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Murió el ex presidente uruguayo Pepe Mujica

Murió el ex presidente uruguayo Pepe Mujica

La confirmó el actual mandatario Yamandú Orsi. El referente de la izquierda latinoamericana falleció a los 89 años tras luchar contra un cáncer.

El expresidente uruguayo José “Pepe” Mujica murió este martes a los 89 años, según confirmó el mandatario Yamandú Orsi en su cuenta oficial de X. El referente de la izquierda latinoamericana atravesaba un delicado cuadro de salud a raíz de un cáncer con metástasis hepática, que había sido diagnosticado en 2024.

“Con profundo dolor comunicamos que falleció nuestro compañero Pepe Mujica. Presidente, militante, referente y conductor. Te vamos a extrañar mucho Viejo querido. Gracias por todo lo que nos diste y por tu profundo amor por tu pueblo”, escribió en redes sociales.

Mujica fue guerrillero del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros, vivió más de una década en prisión bajo condiciones infrahumanas, se integró a la política democrática desde la amnistía de 1985 y alcanzó la Presidencia de Uruguay entre 2010 y 2015 como figura central del Frente Amplio.

Del penal a la presidencia

Vivió en la clandestinidad desde 1969 y participó en la histórica fuga de 111 presos políticos en 1971. Fue detenido durante la dictadura y permaneció encarcelado hasta el regreso de la democracia. Pasó 14 años preso, muchos de ellos en aislamiento total, experiencia que marcó su vida y su mirada política.

En 1995 se convirtió en el primer tupamaro en llegar al Congreso uruguayo. Diez años más tarde, fue designado ministro de Ganadería en el gobierno de Tabaré Vázquez, y luego ganó la presidencia en 2009, derrotando a Luis Lacalle Pou.

Un presidente distinto

Mujica vivió en su chacra del Rincón del Cerro, rechazó mudarse a la residencia presidencial y donaba la mayor parte de su salario. Fue llamado “el presidente más pobre del mundo” por medios internacionales y se transformó en un referente global del anticonsumo, la austeridad y la coherencia ideológica.

Su gobierno se destacó por la regulación del mercado de marihuana, el matrimonio igualitario, el acogimiento a refugiados sirios y su discurso de “sentido común progresista” que le valió respeto incluso entre adversarios.

En 2020 renunció al Senado y se retiró de la política activa. “En mi jardín hace décadas que no cultivo el odio. El odio nos destruye”, dijo entonces.

Después de su presidencia, Mujica se convirtió en una figura mundial: fue mediador en el proceso de paz entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia y el gobierno de ese país, dio conferencias y viajó por el mundo.

En su última entrevista con la diaria, a pocos días del balotaje que consagró a Orsi presidente del país, Mujica le daba un consejo al actual mandatario: “Que siga siendo él y que tenga capacidad de negociar, y que sea abierto y que no tenga prejuicios. Y que hable con todos. Porque uno a veces aprende cosas hasta de los adversarios políticos, cosas que no sabía o cosas que no veía; no hay que ser fanático. Si yo me creo que la sé toda, estoy cometiendo un error. El conocimiento no tiene color. Cuando miro la historia nacional, hay mucha inmundicia, pero en todos los partidos hubo gente genial. Esos tipos ya no tienen divisas, son la divisa, hay que levantarlos como símbolo de la nación”.

Enfermedad y despedida

En abril de 2024, Mujica reveló que padecía un tumor en el esófago y que no se sometería a tratamientos invasivos. “Esta vez me parece que la parca viene con guadaña”, ironizó con su particular estilo.

Hace unos días, su esposa, Lucía Topolansky, había dicho que no pudo asistir a las elecciones departamentales del domingo por recomendación médica. Este martes, el desenlace fue comunicado por el presidente Orsi, su heredero político.

“Triunfar en la vida no es ganar, sino levantarse cada vez que uno cae”, había dejado como legado. Su figura, entre la rebeldía revolucionaria y la moderación institucional, quedará como una de las más emblemáticas del siglo XXI en América Latina.

