Código Postal 4705
El plan será por 48 meses bajo la línea del Fondo de Facilidades Extendidas. El organismo elogió la “impresionante” estabilización inicial y el ancla fiscal del Ejecutivo.
En Washington, el Fondo Monetario Internacional y el Gobierno sellaron un acuerdo a nivel técnico para un nuevo programa económico de 48 meses, que será respaldado por un préstamo de US$20.000 millones. El entendimiento, alcanzado bajo el marco de la línea del Fondo de Facilidades Extendidas (EFF, por su sigla en inglés), equivale a 479% de la cuota argentina en el organismo y todavía debe ser aprobado por el Directorio Ejecutivo del FMI, lo que ocurrirá en los próximos días.
El acuerdo se construyó sobre lo que el organismo multilateral definió como “progresos impresionantes” por parte de las autoridades argentinas en materia de estabilización económica. En un contexto internacional adverso, el FMI destacó especialmente el rol de “un sólido ancla fiscal” que permitió avances tempranos en el control de la inflación, la recuperación de la actividad económica y ciertas mejoras en los indicadores sociales.
Con este nuevo programa, el gobierno de Javier Milei apuesta a consolidar lo que definió como una agenda de estabilización y reformas de carácter nacional. La oposición, en cambio, lo acusa de generar más deuda para mantener el dólar estable con fines electorales, sin levantar el cepo, una promesa de campaña del entonces candidato de La Libertad Avanza.
La meta declarada es “afianzar la estabilidad macroeconómica, fortalecer la sostenibilidad externa y liberar un crecimiento más sólido y sostenible”.
El anuncio marca el inicio de una nueva etapa en la relación bilateral con el organismo de crédito, y llega en un momento en que la política económica argentina busca respaldo internacional para sus decisiones de ajuste. En este sentido, el staff del FMI dio su aval al rumbo actual de la gestión y anticipó que el acuerdo será tratado por el Directorio “en los próximos días”.
Más allá de su envergadura financiera, el acuerdo representa un respaldo político y técnico para el oficialismo, que podrá exhibirlo como un aval externo a su programa. En un escenario global desafiante, el FMI subrayó el componente “doméstico” del plan de estabilización, remarcando que se trata de una agenda “diseñada localmente”.
Con la aprobación del Directorio, la Argentina accederá a un nuevo paquete financiero que no solo refuerza las reservas internacionales, sino que condiciona parte de la política económica a los objetivos y metas que se acuerden formalmente con el organismo.
La implementación y cumplimiento del programa estarán sujetos, como es habitual, a revisiones periódicas. Mientras tanto, el Gobierno apuesta a que el acuerdo funcione como señal de certidumbre frente a los mercados y como plataforma para atraer inversiones en el mediano plazo.
Tras la declaración del FMI, el ministro de Economía, Luis Caputo, posteó en Twitter (X) que el Fondo “alcanzó un acuerdo a nivel técnico con la Argentina para un programa de Facilidades Extendidas (EFF) de 48 meses”.
JJD
El Gobierno nacional desoyó la orden del juez Gallardo y confirmó que las fuerzas federales estarán a cargo de la seguridad durante la marcha al Congreso. La CGT ratificó que movilizará “aunque haya protocolo antipiquetes”.
En la previa del paro general del jueves, el Gobierno nacional y el de la Ciudad se cruzaron durante días por una escena que todavía no ocurrió: la movilización de este miércoles al Congreso, convocada por la CGT en el marco de la huelga de 36 horas. La discusión no fue sobre los reclamos, los cortes o los manifestantes. La disputa, más simple y reveladora, giró en torno a una pregunta clave: ¿quién se hace cargo del operativo de seguridad?
