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Milei sella su pacto con la Sociedad Rural, que espera anuncios sobre el fin de las retenciones y el cepo

Milei sella su pacto con la Sociedad Rural, que espera anuncios sobre el fin de las retenciones y el cepo

El Presidente inagura por primera vez la tradicional feria de Palermo que reúne a los sectores más acaudalados del campo. Presiones y expectativas por su discurso. Presencia de la vice, en medio de la tensión política interna en el Gobierno.

Javier Milei subirá este domingo por primera vez como presidente a la tribuna de la Sociedad Rural en Palermo y desde la entidad que reúne a los terratenientes agrarios saben bien lo quieren escuchar en boca del libertario: que anuncie el fin del cepo y que las retenciones llegarán en el corto plazo a cero. Habrá que esperar al discurso del mandatario este domingo al mediodía para develar si finalmente se le cumplen los deseos a los empresarios agrícolas, aunque el Gobierno ya dio suficientes señales de que quiere seguir teniendo al campo a tiro por el atractivo de los dólares que genera (y que aún tienen guardados en silobolsas). 

La presencia de Milei en el palco principal de la pista central de La Rural bajo el tradicional lema “Cultivar el suelo es servir a la patria” también tendrá como atractivo político la foto conjunta con Victoria Villarruel en medio de la tensión entre ambas figuras. En ese sentido la Casa Rosada buscó mojarle la oreja a la vice el viernes cuando se encargó de amplificar que el Presidente había hablado en París con Emmanuel Macron sobre el “desafortunado” tuit de la titular del Senado. Encima remarcaron supuestamente que el francés agradeció el “gesto” de haber sido Karina Milei la encargada de apagar ese incendio diplomático en la embajada.

Como si se tratara de un juego de espejos, Villarruel se anticipó a Milei y armó su propia agenda en La Rural el miércoles pasado. Almorzó con la cúpula de la SRA unas achuras y un ojo de bife asado, y luego visitó un stand dedicado a los ex combatientes de Malvinas. En la recorrida se cuidó en sus dichos ante la prensa. Evitó desentonar con el mandatario y llegó a responder brevemente una consulta al paso que llegó a hacerle elDiarioAR: “Tengo la mejor expectativa sobre el discurso de Javier”, dijo sobre lo que escuchará hoy del mandatario.

Por La Rural también desfilaron en la semana que pasó el vocero presidencial, Manuel Adorni; la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, y el ministro de Economía, Luis Caputo. El titular del Palacio de Hacienda dejó con las manos vacías a la Mesa de Enlace: “Le pedimos al campo que confíe. No hay resquemores hacia el campo. Estamos en un momento histórico”, les dijo el martes a los ruralistas. Evitó anticipar que haya plan oficial para el fin de las retenciones, pero edulcoró la negativa: “Las retenciones son un impuesto que, por supuesto, nos gustaría bajar prioritariamente, pero como dice siempre el presidente Javier Milei, y digo yo, primero necesitamos superávit fiscal y es una de las prioridades. Cualquier anuncio que se haga lo va a hacer el Presidente”, planteó.

Villarruel armó su propia agenda en La Rural y se reunió con la cúpula de la SRA el miércoles. Hoy se mostrará junto a Milei en medio de la tensión política entre ambos.

Anfitrión de la feria rural, el titular de la SRA, Nicolás Pino, aprovechó cada micrófono delante para explicar lo que la entidad de los terratenientes quieren escuchar hoy en boca del Presidente: “Lo que necesita el campo es lo que venimos diciendo, liberar el cepo, liberar el impuesto país, que el valor del dólar que sea el mismo para vender nuestros producidos como comprar nuestros insumos más allá del valor”, planteó esta semana en un encuentro breve con elDiarioAR al lado de la pista central donde se premian toros y vacas de gran porte. 

La tensión entre el Gobierno y el campo se evidenció en las últimas semanas cuando se conoció el balance semestral de la liquidación de los granos –el primero de la gestión libertaria–. Las exportaciones no fueron suficientes para evitar que salte la brecha entre los dólares oficiales y los paralelos en las últimas semanas, en las que la Casa Rosada anunció varias medidas para esquivar la tormenta financiera. Estimaciones especializadas marcaban que a principios de julio aún restaban exportar unos u$s13.000 millones de la actual campaña. Mientras reclaman el fin del cepo o de las retenciones, o hasta una devaluación, los empresarios agrícolas apuestan a mantener llenos los silobolsas. También hay un contexto internacional de caída en los precios internacionales de la soja.

