Villa Cerro Negro

Código Postal 5221

Noticias de Cordoba

"Botones rojos", relax en las termas y ensayos en un estudio: los trucos de los candidatos para enfrentar el debate

“El otro día soñé con el debate”. La confidencia resonó en un importante comando de campaña electoral y marca el pulso de cómo están los ánimos personales entre los candidatos, que el domingo próximo se enfrentarán en el primer debate presidencial hacia el 22-O. El 1 de octubre a las 21, en el Centro de Convenciones Provincial Forum de la ciudad de Santiago del Estero, Javier Milei (La Libertad Avanza), Sergio Massa (Unión por la Patria), Patricia Bullrich (Juntos por el Cambio), Juan Schiaretti (Hacemos por Nuestro País) y Myriam Bregman (Frente de Izquierda-Unidad) tienen una cita compartida ante los 35 millones de electores.

Pero su “modo debate” comenzará antes: viajarán a Santiago del Estero el sábado, día en que la Cámara Nacional Electoral (CNE) les habilitará un horario por separado para hacer “reconocimiento del terreno” y realizar pruebas técnicas con las cámaras, micrófonos y luces. El edificio supo ser la Estación de Ferrocarriles Mitre de la capital provincial: tiene una superficie cubierta de 4.000 metros cuadrados y una sala principal que puede reunir a 3.000 personas sentadas.

Allí será el primero de los dos rounds agendados antes de las elecciones –el segundo es el 8 de octubre, en la Facultad de Derecho de la UBA–. Estará centrado en propuestas sobre Economía, Educación y Derechos humanos y convivencia democrática, pero la novedad es que habrá derecho a réplica y preguntas cruzadas entre los candidatos. Para conocer cómo se preparan, con quiénes viajan y cuáles serán sus estrategias discursivas, elDiarioAR hizo un zoom in en la planificación de los cinco candidatos, recogiendo algunos trucos, como el uso que quiere hacer Milei de las réplicas, la “concentración” de Massa y los ensayos de Bullrich.

Como ganador de las PASO, el foco de atención estará puesto en Milei, quien confió todo lo referido al debate en su hermana, Karina. Fue su alter ego en la negociación ante la CNE, donde llegó a pedir que sean excluidos Educación y Derechos Humanos como temas en la discusión. No tuvo suerte: el primer pedido se lo rechazó la organización; el otro terminó incorporado como el tema votado por la ciudadanía. 

Junto a su hermana y su candidata a vice, Victoria Villarruel, el libertario viajará a Santiago acompañado por otras tres personas. Irían el responsable de comunicación, Leandro Vila, y su encargado de los equipos técnicos, Nicolás Posse. El quinto podría ser Martín Krause, su referente en educación, área donde Milei generó polémica por la propuesta de los vouchers. 

En materia económica Milei no tiene coach ni pide referencias, aunque conversa con Darío Epstein y otros del equipo. Toda su apuesta “ofensiva” será en ese segmento, usando el botón rojo de las réplicas. “Va a usar las cinco réplicas que tiene en el segmento económico. Es su fuerte y la principal debilidad de los otros candidatos”, dijeron en LLA.

Milei está ensayando con Posse, un ingeniero que trabajó en Corporación América, la empresa de Eduardo Eurnekian, que se hizo amigo del libertario y se convirtió en su armador de los programas de gobierno. Se presentó, como reveló elDiarioAR, como “recaudador” de la campaña. 

Santiago Caputo, el encargado de la campaña, aparece en el diseño general, pero no está abocado en los detalles. Fernando Cerimedo seguirá el backstage del debate para alimentar las redes sociales del libertario. Ganar la discusión en las redes también puede ser clave.

Milei empezó a entrenar sobre posibles respuestas, ya que cada candidato podrá formularle una pregunta a cada uno de sus contrincantes. En su equipo plantearon como desafío que pueda condensar respuestas en el tiempo cronometrado que tiene: 45 segundos. A su lado no temen que tenga una reacción de enojo.

También como estrategia buscará mencionar a Bullrich en sentido despectivo. Milei entiende que su crecimiento electoral depende de que se desinfle la candidata de JxC. Augura que ella saldrá tercera y anuncia, en esa línea, la futura implosión de la coalición opositora.

