Código Postal 1744
La hipótesis de dividir caminos golpea el despacho del gobernador. El conflicto no puede retroceder sin vencedores y vencidos. Un mantra: no repetir la dinámica de Alberto Fernández. Nace la Carta Abierta kicillofista.
El último golpe sobre la mesa del eje Cámpora-Instituto Patria provocó un cimbronazo en el despacho de Axel Kicillof. La relación entre el gobernador y los Kirchner, tirante, plena de desconfianza e intrigas en los últimos dos años, dio otro paso hacia el conflicto explícito tras la presentación de un proyecto cristinista de unificación de los comicios nacionales y provinciales, al punto de que aceleró la imaginería de escenificar una ruptura con listas legislativas separadas.
El planteo de terminar con una pantalla de unidad tiene promotores de larga data en el gabinete bonaerense, pero también detractores de peso. Esencialmente, uno de los que marcha (¿marchaba?) con el freno de mano es el propio Kicillof, algo comprensible, porque es quien afrontaría los verdaderos riesgos de medirse electoralmente contra Cristina y, si sale mal, de terminar su mandato provincial nada menos que con su mentora y los ultras de Casa Rosada en la vereda de enfrente. El “animémonos y vayan” es siempre una carta envenenada de la política. La procrastinación y la negación del conflicto, también.
El proyecto de la cristinista Teresa García y otros catorce senadores provinciales para unificar los comicios bonaerenses con los nacionales, presentado el miércoles, elevó el estatus de la opción de dividir caminos.
No hay decisión tomada sobre tomar rumbos separados, pero nada está descartado, transmiten en la oficina del gobernador. Hace semanas, esa hipótesis, aunque estuviera presente, era indecible. “Falta una eternidad, no hay que asustarse con estas escaladas”, previene una voz con peso y experiencia que habita la estructura kicillofista.
Surge un matiz a tener en cuenta. No es lo mismo el kicillofismo —un puerto de llegada y, se verá, si un punto de partida, que comprende a ministros, legisladores e intendentes, dirigentes sindicales y de movimientos sociales, excristinistas, exmassistas y exalbertistas—, que el axelismo —grupo original que acompaña al gobernador desde sus tiempos de la militancia en la Facultad de Ciencias Económicas y/o de izquierda, como Carlos Bianco, Augusto Costa, Cristian Girard, Jesica Rey, Javier Rodríguez, Pablo López, Agustina Vila y Estela Díaz, todos con puestos clave en el gabinete—. El endurecimiento de posiciones de los axelistas los ubica como aliados tácticos de kicillofistas con territorio que, a fuerza de años de fricciones, se transformaron en chiitas del anticamporismo. Andrés Larroque y los intendentes Jorge Ferraresi (Avellaneda) y Mario Secco (Ensenada) son voces cantantes de esa vertiente.
El proyecto de García, pergeñado por Facundo Tignanelli, alfil de Máximo en la Legislatura, y aprobado por Cristina, actuó como acelerador del conflicto. Repitió una dinámica ya vista en la exasperante batalla entre Alberto Fernández y su vicepresidenta entre 2019 y 2023. Meses de negociaciones, hiatos de nada, iracundia de terceras líneas, operaciones de prensa y expectativas desmesuradas por una foto culminaban en una carta de Cristina que pateaba el tablero. La secuencia seguía con Alberto reinterpretando que la misiva, en realidad, había sido a su favor, extremo que todo aquel que está en contacto con Kicillof asegura que será evitado.
El proyecto de García, pergeñado por Facundo Tignanelli, alfil de Máximo en la Legislatura, y aprobado por Cristina, actuó como acelerador del conflicto. Repitió una dinámica ya vista en la exasperante batalla entre Alberto Fernández y su vicepresidenta entre 2019 y 2023
Aunque trazan diferencias de fondo y forma, la sombra de la experiencia de Alberto está muy presente entre los axel-kicillofistas. Hay voces en La Plata que advierten que ya está en curso un proceso de erosión que impide al gobernador trascender fronteras de la Provincia.
El desdoblamiento de las elecciones provinciales se transformó en una presa simbólica que va mucho más allá de las fechas para acudir a las urnas. Kicillof tiene potestad de decidir cuándo se vota, sin necesidad de aprobación legislativa, motivo por el cual en la gobernación evalúan al proyecto del eje Patria-La Cámpora como “inconstitucional”.
Hay argumentos razonables de uno y otro lado sobre la practicidad y los desafíos legales para votar por diputados nacionales y legisladores provinciales y concejales un mismo domingo o en dos, luego de la eliminación de las PASO nacionales y la instauración de la boleta única en reemplazo de la papeleta partidaria con la que se votó más de un siglo en el país.
En la pulseada subyace una lectura con miras al 2027. Kicillof prevé que la presidenta del Partido Justicialista Nacional, Cristina, y el presidente del Partido Justicialista Bonaerense, Máximo, se apropiarán de la lapicera para ordenar listas nacionales y de la estrategia de campaña.