Según un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), entre enero y junio pasado, el Gobierno se hizo por retenciones con US$2.660 millones, 160% más que en igual período del 2023 –muy marcado por la sequía–. La proyección es que toda la campaña será de unos US$6.173 millones, más del doble que en 2023, pero menor a 2021 (US$8.373 millones) y 2022 (US$9.101 millones). Pero el campo especula a que habrá mejores momentos para vender su producción: según el Banco Central, en el complejo de la soja –que es el que más retenciones tiene– “en el primer semestre del año se llevan realizadas declaraciones juradas de venta al exterior (DJVE) por 16,2 millones de toneladas, considerando tanto poroto, harina y aceite, muy por encima de las algo más de 10 millones de toneladas de igual período del año pasado pero por debajo de las 18 millones de toneladas del primer semestre del 2022 y las 22 millones de toneladas del primer semestre del 2021″.

“Seguramente el Presidente Javier Milei usará la tribuna de La Rural para hacer anuncios al campo”, le marcó la cancha Pino al mandatario. El viernes, el que dio la nota fue Mauricio Macri, otrora socio del campo. Le hizo hizo un guiño a los ruralistas con tono mileísta: “Viva el campo, carajo”, lanzó en su recorrida por el predio. Luego el ex presidente se desmarcó del libertario; cuando fue consultado por algún anuncio que podría dar Milei en su discurso en la inauguración de la 136° edición de La Rural de Palermo, Macri se limitó a responder: “No sé, no pertenezco al Gobierno”. 

DM/MC

Librerías en alerta por la baja del consumo y la presión del Gobierno para derogar una ley que las protege

Librerías en alerta por la baja del consumo y la presión del Gobierno para derogar una ley que las protege

A lo largo de julio, distintas librerías anunciaron su cierre por la crisis económica. Las bajas se dan en un contexto de caída del consumo, que llegó a un 40%, y aumento de servicios y alquileres. Además, el ministro de Desregulación, Federico Sturzenegger, anticipó que quieren eliminar la ley de defensa del libro que regula la actividad.

Las librerías argentinas están en alerta ante la baja del consumo, el aumento de alquileres e impuestos y la intención del Gobierno Nacional de derogar la Ley de defensa de la actividad librera. En lo que va del año, las ventas cayeron alrededor de un 40% y en las últimas semanas se cerraron librerías en distintas ciudades, algunas con entre cuatro y cinco décadas de funcionamiento. “La situación es mala”, indicaron desde la cámara que nuclea al sector. 

“El Aleph Calle 12 cierra. Con profunda tristeza y en el marco de esta crisis económica que nos afecta, tenemos que comunicar esta noticia”. Con esa publicación en redes sociales, la librería que tenía 28 años de presencia en el centro de La Plata anunció el fin de su actividad en abril. “Estoy tratando de retomar el ritmo de vida y buscando trabajo en este proceso triste”, le contó Norberto López, dueño de la librería a elDiarioAR. Junto a su padre y dos empleadas atendían el negocio que abrió en 1996. Tomaron la decisión después de analizar el descenso en la recaudación y el aumento del alquiler que pasó de 800.000 a 3.000.000 de pesos. “Fue muy muy abrupto. Si bien nosotros siempre pagamos caro el alquiler por la zona comercial, teníamos una caja que la primera semana nos respondía como para poder afrontar ese gasto. Ahora se disolvió, eso no existe más, no hay consumo”, agregó Lopez.

Ni la crisis del 2001 ni la pandemia fueron tan letales para esta librería que llevaba casi tres décadas de trabajo. “Fue una decisión muy dolorosa y traumática porque se trata de una familia. El año pasado fue muy bueno a nivel económico, había impulso al consumo, que en La Plata generó Cuenta DNI del Banco Provincia, por que más allá de la inflación, la gente seguía comprando. La caída es estrepitosa, mi papá que es librero de toda la vida, lo sufrió mucho, era su profesión hace 50 años”, contó

Los datos de las cámaras que nuclean a librerías y a productores de libreros coinciden en que el consumo bajó un 40% con respecto al mismo período del 2023. Un descenso que se viene desarrollando desde diciembre cuando fue del 20% y 30% en el primer trimestre del 2024.  “La situación de las librerías independientes es mala igual que la de la  industria minorista en general. El consumo está a la baja y no hay recuperación a la vista. Todas registramos una caída en relación al 2022, que tampoco fue un año bueno a pesar de que se de que sí se incentivó el consumo”, describió la vicepresidenta de Cámara Argentina de Librerías Independientes  (CALI), Cecilia Fanti, a este diario. 