Con información de NA y la diaria

Pepe Mujica, el presidente que hizo historia en Uruguay y se convirtió en referente de la izquierda latinoamericana

Pepe Mujica, el presidente que hizo historia en Uruguay y se convirtió en referente de la izquierda latinoamericana

Empezó a militar muy joven, fue guerrillero y preso político de la última dictadura de ese país, que gobernó entre 2010 y 2015 de la mano de la coalición Frente Amplio

Murió el ex presidente uruguayo Pepe Mujica

José 'Pepe' Mujica, expresidente de Uruguay, murió a los 89 años. El exmandatario, uno de los principales referentes de la izquierda latinoamericana en las últimas décadas, había anunciado el pasado 9 de enero en una entrevista que el cáncer que le fue descubierto en el esófago se le había extendido al hígado y que no iba a recibir un nuevo tratamiento. “Me estoy muriendo y el guerrero tiene derecho a su descanso”, dijo entonces.

Mujica conmovió al mundo al llegar al Gobierno de Uruguay el 1 de marzo de 2010. Medios de comunicación de todo el planeta contaron la historia del exguerrillero que con 75 años se convertía en presidente liderando una coalición de izquierda. Era el punto culminante de una vida marcada por el compromiso político con los sectores más vulnerables. 

Pepe, sobrenombre con herencia española con el que lo saludaban los uruguayos, militó desde muy joven. Tenía 14 años cuando empezó en una “agrupación anarco”, según contó él mismo y fue relacionándose cada vez más con partidos de izquierda y abrazando el marxismo. Fue un ávido lector de historia, biología y literatura, y tuvo una fuerte formación humanística. 

Naturaleza y austeridad

Mujica creció en Paso de la Arena, una zona ubicada al oeste de Montevideo, de clase obrera y bastión de la resistencia a la última dictadura (1973-1985). Aprovechando la hectárea de campo que tenía la familia ahí, Pepe Mujica plantaba verduras y flores que vendía para ayudar a su madre, Lucy Cordano. Su padre, Demetrio Mujica, murió cuando él tenía 16 años. El apego a la tierra –siguió cultivando flores–, la austeridad y su hablar campechano han sido sus marcas distintivas. 

En el libro Mujica, de Miguel Ángel Campodónico, el político uruguayo rememoró la etapa en los exámenes de acceso de Derecho y la ebullición de los debates estudiantiles. “De la época de los preparatorios recuerdo que hacíamos tertulias, íbamos a la Facultad de Humanidades, también a la casa de José Bergamín (escritor español exiliado en Uruguay). El tema de la guerra civil española durante mi juventud estaba presente, aparecía a cada paso, dejó una herencia cultural muy importante”. 

“Me fui haciendo marxista”

A sus 20 años no estaba afiliado a ningún partido político pero participaba en protestas de trabajadores y se movilizó por la reforma universitaria. La revolución cubana de 1959 fue una influencia para los jóvenes y sectores intelectuales de América latina. En Uruguay gobernaba el Partido Nacional, conocido como “los blancos”, que giraba cada vez más a la derecha y reprimía al movimiento estudiantil. 

“Me fui haciendo marxista”, contó Mujica. “Un marxismo más librepensador, menos escolástico. Y siempre muy cuestionador, especialmente de los soviéticos”. 

En esa búsqueda, Mujica se incorporó a la lucha armada con el Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros, una guerrilla urbana inspirada en la revolución cubana. Fue encarcelado por primera vez en 1964 por el intento de asalto a una sucursal de la empresa Sudamtex y en 1969 pasó a la clandestinidad porque la policía descubrió armas y municiones que la guerrilla le había entregado para que las custodiase.

El expresidente de Uruguay, José Mujica, en noviembre de 2024.

Fue detenido varias veces. En 1970, los policías ya lo tenían en el suelo, desarmado, y le dispararon seis balazos. Al año siguiente, Mujica protagonizó la espectacular fuga de la Cárcel de Punta Carretas: a través de un túnel se escaparon 111 presos (106 eran guerrilleros).

Tras el golpe de Estado de 1973, Mujica se convirtió en rehén de la dictadura. En el libro Memorias del calabozo, Fernández Huidobro y Mauricio Rosencof narraron la tortuosa experiencia que vivieron junto a Raúl Sendic, Jorge Manera, Henry Engler, Adolfo Wasem, Jorge Zabalza y Julio Marenales, a quienes estuvieron rotando entre cuarteles de todo Uruguay. “Ese largo viaje de nueve rehenes de la tiranía duró, exactamente, 11 años, seis meses y siete días”.