La pulseada tuvo fallos judiciales, apelaciones políticas, amenazas cruzadas y un mensaje de fondo: el oficialismo está incómodo con una calle que no puede ni controlar ni evitar. La CGT —que durante meses esquivó el conflicto frontal— se suma por primera vez a la protesta semanal de los jubilados. Pero lo hace en un clima distinto: con el dólar en alza, la inflación en rebote, el Congreso atravesado por el escándalo de la criptoestafa $LIBRA y el Gobierno cada vez más expuesto.
Fue el juez porteño Roberto Gallardo quien encendió la mecha. A partir de un amparo presentado por la CGT, la UTEP y el gremio judicial UEJN, dispuso que el operativo del miércoles quede exclusivamente a cargo de la Policía de la Ciudad. En su fallo, subrayó que la seguridad no puede ser excusa para reprimir, y que el derecho a manifestarse no depende del humor del Ministerio de Seguridad ni del contexto político. Ordenó que sea el Gobierno porteño quien garantice derechos, coordine y contenga.
Pero el fallo no se cumplirá. Este martes, desde el Gobierno nacional confirmaron que el operativo lo encabezará Patricia Bullrich, tal como viene ocurriendo desde el 10 de diciembre de 2023. Lo harán, dijeron, “con el mismo esquema” que en las marchas anteriores: un fuerte vallado perimetral, custodia de las inmediaciones del Congreso y despliegue de fuerzas federales. La ministra lo ratificó con dureza: “De ninguna manera vamos a dejar de cuidar la sede del Gobierno federal en la Ciudad, como capital de todos los argentinos”, dijo en diálogo con Radio Mitre. Y fue por más: “Le decimos a Gallardo que no se entrometa. No tiene jurisdicción para darle órdenes a las fuerzas federales”.
No fue solo una respuesta política. El Ministerio de Seguridad, a través del director de Normativa, Fernando Soto, ya había denunciado a Gallardo ante el Consejo de la Magistratura porteño por presunto mal desempeño. Lo acusan de haber invadido competencias del Ejecutivo nacional, de haber actuado con una interpretación “subjetiva y forzada” de los hechos, y de haber dictado un fallo con “sesgo ideológico”. Según el escrito, el magistrado violó la Ley de Seguridad Interior y habilitó “indebidamente la jurisdicción judicial”.
En paralelo, la Ciudad también rechazó el fallo. Jorge Macri apeló la decisión, pidió que se declare nula y elevó el caso a la Cámara Contenciosa. Dijo que “no se puede escribir desde un escritorio cómo actuar ante una manifestación” y aseguró que “vamos a garantizar la seguridad con las fuerzas federales y con la Policía de la Ciudad, como siempre”. En pocas palabras, el jefe de Gobierno reclamó protagonismo para Bullrich, cuestionó al juez y sostuvo que la Ciudad no se bajará del operativo.
En los hechos, el Gobierno nacional mantendrá el control del operativo. Desde Casa Rosada aseguran que replicarán el esquema del 19 de marzo: fuerte despliegue, vallado y ninguna negociación. En Balcarce 50 justifican la decisión: creen que la movilización, por su tamaño y composición —jubilados, sindicatos, organizaciones sociales—, puede derivar en tensiones que la Ciudad no puede manejar. No lo dicen en público, pero lo deslizan: si algo sale mal, quieren tener margen de reacción y, sobre todo, de descarga.
La CGT salió también este martes a marcar posición. Octavio Argüello, cosecretario general de la CGT y dirigente de Camioneros, fue directo: “Vamos a marchar igual, aunque haya protocolo antipiquetes”. En declaraciones a Radio Splendid, calificó de “locura” cualquier intento de impedir la protesta y cargó contra Bullrich: “No está habilitada para poner todas las fuerzas represivas que acostumbra poner, porque en la Capital hay una fuerza para actuar”.