Algunas librerías tuvieron que cerrar y otras achicaron su estructura de costos,  despidiendo a los empleados y atendiendo de manera netamente familiar. “Las librerías, en general, son mini PyMES. Salvo las grandes cadenas,  son empresas esencialmente familiares, muy pequeñas. Hay una combinación brutal, los libros aumentaron muchísimo por el altísimo costo del papel por las devaluaciones y los sueldos no se adecuaron a esos aumentos de precios. Los libros no están caros, en relación con ir al teatro, por ejemplo, pero sí es mucho dinero para alguien que gana 300.000 y un libro de 30.000 le representa el 10% de su salario”, agregó Fanti, que es dueña de Céspedes Libros en Colegiales.

En las últimas semanas cerraron más librerías. Fray Mocho, que estaba en el centro porteño desde 1979, y Gauderio Libros con una antigüedad de 10 años. En La Plata también lo anunció Scotti, dedicada a los libros de derecho desde hace cinco décadas. Si bien no hay cifras oficiales sobre la cantidad de unidades cerradas, se estima que ronda las 10 en lo que va del 2024. “Estamos muy preocupados”, le dijo Juan Manuel Pampin, presidente de la Cámara Argentina del Libro, a este diario. “Dentro de ese contexto es complejo poder trabajar. Las librerías y editoriales como las nuestras, que son Pymes argentinas, pagan el agua por metro cuadrado, por ejemplo. Se conjuga la baja del consumo y el aumento de los servicios”, agregó. 

“El libro es un consumo de tercer y cuarto orden. Primero vas a comprar comida, después vas a pagar los servicios, el alquiler y tu sueldo no se multiplicó de la forma en que se multiplicaron salvajemente los servicios”, agregó Pampin. En los datos de la producción de libros también se ve reflejado esta reducción de la demanda de los últimos años. Actualmente la tirada inicial de un libro es de 700 ejemplares, un 40%  menos que hace siete años,y un 25% menos que hace cuatro, previo a la pandemia.

Otro de los grandes problemas que enfrenta el sector es la intención del gobierno de Javier Milei de derogar la ley 25.542, de “de defensa de la actividad librera” que establece que editores e importadores deben fijar precios de venta al público uniformes en todo el país. El ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, confirmó que quieren eliminar la ley del 2002 con el argumento de beneficiar a los usuarios. Se trata de una normativa que funciona correctamente en España, Francia, Alemania y Chile, entre otros países. 

“La derogación va a ser algo nocivo para nuestro ecosistema, un hecho muy complejo porque las grandes plataformas, que son los que están pidiendo este cambio, van a vender lo más conocido,  y quedan afuera las cosas más pequeñas, que eso también es parte del negocio de una librería”, explicó Pampin. Desde el sector indican que eliminar esta ley rompe con la “bibliodiversidad” porque reduce la oferta de lectura a los libros más populares y homogeneiza  la oferta.

Por su parte, Fanti señaló el impacto que la derogación de esta ley tendrá en el plano comercial y también social. “Pasaría lo que con cualquier desregulación: el grande asfixia, el pequeño cierra y el grande después hace lo que quiere porque ya no tiene competencia. Acá hay un mercado que funciona, el grande hace su negocio a una escala y volumen que le cierra y el pequeño no solamente hace su negocio, sino que cumple su función social y cultural, que es pertenecer a una comunidad y alimentar esa comunidad, en el intercambio y en la generación de nuevos lectores”, advirtió.

CDB/MG

Simplemente sangre

Simplemente sangre

Me acuerdo de estar en el vestuario de karate y un compañero me cuenta que padeció una enfermedad en la sangre. Que fue, para él, por culpa de una relación desgraciada que tuvo con una persona.