En ese tiempo, Pepe Mujica empezó a sufrir delirios y hablar con las hormigas. Una psiquiatra del Hospital Militar además de medicarlo, autorizó a que lo dejaran leer y escribir. “Yo agarraba las pastillas que me daba y las tiraba en el baño. Hubo algo, sin embargo, en lo que esa mujer me sirvió. Me consiguió permisos para leer libros de ciencia... me autorizaron también a escribir y el ejercicio de escribir disciplinó mi cerebro”, recordó en el libro Pepe Mujica, de tupamaro a presidente, de María Esther Gilio.

Mujica recuperó la libertad en una amnistía en 1985 y una década después fue elegido diputado, luego senador, y en 2005 ocupó el cargo de ministro de Ganadería y Agricultura del primer gobierno de la coalición de partidos de izquierda Frente Amplio, encabezado por el socialista Tabaré Vázquez. 

Un presidente modesto

En el sistema político de Uruguay no está permitida la reelección directa. Entonces, Mujica fue el candidato presidencial del Frente Amplio y ganó las elecciones de noviembre de 2009. Durante su Gobierno se aprobaron leyes que ampliaron los derechos de las personas y que fueron de vanguardia para América Latina, como la liberación de la producción y comercialización del cannabis, la legalización del aborto y el matrimonio igualitario. 

Pepe Mujica donó casi el 90% de su sueldo como presidente a fondos de ayuda social y siguió viviendo en su modesta chacra (finca rural) en Rincón del Cerro junto a Lucía Topolansky –también extupamara, luego diputada, senadora y vicepresidenta–, con quien compartió su vida desde el regreso a la democracia. 

El presidente de Uruguay, José Mujica, posa para unas fotos en su chacra en 2011.

De tanto en tanto, Pepe Mujica se escapaba de la escasa guardia policial y salía a pasear con su Volkswagen Escarabajo celeste de 1987. Su chacra ha sido la más visitada deUruguay. 

El exguerrillero Mujica fue quien, en nombre del Estado, pidió disculpas en un acto público por la desaparición de María Claudia Iruretagoyena, nuera del poeta argentino Juan Gelman, durante la dictadura. Lo hizo en marzo de 2012, cumpliendo con un fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el caso Gelman. En contraste, su Gobierno se encontró con dificultades para dejar sin efecto la Ley de Caducidad, que daba impunidad a militares y policías acusados de delitos de lesa humanidad.

“No me voy, estoy llegando”, dijo en su último acto público como jefe del Gobierno, en vísperas de entregar la banda presidencial a su correligionario Tabaré Vázquez, el 28 de febrero de 2015. A sus 80 años dejaba la presidencia, pero nunca la militancia. “Me iré con el último aliento y donde esté estaré por ti, contigo, porque es la forma superior de estar con la vida. Gracias, querido pueblo”, le dijo a una multitud. Se fue ligero de equipaje, como le gustaba decir. 

Mujica provenía de un país pequeño, pero su proyección tuvo alcance mundial. Se convirtió en una voz respetada y en un referente político, sobre todo entre las nuevas generaciones. Su legado quedará marcado por su característico hablar pausado y a veces deslenguado, sus reflexiones serenas y su franqueza. Se definía como un estoico en el plano filosófico. “Y eso no encaja en el mundo de hoy, soy consciente”, reconoció en una de sus últimas entrevistas.

En abril de 2024, el expresidente uruguayo anunció en una rueda de prensa que le habían detectado un tumor en el esófago. Durante los meses posteriores, se mantuvo en gran medida alejado de los eventos públicos, aunque intervino en varios actos de su partido político, al que vio volver al poder tras ganar las elecciones del pasado mes de noviembre.

Las contadas apariciones del incombustible Mujica sabían a despedida. En ellas aseguraba estar peleando con la muerte, “absolutamente convencido y consciente”. “Soy un anciano que está muy cerca de emprender la retirada de donde no se vuelve, pero soy feliz porque están ustedes, porque cuando mis brazos se vayan habrá miles de brazos sustituyendo la lucha”, dijo ante una multitud en el cierre de campaña en octubre. “Hasta siempre, les doy mi corazón”.