Argüello explicó que la CGT, junto a la UTEP y el gremio judicial liderado por Julio Piumato, fue quien impulsó el recurso de amparo que originó el fallo de Gallardo. El mismo que ahora fue desoído por el Gobierno nacional y que motivó la denuncia formal del Ministerio de Seguridad. Consultado sobre Bullrich, el dirigente sindical ironizó: “Ya sabemos quién es. Me pregunto cómo puede seguir estando en un cargo. Hace 40 años que vive del Estado”.
El trasfondo de todo este choque no es solo institucional. Es político. El reclamo que moviliza a los jubilados desde hace meses sigue intacto: aumento de emergencia, medicamentos gratuitos, recomposición real de haberes. Lo nuevo es que la CGT decidió ponerle cuerpo. Y eso cambia la escala del conflicto. Ya no es una protesta persistente pero marginal. Es una movilización con peso propio.
Por eso, la disputa por el operativo de seguridad no fue un detalle. Fue el preámbulo. No se trató de quién despliega los escudos, sino de quién responde por lo que pueda llegar a pasar. Y en ese terreno, el Gobierno eligió jugar fuerte. Confirmó que Bullrich no se corre. Que el protocolo se impone sobre el diálogo. Y que, incluso con fallo en contra, va a actuar.
Porque en el fondo, el problema de Milei con la protesta del miércoles no es Gallardo, ni Jorge Macri, ni la CGT. Es la imagen. Esa que va a circular por redes y noticieros: la de una plaza colmada, un Congreso vallado y un gobierno que, en lugar de escuchar, endurece. Un gobierno que habla de orden, pero expone su debilidad. Y ese, por ahora, es un dilema que ningún operativo puede resolver.
PL/JJD
La oposición consiguió 128 votos a favor contra 93 rechazos del oficialismo, el PRO y la UCR.
Por segunda vez en menos de una semana, el muro de contención del Gobierno falló y el Congreso logró asestarle un duro golpe a Javier Milei. En Casa Rosada intentaron evitarlo, pero no hubo manera: tras conseguir el quórum, la oposición logró en la Cámara de Diputados lo que no había podido el Senado y aprobó la creación de una comisión investigadora por el caso $LIBRA. Pero no fue lo único: con una mayoría aún más amplia, la oposición aprobó el pedido de interpelación de Luis Caputo, Guillermo Francos, Mariano Cúneo Libarona y el titular de la Comisión Nacional de Valores, Roberto Silva. Los funcionarios deberán, ahora, asistir al recinto el 22 de abril y someterse a la metralleta de preguntas de los legisladores opositores.
La multipartidaria opositora que había impulsado la sesión celebró las votación con un aplauso. Había sido casi imposible conseguir el quórum y, hasta último momento, el Gobierno había presionado para evitar que el Congreso creara una comisión que se abocara a investigar, durante el resto de la campaña electoral, el mayor escándalo que sacudió a los hermanos Milei en el último año. El recinto era un caos de negociaciones a contrarreloj, pero finalmente, ante un Martín Menem ya resignado, la oposición vio el tablero y celebró: con 128 votos a favor, 93 en contra y 7 abstenciones, la comisión investigadora se había convertido en una realidad.
El número, conseguido con dificultad, había sido posible por una alianza del peronismo de Unión por la Patria, el pichettismo de Encuentro Federal y el radicalismo díscolo de Democracia Para Siempre. Acompañó a toda la Coalición Cívica y la izquierda, así como, en soledad, el radical Julio Cobos. Ex libertarios como Lourdes Arrieta o el MID de Oscar Zago optaron, en cambio, por enviarle una señal de alerta al Gobierno y se abstuvieron.
Solo el PRO y la UCR de Rodrigo de Loredo saldrían en defensa del gobierno libertario, cuyo blindaje legislativo volvía a mostrar fisuras. El contexto electoral, sumado a los sucesivos traspiés de los estrategas de Casa Rosada, habían dejado vulnerable a Javier Milei, que ahora deberá lidiar con una comisión liderada por el peronismo que ahondará sobre el caso $LIBRA durante los próximos tres meses. La primera reunión será el 23 de abril y los diputados ya están diseñando el organigrama interno, en donde la oposición tendrá mayoría.
