encontrarse unidos en el recinto para apurar al oficialismo en la convocatoria a los debates en comisión de proyectos como la movilidad jubilatoria y los que involucran fondos especiales, como los de educación y transporte.

El bloque Hacemos Coalición Federal —referenciado en Miguel Pichetto, Emilio Monzó, el cordobesismo y la Coalición Cívica, entre otros— ya pidió dos sesiones especiales: una, el miércoles 13, para tratar el proyecto sobre el aumento de los haberes jubilatorios, y la otra, el martes 19, para discutir otra iniciativa referida al Fondo de Incentivo Docente (FONID).

Así, el miércoles próximo, a partir de la concurrencia de otros bloques, incluido el numeroso Unión por la Patria (que suma 99 integrantes y que aportaría otros proyectos), el arco opositor alcanzaría los 129 diputados que forman el quórum para iniciar la sesión.

Ya saben que no llegarán a reunir los dos tercios necesarios para votar un nuevo texto de movilidad jubilatoria, mayoría agravada que precisan para poder habilitar el debate del proyecto, por no contar este con su correspondiente dictamen de comisión. Sin embargo, se llevarían el triunfo de emplazar al presidente de la Cámara, Martín Menem (LLA), para que convoque a las comisiones encargadas de debatir esos proyectos: en principio las de Previsión y Educación, por ejemplo.

Desde los bloques opositores señalan que las comisiones de trabajo ya deberían estar conformadas, y apuntan que recién sobre el último fin de semana llegaron los pedidos de Presidencia para que cada bancada informara sus pretenciones. Desde LLA no lo niegan: en las vísperas del viernes 1, la presencia del presidente Javier Milei ante la Asamblea Legislativa acaparaba toda la energía parlamentaria.

La confluencia de bloques opositores dando quórum e imponiendo la agenda legislativa busca “marcarle a LLA, y al relato presidencial, que el Congreso funciona, y que puede hacerlo sin aguardar los tiempos que marque el Ejecutivo”, señaló a elDiarioAR uno de los principales referentes de los bloques dialoguistas.

En los borradores que circulan por algunos despachos de la Cámara baja, se cuentan 99 diputados de Unión por la Patria, 23 de Hacemos, 9 de Innovación Federal (oficialismos de Neuquén, Rio Negro, Salta y Misiones), 2 de Santa Cruz y 5 de la Izquierda, lo que da un total de 138, número que en relación a los 129 del quórum le da margen para posibles bajas.

Del lado de la resistencia, se cuentan los 40 de LLA (puros y satélites) y los 40 del Frente PRO; en tanto que el fragmentado bloque UCR se encamina a un nuevo debate interno sobre como posicionarse frente a la convocatoria.

El tema educativo es uno de los pilares del partido, y la presencia del FONID entre los temas a tratar, hace prever el acompañamiento de una decena de los 34 diputados que integran el bloque. Como contrapartida, la voluntad de mostrase condescendientes con el oficialismo y su estrategia, podría encolumnar a otros 10 o 12. 

LLA no tendría muchas chances de frenar la embestida opositora, y en lo que resta de esta semana y el inicio de la próxima, el presidente de la Cámara intentará avanzar en la resolución de la conformación de las comisiones.

Sin embargo, más allá del optimismo que hay en la mayoría del arco opositor sobre esta nueva jugada, algunos de sus integrantes ponen un manto de cautela al advertir que “habría que ver que resultados arrojan la reunión del viernes entre los gobernadores patagónicos y la del viernes del Poder Ejecutivo con los mandatarios provinciales”.

Sobre ésta última, y con un dejo de picardía, uno de los principales referentes de la oposición se preguntó: “¿Se hará finalmente?”.

“No tengan demasiadas expectativas sobre lo que pueda surgir de esa primera reunión. Hay mucho malestar entre los gobernadores sobre como se vienen sucediendo los acontecimientos. Nadie le puede decir que no a una convocatoria del presidente, pero de allí a acordar hay un largo trecho”, advirtió uno de los integrantes de bloques referenciados en las provincias.

En este escenario, la mayoría del espectro opositor volvería a infringirle el miércoles una nueva derrota al eje LLA-PRO, la segunda en poco más tres meses, dentro de un recinto que solo tuvo como marco de victoria oficialista a la efímera y endeble aprobación en general de la ley ómnibus.