Los Kirchner no pueden permitir que otra figura emerja como eventual ganadora en el único distrito en el que ese apellido sigue siendo decisivo. De allí que pretenden que el domingo electoral sea leído como una pelea mano a mano entre Cristina y Milei, conocedores del valor de la foto del ganador en la provincia en que habita 37% de la población argentina. Como tituló su proyecto sin dobles interpretaciones la senadora García, “una provincia, un país, una elección”.
El gobernador entiende el desdoblamiento como una vía para ir a las urnas con una identidad propia en el tramo provincial, algo que necesita tanto para su proyección política como para desarmar la mayoría opositora en ambas cámaras, que incluye a las derechas mileísta y macrista, la UCR, el FIT y, cada vez más seguido, a La Cámpora y el massismo.
“Si nos va bien, en diciembre empieza otro partido”, dice otra fuente kicillofista. El partido que empieza es terminar de romper amarras con Cristina y pergeñar la postulación presidencial.
La voz anteriormente citada que pide no acelerar escenarios de ruptura admite que el proyecto de García torna “mucho más complicado retroceder posiciones”. “Sentó un punto innegociable para Cristina, y Áxel tampoco puede bajarse del desdoblamiento. Para él, pasó a ser algo más importante hasta que los lugares en las listas. Esto no se puede resolver sin que alguno aparezca como perdedor o con el auto rayado”, reconoce.
Máximo Kirchner es relatado en una posición irreductible, dispuesto a profundizar la ofensiva contra un gobernador al que ubica en el terreno de la traición.
El sistema político atribuye a Cristina dotes pragmáticas, que la llevaron, por ejemplo, a elegir candidatos presidenciales incluso opuestos a sus convicciones en fondo y forma, y a pactar con peronistas que apostaron a que fuera presa durante el gobierno de Mauricio Macri. ¿El irreductible Máximo convencerá a su madre o la negociadora Cristina pondrá en caja a su hijo?
En el último lustro, las posiciones de Máximo no hicieron más que anticipar las decisiones de Cristina en cuestiones cruciales, como la reprogramación de los pagos del FMI negociada en 2022, la relación con Alberto, la cercanía con Massa y el manejo de los subsidios de energía. No sólo las anticiparon, sino que, a posteriori, la expresidenta aprovechó cada oportunidad para enfatizar que su hijo tenía razón. Si se sigue la línea de los conflictos entre Máximo y Kicillof, desde la elección del impoluto Martín Insaurralde en la jefatura de gabinete hasta la carta de García por el desdoblamiento de esta semana, es esperable que el diputado nacional vuelva a determinar el rumbo.
Al tetris provincial se suma un tercer actor, Massa, dueño de bancas imprescindibles para aprobar proyectos en las cámaras provinciales. El excandidato presidencial va y viene, mientras sólo rompe el silencio para alentar “actitudes de grandeza que depongan intereses personales”. El proyecto de García para unificar las elecciones provinciales con las nacionales contó con la firma de la massista Sofía Vannelli, contrariando lo sostenido hasta ese miércoles por el Frente Renovador. “Massa puro”, reflexionó un ministro bonaerense.
La desconfianza entre el gobernador y el excandidato presidencial es enorme, pese a que ambos construyeron un modo de articulación aceptable cuando se cargaron la campaña al hombro en 2023. “Massa tira toda la nafta que puede para que se incendie todo y aparecer como el que apaga el fuego”. Otra voz del mismo sector le baja el precio. “Opera todo el tiempo para aparecer como la tercera pata. ¿A vos te parece que tiene el 33% de los votos o de la representación, o se está sobrevendiendo?”.
Hay quienes afirman haber escuchado a Kicillof clamar en las últimas semanas por la urgencia de terminar la dependencia y el loteo de cargos con el sector de Massa.
Máximo mira con perplejidad los pasos de Kicillof. El gobernador pasó de resistir injerencias en áreas sensibles del gabinete bonaerense durante tres años a armar una agenda de actos propios, ausentarse de los de Cristina y lanzar el Movimiento Derecho al Futuro, apoyado por más de cuarenta intendentes y un entramado de dirigentes políticos, sindicales y sociales mucho más amplio del que preveían propios y extraños. Ese sello fue presentado como un proyecto bonaerense, pero resulta que comenzó a tejer adhesiones y filiales en las provincias, y a apadrinar candidatos para las elecciones que vienen.
Un paso del axel-kicillofismo es especialmente sensible para los Kirchner. El gobernador bonaerense avanza sobre dos terrenos en los que Cristina se percibe indesafiable: el mundo de los derechos humanos y la comunidad científico-universitaria. Es inminente la publicación de un manifiesto que legítimamente podrá ser leído como la Carta Abierta de Kicillof.