Durante el debate, el peronismo decidió apuntar los cañones contra la hermanísima, a quien acusó de tener un “modus operandi” para cobrar “coimas”. Los diputados de UxP recordaron que había sido Karina Milei quien había funcionado como puerta de entrada de Casa Rosada para el grupúsculo de traders y empresarios cripto detrás de la moneda $LIBRA, como Mauricio Novelli y Hayden Davis. “Karina Milei realizó gestiones para permitir el ingreso de los principales responsables. Tuvo negociaciones, supervisó acuerdos”, insistió Sabrina Selva (UxP), una de las impulsoras de uno de los proyectos de interpelación a Karina Milei y al propio Javier Milei.
El peronismo aprovechó, a su vez, para referirse a las denuncias de compraventa de candidaturas en las filas de La Libertad Avanza durante la campaña de 2023. Así como los reproches de algunas figuras públicas que, aún entonces, afirmaban que la hermana presidencial cobraba peajes para reunirse con el presidente, como denunció, por ejemplo, el orfebre Juan Carlos Pallarols. “De la estafa con cripto se deriva otro elemento que son las coimas de Karina. Que no sería un hecho aislado de $LIBRA sino un modus operandi sistemático. No estaríamos sólo ante una estafa particular, sino que si la Justicia avanza podría quedar en claro que estamos ante una asociación ilícita encabezando ese desgobierno”, lanzó, con dureza, Juan Marino (UxP).
La Secretaria General de la Presidencia sería el foco de toda la sesión. Sin embargo, como parte de las negociaciones internas, el peronismo acordó resignar la citación de Karina y el presidente. Fue la concesión que Paula Penacca y Germán Martínez, los dos alfiles de UxP, tuvieron que hacer para conseguir el número para aprobar las interpelaciones, ya que los radicales de DPS no querían acompañar un dictamen que apuntara tan directamente contra la hermana presidencial.
Fue solo así que, con 131 votos a favor y 96 en contra, la Cámara de Diputados aprobó el pedido de citación de Luis Caputo, Guillermo Francos, Mariano Cúneo Libarona y el titular de la Comisión Nacional de Valores, Roberto Silva. Los funcionarios, ahora, tendrán que asistir al recinto el próximo 22 de abril, aunque ya hay sospechas en la oposición de que la mayoría optará por no hacerlo. El único que está obligado es el jefe de Gabinete, a quien el Congreso tiene la facultad de remover si se rehúsa.
También se aprobó un pedido de informes al Ejecutivo, que tendrá que responder de manera escrita. Fue con 135 votos a favor, 84 en contra y 7 abstenciones. Un resultado similar al de las interpelaciones, aunque con algunas novedades. El ala macrista del PRO, como Silvia Lospennato, María Eugenia Vidal y Germana Figueroa Casas, decidió abstenerse. Lo mismo hicieron algunos radicales, como Gabriela Brouwer o Lisandro Nieri. El grueso de la UCR de Rodrigo de Loredo, sin embargo, blindó al Gobierno.
El oficialismo, cuando se vio sobrepasado, apenas si salió en defensa del Ejecutivo. Nicolás Mayoraz fue el encargado de hacer la defensa técnica y optó por oponerse a los proyectos bajo el argumento que iba en contra de la división de poderes. “Vemos una intromisión sobre el Poder Judicial. La propuesta ya de entrada muestra el sesgo, la direccionalidad. Dicen que buscan conocer la verdad pero ya están juzgando el hecho y condenando”, cuestionó el santafesino libertario, entre las risas opositoras, que le echaron en cara que defendiera la división de poderes luego de haber intentado designar a Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla como jueces de la Corte por decreto.
