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La industria automotriz invierte en la Argentina un dólar por cada 12 que coloca en Brasil y hay dudas por su futuro

La industria automotriz invierte en la Argentina un dólar por cada 12 que coloca en Brasil y hay dudas por su futuro

Por la incertidumbre de los últimos años, las multinacionales anunciaron aquí inversiones por US$1.700 millones frente a 20.400 millones en el socio mayor del Mercosur. Antes la brecha entre los desembolsos en ambos países era la mitad. Algunas firmas amenazan incluso con la retirada.

Desde que se creó el Mercosur en 1991 y se acordó un comercio compensado de autos entre la Argentina y Brasil, por cada dólar que las multinacionales automotrices invertían de este lado de la frontera ponían cuatro a seis en la mayor economía latinoamericana. Pero en 2024 el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva anunció que más de una decena de empresas invertirán en su territorio US$20.400 millones, sobre todo a partir del plan MoVer, que fomenta la radicación de modelos eléctricos e híbridos. A principios de 2025, el presidente de la Asociación de Fábricas de Automotores (Adefa) de la Argentina y de la filial local de la europea Stellantis, Martín Zuppi, contabilizó inversiones en el país por 1.700 millones, ninguna en vehículos con las nuevas motorizaciones. Es decir, la relación pasó a ser uno a 12.

“Tengo miedo que nos pase como a Australia, que dejemos de tener industria automotriz”, advierte un empresario autopartista, mientras el diputado libertario José Luis Espert propone “importar todos los autos”. En las terminales automotrices y entre los consultores del sector no son tan dramáticos como él, destacan que al menos la mayoría de las compañías tiene planes a futuro, pero reconocen que algunas no, que en general se pierde peso frente al socio mayor del Mercosur y que se corre el riesgo de que cada vez los coches y pick ups made in Argentina contengan menos autopartes nacionales y se limiten a ser ensamblados por estos pagos.

¿Por qué las multinacionales norteamericanas, asiáticas y europeas eligen más y más a Brasil por sobre la Argentina? Incluso tres chinas, Chery, Great Wall y BYD, afectadas por los aranceles que les imponen EE UU y la Unión Europea están radicando plataformas de coches eléctricos e híbros en tierra brasileña, donde hay más demanda por ellos, y no acá. Eso sí, en el último caso se descubrió en diciembre pasado que en la construcción de la planta había 163 obreros chinos trabajando en condiciones de esclavitud. Pero más allá de la disgresión, empresarios de las terminales, las autopartistas y consultores del sector explican las ventajas que ofrece el socio mayor del Mercosur:

  • Es un mercado más grande y casi ninguna automotriz se puede dar el lujo de no estar presente en la décima economía mundial: en 2024 se vendieron 2.482.000 de autos en Brasil, frente a 414.000 en la Argentina. La brecha es seis a uno. Pero la diferencia de inversiones duplica esa relación, por lo que pesan otros factores también.
  • Por su mayor escala, pero también por su estructura impositiva y por sus incentivos nacionales y estaduales, es más barato producir en Brasil. En el socio mayor del Mercosur, el gobierno de Lula aplicó el plan Mover y está reduciendo la carga tributaria sobre la producción para centrarla sólo en el consumo, como en México. En la Argentina, en cambio, se castiga la fabricación con retenciones a la exportación –salvo los proyectos que se acomoden a la ley de promoción sectorial de 2021–, el impuesto a los débitos y créditos, mayores aportes patronales, la tasa de estadística, el tributo provincial a los ingresos brutos y las tasas municipales. Además, los estados brasileños ofrecen fuertes incentivos a las automotrices, pero les exigen a cambio requisitos de empleo y otros parámetros. Ahora y por dos años el gobierno de Javier Milei ofrece el Régimen de Incentivo de Grandes Inversiones (RIGI) para las de más de US$200 millones a cambio de beneficios impositivos, cambiarios y aduaneros, pero por ahora ninguna automotriz se anotó más allá de algunos sondeos de firmas chinas.
  • Más allá de los cambios políticos de los últimos años, el apoyo de Brasil a la industria automotriz se ha sostenido. No es el caso de la imprevisible Argentina. Por ejemplo, la norteamericana General Motors (GM) decidió en el gobierno de Mauricio Macri radicar aquí la Chevrolet Tracker con la expectativa de que el Pacto Fiscal bajara Ingresos Brutos, pero llegó el de Alberto Fernández lo deshizo. En la administración de Cambiemos se votó una ley para incentivar la compra de autopartes locales hasta 2029, pero no hay señales de que Milei la prorrogue. En la gestión del Frente de Todos se forzaba a las empresas a instalarse en la Argentina por las dificultades para importar, pero después vino La Libertad Avanza y facilitó las compras en el exterior. “No podés sacar al paciente de terapia intensiva y ponerlo a correr una maratón”, reflexiona un consultor. En Brasil tienen claro el rumbo y ahora apoyan la movilidad eléctrica e híbrida, mientras que el gobierno libertario acaba de autorizar la importación sin aranceles de 50.000 autos con ambas motorizaciones pero las automotrices desconocen cuál es el plan a futuro. En este sector, las decisiones de inversión suelen demorar dos años en adoptarse y se concretan a diez años vista. En la Argentina, nadie sabe qué hará el gobierno que llegue en 2027.
  • El mayor desarrollo automotriz brasileño también ha llevado a que se instalen más autopartistas en las cercanías de las terminales, lo que abarata la logística y la producción.
  • La normalidad económica brasileña, en contraste con la Argentina. “Las multinacionales se volvieron locas con el anterior gobierno, sin acceso a divisas no sólo para girar utilidades sino para importar piezas, con lo que a cada rato estaban sin poder producir”, relata un exsecretario de Industria. “No se van del país porque tenemos un mercado atractivo, pero están cansados de nosotros, más allá de que ahora se hayan normalizado las importaciones. Es dificil explicarles tantos cambios a un jefe japonés o un alemán. Estaban más dedicados a gestionar esos líos que a producir o a pensar en ser productivos o competitivos”, agrega. Por ejemplo, una multinacional está esperando a que se libere el cepo para girar US$400 millones de ganancias de los últimos años a su casa matriz. En Brasil, en cambio, no hay restricciones para importar o para girar dividendos, al tiempo que el riesgo país, que impacta en el costo del financiamiento, es de 229 puntos básicos, frente a los 618 de la Argentina, que supone tener más de 2.000 hace sólo un año.