LF/JJD

Congreso: el oficialismo y sus aliados quieren demorar el tratamiento de súper-DNU de Milei

Congreso: el oficialismo y sus aliados quieren demorar el tratamiento de súper-DNU de Milei

El diputado macrista Hernán Lombardi y los senadores Juan Carlos Romero, Luis Juez (PRO) y Victor Zimmermann (UCR) y el diputado Francisco Monti (UCR), aliados del oficialismo, quieren demorar el tratamiento del DNU 70/2023, dictado por Javier Milei, que está vigente desde hace más de dos meses.

En una nota que enviaron al presidente de la comisión bicameral de Trámite Legislativo, el senador riojano Juan Carlos Pagotto, de La Libertad Avanza, estos cinco legisladores pidieron que “se incluyan en el temario de la reunión convocada para el mañana jueves 7 de marzo el análisis de los más de 100 decretos de necesidad y urgencia que se encuentran pendientes de tratamiento”.

En un comunicado, pidieron “que sean tratados en forma cronológica por la comisión” y que “se suministre a los integrantes el listado de decretos pendientes de tratamiento”. “Es irregular que se acumulen estos DNU sin resolución ni tratamiento en el Congreso. A través de dicho proceso se intenta reorganizar el funcionamiento institucional que el gobierno anterior dejó abandonado”, plantearon.

El DNU debe ser remitido por parte del jefe de Gabinete dentro de un plazo de 10 días desde la firma a la llamada Comisión Bicameral de Trámite Legislativo, que la integran 8 senadores y 8 diputados y se encarga de evaluar la validez del instrumento sin juzgar su contenido: es decir, si no legisla sobre materia penal, electoral, tributaria ni del régimen de los partidos políticos, y si cumple con los requisitos de excepcionalidad para que esas modificaciones no hayan sido decididas por el Congreso.

Esa comisión debe pronunciarse por su validez, es decir por aprobación o por rechazo, en 10 días hábiles. Si no lo hace, deben tratarse en los recintos, sin poder realizarle modificaciones ni enmiendas ni nada: sólo pronunciarse por su validez, aprobándolo o rechazándolo. Pero pueden no tratarlo y, entonces, que el DNU siga vigente por tiempo indeterminado, o quede vigente para siempre.

Sin perjuicio de que hayan pasado los 10 días de plazo, la bicameral igualmente puede abocarse a su tratamiento y emitir dictámenes que después sean considerados por los plenos de ambas cámaras.

Para que un DNU pierda vigencia tiene que ser rechazado en los dos recintos, lo que no ha ocurrido nunca en la historia institucional argentina. Inclusive, si el oficialismo tuviera el número, basta con que una de las dos cámaras lo convalide para que quede firme.

A la reunión prevista para este jueves de la bicameral está prevista la visita de funcionarios del gobierno de Milei. El oficialismo aceptó citarlos a cambio. La intención es que vayan los dos principales colaboradores del presidente: el ministro de Economía, Luis Caputo, y el jefe de Gabinete, Nicolás Posse. Sin embargo, el Poder Ejecutivo, al cierre de la edición de esta nota, aún no había definido nada al respecto.

Consultados por elDiarioAR miembros de la bicameral de Unión por la Patria y del PRO hasta ahora no sabian nada. “Lo tiene que definir el Ejecutivo”, dijo uno de los aliados del oficialismo.

La iniciativa de convocar a los funcionarios fue a partir de una moción de Zimmerman y Monti —los dos radicales que pidieron este miércoles pidieron postergar el tratamiento del DNU de Milei— y el senador Carlos Espínola (Unión Federal-Corrientes).

Según su reglamento, en el artículo 9, la comisión “podrá convocar o invitar a su seno, según corresponda para que participen haciendo oír su opinión, a las Asociaciones, Personas Humanas o Jurídicas, Públicas y Privadas y a las Comisiones Parlamentarias Permanentes que tengan vinculación con el tema que se trate”. Pero no hace mención a que estén expresamente obligados.

JJD

A contramano del mundo: la ciclovía porteña como chivo expiatorio

A contramano del mundo: la ciclovía porteña como chivo expiatorio

1° de marzo de 2024. Apertura de Sesiones en la Legislatura. Ciudad de Buenos Aires

“Hoy tenemos que dar un paso más y revisar la razonabilidad de algunas ciclovías, como la de Avenida Libertador”, dice Jorge Macri y en sólo diez segundos confirma rumores, temores y offs periodísticos. Pese a los esfuerzos de quien escribió su discurso, hoy la movilidad porteña da un paso, sí, pero hacia atrás.