Un amigo está enfermo y piden dadores de sangre. La noche anterior había estado leyendo un libro de Germán Carrasco que se llama Prestar ropa y que reúne crónicas, aguafuertes, impresiones, bocetos memorables de esta pluma liviana y potente que escribe del otro lado de la cordillera de los Andes.  

Uno de estos artículos se llama Breve historia de la sangre. Carrasco cuenta ahí que, como no tiene un plan de salud, fue al antiguo hospital San José, cuyas tejas coloniales imaginó teñidas con la sangre de la peonada. “Me percutieron la espalda con un martillito de siete puntas hasta sangrar y mi leve taquicardia y brote depresivo desaparecieron por arte de magia”.  

Carrasco se pregunta entonces si el principio milenario de la técnica del acupunturista tiene algo que ver con el de los presos que se cortan: “En una ocasión hice una clínica en una cárcel y los gendarmes me sacaron la latita del lápiz mina Staedtler que sostiene la goma de borrar y me explicaron que con eso las presas se cortaban y además se facilitaban el adminículo y se cortaban varias, con el riesgo sanitario que eso implica, también podían usar papel y hasta un caramelo que chupaban o partían de manera tal que lograran un filo y se cortaban y tal vez sentían el mismo alivio que sentí con ese martillito que parece un cepillo de dientes con alfileres en vez de cerdas que picotean la parte superior de la espalda, y no es doloroso”.  

Saca una primera conclusión: “Esto me hace pensar que las autoflagelaciones cristianas tienen el mismo principio, que en mi aventurada hipótesis sería sacarse la sangre pecadora en ese caso y el ‘sicoseo’ que esta produce. Sangre residual que produce el pensamiento y el lavore estanca”. Para Carrasco hay una sangre residual que se acumula por el uso constante de la máquina corporal y que debe ser desechada. Sigue. “El doctor Emilio Vivaldi dice que le llegan presos cortados y cuando les pregunta por qué lo hicieron le responden que es para relajarse, me dice que quizá los sentidos se concentran más en el cuerpo que en la mente, o que sucede algo como el yoga en donde se dejan los pensamientos de lado. Suena, se liberan sustancias y el cuerpo se alivia. ¿El corazón se ralentiza y se relaja?, le pregunto. Creo que al contrario, se acelera y eso produce alivio. O quizá la mente quede en modo pausa. Me dice que en algunas medicinas primitivas era común extraer sangre. Agrega que donar sangre es bueno porque reduce las probabilidades de padecer accidentes cardiovasculares y elimina excedentes de hierro (parece que el excedente es el problema siempre: hay que comer menos y hasta respirar menos, creo, a veces)”.  

Cierro el libro y me acuerdo de estar en el vestuario de karate y un sempai me cuenta que padeció una enfermedad en la sangre. Que fue, para él, por culpa de una relación desgraciada que tuvo con una persona. “Me hice mala sangre, por suerte ahora estoy bien”.  

Llego temprano al hospital para donar sangre para mi amigo. Me pasan un formulario que tengo que llenar. Entre todas las preguntas que me hacen para saber si puedo donar sangre hay una que me intriga: “¿Estuvo en Inglaterra viviendo entre el 96 y el 97?”. Estuve unos meses en el noventa y pico. Así que pongo: no. Pero la pregunta me queda flotando en la cabeza. Una vez que lleno el formulario me avisan que me van a llamar. Lo cual hace un rato después una enfermera. Me pide que me siente y me dice que me va a tomar la presión. Tenés la mínima un punto arriba, si la tuvieras dos puntos arriba no podrías donar sangre. ¿Estás preocupado por algo? Sí, le digo que estoy preocupado por mi amigo que está internado. Ah, eso es, me dice. Entonces puedo donar, le pregunto. No, porque acá pusiste que tomaste un analgésico ayer. Sí, digo. ¿Por qué? Porque estaba un poco congestionado. Si bueno pero no vas a poder donar sangre porque imaginate si tenés un virus y esta sangre que donás se la dan a un bebé y se muere. La imagen del bebé muriendo como la de los paquetes de cigarrillos se acomoda en mi mente junto con la pregunta por si estuve en el Londres a fines de los noventa. Empiezo a tararear en mi mente el comienzo de último tren a Londres.  