Líderes y políticos reaccionan a la muerte de José Mujica: “Tus palabras nos acompañarán siempre”

Foto archivo. José Mujica, EFE/Iván Franco

El expresidente uruguayo, José Mujica, falleció este martes a los 89 años y las condolencias inundan las redes

El expresidente uruguayo, José Mujica, falleció este martes a los 89 años. La noticia la comunicaba el actual presidente de Uruguay, Yamandú Orsi: “Presidente, militante, referente y conductor. Te vamos a extrañar mucho Viejo querido”.

Las condolencias comenzaron a surgir en las redes, con especial atención a Latinoamérica. El presidente de Colombia, Gustavo Petro, le despedía con pesar: “Adios amigo. Ojalá América Latina, algun día, tenga himno, ojalá América del Sur se llame, algún día: Amazonía”.

El expresidente boliviano, Evo Morales, expresaba su profundo dolor por el suceso.

“Su historia permanecerá viva en la memoria de los pueblos”, comunicó el Partido de los Trabajadores de Brasil, fundado por el presidente Lula da Silva.

En Argentina, la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner compartió: “América Latina despide a un gran hombre que dedicó su vida a la militancia y a su Patria. Pepe, te vamos a extrañar mucho. Lucía… mi corazón está con vos y con todo el pueblo uruguayo”.

El gobernador bonaerense Axel Kicillof posteó: “Perseguido, torturado y encarcelado por pelear contra una dictadura y en favor de un mundo mejor. Líder popular, protagonista de la democracia uruguaya y gran presidente de su país, al que amó profundamente. Pepe Mujica dejó la vida, pero también dejó un ejemplo inmenso de lucha, integridad y compromiso con la justicia social”.

La líder de la Coalición Cívica ARI, Elisa Carrió, escribió: “Chau querido Pepe Mugica, fuiste un hombre magnánimo. Te esperan los bares del cielo”

El exministro de Hacienda y excandidato a presidente Sergio Massa compartió: “Hay dirigentes que marcan un rumbo por lo que dicen, por lo que hacen y, también, por cómo viven. Pepe fue uno de ellos. Coherente, honesto, comprometido con la justicia social y con los más humildes. Para quienes creemos en una política con valores, su ejemplo va a seguir siendo guía”.

El expresidente Alberto Fernández puso: “Pepe Mujica ha sido un ejemplo para una política que todo lo banaliza. Un ejemplo de austeridad en una sociedad que premia a quienes amasan fortunas. Sin serlo, ha sido el mejor de los cristianos. Sin Francisco y sin Pepe, el mundo se entristece y se debilita. Mi recuerdo por siempre para ese gran uruguayo”

El dirigente social Juan Grabois compartió: “Hace exactamente dos años compartimos una tarde en la chacra de Pepe que, consciente de la finitud de la vida humana y la importancia de la continuidad histórica, estaba preparando ya sus últimas lecciones para quienes hoy lo suceden en la lucha por una sociedad más justa y más humana. Hasta siempre, Pepe”.

En México, la presidenta, Claudia Sheinbaum Pardo escribió: “Lamentamos profundamente la muerte de nuestro querido Pepe Mujica, ejemplo para América Latina y el mundo entero por la sabiduría, pensamiento y sencillez que lo caracterizaron. Externamos nuestra tristeza y pésame a familiares, amigos y al pueblo de Uruguay”.

Desde España, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, resumía: “Un mundo mejor. En eso creyó, militó y vivió Pepe Mujica”.

La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, ha dado el pésame compartiendo una foto con el líder uruguayo: “Tus palabras nos acompañarán siempre”.

Mujica es un ejemplo de fuerza y esperanza. Tus palabras nos acompañarán siempre. Vamos a echar de menos tu aliento, compañero. Seguiremos tu legado.

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— Yolanda Díaz (@yolandadiaz.bsky.social) 13 de mayo de 2025, 21:38

Ernest Urtasun, ministro de Cultura, destacó de Mujica que “fue un referente de integridad, en la política y en la vida, un sabio humanista, un revolucionario tranquilo, armado de sensatez y sentido común”.