En la Argentina, que es la 24a economía mundial, muchas automotrices han radicado fábricas porque si no, no podían importar vehículos. Rige un comercio compensado con Brasil: por cada dólar que exporta se pueden importar hasta US$1,95 sin pagar aranceles. A esa relación se llama flex. En la actualidad, la balanza está más equilibrada aún, a razón de un dólar exportado por cada uno importado. Como la Argentina se ha especializado en general en pick ups, por cada camioneta que va llega un par de autos. Dado que estamos lejos de llegar al limite del flex, hay empresas como las chinas que pueden darse el lujo de instalarse sólo en Brasil y vender desde allí a la Argentina.

En 2024 se ensamblaron 506.000 vehículos, a razón de 46.000 por cada planta, o sea, trabajaron a menos de la mitad de su capacidad instalada.

“Si abrieras totalmente la importación como quiere Espert, las automotrices perderían el interés de invertir en la Argentina”, advierte un consultor. “¿Hoy la Argentina da para tener 11 fábricas produciendo?”, se pregunta. En 2024 se ensamblaron 506.000 vehículos, a razón de 46.000 por cada planta, o sea, trabajaron a menos de la mitad de su capacidad instalada. “Para invertir en la Argentina, necesitás pensar en exportar, ¿pero a quién le vas a vender con lo caro que sos?”, reflexiona el consultor sin mencionar que además la producción desde fines de 2024 se encareció por la apreciación del peso, un factor que habrá que ver si persiste a mediano y largo plazo. De mantenerse, sumará otro elemento en contra, como ocurrió con el final de la convertibilidad que ató el peso al dólar, entre 1999 y 2001.

En Brasil, se prevén inversiones de US$6.000 millones de la neerlandesa Stellantis (fruto de la fusión de la italiana Fiat y la francesa Peugeot), 2.200 millones de la japonesa Toyota, 800 millones de su compatriota Honda, 565 millones de la también nipona Nissan, 1.400 millones de GM, 3.240 millones de la alemana Volkswagen (VW), 100 millones de su coterránea BMW, 2.000 millones de Great Wall, 1.100 millones de BYD, 900 millones de Chery, 1.100 millones de la surcoreana Hyundai y 1.000 millones de la francesa Renault.

En la Argentina, Toyota, que exporta a más de 20 países, tiene el proyecto más serio y de largo plazo y este año presentará la nueva versión de la pick up Hilux hecha en Zárate. La estadounidense Ford comenzó a producir el año pasado en Pacheco la nueva Ranger, tras invertir US$660 millones. Stellantis anunció el año pasado que desembolsará 385 millones en Cordoba para empezar a fabricar una pick up en la Argentina, la Fiat Titano, aunque en el sector se especula con que al menos en un principio sea un ensamblado con menos del 30% de piezas locales, lo que se llama en la industria un CKD, sigla de Completed Locked Down, que consiste en la importaciones de partes para armar en destino. Pero los 385 millones también incluyen la localización de autopartes y la producción de un motor. Además., Stellantis está poniendo 280 millones en El Palomar para fabricar el nuevo Peugeot 2008.

En Volkswagen, que el año pasado desvinculó a 300 empleados entre despidos y retiros voluntarios, el sector prevé que deje de producir el SUV Taos en Pacheco.

En Volkswagen, que el año pasado desvinculó a 300 empleados entre despidos y retiros voluntarios, el sector prevé que deje de producir el SUV Taos en Pacheco y reemplace Amarok por otra pick up, la Patagonia, pero que sería en un principio un CKD chino, es decir, con baja integración de partes locales. En GM se abrieron los retiros en General Alvear, Santa Fe, con el objetivo de llegar a 300. A diferencia de otras automotrices que han establecido en la Argentina modelos que no se fabrican en Brasil, la firma estadounidense elabora aquí y allá la Tracker, cuyas ventas tampoco destacan.

La alemana Mercedes-Benz decidió que dejará de fabricar en la Argentina en 2029 porque en todo el mundo se concentrará en producir vehículos eléctricos, que no tienen suficiente mercado en este país. Por eso, la producción de la combi Sprinter a combustión tiene fecha de caducidad. Por eso, la firma ya puso en venta su fábrica de González Catán. El grupo financiero GST pica en punta para comprarla. Quien la adquiera podrá seguir armando la Sprinter cuatro años más, pero hay dudas sobre si la planta continuará siendo automotriz en la próxima década. Algunos operadores del sector especulan con que se ensamble allí una marca china, pero otros lo descartan y elucubran que quizás acabe vendiéndose como terreno para algún proyecto inmobiliario. La escindida Mercedes-Benz Camiones y Buses está instalándose en Zárate para arrancar a operar el año próximo tras invertir US$110 millones. Renault anunció el año pasado que desembolsará 350 millones para producir una nueva pick up, la Niágara, en Córdoba. Su antes aliada Nissan, ahora en proceso de fusión con Honda, está en duda sobre su futuro en esa misma planta mediterránea.

La mayoría de las terminales tiene proyectos en marcha, no se va a ir, aunque sus planes sean mucho menos ambiciosos que en Brasil. Por eso, empresarios de las automotrices descartan que la industria argentina vaya a desaparecer. Destacan que se recuperan las ventas internas y las exportaciones, al tiempo que se estabiliza la economía y se suma el RIGI a las leyes de promoción de autopartes de 2016 y del sector de 2021. Lo que sí admiten el riesgo de que caiga el contenido de autopartes locales en el largo plazo, sobre todo si se camina hacia los autos eléctricos e híbridos y los fabricantes locales de componentes no se suman a esa transformación tecnológicas.