Días atrás, el gobernador se reunió con los investigadores del CONICET Carolina Mera, Sandra Carli, Juan Pablo Paz, Andrés Kreiner, Osvaldo Uchitel, Alberto Kornblihtt y Felix Requejo, la expresidenta del Consejo, Ana Franchi, y los exministros de Ciencia Daniel Filmus y Roberto Salvarezza. Todos ellos, referenciados en la agrupación Ciencia y Tecnología Argentina (CYTA), evaluaron “defender lo construido de cara al futuro”, mientras ardía la interna bonaerense.
No fue una foto aislada.
Guillermo Durán, decano de Ciencias Exactas de la UBA, milita por “Axel 2027” y es de máxima confianza de Kicillof. La vice de Exactas , Valeria Levi, y Rodrigo Quiroga, profesor de Bioinformática en la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad de Córdoba, se inscriben en la misma línea. Los titulares de Exactas, junto a Dora Barrancos, profesora consulta en la Facultad de Ciencias Sociales, y Andrea Gamarnik, jefa del Laboratorio de Virología Molecular del Instituto Leloir, motorizan la declaración de próxima divulgación “Derecho al Futuro - Universitarios de la UBA con Axel”. El texto invita a “pensar y llevar adelante una salida al contexto de opresión y abandono por parte del Estado Nacional”. Otros pronunciamientos similares circulan en universidades nacionales con sede en la provincia de Buenos Aires.
Conocedores de la movida anticipan que la recolección de firmas alcanza a referentes de los más diversos campos, varios de ellos de peso mundial en su disciplina, como Gabriel Rabinovich, definido como “insospechado de kirchnerista”, y Kornblihtt, por el contrario, muy cercano a Cristina. También sumaron su adhesión casi todos los integrantes de CYTA.
En el mundo Puan —Facultad de Filosofía y Letras—, el proyecto tiene una adherente probable, de indudable peso en esa calle de Caballito: Soledad Quereilhac, docente de Problemas de la Literatura Argentina, investigadora del CONICET y pareja de Kicillof.
No es extraño que Puan sea amigable a un proyecto peronista de izquierda. Su decano y vicedecana, Ricardo Manetti y Graciela Morgade, también son firmas de probable adhesión al manifiesto.
La hipótesis de que, pasadas las elecciones, podría comenzar otro partido para Kicillof supone la aparición de una pata rezagada, cuya demora conspira contra cualquier proyecto alternativo a los Milei.
Se sabe que el gobernador resiste las políticas ultraderechistas desde el primer día. Todo un dato, habida cuenta de que los Kirchner y Massa creyeron que era tiempo de bajar los decibeles y dejar que los Hermanos se cocinaran en su propio fuego, cálculo que ya se demostró errado y los obligó a entrar al barro al tiempo que el Presidente aceleró la polarización. El perfil distintivo de Kicillof se torna clamoroso en el contraste del 90% de los gobernadores, hojas al viento de los tiempos políticos. “Escudo y red”, bautizó el axelismo su estrategia de defensa y contención ante el regocijo con la motosierra. No alcanza.
No hay muchas noticias de cuál es la propuesta programática de Kicillof, ni su lectura sobre las limitaciones económicas evidentes que mostraron los gobiernos de los Kirchner y Alberto Fernández. Cómo piensa superar la restricción de divisas con la que ahora vuelve a chocar el terraplanismo ultraderechista, cómo piensa financiar políticas redistributivas con un método que no sea la máquina de emitir billetes que encandiló al kirchnerismo, cuál es una política impositiva progresiva y realizable, cómo se logra un Estado eficiente y se crean mecanismos que morigeren la corrupción alguna vez en la vida. ¿En las recorridas bonaerenses piden más Estado? Bien, en lo posible, que no pase por las manos de Insaurralde ni sea sometido a un loteo de intereses privados y sectoriales que habilite el discurso de sus aniquiladores. ¿Se combatirá la brutalidad policial con Sergio Berni a cargo de Seguridad? ¿De qué manera el aumento del presupuesto educativo puede recrear efectivamente el sueño igualitario de un país? Resta saber qué piensa Kicillof sobre cómo se para Argentina ante la distopía Donald Trump, la dictadura de Nicolás Maduro y la masacre cotidiana que el ejército de Benjamin Netanyahu perpetra en Gaza.
Un mundo que excede con creces la necesidad de salir de la encerrona que significan los Kirchner para la oposición y de resistir la crueldad de los Hermanos Topo.
SL
slacunza@eldiarioar.com
En 2023, el broker era presentado por Milei como su candidato en Villa Lugano. Hoy, va por fuera de la fuerza que ayudó a fundar, lo que empujó al vocero presidencial, Manuel Adorni, a encabezar la boleta oficialista. Una pulseada que en mayo se medirá en votos.