Massa irá a las Termas de Río Hondo, a una hora de la capital santiagueña, para “concentrarse” antes del debate. No llega desprevenido: trabaja hace tiempo con un equipo de cinco personas, entre argentinos y extranjeros. Tiene dos asesores norteamericanos –Jessica Reis y Robert Gibbs–, que forman parte del equipo de Dan Restrepo, un demócrata que fue funcionario de Barack Obama y que tiene relación directa con el ministro-candidato e interviene desde Washington. También escucha los consejos del consultor catalán Antoni Gutierrez-Rubí. Y además le aportan a diario su histórico colaborador en comunicación, Santiago García Vázquez, y el operador peronista Juan Manuel Olmos, que fue el negociador en la mesa del debate y tiene experiencia porque ya hizo esa tarea con Alberto Fernández en 2019. Massa ya estuvo en el debate 2015 como candidato.

Massa tiene dos objetivos claros para la discusión: consolidar su lugar en el balotaje –que según los números que manejan en el equipo de UP está garantizado–, pero además tratar de tensionar con la figura de Milei. Si bien el planteo genérico es no agredir personalmente al libertario ni tampoco a sus votantes –“porque los vamos a necesitar después”, expresaron en su equipo–, el ministro quiere poner el foco en qué significaría en la práctica las medidas de Milei. Su speech serán las consecuencias de la libre venta de armas, de la venta de órganos o del impacto comercial de romper relaciones con China, unos de los principales destinos de las exportaciones.

El concepto que sobrevuela en la cabeza de Massa es que Milei es “fantasioso”, que sus ideas son impracticables y peligrosas. “Solo queremos que se vea tal como es: sin experiencia y con ideas peligrosas”, apuntaron en UP. “Las ideas de Milei desestructuran la vida familiar: los chicos sin guardería (por el retiro del Estado de la educación), los jóvenes con armas y sin universidad, los abuelos sin medicinas”, agregaron.

En contraste, Massa quiere mostrar su perfil de dirigente sensato –ese latiguillo de que “agarró una papa caliente”– y, al mismo tiempo, instalar la idea de que puede desmarcarse de la gestión del Frente de Todos. Ante los cortes de Milei y Bullrich como figuras con “firmeza”, el tigrense busca presentarse como alguien que tiene decisión pero también diálogo: “Es el único que habla de unidad nacional”, apuntaron a su lado.

Bullrich festejó cuando en el sorteo del debate le tocó la bolilla número 3. Estará ubicada en el centro del escenario y tendrá la oportunidad de ser la encargada del cierre. En su equipo apuestan a que la discusión le permita acercarse al balotaje: “Hay que salir a ganar porque te puede sumar al menos un punto de votos; y con Milei y Massa tan cerca, eso puede ser un montón”, comentó un confidente de la candidata.

Bullrich se prepara en los tiempos libres durante su caravana electoral, pero también tiene a disposición un estudio de televisión que le prestaron en Belgrano, donde ya fue una vez y tiene pensado repetir tres veces la semana próxima. El eje narrativo de su campaña es el “orden”, pero más que guionarle los mensajes, en su círculo la entrenan para que ella suene “auténtica”. Aseguran que, en el primer ensayo, una de sus críticas fue que a los textos “les faltaba alma”. 

También está en otros detalles: dijo que quiere tener a mano hojas en blanco y una lapicera “para anotar preguntas o ideas en vivo” (no se pueden usar pancartas o ningún elemento disruptivo). Su equipo hizo el jueves una prueba de vestuario, ya que le recomendaron evitar el azul y blanco (los colores que tendrá la escenografía) y le transmitieron especial hincapié en las reglas de juego, como por ejemplo en qué momento usar las "fulminantes" de las réplicas. Quieren evitar cualquier yerro que pueda terminar en memes de las redes.

El bullrichista a cargo es Martín Siracusa, un joven economista al que tuvo en su equipo en el ministerio de Seguridad, ligado a Juan Pablo Arenaza, uno de sus estrategas de campaña. A su lado participan la ex diputada Laura Alonso y el consultor Derek Hampton. También recibe consejos de Federica Suárez, publicista y especialista en comunicación política. Y, para el primer debate, tiene “letra” especializada de sus voceros en economía –Carlos Melconian– y educación –Fabio Quetglas–. 