Hace un mes, comunidades ciclistas como Bicivilizadxs se hicieron eco de versiones salidas del propio Gobierno porteño, que nadie de adentro osaba decir a viva voz. El anuncio del viernes en la Legislatura carece de detalles sobre la magnitud de la “revisión” y sus posibles consecuencias. Tras cuatro semanas de pedidos, esta humilde servidora sólo consiguió “en on” una declaración.

La dio el Ministerio de Infraestructura de la Ciudad, al mando del ingeniero Pablo Bereciartua, del cual depende la Secretaría de Transporte. Lo más preciso que dicen en esa cartera es “Descartamos levantar Córdoba” y “estamos analizando datos, flujos y tráficos que permitan tomar decisiones en base a la evidencia”. 

Según fuentes del ministerio, “hay ciclovías que no cumplieron con el objetivo inicial y otras que están con mucho más tráfico que el que se pensaba originalmente”. Pese a las consultas, nadie dice cuáles son, ni siquiera en la Secretaría de Transporte. Tampoco queda claro qué se pondría en su lugar en caso de retirar alguna. ¿Un carril vehicular más, para favorecer la demanda inducida? ¿Uno para estacionar? ¿Lo que sea, con tal de satisfacer a una minoría? 

Después de todo, la movilidad activa (a pie o en bici) representó en 2022 el 32% de los viajes con origen y destino en CABA, mientras que la motorizada individual fue del 19,5%, aunque siga disponiendo de la mayoría del espacio. 

Hay muchas preguntas, pero también hay datos. El hermetismo de las áreas involucradas es uno. La avanzada edad en distintos puestos de decisión es otro. También lo es que, en los 12 años de Jorge Macri como intendente de Vicente López, la construcción de infraestructura ciclista se limitó a una bicisenda en el vial costero y carriles con prioridad en la Avenida del Libertador de ese lado de la General Paz. 

Otro dato: las demoras en el tránsito bajaron un 6% en promedio en la avenida Córdoba después de que se instaló su ciclovía, la más usada de la red. Y un dato más: ir de Tribunales a Palermo (Viamonte al 1500 a Ravignani al 1600) demanda 22 minutos en bici y 30 en auto. Así lo muestran las evaluaciones de las ciclovías de Corrientes y Córdoba del Gobierno de la Ciudad.

“El cambio de gestión requiere volver a poner el foco en lo que es verdaderamente importante: los vecinos”, dice Macri Primo en la Legislatura. En ese discurso los nombra 21 veces más. “Los vecinos”, aquel significante políticamente lavado, usado hasta el hartazgo por el larretismo, ahora también cumple el rol de hacer pasar por general un interés sectorial. 

18 de mayo de 2022. Cumbre del Foro Internacional de Transporte. Leipzig, Alemania

“¿Buenos Aires? ¡Ciclovías!”, me responde en inglés Heather Thompson, directora ejecutiva del Instituto para la Política de Transporte y Desarrollo (ITDP) cuando le cuento de dónde vengo, durante la ronda de preguntas periodísticas que cierra una sesión de la cumbre. Una suerte de “¿Argentina? ¡Messi!” pero del urbanismo. “Buenos Aires es socia de nuestra campaña Ciudades Ciclistas, así que sé que están comprometidos y quieren hacer más”, agrega.

Fast forward a marzo de 2024. Es a Heather a quien recurro nuevamente, ahora por mail, para que me dé su opinión sobre la decisión del Gobierno porteño de “revisar” las ciclovías. Me deja en manos del director del ITDP para Latinoamérica, Bernardo Baranda, que trabaja allí hace casi dos décadas en proyectos para mejorar la infraestructura peatonal y ciclista.

“Se pueden revisar algunos aspectos de las ciclovías, pero para mejorarlas, no para quitarlas. Sería un sinsentido tras más de diez años de una política que demandó tanto esfuerzo –contesta Baranda desde Ciudad de México–. También me preocupa esto de querer quitarlas cerca de las escuelas. Una ciudad con verdadero nivel de desarrollo es una en la que las niñas y los niños puedan llegar allí a pie o en bici”.

2 de marzo de 2024. Farmacia en la avenida Córdoba a metros de la ciclovía. Recoleta

Voy a comprar un analgésico y me llevo de regalo una opinión urbana. “¿Sabés cuánto sale hacer una ciclovía? No quiero que gasten mi plata en eso”, les dice un farmacéutico a sus dos compañeros, que no saben cómo matar el tiempo en esta tarde de sábado. Acto seguido cuenta que vive en Temperley. No hay remate.