Duelo de titanes: la elección porteña se nacionaliza y pone en juego la supervivencia del PRO
La escena transcurre en junio de 2023, en el Club El Ideal, en el barrio de Villa Lugano. Javier Milei toma el micrófono, recibe una placa de su exentrenador de futsal y presenta a Ramiro Marra como su candidato a jefe de Gobierno porteño. “Un placer estar con el queridísimo Ramiro”, dice el entonces precandidato presidencial, mientras repasa los orígenes de su fuerza: “Somos la línea fundadora de La Libertad Avanza”. No está Victoria Villarruel esa tarde, pero su nombre suena fuerte desde el escenario durante la primera gran recorrida política de Milei desde 2021. Ese acto, en apariencia menor, hoy es espejo de una historia que se quebró.
Casi dos años después, esa postal fundacional está hecha trizas. Villarruel, corrida. Marra, expulsado. Milei, en la cima. Karina, en control. Esa fractura en el corazón del mileísmo se volvió explícita con el cierre de las listas para las atomizadas elecciones legislativas porteñas del próximo 18 de mayo. La candidatura de Ramiro Marra por fuera del partido oficial, bajo el sello de la UCeDé, marca una ruptura directa con Karina Milei y su estrategia de control vertical. Por primera vez desde que Milei llegó a la Casa Rosada, el universo libertario enfrenta un desafío público, ruidoso y con posibles consecuencias.
El video del anuncio de Marra llegó apenas horas después de que Manuel Adorni, el vocero presidencial, fuera confirmado como cabeza de lista del oficialismo. No es una coincidencia, sino un gesto calculado. La candidatura del portavoz fue una decisión ejecutada desde el corazón del poder, y responde a una lógica pura: lealtad total, sin matices ni autonomía.
Marra, en cambio, plantea otra cosa. Aunque reivindica los logros económicos del Gobierno y se cuida de no criticar a los Milei, su jugada representa una disidencia con el núcleo duro del espacio que alguna vez financió. Fuera de la estructura oficial, pero no necesariamente en la vereda opuesta. Un exilio forzoso que, pese al desplante vivido en carne propia, no lo llevó a sacar los pies del plato, aunque en los comicios de mayo disputará objetivamente el mismo electorado que Adorni.
El quiebre del vínculo entre Karina Milei y Marra no fue espontáneo. Fue el desenlace de una escalada silenciosa. La desconfianza llevaba años, pero tuvo su punto de no retorno en abril de 2024, tras el desplazamiento de Oscar Zago de la jefatura del bloque en Diputados. A nivel local, la jugada se replicó: Karina logró que seis de los nueve legisladores porteños de La Libertad Avanza firmaran la remoción de Marra como presidente de la bancada en la Legislatura y colocaran en su lugar a Pilar Ramírez, su referente personal en la Ciudad. La maniobra fue leída como lo que era: una demostración de fuerza. La secretaria general de la Presidencia no solo controla el sello partidario: maneja también las puertas de entrada, salida y el reparto interno del poder.
Tras su corrimiento, a Marra le ofrecieron integrar el flamante Consejo de Asesores Económicos de Milei. Un premio consuelo. O una invitación al ostracismo. Un año después, expulsado definitivamente del partido por “contradecir los ideales del Presidente” luego de votar a favor del presupuesto de Jorge Macri, el miembro fundador de La Libertad Avanza se replegó en su búnker de siempre: la oficina de Bull Market, en la Torre Fortabat de Puerto Madero, esa que supo ser el principal punto de encuentro con Milei durante sus épocas felices.
Es que antes de lanzarse a jugar por fuera del aparato que ayudó a crear, Marra analizó sondeos, respondió a su entorno y evaluó el escenario político en la Ciudad. Vio que varios de esos estudios lo ubicaban con buena imagen entre el electorado libertario. Uno de ellos, de la consultora Federico González, terminó por reforzar esa lectura: el legislador porteño obtiene el 26,5% de las preferencias en una pregunta de identificación simbólica, superando a Adorni, que aparece con el 13,3%.
En términos de representación de nuevas ideas, Marra también se impone con el 28,6% frente al 19,8% del vocero presidencial. Incluso en una hipotética discusión sobre pensamiento liberal-libertario, el excandidato a jefe de Gobierno aventaja a su excompañero: 26,6% contra 21,8%. La imagen de Adorni sólo se afirma levemente en el rubro de “practicidad económica”, donde alcanza el 16,1% contra el 11,9% de Marra.
Sin embargo, el escenario se vuelve más complejo con los datos de CB Consultora. Según su último estudio de febrero, La Libertad Avanza se perfila para ganar en la Capital con un 27% de los votos, pero ese número podría verse amenazado por la candidatura disidente de Marra. Unión por la Patria aparece con 23% y el PRO con 22%. Pero en imagen positiva, Santoro lidera con 49,6%, seguido por Adorni (45,9%) y Marra (41,3%). Todos porcentajes que recién se pondrán en juego a partir de este lunes.