La oposición, en cambio, optó por destacar el rol del Congreso. “Se llenaron la boca hablando de auditar las universidades, ahora el Congreso debe auditar si hay daño para la República después de lo que hizo el presidente de la Nación promocionando una criptoestafa”, señaló el titular de DPS, Pablo Juliano. “¿Qué están ocultando el oficialismo y los teloneros ocasionales del Congreso? Este Congreso se ha transformado en un antro de cobardes y oportunistas”, sumó, con mayor dureza, la lilita Mónica Frade, quien acusó a Karina Milei de haberle pedido dos mil dólares a Pallarols para reunirse con Milei.
El encargado de cerrar fue Germán Martínez, cuyo bloque venía de protagonizar horas turbulentas debido a la interna a cielo abierto entre Cristina Fernández de Kirchner y Axel Kicillof. UxP, finalmente, tuvo asistencia casi perfecta, aunque más de un diputado se miraba por encima del hombro y seguía atentamente el cruce de chicanas entre el “Cuervo” Larroque y Mayra Mendoza a través de los medios. “Bienvenido que haya habido quórum. El Congreso no está para arrodillarse frente a nadie, el Congreso no está para ser el felpudo de nadie”, lanzó. Y suspiró con alivio.
MC/JJD
Ni médicos, ni ambulancia, ni la psiquiatra ni el neurocirujano: la última vez que la madre de Dieguito Fernando vio a Maradona fue dos días antes de su muerte. Dijo que llamó a Vanesa Morla y le pidió que hubiera asistencia profesional porque "a Diego lo vi muy mal"
“Era 23 de noviembre, feriado. Yo estaba almorzando con mis padres. Vanesa Morla me llama y me dice 'Verónica, andá a Tigre, porque hoy nadie fue a ver a Diego'. Yo vivo en Ezeiza, estaba a unos 150 kilómetros. Llegué como a las 5 de la tarde. Llego, entro a la habitación y le digo 'Diego, ¿qué te pasó?' Estaba hinchado, desfigurado; la panza, las manos. Una enfermera estaba sentada en el living leyendo una revista. Y el custodio, Julio Coria. Quería hablar a solas con Diego, pero el cuestodio entró y me dijo que no podía dejarlo solo”: es parte del relato de Verónica Ojeda, expareja del Diego Maradona y madre de su hijo menor, Dieguito Fernando.
Su testimonio era uno de los más esperados en el juicio por la muerte de Maradona. Ojeda fue la última familiar directa que tuvo contacto con el exfutbolista antes de su fallecimiento. “El ultimo día que fui, Diego estaba solo, apenas con un custodio”, remarcó Ojeda. Según la madre de Dieguito Fernando, ese día –el 23 de noviembre– lo vio mal, no sólo en cuestiones de salud sino de higiene. Le pidió que se bañara y afeitara, que a Dieguito Fernando no le hacía bien verlo en ese estado. “Había 'olor a baño' en la habitación. Diego me dijo 'mañana traemelo, te prometo que me voy a afeitar y a bañar. Fue la ultima vez que lo vi con vida”, detalló Ojeda y rompió en llanto. Hubo que ir a un cuarto intermedio. Reclamó a Vanesa Morla: “Le dije que no puede ser que lo vea a Diego así, que los médicos tienen que estar atentos, todos ahí, todos turnándose. Nadie me dio bolilla”.
Era la tercera vez que Ojeda visitaba la casa del Tigre. La primera vez que la madre de Dieguito Fernando lo vio fue el día en que se instaló luego de ser operado en la Clínica de Olivos por el hematoma subdural. “Estaba contento, tomando su sopa; disfrutando a Dieguito”, detalló Ojeda. La segunda vez fue a la semana siguiente y ya no lo vio: “Estaba enojado, no quería sair de la habitación. Dieguito, que tenía siete años entonces, fue corriendo y se tiró encima de su papá. Era el único al que no echaba. Pero me dijo ”Vero, llevalo. No quiero ver a nadie. Ya no era el Diego que yo conocía. Lo saqué a mi hijo y nos fuimos“, siguió Ojeda.