AR/MG

El Gobierno disolvió el Coprec, el servicio que intervenía en los conflictos entre consumidores y proveedores

El Gobierno disolvió el Coprec, el servicio que intervenía en los conflictos entre consumidores y proveedores

El Gobierno aseguró que este organismo duplicaba funciones y tenía pocos niveles de eficiencia. También agregó que digitalizando los reclamos, el Estado se ahorrará u$s650 millones anuales.

El Gobierno dispuso la disolución del Servicio de Conciliación Previa en las Relaciones de Consumo (COPREC), suprimiendo su registro de conciliadores y el fondo de financiamiento destinado a cubrir honorarios y notificaciones. La decisión se tomó este lunes 3 de febrero mediante el Decreto 55/2025 del Boletín Oficial.

Según el texto oficial, la medida responde a la existencia de organismos con funciones similares y busca “desburocratizar y simplificar” los procedimientos administrativos. De acuerdo a la aclaración de la Secretaría de Comercio, el organismo “duplicaba funciones y tenía bajos niveles de eciencia: el año pasado sólo resolvió el 28% de los reclamos ingresados. Con esta decisión, los consumidores podrán resolver sus reclamos vía web de manera más rápida y eficaz. Además, el Estado ahorrará $650 millones anuales”, expresó el documento oficial.

Se aseguró que esta decisión no afecta los derechos de los consumidores, dado que continúan operativas otras instancias para la resolución de conflictos. El COPREC intervenía en reclamos individuales de consumidores y usuarios en el marco de la Ley N° 24.240, siempre que el monto en disputa no superara el equivalente a 55 Salarios Mínimos, Vitales y Móviles. Las causas pendientes de resolución seguirán su curso en la Secretaría de Industria y Comercio del Ministerio de Economía.

El decreto, firmado por el presidente Javier Milei, el jefe de Gabinete Guillermo Francos, el ministro de Economía Luis Caputo y el ministro de Justicia Mariano Cúneo Libarona, expone las razones detrás de la disolución del COPREC. Según el documento, la medida busca “alinear las políticas de regulación del mercado interno” y avanzar en la “desburocratización y simplificación de los procesos administrativos”, evitando la superposición de funciones entre organismos con objetivos similares en áreas geográficas concentradas.

Asimismo, se señala que, en la práctica, el COPREC operaba casi exclusivamente en la Ciudad de Buenos Aires, donde ya existen otras instancias con la misma finalidad. Además, se menciona que su funcionamiento generó, en muchos casos, un aumento en los costos para los proveedores, lo que repercutió en el precio final de bienes y servicios para los consumidores.

En este marco, el Gobierno subrayó que la eliminación del COPREC fortalecerá el rol de la “Ventanilla Única Federal” gestionada por la Secretaría de Industria y Comercio, permitiendo una mejor distribución y asignación de los reclamos presentados por los consumidores a través de dicha plataforma en todo el país.

Cuántos reclamos tuvieron resolución con Coprec

En cuanto al nivel de eciencia, según la Secretaría de Comercio, en 2024 se resolvieron de manera efectiva vía COPREC sólo el 28% de los 108.762 reclamos ingresados. El 18% se cerraron sin acuerdo entre consumidores y empresas (14%) o con acuerdos parciales (4%). En tanto, el 7% fueron rechazados por no cumplir las condiciones del reclamo, y el resto, el 47%, quedó pendiente de tramitación en el organismo para así concluir el proceso de disolución.

NB

El rezo post-fascista de Milei encuentra un rechazo masivo, que busca cauce político

El rezo post-fascista de Milei encuentra una respuesta masiva, que busca cauce político

Una vez más y contra todo, la calle resiste. El ultra se propaga en imitadores. Grotesca deriva del prime time de los grupos medíáticos líderes. Cristina y Kicillof se encaminan a una disputa sin retorno. Riesgos por todas partes, pero algo se mueve.

No hizo falta mucho tiempo para que se confirmara que el rostro de Javier Milei es uno solo; que la hipótesis de que ese inadaptado de los paneles televisivos se transformaría en un presidente audaz, el “loco” liberal que hacía falta para emprender transformaciones inimaginadas, resultó fallida.

Hubo (hay) mucho autoconvencimiento de cierta elite y un sector de la población que se percibe republicano e institucionalista para introducir el sobre en la urna con el nombre de un procaz que se narraba entre las sábanas de los votantes, obsesionado con niños envaselinados y “palos en el orto”, despectivo de la democracia, gritón con los débiles y sumiso con los poderosos, oscuro consultor, prometedor de dolarizaciones estrafalarias y aplastamiento de “zurdos de mierda”. Las risotadas y la fingida candidez de sus entrevistadores hicieron lo posible para suavizarlo. Fue en vano.

Sorpresa. Un año después, el Presidente argentino está a la vanguarda de una ola reaccionaria global. Al parecer, la violencia que exudaba el panelista de “Intratables” no era tan anecdótica. Ahora entusiasma a neonazis alemanes, a racistas estadounidenses, al primer ministro israelí imputado en La Haya por genocidio, a pinochetistas recargados, a Elon Musk y a los conductores del prime time de los canales La Nación +, TN y América 24. Esta adhesión unánime, grotesca, de los espacios más vistos de tres de los principales grupos de comunicación es muy reveladora de cuánto hay de “nuevo” y “disruptivo” en Milei.

Le piden más y Milei lo da todo. Últimamente, ese todo sumó versículos fascistas cada vez más literales.

De la pátina del “respeto” a la elección sexual de cada individuo que el Milei naciente, 2017-2018, esbozaba en sus apariciones “libertarias”, pasó a la moralina rancia que apunta a los homosexuales como depravados. El “régimen viril” de Mussolini era implacable con los “degenerados”.

El mandatario argentino afirma que la agenda negacionista y reivindicatoria del terrorismo de Estado de Victoria Villarruel no es la de él, y por eso la segrega. Si no es la de él, se ve que se la envidia, porque el acoso a la memoria histórica es cada vez más explícito, algo menos marcial que el de Villarruel. Esta semana, Milei insistió con el enaltecimiento del “hombre común”, en una intervención vil contra Axel Kicillof, tras el asesinato de un repartidor en el partido de Moreno. La sombra neofascista vuelve a decir presente con la reminiscencia dell’ uomo qualunque.  