La candidatura de Adorni, en este contexto, se vuelve mucho más que una elección legislativa: es una declaración de principios. Pero no fue una decisión fácil. El vocero no quería ser candidato. Karina Milei dudaba. La decisión se terminó de tomar sobre la hora, luego de negociaciones entre el entorno del vocero y Eduardo “Lule” Menem, una de las figuras más cercanas a la secretaria general de la Presidencia. Fue Lule quien tuvo la llave para destrabar el caso.
La resistencia de Adorni tenía un solo motivo: el temor a “quemar” una carta valiosa demasiado pronto. No quería dejar su rol de vocero, ni alejarse de la Casa Rosada. Pero Lule lo convenció con un argumento decisivo: él cree que el portavoz puede ganar la elección y salir primero, incluso por encima de Leandro Santoro. Con esa convicción, logró torcer la decisión.
El anuncio llegó el jueves a las 18, apurado por la confirmación del lanzamiento de Marra, que luego de semanas de misterio ya tenía decidido competir por fuera y estaba a punto de publicar su video en las redes. La idea original era largar al candidato oficial más cerca del cierre de listas, pero la inminente movida del legislador porteño alteró los tiempos.
Adorni, entonces, hará campaña desde el atril. Con micrófono encendido, respaldo de Karina y la duda de qué pasará el día después. De acuerdo a lo que pudo saber elDiarioAR, en el oficialismo descartan una eventual candidatura testimonial y aseguran que asumirá su banca. Pero si deciden que Adorni continúe como vocero al mismo tiempo que como legislador, podrían toparse con un impedimento legal: el artículo 73 de la Constitución porteña establece que el ejercicio de cargos ejecutivos nacionales es incompatible con el rol legislativo local, salvo casos puntuales como docencia o investigación.
Mientras tanto, Marra camina otro sendero. Afirma que su candidatura no es una venganza, sino una apuesta por recuperar “la libertad y el orden” en la Ciudad. Se muestra crítico del “kirchnerismo, los trapitos, la basura y las ratas”. Pero su verdadero mensaje está en su propia figura: un exsocio del Presidente que eligió no callar, aunque públicamente se presente a sí mismo casi como una colectora de su otrora partido.
“Las ideas están por arriba de cualquier tipo de rótulo”, desdramatizó el viernes el broker financiero durante una de sus primeras entrevistas televisivas, en TN. “Votar a Adorni no está mal. Yo no compito contra él”, sostuvo, ante un panel de periodistas que no pudo disimular su asombro, tras ser consultado por la posible división del voto liberal-libertario. “Mi rival es el kirchnerismo”, continuó Marra, cuya campaña no estará centrada en “decir lo que está mal del gobierno nacional”, sino en evitar que el krichnerismo sume bancas en la Legislatura. “Tenemos que tener las voces suficientes para ponerles un stop”, añadió. Sobre la gestión de Jorge Macri, poco y nada.
En mayo, cuando los porteños vayan a votar, el mileísmo se pondrá a prueba no solo en las urnas, sino frente al espejo. No se trata solo de elegir legisladores, sino de definir qué forma tendrá el poder libertario en su etapa de consolidación: si será una maquinaria de obediencia vertical o si las disidencias, hoy personificadas en Marra, pueden convertirse en una piedra en el zapato. En esa tensión, la Ciudad es el primer escenario. Y Karina Milei, la gran curadora del orden.
PL/JJD
Los frentes que competirán por un lugar en el parlamento porteño cerraron sus nóminas para las elecciones que se llevarán a cabo el 18 de mayo.
Los partidos que competirán en las elecciones porteñas presentaron su lista con los candidatos que buscarán una banca en la Legislatura porteña en los comicios del próximo 18 de mayo.
Para buscar un espacio en el parlamento capitalino, el diputado nacional de Unión por la Patria (UxP) Leandro Santoro encabezará la lista del peronismo de la Ciudad por el frente Es Ahora Buenos Aires. Santoro fue diputado porteño entre 2017 y 2021, y candidato a jefe de Gobierno durante las elecciones de 2023, cuando perdió el comicio con el actual alcalde porteño Jorge Macri. El docente y politólogo, de 49 años, estará acompañado en la nómina en segundo lugar por la vicedecana de la Facultad de Medicina de la UBA, Claudia Viviana Negri. El tercer espacio en la lista lo ocupa el secretario general de la Juventud Universitaria Peronista Federico Mochi, quien también ocupa un lugar en la industria del streaming y tiene su propio programa en el canal Gelatina.
De cara a la elección, la diputada nacional del PRO, Silvia Lospennato, encabezará la lista del espacio liderado por Mauricio Macri. Lospennato estará acompañada por el legislador Hernán Lombardi y la dirigente del partido amarillo Laura Alonso.
Asimismo, el vocero presidencial Manuel Adorni será el primero en la nómina de La Libertad Avanza y estará escoltado por Solana Pelayo y Nicolás Pakgojz. Lucille Levy, extitular de la Federación Universitaria de Buenos Aires (FUBA), encabeza la lista de Evolución y estará acompañada del militante de la UCR Capital Facundo Cedeira y la legisladora porteña y docente universitaria Jesica Barreto.