Maradona y Ojeda tuvieron una relación entre 2005 y 2014. En 2013 nació Dieguito Fernando. El vínculo terminó cuando el exfutbolista arrancó una relación con Rocía Oliva. “En 2018 hablaba esporádicamente con él porque quería que el chiquito tuviera acercamiento con su padre, que era muy poco. El entorno de Diego no me dejaba”, dijo Ojeda. En 2019 hubo un acercamiento. Como Dieguito Fernando tiene un diagnóstico de autismo y transtorno específico del habla, Ojeda buscó tratamiento en Miami. Pero Maradona, que estaba a punto de desembarcar como técnico en Dorados, de México, le propuso que ella y su hijo se mudaran con él para recibir atención específica allí. Ojeda aceptó. No se supo si el tratamiento dio resultado pero la revinculación entre Maradona y Ojeda fue imposible. El contacto se interrumpió hasta que en 2019 Ojeda recibió un llamado. Era una masajista, la masajita personal de Diego, que le dijo: “No me conoces, vivo en Bella Vista. Sé que vos la única que podés salvar a Diego”. Cuando Ojeda llamó a su expareja, lo primero que escuchó fue un reproche: “¿Por qué no me traés a mi hijo?”
Ojeda confirmó que la psiquiatra Agustina Cosachov y Leopoldo Luque fueron los que recomendaron la internación domiciliaria, y que ella contrapropuso una internación en un neuropsiquiátrico, experiencia que habían tenido en 2007. También nombró a Vanesa Morla y Maximiliano Pomargo como la pareja –de hecho son matrimonio– que estaba al tanto del minuto a minuto de lo que sucedía en la casa de Tigre. Afirmó, con énfasis, que Leopoldo Luque llegó a ser el médico de confianza de Maradona por Matías Morla: “Luque llega a la vida de Diego por Morla”, afirmó Ojeda.
“Al mediodía. Al mediodía me llamó (Jorge) Rial. Me llamó me preguntó cuándo hacía que no hablaba con Diego. Era miércoles, le dije que el lunes, que lo había visto el lunes. Le pregunté si paba algo. Me dijo 'llamá o anda ya a Tigre'. Entré a llamar a todo el mundo, nadie me contestaba. Hasta que me atendió Vanesa (Morla) y me dijo que fuera a Tigre. Agarré a Dieguito y salí para allá. En el camino me enteré por la radio de que había fallecido”, dijo Verónica Ojeda, expareja de Diego Maradona y madre de su hijo menor, Dieguito Fernando, al Tribunal.
Noticia en desarrollo.
VDM/MG
Desde la ortodoxia hasta la heterodoxia hay coincidencias en que el peso sobrevaluado no va más, pero difieren en otras recetas: negociaciones con Estados Unidos o represalias y búsqueda de otros mercados, más ajuste fiscal o reactivación de la obra pública y el consumo. En Wall Street y en el Foro Llao Llao quieren resucitar la dolarización.
Quizás algún día alguien filme una comedia de enredos sobre el viaje del presidente Javier Milei y el ministro de Economía, Luis Caputo, para encontrarse con un Donald Trump justo en el momento en que el jefe de Estado de Estados Undos ponía al mundo patas para arriba por sus aranceles contra las importaciones de casi todos los países. Pero por ahora, en lugar de risa, el desconcierto de Milei y Caputo provoca preocupación.
Entre economistas y empresarios tampoco tienen mucha idea de qué hacer ante un fin de épica de la globalización, tal como se la entendió en 80 años, tras el final de la Segunda Guerra Mundial, pero surgen ideas: desde negociar rebajas arancelarias, como intenta el presidente y su canciller Gerardo Werthein, al igual que otras 50 naciones, hasta responder con represalias, como China y la Unión Europea, o como analiza Brasil; y desde devaluar la moneda, como están haciendo otros países y como viene reclamando el mercado y el Fondo Monetario Internacional (FMI), hasta reflotar la promesa electoral de la dolarización, como escribió este lunes la columnista ultraconservadora de The Wall Street Journal Mary Anastasia O'Grady.