Así las cosas, ya no hay autoengaño que alcance. El siguiente paso para sus adherentes está en pleno desarrollo y consiste en asumir la deriva extremista como propia. Como no corresponde la utilización pura y dura del término fascista, porque no estamos en Roma en 1921, cabe hablar de post-fascismo.

Imitadores y resistencia

Milei está arrastrando a una parte del sistema político y periodístico hacia el sadismo. El caso emblemático es el del marplatense Guillermo Montenegro, ya citado en esta columna. El centro de la principal ciudad turística argentina vive una crisis de mugre y dejadez, pero el intendente se anima a buscar votos y likes con videos virales en los que un grupo de matones municipales atormenta a indigentes.

La mitad de la dirigencia relevante del PRO se pasó a La Libertad Avanza, o está próxima a hacerlo, o ensaya imitaciones sin terminar de sacar los pies del plato. Otros intentan retroceder, con dificultades. Fueron demasiado lejos durante el primer año del ultraderechista en Casa Rosada. Alguno, como el jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri, se tentó hace no tanto con posar junto a Milei con el pulgar hacia arriba y su conocida mueca infantil para ocultar la papada, foto que pronto preferirá borrar.

Jorge Macri se sometió a un rito de Javier Milei el 3 de septiembre de 2024

Moderados y “centristas” del extinto Juntos por el Cambio ayer dijeron presente en la masiva manifestación “lgbtinbq+ antifascista y antirracista”. Interesante paso, que habría sido más útil si varios de ellos no hubieran apoyado en el Congreso todo lo que a Milei realmente le importaba, con la excusa pueril de “darle las herramientas al Presidente”.  

Las reminiscencias de la marcha de ayer con las dos manifestaciones universitarias (abril y octubre) y la del 24 de marzo fueron nítidas. Primero, por su masividad, y segundo, por la diversidad social y cultural que expresaron. La postal permite inferir un escenario que, bien leídas, dejan ver la mayoría de las encuestas. Existe un apoyo amplio al Gobierno, anclado en el hartazgo con ciclos políticos anteriores, la menor volatilidad económica y el odio a “la casta”, pero el rechazo que generan los hermanos Milei es de igual volumen y, acaso, mayor intensidad.

Ayer circularon ríos interminables de personas por las calles de Buenos Aires, Rosario, Mendoza, Bariloche, Córdoba y Mar del Plata. Las manifestaciones también se hicieron sentir en Barcelona, Montevideo, Santiago, Roma y Ciudad de México, y muchas otras ciudades. Cientos de testimonios de a pie recogidos en elDiarioAR y otros medios dieron cuenta de convicciones profundas, bien elaboradas y mejor dichas, sobre los derechos y la vida en común. Lo contrario del vómito de las redes que tiene a Milei como uno de sus exponentes más desorbitados.

El Presidente, su aparato estatal, sus premios de cartón y sus medios pisan fuerte, con un sentido claro y una conducción política indiscutible. No ocurre lo mismo con el campo opositor, que marca presencia masiva en las calles y reclamos sectoriales, pero no encuentra un cauce político identificable.

Marcha antifascista

¿En qué anda el peronismo?

Cristina y Máximo Kirchner dedicaron buena parte de su esfuerzo de la segunda mitad del año en alcanzar la presidencia del Partido Justicialista. La expresidenta en la jefatura partidaria nacional, con su hijo ya asentado en la bonaerense. Lo normal.

Una lectura atendible era que la movida estaba destinada a obturar cualquier proceso de liderazgo con vocación independiente del Instituto Patria y La Cámpora. No importaba tanto la silla pejotista, que nunca significó demasiado en el peronismo, sino bloquear un armado en el que estaba involucrado Kicillof, “el único de nosotros que tiene fichas propias en el bolsillo”, en la descripción timbera de un exministro que no forma parte del entorno del gobernador.

Cristina anunció su intención de “ordenar lo que se desordenó” en el partido y puso como ejemplo del desorden a los gobernadores de Tucumán y Catamarca, vendidos al Ejecutivo de los hermanos Milei.

Desde la asunción de las nuevas autoridades partidarias, el 11 de diciembre pasado, no hubo novedades del reordenamiento. Tampoco pronunciamientos, reuniones, cronogramas y trazos de estrategias electorales o apertura de expedientes para expulsar, por ejemplo, a Daniel Scioli. La inercia previa siguió su curso congelado.

Por el contrario, llegan novedades de las provincias. Una de ellas da cuenta de que, en Jujuy, donde el peronismo vive de crisis en crisis desde que perdió la gobernación en 2015, La Cámpora pactó con Rubén Rivarola, el histórico mandamás del partido que fue desplazado mediante intervención en 2023 por darle los votos necesarios al radical Gerardo Morales para reformar la Constitución, entre gallos y medianoche.

Rivarola, dueño del diario El Tribuno y empresario multirrubro, cumple a la perfección el papel de opoficialista tan característico de los sistemas políticos provinciales. Su última actuación relevante fue haber apoyado el arancelamiento de la salud pública en Jujuy, una medida inédita aprobada por la Legislatura en diciembre y revertida por el gobernador radical, Carlos Sadir, en enero, ante la ola de protestas. Al defender su posición, Rivarola dejó una frase para el recuerdo: “No me digan que no pueden pagarlo; estamos hablando de diez gaseosas para tener salud”.

En la era de las redes, la parálisis del PJ podría subsanarse parcialmente en el territorio digital, epicentro del debate político actual. Tampoco es el caso. Desde octubre, la cuenta de Twitter @P_Justicialista pio tres veces. Dos fueron retuits de posteos de Cristina y uno anunció la asunción de la expresidenta en la jefatura del partido. Por suerte, en Argentina no pasa nada y no es necesario mayor activismo de parte del principal partido de la oposición.

A esa dinámica endogámica y paralizante es a la que Kicillof parece haber decidido hacerle frente, tras dos años de zigzagueos.