FC/DTC

Tras dos décadas de pulseadas, Venezuela llega a un punto de inflexión con las elecciones de este domingo

Tras dos décadas de pulseadas, Venezuela llega a un punto de inflexión con las elecciones de este domingo

En lo que se siente como un último gran round, Nicolás Maduro se enfrenta a Edmundo González Urrutia, referente de la oposición tras la inhabilitación de otras dos candidaturas. El madurismo mantiene un núcleo duro de apoyo, mientras que otra porción de la población sale del letargo para apoyar lo que consideran una oportunidad de cambio.

La ansiedad es omnipresente. En lo que se siente como un gran último round, este domingo Nicolás Maduro, líder del Gran Polo Patriótico Simón Bolívar y presidente en ejercicio, se enfrenta a Edmundo González Urrutia, candidato de la Plataforma Unitaria, que condensa a más del 90% de la oposición.  Ambos sectores, en disputa desde la llegada de Hugo Chávez al poder, a fines del siglo pasado, han hecho todo lo que estaba a su alcance. Apagones, presidentes autoproclamados, intentos de golpe, inhabilitaciones post-elección, pedidos de intervención de los Estados Unidos, advertencias de baño de sangre, atentados a plena luz del día. Pero, con una sociedad que se vuelve a movilizar luego de un largo letargo, pareciera ser que todas las chances están en juego en esta elección. Y en las calles de Caracas desborda el pulso de la oportunidad.

El jueves, tres días antes de la elección, la ciudad se partió con la Plaza Venezuela como epicentro. Al oeste, territorio chavista, Maduro encabezó una jornada de actos de cierre plagada de escenarios, música y fiesta. Al oeste, en un acto más modesto, la oposición organizó un cierre protagonizado por María Corina Machado, la líder espiritual de la oposición venezolana pero inhabilitada por el Tribunal Supremo de Justicia a ejercer cargos públicos, con González Urrutia a su lado. 

Ambos lados de la movilización coincidieron en un punto: el domingo se juega todo. Los comicios se llevarán a cabo a partir de las 6 de la mañana a lo largo de más de 30.000 mesas de votación. Hay diez candidatos para la presidencia, pero esta vez son solo dos los que se disputan el juego. 

El candidato de la oposición en las elecciones a la Presidencia de Venezuela, Edmundo González Urrutia, junto a la líder María Corina Machado, el 13 de julio de 2024.

“El factor de sorpresa es la inteligencia de la oposición”, dice a elDiarioAR José Natanson, autor de Venezuela, ensayo sobre la descomposición, libro donde narra el declive del proyecto chavista y su impacto en la región. Hasta ahora, el comportamiento opositor había sido, por lo menos, torpe. Seguían la ruta electoral, después se abstenían, denunciaban fraude, reconocían. Un desorden que el gobierno capitalizó para seguir al mando. Pero ahora, opina Natanson, “hicieron todo bien”. El Gobierno inhabilitó a su candidata electa, proscribió a la segunda —María Corina Yoris— y entonces la oposición se rearmó apuntando a un tercero y definitivo. “Y ahora sí están cerca de ganar”, dice. 

Las encuestas son dispares, algunas dan a Maduro una victoria arrasadora y otras lo dejan en el suelo frente al enorme caudal de votos de González Urrutia. Pero la calle, el único termómetro palpable, dice que el madurismo sigue manteniendo un núcleo duro, mientras que un sector que estaba más bien aletargado ve una oportunidad de cambio en el personaje de González Urrutia.

En ese escenario apretado, hay un factor que preocupa a la oposición. Hace ya unos meses que hay denuncias de irregularidades en la inscripción de venezolanos en el exterior. De un padrón de al menos tres millones, según The New York Times, solo pudieron anotarse 69.000. Este es un factor importante, que podría ser instrumentalizado por la oposición en el caso de perder por poco. 

Venezuela, récord en “es más complejo”

Hay algo más. Caracas, por lo menos, está muy lejos de parecerse a las imágenes que vio el mundo hace apenas algunos años. En la ciudad el desabastecimiento y la inseguridad quedaron en el pasado, aunque grabados en la memoria de las personas. Los mercados hoy no solo están llenos de productos, sino también de personas comparándolos. Por la noche las calles que hace apenas algunos años se vaciaban por completo a partir del atardecer rebalsan de familias, grupos de amigos, parejas. Habitan el espacio público, sí, pero también consumen mucho. Es una escena desconcertante para quienes por años vimos por televisión las imágenes un país diezmado.