O'Grady advierte en el titular que “Argentina necesita el dólar más que nunca” y en la bajada: “Un sistema monetario fallido frena el progreso de Milei. Apueste por el dólar”. En su texto elogia la motosierra fiscal y la desregulación económica del libertario, pero alerta: “El proyecto de reforma del Sr. Milei sigue en constante cambio, en parte porque se basa en un régimen monetario insostenible. El tipo de cambio fijo sobrevaluado —con su paridad móvil— y los correspondientes controles de capital son señales de alerta. Un indicio de posibles problemas es el diferencial entre el tipo de cambio oficial y el tipo [de cambio] de mercado, que el viernes superó el 20%. Es probable que el problema fuera mayor de no ser por la intervención del Banco Central”. La columnista opina que “un nuevo programa del FMI no es una buena señal” y recomienda dolarizar.
En el Foro Llao Llao, que reunió la semana pasada a los dueños de grandes fortunas, algunos comenzaron a resucitar también la idea de dolarizar, según relató el diario Perfil. “Sería lo más inteligente”, reconoce uno de ellos en diálogo con elDiarioAR. Otro empresario pro dolarización opina: “Mucho no se puede decir. Demasiada incertidumbre. Se están escuchando algunas voces aisladas que piensan que el modelo está agotado. Pero son minoría por ahora”.
Entre los economistas, las opiniones están divididas. El exviceministro de Economía Fernando Morra opina que él devaluaría el peso, como están haciendo otros países para abaratar sus productos y recuperar la competitividad, sobre todo cuando el peso es la segunda moneda más sobrevaluada del planeta, según The Economist. “Yo devaluaría y culparía al anterior, pero ellos no pueden hacer eso. Jugaron muy al limite con todo y ahora el mundo se puso en cualquier lado. Creo que lo peor es entender cómo afecta esto al problema en el que ellos mismos se metieron con el nuevo programa con el FMI”, señaló.
Y continuó: “Me parece que va a estar muy dificil en las próximas semanas avanzar en esa discusión, o al menos que Trump tenga la suficiente fortaleza para imponer un apoyo”.
Mientras, crecen las versiones de que algunos directores del Fondo que representan a países enemistados con el magnate norteamericano o con el economista libertario estarían frenando el crédito. En el Brasil de Luiz Inácio Lula da Silva niegan que estén obstaculizándolo. “Sin acuerdo con el FMI, vamos a ver una brecha cambiaria al alza, presiones inflacionarias y un regimen cambiario tambaleante”, pronostica el exviceministro y actual socio de la consultora Lambda.
Daniel Marx, exsecretario de Finanzas y socio de la consultora Quantum, propone “una serie de acciones que mejoren competitividad y aumenten credibilidad”. Otro consultor y exviceministro de Economía, Orlando Ferreres, opina que el Gobierno “deberá adaptarse, pero significa más inflación que la que habíamos previsto (23,2%) y un menor crecimiento del PBI (hasta ahora habíamos previsto casi 5%)”. ¿En qué consiste adaptarse? “Negociar los 50 productos de los que habla el Gobierno y fijar arancel recíproco para cada uno. No creo que sea arancel cero pues el arancel promedio de Estados Unidos sería sólo de 2,7%”, responde Ferreres.
Daniel Artana, exsecretario de Hacienda y economista jefe de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL), cita un artículo que publicó el domingo en el diario La Nación en el que se pregunta si la “tensión cambiaria es coyuntural o hay que hacerle ajustes al programa” y advierte que “si la política cambiaria que se fije no permite una rápida recuperación de las reservas del Banco Central, será necesario efectuarle correcciones al plan”. Hasta aquí la receta ortodoxa. Veamos la heterodoxa. Todos mandriles, desde el punto de vista cada vez menos risueño de Milei.