Riesgos por todas partes

El martes, el gobernador bonaerense encabezó una reunión con 35 intendentes en Villa Gesell, en la que estos se pronunciaron a favor de un desdoblamiento electoral para los cargos municipales y provinciales, a contramano de lo que quieren Cristina, Máximo y Sergio Massa. Ya no se trató de un acto por una conmemoración en el que se contaban ausencias y presencias sin que se explicitara el conflicto. En Villa Gesell se habló de un proyecto político autónomo de los Kirchner.

Sobre la conveniencia de desdoblar las elecciones provinciales y nacionales o anular las primarias obligatorias, hay opiniones variadas y contradictorias, no sólo en el peronismo ni tampoco restringidas a Buenos Aires. Los argumentos van y vienen, ninguno parece irrefutable, incluso desde la perspectiva y los intereses de quien los enuncia.

Axel Kicillof, entre la multiud durante la marcha antifascista y antirracista, el 1 de febrero de 2025.

Del otro lado de la General Paz, Jorge Macri se encamina a organizar una votación separada para legisladores locales y a anular las primarias. Dos preguntas básicas. ¿Le conviene al jefe de Gobierno porteño municipalizar una elección en la que se pondrá el foco en una gestión tan deficiente hasta en lo más básico —juntar la basura—, que causa alarma filas adentro? ¿No sería mejor para el PRO de CABA, acechado por la ultraderecha, mantener la interna obligatoria, como forma de contener fugas hacia el centro de larretistas, cívicos y radicales? Son preguntas con respuestas múltiples, asimilables, en parte, a la provincia de Buenos Aires.

El debate sobre las PASO y el desdoblamiento pasó a ser el factor ordenador de una disputa por el liderazgo entre Cristina y Kicillof, que se volvió inevitable y podría sacudir la letanía del peronismo.

Una voz cristinista con poder territorial en el Gran Buenos Aires mira con perplejidad y cierto desdén los movimientos de Kicillof y su entorno. Pasa lista de los asistentes a Villa Gesell. “Convoca el gobernador y van nueve de 19 intendentes nuestros en el conurbano, y 35 de 86 intendentes en toda la provincia”.

La cuenta —casi la mitad de los alcaldes peronistas del Gran Buenos Aires y 40% de los de la provincia— no parece tan exigua si del otro lado están Cristina —indiscutida hasta hace poco—, La Cámpora y Massa, cuyo Frente Renovador maneja una docena de intendencias.

“Además, se equivocan, porque quieren llevar el debate a lo local y les van a empezar a agitar la inseguridad, como pasó esta semana”, en referencia al asesinato del repartidor en Moreno que desató un festival de carroña política y mediática. “Una campaña con Cristina candidata centra el debate y lo pone en otro nivel”, agrega.

El desdoblamiento implica un segundo turno nacional. Sigue el crítico de Kicillof: “Si Cristina es candidata y vamos a internas, a quién va a poner ellos, ¿a Carli Bianco?”, en referencia al ministro de Gobierno y mano derecha del gobernador.       

Una de las voces con más peso de los que rodean a Kicillof da la pauta de la línea cruzada el martes.

“Villa Gesell sirvió para que decenas de dirigentes con responsabilidad de gobernar discutieran sobre lo mejor para el futuro, con ganas de entender que hay algo que se terminó y hay que empezar otra cosa. Los intendentes entienden que lo que hay que empezar tiene que ser con Kicillof a la cabeza”, razonó.

En la mirada de este hombre clave del peronismo bonaerense, “a Kicillof le pueden criticar algunas cosas, se pudo haber equivocado, pero nadie duda de que tiene una gestión para mostrar y que entendió desde el primer momento que a un proyecto reaccionario, concentrador y autoritario como el de Milei había que hacerle frente, y no había que esconderse”.

“¿Quieren definir 2025 con la misma caja de herramientas que nos llevó a las derrotas de los últimos años, con un par de fotos en el Instituto Patria y una mesa de decisión de dos o tres personas?”, indaga la misma persona.

El desdoblamiento es un hecho. En el Gobierno de Kicillof aducen razones técnicas y de practicidad ante el cambio al sistema de boleta única de papel para los cargos nacionales, sancionado en 2024, que obligaría a armar dos mesas de votación (una para la categoría de diputados nacionales y la otra para los tramos provinciales y municipales), algo que dejó una traumática lección en la Ciudad de Buenos Aires en 2023, cuando Horacio Rodríguez Larreta hizo el ensayo en el marco de la interna presidencial de Juntos por el Cambio.

A esta altura, para Kicillof sería un enorme costo político desoír el pedido autogenerado de los 35 intendentes presentes en Villa Gesell. Con la mirada en Alberto Fernández, si de algo está convencido el gobernador bonaerense, es de que las marchas y contramarchas como producto de negociaciones en sordina con el Instituto Patria invalidan cualquier proyecto político.

Hasta ahora, Kicillof sorteó el mal negocio que significó no ser enteramente el autor de sus decisiones políticas y electorales, no sin altos costos, como el episodio Martín Insaurralde, insertado en el gabinete por los Kirchner. No queda margen para repetir la experiencia, aunque el gobernador tiene todo un camino por recorrer para medir su verdadera vocación política.

En el Gobierno bonaerense afirman que no darán batalla para desafiar la eventual candidatura de Cristina a diputada nacional, y confían en que esa lista se podrá negociar. La hipótesis de que el Instituto Patria aceptará armar una lista diversa parece ir contra la naturaleza de Cristina. No obstante, ¿una postulación de la expresidenta a la cabeza de la boleta no concentrará todas las miradas y tornará invisible cualquier proyecto personal de Kicillof? ¿No será la propia Cristina la que levantará la bandera de la victoria si el intento sale bien?

“Que Cristina diga lo que quiera. Nosotros tenemos que singularizar la elección sobre el modelo de gestión de Axel en una fecha específica, en la que no se estén discutiendo 25 cosas a la vez. No necesitamos saldar todo este año. Habrá tiempo para discutir el 2027”, replica la voz kicillofista.

Riesgos por todas partes, pero algo se mueve. 