El presidente de Venezuela y candidato a la reelección, Nicolás Maduro, baila en un acto de campaña, el 18 de julio de 2024, en Caracas.

Gran parte del caso de Venezuela se inscribe en su dependencia de un solo commodity —el petróleo—  que, a su vez, moldea una sociedad distinta a las del resto de América Latina. Quizás por eso la comparación con Argentina, aunque en algunas fotos haya similitudes, es imprecisa. Natanson describe a Venezuela como un “gran campamento” anclado en un vínculo entre su gran recurso, el origen del 94% de sus exportaciones, el Estado que lo administra y la sociedad que demanda su derrame. Un Estado rentista, apunta, cuyo 63% del presupuesto público se explica por la renta del petróleo, volviéndolo veneno y salvación.

El Estado tiene el control íntegro de la economía, pero el monopolio económico también implica que factores como sanciones y malas decisiones en la macro puedan disparar crisis brutales. Entre 2013 y 2019 el bolívar se devaluó en un 7.208.437.400,34%. Y, en los últimos diez años, se fueron de Venezuela 7.7 millones de personas, casi el 25% de su población total, en busca de una vida más estable. 

El panorama cambió. Hoy faltan cifras confiables oficiales, pero el Fondo Monetario Internacional (FMI), del que no se sospecha alianza con el madurismo, aseguró en un reporte de abril 2024 que Venezuela será el país con mayor crecimiento económico de la región este año, ubicado en un 4%. 

Según el comercio, los precios están anunciados en bolívares o en “ref”, que es, esencialmente, el dólar americano. Un freno de mano macroeconómico en una colina empinada: la forma en la que el gobierno logró planchar una inflación exorbitante y habilitar una reactivación del consumo. 

“[Donald] Trump endureció las sanciones pensando que eso provocaría un cambio de régimen político”, dice Natanson refiriéndose al primer Trump, el presidente, en 2018. “Pero eso generó un cambio de régimen económico, acelerando la crisis y la posterior dolarización”. Hoy Estados Unidos asume otra postura, más dialoguista, porque pareciera quedar claro que hay un interés común. Venezuela quiere que se levanten las sanciones, poder entrar de vuelta a la escena internacional y recuperar su diáspora, y Estados Unidos ve un escenario internacional donde reabrir el diálogo podría traerle provecho económico pero también lograr que el flujo migrante hacia su frontera disminuya. 

El candidato de la oposición en las elecciones a la Presidencia de Venezuela, Edmundo González Urrutia, el 10 de julio de 2024.

Otra coincidencia entre personajes disímiles: Nicolás Maduro, González Urrutia, Donald Trump y Kamala Harris saben que hay que buscar una respuesta a la crisis migratoria venezolana, contenida por acuerdos temporarios con países como Panamá, México y Colombia, pero que constituye un problema estructural urgente. Y, en distintas intensidades, entienden que esa respuesta no puede ser taponar la frontera en el norte, o simplemente decir que son bienvenidos de vuelta en Venezuela. 

Pero el país es todavía un signo de pregunta para quienes se fueron. Leonardo, quien pidió no revelar su verdadero nombre, tiene 23 años y casi ningún amigo viviendo en Venezuela. La mayoría se fueron a pie hacia los Estados Unidos, encarando el peligroso cruce del Darién y los desafíos de México. Otros “hacia abajo”, a Chile y Argentina. 

“Quiero capitalismo”, dice Leonardo. “La gente se acostumbró a vivir como en Cuba, hay falta de eficiencia, las personas hacen pocas comidas”. A la pregunta de qué le gustaría que pase en su país, contestó: “Que vengan empresas extranjeras. Tenemos petróleo”. 

Desorden y expectativa

“Seremos vencedores, aquí se demuestra”, dijo señalando a su alrededor con brazos alargados Marvin Bastidas, una mujer que asistió al cierre de Maduro con sus dos hijos. “Para el domingo todavía hay suspenso, pero sabemos que seremos triunfadores”. A la pregunta de qué futuro querría para sus hijos, Bastidas contestó que el mismo que tienen hoy: poder hacer deporte, recibir educación. “Tengo que reconocer que el sueldo es bajo”, aclaró, “pero es mucho lo que ha hecho por nosotros nuestro presidente”. 