José Mujica fue un referente de integridad, en la política y en la vida, un sabio humanista, un revolucionario tranquilo, armado de sensatez y sentido común. Hoy nos ha dicho adiós pero su legado ético y de compromiso con la sociedad no morirá nunca. Hasta siempre, presidente Mujica.

— Ernest Urtasun (@ernesturtasun.bsky.social) 13 de mayo de 2025, 22:02

La ministra de Sanidad de España, Mónica García, recordó a Mujica como “un referente de la política entendida como servicio público, de la coherencia entre el decir y el hacer”.

La eurodiputada por Podemos, Irene Montero, recordaba unas palabras de Mujica: “Sigo soñando que vale la pena luchar para que la gente pueda vivir un poco mejor y con un mayor sentido de la igualdad”.

El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, también ha dado su “pésame a la familia y amigos”.

Salvador Illa, president de la Generalitat, expresó que “la muerte de Pepe Mujica es una gran pérdida para un mundo y un tiempo necesitados de referentes morales, cívicos y políticos”.

Por su parte, el PSOE destacaba que “su lucha por la justicia social ya es legado y ejemplo para todos los pueblos del mundo”.

Las frases de Pepe Mujica

El expresidente de Uruguay hizo de sus intervenciones públicas un alegato por la justicia social y contra un capitalismo voraz

PERFIL - Pepe Mujica, el presidente que hizo historia en Uruguay y se convirtió en referente de la izquierda latinoamericana

“El odio es ciego, como el amor. Pero el amor es creador y el odio nos destruye”. En sus múltiples intervenciones José Mujica no desaprovechó ninguna ocasión. Desde la tribuna de la Asamblea Nacional de la ONU, pasando por universidades y ponencias, hasta su despedida en la pasada campaña electoral uruguaya de 2024 el expresidente, conocido por su estilo de vida austero y su discurso reflexivo, se convirtió en una figura de referencia. Lo tóxico del materialismo capitalista, la lucha por la justicia social y el cuidado del medio ambiente fueron algunas de las enseñanzas que dejó ante los micrófonos antes de morir.

Con más de 50 años de dedicación a la política uruguaya, Mujica se convirtió en una de las figuras más emblemáticas de la izquierda latinoamericana y un referente global. Su trayectoria estuvo marcada por la defensa de los derechos sociales, la igualdad y la libertad, siempre acompañada de una inusual austeridad y una renuncia constante a los lujos del poder. Desde sus primeros pasos como guerrillero en los setenta en el Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros, hasta su mandato como presidente de Uruguay (2010-2015), Mujica construyó su legado en la lucha por un país más justo. “Triunfar en la vida es levantarse y volver a empezar cada vez que uno cae”, aseguraba.

Su militancia por la justicia social lo acompañó hasta el final de sus días. En una de sus últimas intervenciones, durante el cierre de campaña de su partido, se despidió de los militantes con un mensaje lleno de esperanza: “Cuando mis brazos ya no estén, habrá miles de brazos que continúen la lucha”. 

"Usen la cabeza y el corazón": el presidente que redibujó la manera de ejercer el poder

El expresidente de Uruguay José Mujica murió este martes a los 89 años por un cáncer de esófago. Tras una vida marcada por la militancia, la prisión, el poder y la reflexión, se despidió con la misma austeridad con la que gobernó. Su legado político y humano deja una huella profunda en la historia del país.

El expresidente de Uruguay José Mujica murió este martes a los 89 años. En abril de 2024 se le había diagnosticado un cáncer de esófago, del que él mismo informó en una conferencia de prensa en la sede del Movimiento de Participación Popular (MPP). En diciembre de 2024, el exmandatario fue intervenido para colocarle un stent en el esófago. En enero de 2025, anunció que el cáncer se le había extendido al hígado y que ya no haría más tratamientos. “Ya terminó mi ciclo”, afirmó, pidió que lo dejaran “tranquilo” y contó que quería ser enterrado en su chacra. Pese a esto, siguió asistiendo a actividades públicas: una de las últimas fue el evento organizado por el Partido Colorado para conmemorar los 40 años de la democracia, el 27 de marzo.