SL/DTC

La orgullosa rebelión de la diversidad: miles de personas marcharon contra los discursos de odio del Presidente

La orgullosa rebelión de la diversidad: miles de personas marcharon contra los discursos de odio del Presidente

Igual que ocurrió con la marcha universitaria en defensa de la educación pública, el reclamo contra los dichos homofóbicos de Javier Milei congreso a una multitud más allá de la comunidad LGTBIQ+.

No corremos ni temblamos: marchamos con orgullo

Políticos opositores y dirigentes gremiales y sociales marchan a Plaza de Mayo

“Organizamos la marcha y desbordó. Es increíble, se está replicando en todo el país y afuera también. Vamos a tirar este castillo de naipes fascista”, precipitadamente se ilusiona Pablo, de la Asamblea Antifascista LGBTIQ+.

Faltaban 30 minutos para que iniciara la marcha “antifascista y antirracista” y frente a la Plaza del Congreso ya había una multitud que esperaba ir a Plaza de Mayo. Es la primera vez que una manifestación organizada por el Orgullo finaliza en Casa Rosada. Antes reclamaban en el Congreso la sanción de leyes. Hoy tienen que defenderlas frente al Ejecutivo.

Esta vez la movilización fue de Plaza de Mayo al Congreso. Ya no reclaman leyes, se marcha para protegerlas del Ejecutivo.

A poco más de un año de gobierno libertario, el discurso del presidente Javier Milei en el Foro Económico de Davos terminó de consolidar un discurso de odio y ataques hacia la diversidad sexual. Por eso para las cuatro de la tarde en las calles San José y Av. de Mayo, la concentración había adquirido una densidad idéntica o similar a la multitudinaria Marcha Universitaria del año pasado. Como aquella marcha, la convocatoria trascendió el reclamo y terminó teniendo una adhesion que traspasó al colectivo LGTBIQ+.

A esta altura el cielo despejado era como un horno sin puerta, pero las sombras de los edificios sobre Av. de Mayo detenían el calor al igual que la utilización de los abanicos multicolores, símbolo de la comunidad LGBT que se rebeló tras el discurso del Presidente en el que comparó a la homosexualidad con la pedofilia y desconoció la violencia de género. Y al que se sumó un anuncio de un proyecto para derogar el cupo travesti trans y de discapacidad, la Ley Micaela, el DNI no binario, la Ley de Paridad de Género y la supresión de lo agravantes en caso de femicidios del Código Penal.

“Seguro que lo próximo que buscarán será sacar el Matrimonio Igualitario, yo no puedo creer que otra vez pasemos a ser ciudadanos de segunda”, dice Florencia (38) a elDiarioAR, pareja de Valentina (36), que opina: “Más que las leyes, que se pueden recuperar, lo que más me duele y preocupa, porque lo dice un presidente y eso baja y se impregna en la sociedad, es el discurso homofóbico”, explica la mujer sobre lo que dijo Milei en Davos donde también pidió “recuperar los valores de Occidente” el mismo día que Tailandia se convertía en el tercer país del sudeste asiático en reconocer el Matrimonio Igualitario. 

Pero no todos tenían abanicos ni pertenecían a la comunidad. Entre los colores vivos y el maquillaje, había Abuelas y Madres de Plaza de Mayo tras el cierre del Centro Cultural Haroldo Conti, jubilados que perdieron sus medicamentos y perderán la moratoria, ex trabajadores del Bonaparte por el vaciamiento y la intervención del Ministerio de Salud, un sector pequeño de la CGT y de la política. También se abrían paso personas ajenas a estos ámbitos, individuos que desconocen la persecusión por orientación sexual pero se solidarizan. Económicamente ajustados u holgados, desempleados o con estabilidad laboral: más allá de la situación personal, se estaba conformando un bloque opuesto al modelo de la Libertad Avanza al que llaman “antifascista”.

La marcha antifascista se replico en todo el país y en al menos 15 ciudades del mundo.

“Viste ese poema que dice ‘primero vinieron por los socialistas y no hice nada, luego por sindicalistas, por los judíos, después vinieron por mí y no quedó nadie’; bueno esto es igual, están viniendo por todos”, dice a elDiarioAR Agustín, un hetero autoconvocado en alusion al poema de Martin Niemöller que habla sobre el silencio ante el ascenso del nazismo.

“Yo estoy acá porque soy puto, porque estudio en la UBA, y es una aberración lo que dice y hace este tipo. Pero te soy sincero, esto es lo que ellos buscan, confrontar con nosotros les garpa. Hasta que no se vaya a la mierda la economía, no va a pasar nada”, analiza Matías, un joven escéptico de 25 años.

Lentamente avanza la columna que abarca el ancho de la Av. de Mayo, encabezada por las trans históricas. Está claro que esta no es una marcha del Orgullo sino una manifestación antifascista porque, más allá de los cantos y arengas, en los rostros no hay euforia ni entusiasmo, más bien hay algo de seriedad, acaso preocupación o perplejidad y un esparcimiento tremendamente tranquilo. Es un momento experimental de corrimiento de los límites, tiempo de aparente disolución de los consensos nacionales: pasó con la Educación, la Salud y los Derechos Humanos. Es el turno de la Diversidad. Nadie sabe bien cómo reaccionar. De modo que ante la duda, la respuesta es esta enorme manifestación que avanza hacia Plaza de Mayo. 

El discurso homofóbico del presidente Javier Milei en Davos fue el disparador de la marcha.

“Soy una chica trans que ha tenido buena familia y me han dado la oportunidad de estudiar, soy cocinera. Pero soy la excepción, la mayoría de mis compañeras son las más vulnerables del colectivo y es fundamental que siga el cupo porque se sabe que nadie te da trabajo, sobre todo ahora que volvió la discriminación en la calle y las redes sociales”, explica Cecilia, de 39 años.

De alpargata, boina, camisa y bombacha algo manchada, oriundo de Tristán Suárez, partido de Ezeiza, viene de andar a caballo Marcelo, paisano de 73 años. “Estoy acá porque esto es algo muy importante, estamos todos los sectores representados. Hay que poner un límite, che. Yo, jubilado”, advierte a elDiarioAR.