El comentario de los sueldos es un leitmotiv entre venezolanos, independientemente de su afiliación política. Los sueldos continúan muy bajos —algunos en 5 dólares por mes— pero la economía venezolana está tan emparchada como otras de América Latina: asistencia social, bolsones, bonos, remesas, economía informal. Una economía renga, pero inconmensurablemente más dinámica que la que vivió la parálisis de las góndolas vacías y las cifras exorbitantes de devaluación.

Con este panorama el madurismo está convencido de su victoria, o al menos así lo dicta su discurso. Durante su cierre Maduro aprovechó la reciente baja de Joe Biden para atacar a su contrincante, de 74 años, por su edad. “Sólo nosotros garantizamos la paz y la estabilidad de este país”, dijo frente a la concentración en la Avenida Bolívar. “¿Quieren ustedes un presidente débil y sin liderazgo?”

A pocos kilómetros, María Corina Machado afirmó que están “listos para ganar”. Su movilización, que fue sobria, cerró un proceso de semanas de eventos a lo largo del país plagadas de acusaciones de entorpecimientos organizados por el gobierno. Uno de sus puntos de discurso más recurrentes fue el llamado a la ciudadanía a participar como testigos de los comicios del domingo, que se desarrollan con voto electrónico a través del sistema Smartmatic. La oposición reportó que ya hay más de 84.000 ciudadanos acreditados para ello. 

El candidato presidencial de la principal alianza opositora de Venezuela, Edmundo González Urrutia (der.), asiste a un acto de oración junto a la líder antichavista María Corina Machado (izq.) en Caracas.

La paz al final del túnel

Sobre el mediodía del cierre de campaña la gente parece esperanzada. Nadie quiere hablar on the record, ni dar su nombre, pero cuando se les ofrece el anonimato conversan con soltura. Una pareja detrás del mostrador de una florería del centro dice que sí hubo un repunte de la economía, pero no de su negocio, porque no es de primera necesidad. Una joven que atiende una verdulería enumera más de diez países donde tiene a sus seres queridos desperdigados, pero dice que ella sigue acá porque su marido está enfermo y porque reciben algunas remesas que los ayudan a llegar a fin de mes. Una joven votante de Maduro se conmueve al decir que su hermana emigró a Argentina hace cuatro años y tuvo una niña a la que aún no conoció, pero que querría poder visitar algún día si su sueldo mejora.

Todos, ante la pregunta sobre si están listos para votar, sonríen. Sí, a primera hora. 

Pero las sonrisas se desarman ante la pregunta sobre qué pasará el domingo. Nadie lo sabe. Los escenarios posibles se configuran con la combinación de distintos elementos, incluyendo quien gane, por cuanto margen, si el oponente reconoce su derrota y si hay posibilidad de diálogo o transición. Los peores escenarios, también verosímiles, pronostican conflictividad, entorpecimiento y violencia. 

Hay una cosa que sí es evidente, y José Natanson la define con claridad: “La sociedad lo que quiere es tranquilidad”. Como en otras latitudes, al final, el domingo también se trata de eso. 

LCH/DTC

Los datos que deforma el Gobierno para afirmar que los ingresos de los trabajadores están subiendo

Los datos que deforma el Gobierno para afirmar que los ingresos de los trabajadores están subiendo

El derrumbe de los ingresos en la era Milei es un dato innegable para cualquiera que vive en Argentina. Sin embargo, desde el Gobierno eligieron tergiversar la interpretación de los datos para contribuir a un relato de que los ingresos crecen bajo su gestión.

Mucho se habló esta semana del índice de salarios correspondiente a mayo 2024, publicado por el Indec. En su informe, el organismo reveló que los ingresos de los trabajadores crecieron 8,3% contra una inflación en el mes de 4,2%, por ende, en mayo mejoraron su poder adquisitivo respecto a abril.

Sin embargo, si comparamos con el nivel que estaban en noviembre de 2023, último mes de la gestión anterior, los salarios se ubican 13,1% por debajo en términos reales: un derrumbe que no tiene precedentes en la historia reciente de nuestro país. A su vez, se ubican 16,1% por debajo de mayo del año anterior.