Pero bien podría haber. Podría decirle que levantar la ciclovía de la Avenida Libertador, una de las más usadas, costaría cerca de $12 millones por cuadra, según el mismo ministerio. Podría haberle hablado de lo caro que está el combustible o el boleto. 

Incluso podría haberle opuesto a su argumento economicista uno sobre el ahorro de gastos en el sistema de salud: pedalear previene enfermedades cardiovasculares y hacerlo en ciclovías reduce los siniestros viales. El 86% de los incidentes fatales de tránsito que involucran a ciclistas ocurren fuera de esta red protegida, según datos oficiales. 

El beneficio en la salud vale también para la comunidad en general, porque la movilidad activa reduce la contaminación acústica y atmosférica, y la congestión vehicular. Pero no le digo nada. En cambio, opto por callar cobardemente mientras finjo usar la balanza para quedarme a escuchar más. Gajes del oficio. No digan cómo vivo.

Claro que la ciclovía de la Avenida del Libertador puede ser “revisada”. Las paradas de colectivo quedan cortas en hora pico, al igual que las dársenas de detención para pasajeros o carga. Y es urgente que se mejore el asfalto, la señalética y la fiscalización de autos en infracción sobre la traza. Hay que extenderla –a esta y al resto– para seguir potenciando su poder reticular. Se trata, en definitiva, de perfeccionar una política pública a largo plazo, en lugar de plegarse a la tendencia a desechar que exhibe la política actual.

Queda claro que, más allá del flujo de uso, esta “revisión” de la que habla Jorge Macri es más simbólica que técnica, atenta a las promesas de campaña hacia un sector y a la premisa de diferenciarse cueste lo que cueste, incluso sacrificando ciclovías. Mientras Mendoza, Santiago, Río, Lima y Ciudad de México expanden su red de carriles para bicis, Buenos Aires condiciona su movilidad activa a una estrategia proselitista, a tono con el giro a la derecha pero a contramano del mundo.

KN/DTC

¿Por qué nos siguen interesando los premios Oscar? Las principales tendencias de este año

¿Por qué nos siguen interesando los premios Oscar? Las principales tendencias de este año

“Pegarle” al Oscar es una de las costumbres favoritas de los cinéfilos. Que es una (auto)celebración de Hollywood, que es pura ostentación de lujo y glamour en medio de estos tiempos violentos y degradados, que cada año se olvidan de tal o cual película que es mucho mejor que todas las nominadas, que la ceremonia es demasiado larga, que los monólogos no son graciosos ni provocadores, que los discursos de agradecimiento chorrean impostación y corrección política... La lista de cuestionamientos, reparos y objeciones es gigantesca y, por más que en varios de esos argumentos haya algo de razón, la temporada de premios que cada año culmina con la entrega de las estatuillas de la Academia de Hollywood sigue siendo una referencia ineludible.

La pregunta inevitable, entonces, es: ¿por qué nos siguen interesando los Oscar? En principio, porque una vez por año nos gusta ver un rato a la “fauna” del cine reunida con lo mejor que tiene (aunque sea para reirnos de ciertos vestidos ridículos o dosis exageradas de bótox), verlos reir y llorar aunque sepamos que en muchos casos están actuando mejor que en los propios sets de filmación, porque los premios (muchas veces injustos y crueles) asemejan al cine con el deporte, pero también porque, esencialmente, se trata de una celebración del arte del buen cine.

En ese sentido, la cosecha 2023 –que es la que se premiará este domingo 10 desde las 21 con transmisión de TNT y Max y la conducción por cuarta vez de Jimmy Kimmel– ha sido de las más ricas de los últimos años. ¿Por qué? Porque entre las diez nominadas a Mejor Película están dos de las tres más taquilleras del año pasado (Barbie y Oppenheimer) y ambas combinaron popularidad con calidad, porque en la categoría de Mejor Dirección aparecen cuatro de los cineastas más venerados de las últimas décadas (Martin Scorsese por Los asesinos de la luna, Christopher Nolan por la citada Oppenheimer, Yorgos Lanthimos por Pobres criaturas y Jonathan Glazer por Zona de interés), mientras que en la categoría principal también hay films de dos realizadores debutantes (Ficción estadounidense, de Cord Jefferson; y Vidas pasadas, de Celine Song).