“Es difícil tener un lugar en la sociedad, y ni hablar conseguir un laburo”, dice Juan, en silla de ruedas desde su nacimiento, tiene artrosis muscular espinal, estudia Comunicación.

“Con gente irracional no se debe discutir. Tenemos que enfocarnos solo en nosotres, en cómo nos organizamos para combatir al fascismo”, comenta Eugenia, no binarie, 42 años.

“Levanto este cartel de las mujeres asesinadas por hombres porque quieren sacar el femicidio. La violencia de Milei me viene pegando desde el principio, desde la Ley Bases cuando me detuvieron un día entero por cantar el himno frente a la policía. Nos falta apoyo político, pero al menos el pueblo está presente”, comenta Abril a elDiarioAR.

“Se meten con los desaparecidos y ahora con la diversidad, es una vergüenza, parece que todo el trabajo y la militancia y la conciencia que supimos generar no sirvió de nada. Habrá que recordar todo de nuevo”, dice Alicia, militante de izquierda, jubilada, 78 años.

Detrás del maquillaje, del abanico y los colores, hay historias de frustración y abandono, hay historias de humillación y tristeza, de soledad y tragedia, hay historias de encuentro, de recuperación y, a veces, de emancipación. 

También hay vidas más amables, quienes crecieron en la década del estancamiento económico y del progreso de los derechos de las minorías. Jóvenes veinteañeros que terminaron la primaria con la sanción del Matrimonio Igualitario, cursaron la ESI y la exigieron casi como tema prioritario, ingresaron a la secundaria con el Ni Una Menos, desnaturalizaron el abuso y militaron el aborto, experimentaron libertades y egresaron sin haber sufrido discriminación por cuestiones de género u orientación sexual.

Pero ésta es la minoría dentro de la minoría, la inmensa mayoría de los aquí presentes pasaron por daños morales y físicos, fueron discriminados o hasta incluso golpeados, migrantes de provincias que se refugiaron en el anonimato de la Capital, mujeres manipuladas atrapadas económicamente en el martirio de las cuatro paredes, homosexuales echados de eventos, bares y restoranes, transexuales con los años contados y la vida determinada por una tragedia siempre inminente.

“No sé qué decirte, no sé cómo fue que llegamos a esta situación. Admito que por ahí se le dió mucha bola a reclamos genuinos que teníamos mientras había otra gente que la pasaba mal, que no tenía trabajo y demás, pero por eso no se tiene que destruir todo”, opina Luna, 20 años, militante LGBTIQ+.

Flor de la V, presente en la marcha antifascista.

Desde distintas diagonales se filtran afluentes humanos que engrosan y expanden la concentración. El sol ahora está bien alto bajo este hormigueo humano rodeado del Cabildo, la Catedral y el Monumento a Belgrano delante de la Casa Rosada. Es la histórica Plaza de Mayo y muchos de los acá presentes ya piensan que este es un momento histórico. Parece una gran reunión fraternal donde se convive en armonía sin una autoridad: no hay escenario ni oradores ni documento doctrinario. Hay una programada horizontalidad que se esparce por el anciano que lleva un cartel que dice “zurdo orgulloso nazi sionista jamás”, por las manos entrecruzadas de las parejas, por el pasto donde descansan y se refrescan con bebidas grupos de jóvenes, pasando por la gente parada sosteniendo eternamente banderas del colectivo y de izquierda.

Mientras elDiarioAR conversaba con un grupo de mujeres del colectivo, un hombre bastante adulto se acercó y comentó, en otras palabras, que vino para defender“ el respeto irrestricto del proyecto de vida del prójimo basado en el principio de no agresión y en defensa del derecho a la vida y a la libertad”, tal como repite Javier Milei. “Yo estoy acá porque no pienso vivir nunca más puertas adentro y porque el discurso del Presidente ya está provocando actos de violencia homofóbica”, dice. 

“Si dijeran que son conservadores –agrega el señor de bigote– sería todo más fácil, pero insisten en la libertad y niegan lo que dicen y confunden más”.

“Hay muchos votantes gays de Milei que están diciendo ‘no es homofóbico, solo se refiere a la ideología de género’”, suma otro hombre que acompaña al señor. 

En una de las esquinas se encuentra Matías Sanders, director del Cuerpo Argentino de Socorristas. Dice: “Todos estamos perdiendo derechos y hay que ponerle un frente a esto. Por otro lado, nosotros socorremos a todos por igual. Si viene alguien que no es de la marcha a provocar y se lastima, estamos para ayudarlo. Eso nos diferencia de ellos: todas las vidas para nosotros valen igual”.

Susy Shock, escritora, actriz, cantante y activista trans.

elDiarioAR se comunica con dos trabajadores del morfi callejero. El que vende chorizos, acodado sobre su carrito, asegura que es un laburante y no tira para ningún lado. El otro, que se llama Leonardo y vende bondiola, cuenta que está desilusionado. “Al principio creí en Milei pero está en contra de los trabajadores. No puedo laburar, me echan de todos lados. Más vale que apoyo esta marcha”. 

Más adelante, exactamente frente a la Casa Rosada cantando “fuera Milei”, hay un grupo de mujeres trans. “Están obsesionados con nosotras”, dice una. “Es evidente que hay un tema de la sexualidad del Presidente que no está resuelto”, opina otra sobre las referencias sexuales que utiliza en sus discursos.

Milei ya había comparado a homosexuales con elefantes, “si te querés acostar con un elefante, hacelo”. Diana Mondino, en su momento, expresó “que hagan lo que quieran, si no se quieren bañar está bien, después no se quejen si son piojosos”. Ricardo Bussi dijo que son como “los ciegos o los rengos” y “el que quiere ser travesti, que se la banque”. Carlos Rodríguez que “les falta testosterona”. Agustín Laje que “son un grupo de degenerados desesperados por violar niños”. Nicolás Márquez que son “invertidos”. 

“Para mí esto es fascismo, es una persecución ideológica disfrazada de batalla cultural”, opina una chica de gorra negra Nike que se está yendo de la concentración.  “Es todo muy raro, no se entiende bien qué está pasando”, dice perplejo Nelson, un hombre bastante mayor con una gran cabellera, embutido en la bandera LGBTIQ+. “Lo que sí sabemos es que vienen por todos nuestros derechos, los de las minorías, y que quieren un país con 80% de pobres y 20% de ricos”.