El ex jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta será el primero en la lista del Movimiento al Desarrollo (MAD), partido que fundó en agosto pasado.El ex mandamás porteño estará acompañado de la senadora Nacional Guadalupe Tagliaferri en segundo lugar y por el legislador Emmanuel Ferrario.
La diputada nacional Paula Oliveto encabezará la lista de la Coalición Cívica (CC) para las elecciones de la Ciudad de Buenos Aires por el frente Es con vos.Oliveto será secundada por el ex secretario de Fortalecimiento Institucional Fernando Sánchez y la Subsecretaría de Derechos Humanos de la Legislatura María Pace Wells.
Peleado con Karina Milei, quien dispuso su expulsión de La Libertad Avanza, Ramiro Marra competirá en las próximas elecciones legislativas de la Ciudad liderando la lista de “Libertad y Orden”, el nuevo espacio del histórico partido UCeDe.
Por el MID, partido que lidera el diputado nacional Oscar Zago, se presentará como primero en la lista el director técnico y exfutbolista Ricardo Caruso Lombardi .Caruso estará acompañado en la nómina por Sandra Lorena Saravia y Miguel Ángel Arancio en segundo y tercer lugar.
La lista del Frente de Izquierda-Unidad tendrá a la diputada nacional Vanina Biasi encabezando junto a Luca Bonfante y Celeste Fierro en segundo y tercer lugar. La nómina del frente Confluencia por la Igualdad y la Soberanía tendrá a Eva Koutsovitis en el primer lugar y como escoltas Ariel Elger y Mónica Ruejas.
Principios y Valores, el partido que lidera el ex secretario de Comercio, Guillermo Moreno, irá con el abogado Alejandro Kim encabezando la nómina junto a Nydia Lirola y Raúl Vazquez.
El Nuevo Más que libra Manuela Castañeira tendrá al docente Federico Winokur ocupando el primer lugar de frente La Izquierda en la Ciudad, mientras que en el segundo lugar estará Violeta Alonso y en el tercero Alejandro Leiva.
En tanto, el Frente Patriota Federal tiene al abogado César Biondini encabezando la lista para legisladores y a Verónica Cardozo y Héctor Jaime, en segundo y tercer lugar.
MP
Ven “condiciones objetivas” para salir primeros en las elecciones de legisladores porteños, ancladas en la dispersión opositora. Al filo del cierre se habló de negociaciones, pero no hubo oferta a Abal Medina ni Alejandro Kim, que irán por afuera.
Con Leandro Santoro a la cabeza, el peronismo se ilusiona con ganar en la ciudad de Buenos Aires en las elecciones que se llevarán a cabo el 18 de mayo. Su buena proyección se debe, principalmente, a la atomización electoral en un distrito que siempre les resultó esquivo, donde muchos se acostumbraron incluso a la chicana de “jugar a perder”; aunque también hubo algo de mérito propio, ya que lograron armar una lista de unidad que contiene a casi todas las fuerzas, en una campaña que buscará su color local para despegarse de la interna tóxica del peronismo bonaerense.
La lista “Es ahora Buenos Aires” abarca a los distintos sectores del peronismo y progresismo porteño, ordenados bajo el mando del operador Juan Manuel Olmos. Santoro se ganó el primer puesto luego de la elección a jefe de gobierno de 2023, donde quedó en segundo lugar y con proyección hacia 2027. De extracción radical y convertido en un referente kirchnerista, es actualmente diputado nacional por la Ciudad y ya ocupó una banca en la Legislatura porteña durante el período 2017-2021.
En la elección porteña se disputarán 30 de las 60 bancas de la Legislatura, de las que el bloque de Unión por la Patria pondrá ocho en juego. Las proyecciones indican que, como piso, logrará renovar esa cantidad e incluso alcanzar las 10, lo que sucedería si llega a los 30 puntos en los comicios.
Luego de días de jugar a la intriga, el sábado por la noche se develó que quien secundará a Santoro será Claudia Negri, actual vicedecana de la Facultad de Medicina de la UBA. “Su compromiso con la salud y la educación pública son su mayor orgullo”, la presentó Santoro, luego de días en los que el equipo porteño buceó entre outsiders para encontrar una buena compañera que demostrara amplitud en el espacio, en los que corrieron rumores de ofertas a artistas para que se lanzaran a la política de la mano del PJ.
Más allá del esfuerzo de unidad, hubo dos sectores con los que no se llegó a un acuerdo y aumentan la fragmentación opositora. Una es la boleta que lidera el residente de origen coreano Alejandro Kim, quien juega con Guillermo Moreno; la otra oferta la encabeza Juan Manuel Abal Medina, que tiene el respaldo del Movimiento Evita conducido por Emilio Pérsico. Mientras que con Moreno no hubo posibilidad de un acuerdo, con el Evita se especuló hasta último momento. En los últimos días, desde ese espacio confirmaron a elDiarioAR que no hubo una oferta oficial de Olmos, por lo que definieron presentar su propia lista pese a las versiones que circularon sobre una negociación en curso: “Es todo una operación para después decir que fue nuestra culpa no llegar a la unidad”, insistieron. Dejaron la puerta abierta, pero se quejaron de que no hubo predisposición: “Están convencidos de que no existimos; bueno, lo mediremos en la cancha”.