Más allá de los indudables hallazgos de varias de estas películas, otro fenómeno que se ha consolidado en los últimos años es la mayor presencia de producciones no estadounidenses. Si bien el Oscar sigue siendo un evento con mayoría de artistas y films de ese origen, cada vez es menos Hollywod-céntrico y se abre de manera creciente al mundo. Con un mercado local deprimido en cuanto audiencia, la Academia ha sumado una proporción mayor de nuevos miembros no norteamericanos y esa “internacionalización” se ha visto reflejada en los resultados: en 2020, por ejemplo, la coreana Parasite se convirtió en la primera producción extranjera en ganar del Oscar principal; y en 2023 el film bélico alemán Sin novedad en el frente fue el más nominado con nueve y terminó ganando cuatro estatuillas.

Este año, aunque se prevé un triunfo arrollador de Oppenheimer y un buen desempeño de Pobres criaturas, hay entre las diez candidatas a Mejor Película una producción francesa como el thriller psicológico y judicial Anatomía de una caída, de Justine Triet; una coproducción con participación británica y polaca como Zona de interés y otra en asociación con Corea del Sur y hablada en buena parte en coreano como Vidas pasadas. De hecho, en la categoría de Mejor Dirección solo Scorsese es estadounidense, ya que tanto Glazer como Nolan nacieron en Londres, Lanthimos es griego y Triet, francesa.

Si en 2023 la presencia de Argentina, 1985 entre las nominadas a Mejor Película Internacional generó un interés adicional entre el público nacional, este año la representación iberoamericana está en manos de la producción española La sociedad de la nieve (sobre la tragedia y épica de los Andes en 1972), que compite en la misma categoría que el año pasado lo hizo el film de Santiago Mitre; de la chilena La memoria infinita, de Maite Alberti, que es candidata entre los documentales; de la también española Mi amigo robot (Robot Dreams), que figura entre los largometrajes animados; y de El Conde, de Pablo Larraín, que fue nominada por su fotografía.

Si para los cinéfilos más exquisitos el Oscar es visto como el mainstream del cine de autor (y en buena medida lo es), también es cierto que muchas de las películas nominadas ni siquiera se estrenarían de no ser por las nominaciones que ostentan. Aunque más reducido que en las épocas de gloria, todavía existe un segmento de público que mantiene el hábito de ver todas las candidatas en los cines como para llegar a la ceremonia del domingo con conocimiento de causa e “hinchar” por sus favoritas.

De hecho, este año varias de las nominadas han tenido una muy buena repercusión de público en las salas locales. Dejemos de lado los fenómenos de Barbie, de Greta Gerwig (3.565.000 espectadores), y de Oppenheimer (1.150.000 espectadores), porque fueron éxitos de taquilla mucho antes de la temporada de premios, pero otros títulos más exigentes y radicales también convocaron una cantidad de público considerable: Pobres criaturas ya fue visto por casi 300.000 espectadores (sigue en cartel), mientras que Los asesinos de la luna, ya disponible en Apple TV+, sumó casi 150.000; y Anatomía de una caída, ganadora de la Palma de Oro en el último Festival de Cannes, se acerca a los 100.000.

El Oscar es una celebración del arte y de la industria del cine, pero es ante todo un negocio muy lucrativo para los estudios y distribuidoras dueñas de las películas, que multiplican los ingresos y ganan prestigio; para los artistas que aumentan sus cachets luegos de obtener nominaciones y premios; para los medios especializados que cobran por sus campañas de notas “chivo” y publicidades (las ya tradicionales For Your Consideration) y lo que genera la propia ceremonia.

Tras alcanzar un pico de audiencia de 57 millones de televidentes en 1998 por el furor de Titanic, la cadena ABC del grupo Disney vio cómo el rating se fue desmoronando año tras año. Sin embargo, en 2023 llegó a 18,7 millones de hogares (la mejor marca desde 2020) y eso motivó a Disney a pedir este año entreUS$ 1,7 y 2,2 millones por un spot de 30 segundos en las tandas comerciales (y se venden entre 50 y 70).

Claro que la repercusión de estos eventos globales y masivos ya no se mide tanto por la audiencia de una canal y un país sino por cómo rebota a nivel de los servicios de streaming a escala global. De hecho, sigue siendo una de las ceremonias que mayor repercusión generan en redes sociales e incluso en medios no especializados que durante el resto del año poca o nula atención le prestan al cine. Lo dicho: víctima favorita de los haters de Twitter (X) y de los cinéfilos que los miran con desprecio o desdén, lo cierto es que los Oscar resisten y siguen generando una atracción irresistible. Los premios que odiamos amar. O que amamos odiar.

DB/DTC