Como puede apreciarse en el gráfico a continuación, elaborado por el Centro de Economía Política Argentina, el gran derrumbe se produjo en el mes de diciembre de 2023.

Fuente: CEPA en base a INDEC

La estrategia discursiva del Gobierno consiste en desentenderse, y no asumir como propio, el desplome que implicó para los ingresos argentinos el 25,5% de inflación del mes de diciembre. Ello implica desconocer que en gran parte, el fogonazo inflacionario se produjo por una mega devaluación, que aumentó el tipo de cambio en 118%, decidida por el Presidente Javier Milei y ejecutada por su ministro de Economía Luis Caputo.

Los salarios no registrados cayeron desde noviembre a mayo 22,7% en poder adquisitivo, los salarios públicos perdieron 18,4% de capacidad de compra y los privados registrados se redujeron “sólo” 6,5%.

Además, el dato que celebran no es representativo del conjunto de trabajadores y trabajadoras. Si desagregamos el dato salarial, encontramos diferencias muy profundas en los distintos segmentos: mientras que los salarios no registrados cayeron desde noviembre a mayo 22,7% en poder adquisitivo, los salarios públicos perdieron 18,4% de capacidad de compra y los privados registrados se redujeron “sólo” 6,5%. 

Teniendo en cuenta esta enorme fragmentación al interior de los trabajadores, incluso si dejamos de lado el efecto de la inflación de diciembre, sólo los trabajadores registrados privados mejoraron su posición con respecto a diciembre. Tanto los no registrados como los trabajadores públicos continuaron perdiendo poder adquisitivo.

No es casual que éstos resulten los grandes perdedores en la era Milei: en ambos, las decisiones gubernamentales tienen un peso relativo mayor que en los salarios registrados privados.

En el caso de los salarios de los trabajadores no registrados, éstos poseen un estrecho vínculo con el Salario Mínimo Vital y Móvil (SMVM). El mismo solía acordarse, en el marco del Consejo del Salario, entre representantes de trabajadores y representantes empresarios. Sin embargo, desde la asunción de Milei, el virtual retiro del Estado de esta mesa, obstaculizó la posibilidad de acuerdo, y terminó siendo el Poder Ejecutivo Nacional el que estableció vía Decretos el monto mensual del SMVM. 

Luego de dejar pasar junio sin ningún tipo de actualización, el viernes se publicó en el Boletín Oficial un aumento para julio de 8,5% y otro para agosto de 3,2%. Estos guarismos no están ni cerca de lo que pedían los representantes de los trabajadores: un 106% para el mes actual que les permita aumentar de los $234.315 correspondientes a junio a $482.000 para julio.

El pedido de las centrales sindicales buscaba recuperar el terreno perdido: en el primer semestre de 2024, el SMVM sólo creció 50% contra una inflación de 80%. Sin embargo, la posición del Poder Ejecutivo se ubicó más cercana a la solicitada por las cámaras empresarias. Para julio el SMVM se fijó en $254.232: el 62% de una canasta básica alimentaria de una familia.

El otro conjunto de salarios sobre los que el Gobierno ejerce un rol importante son los salarios del sector público. Desde su asunción, Milei viene llevando adelante aumentos más bien unilaterales, sin discusión alguna. Esto llevó, por ejemplo, a una brutal pérdida de poder adquisitivo en los salarios universitarios, que desencadenó en una declaración de crisis del Consejo Interuniversitario Nacional bajo el lema “Sin salarios dignos no hay universidad”, y la declaración de emergencia en materia salarial en la Universidad de Buenos Aires y en la Universidad Nacional de Córdoba. 

Los salarios más afectados en este marco resultan los de la escala más baja: desde diciembre la Secretaría de Educación (perteneciente al Ministerio de Capital Humano a cargo de Sandra Pettovello) no actualiza la garantía salarial, generando una pérdida en los salarios más bajos aún mayor que en los más elevados.

Por ejemplo, a junio un Jefe de Trabajos Prácticos dedicación simple perdió 34,4% de su poder adquisitivo desde noviembre, mientras que el salario de un Titular con dedicación semi-exclusiva cayó 25,6%.

En este marco crítico, el Gobierno pretende instalar un discurso de mejora. Sin embargo, tanto los datos como la vivencia individual se encuentran muy alejados del relato.

DM/CB