Una vida dedicada a la política

Mujica nació el 20 de mayo de 1935 –o ese año lo inscribieron, según él contó en una entrevista con Folha de São Paulo, pero nació un año antes– en el barrio de Paso de la Arena, en Montevideo, y a los pocos años de vida, cuando estaba en tercer año de escuela, perdió a su padre. En un artículo escrito por la diaria el día después de la elección de Mujica como presidente, en 2009, se recordaba la “admiración” de Mujica tanto por su padre como por su abuelo materno, ambos herreristas.

Fue secretario del legislador nacionalista Enrique Erro, a quien acompañó, a su vez, en su salida del Partido Nacional en 1962 y, dos años después, se incorporó al Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros (MLN-T). Allí vinieron los operativos, la guerrilla, la clandestinidad, la tortura y la cárcel. Mujica fue uno de los nueve rehenes tupamaros que estuvieron presos en distintos cuarteles del país durante toda la dictadura, desde 1972 hasta 1985; en esas condiciones estuvo junto a Raúl Sendic, Jorge Zabalza, Eleuterio Fernández Huidobro, Mauricio Rosencof, Henry Engler, Julio Marenales, Jorge Manera y Adolfo Wasem.

En una de sus últimas entrevistas con la diaria, Mujica reflexionaba que en el MLN-T también fueron “prisioneros de una época y de un tiempo”. “Esos esquemas estaban ahí, el problema se resolvía llegando al poder y construyendo, como quien hace una obra de albañilería”, pero “no era tan sencilla la cosa” porque “los seres humanos somos más complicados”. “Aunque yo no reniego de todo eso, porque sería como renegar del amor”, declaraba, pero sí renegaba “de quedarse todos fosilizados, después de todo lo que pasó, viendo que se derrumbó la Unión Soviética y sin un tiro”.

El “problema”, señalaba Mujica entonces, era que “en la izquierda hay actitudes conservadoras que a veces pueden aparecer como sostenedoras de posiciones de izquierda, pero se transforman en reaccionarias”, porque “no se aprende de la realidad un carajo si uno no tiene una visión crítica de aquello y no la ve más complicada”.

Tras la amnistía y la salida de la cárcel en la recuperación democrática, en 1985, algunos integrantes del MLN-T comenzaron un proceso de incorporación al sistema político uruguayo. En 1989 los exguerrilleros fundaron el MPP y se incorporaron al Frente Amplio (FA). En 1994 Mujica fue electo diputado y en 1999, senador; el MPP comenzaba a mostrar una gran capacidad de acumulación que lo llevaría a ser, en 2004 y en las elecciones subsiguientes, el sector más votado de la coalición de izquierda.

En su momento, Mujica también dijo a la diaria ser consciente de que “hay una izquierda uruguaya con la que no encajamos”, pero que “andamos porque nos precisamos”. “Nos une el espanto. El espanto de que gane la derecha. Y a los compañeros les debe de pasar lo mismo”, señaló. En 2009 se erigió como candidato único del FA para esas elecciones, las ganó en fórmula con Danilo Astori y a partir de entonces su figura se hizo mundialmente conocida.

La presidencia de Mujica

Durante su gobierno, su discurso ante Naciones Unidas se reprodujo en infinidad de videos de Youtube y su figura se catapultó con el avance de la agenda de derechos, como la regulación del mercado de cannabis, la despenalización del aborto y el matrimonio igualitario, que incluso generaron una peregrinación constante de extranjeros hacia su chacra en el Rincón del Cerro.

Durante su gobierno se hallaron los restos de los detenidos desaparecidos Julio Castro y Ricardo Blanco Valiente, en 2011 y 2012, respectivamente. Consultado por la diaria en su momento sobre la falta de voluntad del FA para buscar cuando fue gobierno, respondió: “Nosotros buscamos todo lo que pudimos”. “Tal vez se podría haber hecho más”, admitió, pero para él seguía “funcionando un acuerdo que tienen entre ellos”, en referencia a los responsables. “Cuando me fui del Senado lo dije clarito, ¿no? Las verdades andan por los casinos de oficiales”, sentenció.

Sobre el supuesto “pacto de silencio” entre los militares y el MLN, Mujica respondió que era “una fantasía”. “Nosotros no hicimos pacto con nadie”, dijo a la diaria. “Es que no lo conocían a [Eleuterio] Fernández Huidobro. Hablando de cuestiones militares en una discusión con militares, el Ñato los enamoraba porque sabía más que ellos. Cuando les contaba de la batalla de Stalingrado, los milicos quedaban como locos”, narró, en referencia a un hombre al que “no le perdonan la brillantez”, consideró.