Pedro Gaite, de la Fundación de Investigaciones para el Desarrollo (FIDE), critica que el Gobierno tenga una receta a contramano del mundo, no sólo en cuanto a la apertura comercial frente al proteccionismo sino también en lo que hace a inversión en ciencia y tecnología y a política industrial. “La Argentina baja aranceles y desregula el comercio con un tipo de cambio bajo: tenemos todas las fichas para inundarnos de importaciones del mundo que no puede colocar exportaciones en otros mercados”, alerta Gaite.
“Tendríamos que fortalecer la relaciones regionales y las economías no alineadas con Estados Unidos para aprovechar oportunidades de nuevos mercados disponibles por los reajustes del comercio internacional que implica la guerra de aranceles”, opina Andrés Asiain, del Centro de Estudios Scalabrini Ortiz (CESO). “En lo inmediato le va a costar mucho sostener el actual esquema cambiario y va a ser difícil reabrir los mercados de deuda para cancelar los vencimientos con acreedores privados. Tendrían que ir pensando una nueva reestructuración”, plantea Asiain. Una nueva, después de la de 2020.
Alejandro Vanoli, expresidente del Banco Central, observa que primero debe llegarse a un acuerdo político para construir un plan creíble en esta guerra mundial proteccionista y riesgo de recesión global. Difícil con el estilo de Milei. En segundo lugar, “si el mundo impone aranceles, debés hacer una política de reciprocidad y cuidar tu mercado”. Tercero, estimular la economía ante el contexto recesivo, con reactivación de la obra pública, mejoramiento de salarios y jubilaciones para sostener el consumo y aumento de la recaudación tributaria entre quienes más tienen. En cuarto término, reconciliarse con el Mercosur y negociar junto con sus miembros acceso a otros mercados, poniendo acento más en los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) que en Estados Unidos. Por último, “es imposible mantener el crawling peg (suba gradual del dólar oficial) del 1% mensual si se devalúan otras monedas porque si se aprecia el peso, se agrava el problema”.
En el mundillo financiero hay quienes coinciden que observan “desconcierto total” en el Gobierno, mientras otros piden “reaccionar” o directamente “devaluar”. En el campo, aún confiados en Milei, la Mesa de Enlace se reunió la semana pasada con el secretario de Agricultura, Sergio Iraeta, que les prometió negociar con Estados Unidos y abrir otros mercados.
En la Unión Industrial Argentina (UIA) hay empresarios que mantienen la prudencia y otros que, resignados, temen lo peor: “Hay que hacer todo lo contrario a lo que está haciendo el Gobierno con su apertura indiscriminada en un momento en que el resto del mundo se cierra. Es criminal. Desprecian a la industria nacional. Tenemos contactos escasos e inútiles con los funcionarios”. Otro empresario fabril reconoce que el Ejecutivo está concentrado en lo macroeconómico, pero no en lo microeconómico: “Tendría que reinar el pragmatismo frente al reordenamiento de flujos comerciales y presiones geopolíticas en el mundo”.
En cambio, el consultor y dirigente de la Cámara Argentina de Comercio Marcelo Elizondo aboga por negociar con Estados Unidos para rebajar aranceles en los 50 productos que más se comercian. También recomienda reforzar la ortodoxia, con más superávit fiscal y más desregulaciones, ante un contexto de suba del riesgo país y mayores dificultades para salir del cepo cambiario, volver a los mercados voluntarios de deuda y exportar en general. “No va a ser fácil. Yo al menos intentaría que se concreten los 11 proyectos del RIGI (Régimen de Incentivo de Grandes Inversiones). Y avanzar con el acuerdo con el FMI”, sugiere Elizondo.
AR/JJD