En el peronismo se engolosinan con los números y creen que hay “condiciones objetivas” para ganar, ancladas fundamentalmente en la dispersión opositora. El Gobierno apuesta a Manuel Adorni para disputarle la cuna al macrismo, pero enfrente le apareció Ramiro Marra, además del PRO con la boleta oficial –encabezada por Silvia Lospennato– y Horacio Rodríguez Larreta, que volvió al llano con un espacio propio. En el terreno del centro también surgieron varias propuestas como la de la Coalición Cívica, que se medirá en la Ciudad con Paula Oliveto, y la UCR de Martín Lousteau, que busca posicionar a Lucille Levy.
Detrás de Santoro y Negri, el tercer puesto es para Federico Mochi, de la Juventud Peronista y vinculado a Juan Manuel Valdés, que completó dos mandatos y no puede continuar en la Legislatura. Luego sigue Mariana González, mujer de Patria Grande, de Juan Grabois, quien ya tiene en la legislatura a Victoria Freire y de este modo sumará otra banca. Los siguientes puestos con muchas chances de entrar son para Juan Pablo Modarelli, de La Cámpora, la olmista Noemí Geminiani, Alejandro “Pitu” Salvatierra por los movimientos sociales y Francisco Caporiccio, cercano a Segio Massa. En el noveno y décimo puesto están la arquitecta Bárbara Rossen y la actual legisladora Berenice Iáñez, una camporista que dio al salto a las filas de Axel Kicillof a través de Andrés “Cuervo” Larroque.
La selección de nombres para la elección porteña arrancó en paralelo a la negociación por las listas nacionales que competirán en octubre, donde Mariano Recalde es el candidato del kirchnerismo para encabezar la boleta de senadores y renovar su banca, mientras que la exlegisladora Ofelia Fernández, cercana a Juan Grabois, suena como primera diputada por la Ciudad, en un grupo que también buscaría contener a Matías Lammens.
Mientras el peronismo se entusiasma ante la fragmentación de las propuestas porteñas en este año, algunos analistas plantean dudas sobre la performance que logrará en las legislativas. En ese sentido, surge la incógnita del karma habitual que corren los candidatos que suelen ser anunciados como ganadores antes de tiempo, ya que eso podría colaborar en un escenario de polarización más extrema. Como sea, Santoro viene desde hace meses recorriendo los barrios y hablando en espacios públicos. Perfila una campaña despegada de Cristina Fernández de Kirchner y Axel Kicillof, lejos de la interna y las peleas en loop que dejaron enfrascado al peronismo bonaerense.
LA/DTC
El presidente de EEUU empieza a señalar a su consejero de Seguridad Nacional como chivo expiatorio mientras oficiales del Pentágono y la Casa Blanca apuntan a puerta cerrada al responsable del Pentágono
La filtración de planes militares de EEUU en un chat grupal desata una crisis política que Trump intenta minimizar
Donald Trump está aplicando con el Signalgate la misma táctica que usó en los enjuiciamientos por el asalto al Capitolio y el intento de interferencia electoral: atacar y negar. Aun así, la campaña de contención de daños para minimizar el primer escándalo de la nueva administración parece que no está funcionando a nivel interno. A puerta cerrada, aliados del presidente estadounidense han empezado a mostrar sus dudas respecto a las capacidades de algunos de los miembros del gabinete que estaban en el chat de Signal que incluyó por error a un periodista en las conversaciones sobre los bombardeos estadounidenses de Yemen.
El consejero de Seguridad Nacional, Michael Waltz, ya se responsabilizó en una entrevista en la Fox por añadir por error al periodista de The Atlantic, Jeffrey Goldberg, al chat donde se compartieron al detalle los planes para bombardear objetivos hutíes en Yemen el pasado 15 de marzo. Aun así, Waltz seguía sin saber explicar cómo el periodista acabó por error en el grupo. La Casa Blanca ha confirmado que Elon Musk está ayudando a descubrir cómo se produjo dicho error. En las capturas publicadas por The Atlantic para demostrar que se compartió información confidencial se puede ver claramente la notificación de “Michael Waltz te ha añadido al grupo”.
Trump, que en un inicio cerró filas y defendió a Waltz, empezó luego a cambiar el tono. “Mike Waltz, supongo que dijo que se atribuyó la responsabilidad —relató Trump el miércoles por la noche— Supongo que nadie más estuvo implicado. Creo que fue Mike, no lo sé”, dijo, al tiempo que trató de exculpar al secretario de Defensa: “¿Cómo involucrar a [Pete] Hegseth? No tuvo nada que ver... Mirad, todo es una caza de brujas”.