También durante su gobierno hubo polémicas por distintas iniciativas fallidas, como el proyecto Aratirí de minería a cielo abierto, la construcción de la regasificadora Gas Sayago y el cierre de Pluna, que le costó los cargos a su entonces ministro de Economía y Finanzas, Fernando Lorenzo, y al presidente del Banco República, Fernando Calloia. Atado a esto, se produjo el fracaso de la aerolínea Alas U.

Después de su presidencia, Mujica se convirtió en una figura mundial: fue mediador en el proceso de paz entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia y el gobierno de ese país, dio conferencias y viajó por el mundo.

En una de sus últimas entrevistas con este medio, Mujica dijo que la fuerza política está “en un tránsito” debido a la pérdida de sus referentes históricos. “Creo que no va a haber más un [Liber] Seregni, un Tabaré [Vázquez,] una figura unánime”, y “más allá de que va a tener que elegir a algún presidente en algún momento”, el FA hoy “necesita una dirección colectiva, fuerte y representativa, que respalde al presidente”. “Pienso que tendrá que aggiornarse en el campo de las ideas. Lo único permanente en la vida es el cambio, y el FA precisa cambios también”, reflexionó.

“La vida es hermosa, se gasta y se va”

El 14 de agosto de 2014 se conmemoraba en Paysandú el Día de los Mártires Estudiantiles. Hacía frío y después de la oratoria las bandas se preparaban para tocar y cerrar el día. Mujica, en ese entonces presidente de la República, apareció de forma sorpresiva y dio un discurso a los pies del escenario.

Los dos minutos que habló fueron enteramente para los jóvenes. “Hay que usar esto”, dijo apuntando a la sien con un dedo, “y el bobo: el corazón”. Mujica remarcó su pertenencia “a una generación que también fue alguna vez gurí, que fue estudiante; alguna vez tirábamos piedras, alguna vez nos cagaron a palos, alguna vez todo eso”.

“Me acuerdo cuando mataron a Líber Arce, a Susana Pintos, me acuerdo de todos esos dolores”, continuó y llamó a “cuidar la vida”. “La única fortuna que tiene cada uno de ustedes es el milagro de estar vivo; no la hagan mierda, no se dejen ganar por la falopa, por el triunfo fácil”, insistió y reiteró que “no hay ningún triunfo fácil”, porque “esos son versos” y “nadie puede largar para afuera lo que no tiene adentro”.

“Lo único que es seguro en esta vida es que nos morimos, lo demás es ecléctico; por lo tanto ese paréntesis, ese cacho no lo estropeen. Vívanla, no corran a otro, no odien, no se dejen ganar más por el odio y entiendan que siempre se puede dar una mano a uno que está más jodido”, cerró.

Ese breve discurso tiene puntos de conexión con el que dio cuando anunció su enfermedad en una conferencia de prensa en el local central del MPP, el 29 de abril, cuando aprovechó la oportunidad para dar un mensaje “a las pibas y pibes de este país”: “La vida es hermosa, se gasta y se va”, dijo y continuó: “El quid de la cuestión de triunfar en la vida es volver a empezar cada vez que uno cae. Y que, si hay bronca, la transformen por la esperanza”.

En su última entrevista con la diaria, a pocos días del balotaje que consagró a Yamandú Orsi presidente del país, Mujica le daba un consejo al actual mandatario: “Que siga siendo él y que tenga capacidad de negociar, y que sea abierto y que no tenga prejuicios. Y que hable con todos. Porque uno a veces aprende cosas hasta de los adversarios políticos, cosas que no sabía o cosas que no veía; no hay que ser fanático. Si yo me creo que la sé toda, estoy cometiendo un error. El conocimiento no tiene color. Cuando miro la historia nacional, hay mucha inmundicia, pero en todos los partidos hubo gente genial. Esos tipos ya no tienen divisas, son la divisa, hay que levantarlos como símbolo de la nación”.

Esta nota fue publicada originalmente en el medio uruguayo la diaria.