Lali y Taichu en la marcha antifascista

Quizá alguna clave para entender el fenómeno se encuentre en el libro de Giuliano Da Empoli, “El mago del Kremlin”, apodo que el círculo íntimo le puso al ideólogo y asesor principal de Milei, Santiago Caputo. Hay un párrafo que dice:

“¿Qué haces tú cuando quieres cortar un alambre? Lo retuerces en un sentido, luego en otro. A medida que vayas creando una red de internet, te darás cuenta de que hay asuntos que atrapan a la gente más que otros. Puede que unos estén contra las vacunas, otros contra los cazadores o contra los ecologistas, o contra los negros o contra los blancos. Qué más da. La clave es que cada quien tenga algo que lo apasione y alguien a quien odiar. Dar noticias, argumentos verdaderos o falsos, eso carece de importancia. Hay que enfurecerlos a todos. Los que están en defensa de los animales a un lado y los partidarios de la caza al otro. Los activistas gays contra los neonazis. No tenemos preferencias. Nuestra única línea es el alambre de hierro. Lo retorceremos en un sentido y en otro, hasta que se rompa”.

LN/MG

Por qué nos gustan tanto los chismes

Por qué nos gustan tanto los chismes

El chisme juega un rol clave en nuestra vida al permitirnos entender qué está socialmente permitido viendo lo que opinan otros.

¿Viste lo último que publicó? ¿Y lo que le contestó ella? ¿Y lo que le dijo él? A menos que hayas decidido dejar las redes, apagar la tele y no entrar a ningún sitio de noticias en los últimos meses, es imposible que no te hayas enterado de la telenovela del verano. De hecho, lo más probable que te hayas enganchado con alguna parte del drama Wanda-Icardi, que hayas comentado alguno de los episodios y chismoseado a gusto. Porque, ¿a quién no le gusta hablar sobre la vida de los demás? Sobre todo, si es alguien lejano, y lo que pasa tiene pocas consecuencias sobre nuestras vidas. Y si alguien te dice que no, que jamás hablaría sobre otros, no le creas, la evidencia muestra que somos bastante dados al chisme.

El chisme es una parte básica de nuestras relaciones sociales. Hablar sobre otros, que no están presentes en ese momento, para bien o para mal, es una de las actividades que nos ayudan a construir vínculos. Por un lado, sirve para marcar qué nos parece bien y qué no. Pensá cuando discutís con alguien sobre Wanda Nara o Mauro Icardi, cuánto dice eso sobre vos. Tu opinión sobre el caso, qué te parece mal de lo que hizo tal o cual, dice muchísimo sobre nuestras reglas, lo que estamos dispuestos a aceptar y hasta dónde llega nuestra tolerancia. Y ese es un rol fundamental del chisme, vamos tanteando qué piensan los otros sobre un tema y cómo nos posicionamos nosotros.

Y cuando los chismes se vuelven sobre personas más cercanas, alguien con quién nos cruzamos en la vida, pasan a tener también otro rol: advertirnos sobre la gente que no cumple las reglas o que perjudican a otros. Pensá por ejemplo en el compañero de laburo que nunca paga lo que quedó debiendo del almuerzo. Los chismes crecen rápido y se genera una reputación que sirve para sancionarlo de alguna manera. Y una vez que se conoce, es más probable que empiece a pagar para sacarse la mala fama, si quiere que alguien alguna vez le vuelva a prestar.

Este efecto de los chismes ha sido bastante estudiado. En varios experimentos, han visto cómo el hecho de que otra persona pueda observar y comentar lo que uno hace (o sea que podría difundir chismes sobre lo que hacemos), nos vuelve más considerados. Tendemos a comportarnos mejor, ser más colaborativos y menos egoístas. El riesgo de transformarnos en objetos de un chisme juega.

Hay otro aspecto en el que los chismes son clave: generar amistades. Hablar mal de otra persona es uno de los hitos del inicio de una amistad. En una investigación que hicieron sobre este tema, vieron que las personas que coincidían en un comentario negativo sobre otra generaban un vínculo mucho más fuerte que las que coincidían con uno positivo. Criticar a un tercero nos une, mucho más que apreciarlo.

Y es que para poder criticar a otro a gusto necesitás cierto nivel de confianza, saber que el otro no se lo va a ir a decir al criticado, no se va a enojar o a mirarte feo. Y cuando se van logrando esos niveles de confianza hay más chances de que surja una amistad. Para estudiar esto, un grupo de investigadores holandeses hizo una serie de entrevistas en una empresa a lo largo de un año y medio. Veían quién hablaba con quién, quiénes eran amigos y quiénes se juntaban a criticar a otros. Lo que encontraron, es que primero nos sentimos cómodos chismoseando con otro, y de ahí nos hacemos amigos. El chisme es un cimiento social, parte de los ritos que pasamos para lograr una amistad.

Como todo, tiene que ser en su justa medida. En el mismo estudio, encontraron que la gente que chismoseaba todo el tiempo no tenía muchos amigos. Probablemente porque ya era demasiado, y porque también generaba alguna inseguridad (“si habla todo el tiempo así de los otros, qué dirá después de mí”), así que tampoco hay que excederse. Otro aspecto negativo de los chismes es que pueden mantener reglas sociales injustas o discriminatorias, se empiezan a generar chismes sobre alguien sólo porque es diferente y se busca excluirlo.

El chisme juega un rol clave en nuestra vida social. Nos ayuda a entender qué está socialmente permitido viendo lo que opinan otros, puede funcionar para mantener las reglas sociales y, por sobre todo, nos puede divertir mucho. Hay que consumirlo en moderación, para no ser el chismoso que no puede guardar ningún secreto, ni generar ambientes opresivos en los que cualquier diferencia es penada. Pero, dentro de los límites, es una parte esencial de nuestras relaciones sociales, y los necesitamos tanto como el humor. Así que es lógico que nos encante un buen chisme, a disfrutarlo sin culpa.

 

OS/MF