El cambio en el relato llega en medio de comentarios internos por parte de trabajadores de la Casa Blanca y el Pentágono que creen que quien realmente metió la pata fue el secretario de Defensa, Pete Hegseth.
Cuando salió a la luz el escándalo, a principios de semana, la Casa Blanca descartó ceses. El mismo Trump los desestimaba el martes y el miércoles la secretaria de prensa, Karoline Leavitt, aseguraba que el presidente seguía “confiando en su equipo de seguridad nacional”. Para entonces, dentro del gobierno, diversos cargos ya decían que era imposible que Waltz sobreviviera a la crisis.
Pero la publicación íntegra de los mensajes, que revela que Hegseth envió detallada información de los objetivos o los aviones de caza que participarían, entre otros extremos, ha puesto en cuestión su liderazgo al frente del Pentágono. Fuentes de la Casa Blanca explicaban a Politico que “en privado hay mucha preocupación sobre su actuación, más que con Waltz”. Otra persona del entorno expresaba las mismas dudas al medio: “¿Qué sucederá cuando Hegseth necesite gestionar una crisis real?”
La simpatía de Trump por Hegseth ya quedó más que probada con su nombramiento. Cuando el magnate anunció al presentador de la Fox como candidato a liderar el departamento de Defensa, no pareció importarle el historial de alcoholismo de Hegseth o la denuncia por agresión sexual que se le interpuso en el pasado. Tampoco escuchó aquellas voces que consideraban que, a pesar de que Hegseth había servido como soldado, no tenía experiencia coordinando a grandes grupos. El mismo interesado llegó a reconocer que, a lo sumo, pudo tener a su mando a un centenar de personas.
El escándalo del Signalgate llega después de que el secretario de Defensa haya protagonizado otros errores importantes, pero menos mediáticos. Entre ellos, unas declaraciones de febrero sobre las negociaciones de la guerra en Ucrania en Bruselas que tuvo que rectificar —dio por hecho que Ucrania no entraría en la OTAN ni recuperaría sus fronteras anteriores a la invasión rusa— y un fallido intento de enviar a miles de migrantes detenidos a la base militar de Guantánamo.
La táctica de atacar y negar por parte de Trump implica que no puede haber dimisiones. Si una sola destitución ya supondría reconocer la gravedad del error, dos (Waltz y Hegseth) pondrían la credibilidad de la actual administración en juego. Aún peor sería la imagen dada si se tiene en cuenta que tan solo se han cumplido dos meses de gobierno. Pero parece que Trump tendrá que hacer un cálculo de daños para salvar las distancias entre sus ideales y la realidad. Más allá de las críticas internas, también hay en marcha una investigación bipartidista sobre el episodio por parte de los líderes del Comité de las Fuerzas Armadas del Senado.
El senador Roger Wicker, presidente republicano del comité, y el senador demócrata Jack Reed firmaron una carta dirigida al inspector general en funciones del Departamento de Defensa para solicitar una investigación sobre el uso de plataformas no clasificadas para discutir información sensible y secreta. Por no hablar de la iniciativa que han puesto en marcha los legisladores demócratas que exigen la dimisión del secretario de Defensa. Incluso han aparecido campañas en sitios web progresistas para pedir que se investigue al jefe del Pentágono.
Paralelamente, el gobierno Trump también está acorralado por los tribunales. El caso Signalgate ha empezado su recorrido judicial y la causa ha ido a parar a manos del juez federal James Boasberg. Se trata del mismo magistrado a quien Trump quiere que se destituya por bloquear el uso de la ley de enemigos extranjeros en las deportaciones de venezolanos a El Salvador.
El juez federal aún está determinando si Trump ignoró su orden judicial al deportar 200 migrantes venezolanos a El Salvador el pasado 15 de marzo. La Casa Blanca ha rehusado informarle de a qué hora partió el avión —y así entorpecer la investigación— con el argumento de que se trata de un secreto de estado, pero Boasberg tendrá ahora que escuchar que los detalles para bombardear los hutíes no eran información clasificada.
Por el momento, el juez ya ha ordenado al gobierno Trump que conserve los mensajes enviados entre el 11 de marzo y el 15 de marzo en el chat de Signal. La medida exige que las agencias federales cuyos líderes participaron en la conversación mantengan todos los mensajes enviados a través de la aplicación. Un abogado de la administración Trump ha declarado que las agencias federales ya están trabajando para concretar qué registros se conservan todavía.
En esta batalla legal, la Casa Blanca ya se está cubriendo las espaldas. La fiscal general de Trump, Pam Bondi, dijo en la cadena Fox News que es poco probable que se produzca una investigación criminal por el caso. Además, advirtió de que Boasberg no debería involucrarse en el caso Signal ni en otros que impliquen al presidente, y acusó al magistrado de tratar de “entorpecer la agenda de Donald Trump” y de no ser “objetivo”.