Bullrich tiene el desafío de que esos dos temas no son su especialidad. “Patricia, tenés que transmitir lo esencial de la economía, hablar desde la mirada de la gente, porque si te metes en lo técnico te podés complicar”, le aconsejaron. Sus intervenciones buscarán hacer cuña en la polarización Milei-Massa: “Milei dice boludeces y Massa está entrampado porque es el ministro con inflación”, dijeron en su entorno. En educación, buscará conectar con las necesidades de los docentes y los padres de los alumnos para plantear una “reforma federal” del sistema educativo.

Único candidato con trayectoria fuera del AMBA, Schiaretti buscará levantar la idea-fuerza del “federalismo”, aunque quedó muy relegado de la pelea principal: no llegó a los 4 puntos. El gobernador de Córdoba usará sus 12 años al frente de la provincia –más los 12 de José Manuel de la Sota– como caballito de batalla. Pondera que su “cordobesismo” siempre fue autónomo tanto del kirchnerismo como del macrismo. Por eso buscará polemizar con Massa y Bullrich, los candidatos que le pueden restar más votos en Córdoba –reveló el diario La Voz–, aunque en su provincia Milei fue el más votado.

Schiaretti trabaja para el debate con Diego Bossio, su jefe de campaña y apoderado en las negociaciones ante la CNE, la exdiputada Rocío Giaccone y Florencio Randazzo, su compañero de fórmula. El exministro de Cristina Kirchner buscó reflotar la marca cordobesa en el debate de vices del miércoles pasado en TN, pero trascendieron más sus esfuerzos para evitar las fricciones y su benevolencia con Villarruel. De hecho, la segunda de Milei le pidió luego el teléfono. También lo asesora la consultora de Guillermo Seita -que acompañó las campañas de Horacio Rodríguez Larreta y de Martín Lousteau-, con la intervención de Ivonne Cikurel. "No tiene coaching, pero entrena él. Le acercan ideas y propuestas y él define. Escucha y pregunta", cuentan cerca suyo.

Última candidata en superar las PASO (casi 3%), Bregman trabaja para el debate con un equipo de técnicos que forman parte de La Izquierda Diario, el órgano de comunicación del PTS. Su coordinador es el ex diputado Christian “Chipi” Castillo y tiene el apoyo de su vice, el legislador Nicolás del Caño. 

Bregman entrena “todos los días que se pueden”. Enfocará sus argumentos en la “denuncia” de que el resto de los candidatos “siguen la línea del FMI” y aprovechará para meter el dedo en la llaga sobre las propuestas ultras de Milei, a quien ya enfrentó con muchas luces en el debate porteño del 2021.

MC/DTC

El último auxilio de Cristina a Massa

El último auxilio de Cristina a Massa

- Cuiden la provincia. No se relajen, porque es una elección difícil.

La versión privada de Cristina Fernández de Kirchner -la lectura que compartió con dirigentes cercanos la semana previa a regresar a la escena pública luego de 70 días de silencio- despliega un escenario temerario que da por hecho el ingreso de Sergio Massa al balotaje, pero adivina una elección "compleja" que, para pánico de los propios, ubica en zona imprecisa lo que pueda ocurrir en la provincia de Buenos Aires, el dominio donde el ecosistema K protagoniza una interna extravagante.

La advertencia parece, en la interpretación más amable, un tirón de oreja por esa pelea de juvenilia pero se procesa con gravedad porque el último diagnóstico electoral de la vice, semanas antes de la PASO, fue un escenario de tercios que finalmente se verificó y que fue, incluso, más grave de lo que ella preconizó. En la complejidad que le relata a los suyos, Cristina trafica un problema futuro: ¿cómo atravesaría Axel Kicillof una gestión con Javier Milei presidente? Primero, el PJ debe ganar, dirán, pero lo que viene después es tanto o más dramático.

Durante la gestión de Alberto Fernández, la provincia tuvo la mayor asistencia de fondos en veinte años: ni María Eugenia Vidal recibió, proporcionalmente, tantos recursos de Mauricio Macri; mucho menos Daniel Scioli. En la línea de tiempo -posible- en la que el libertario llega a Casa Rosada, Kicillof estará frente a una encrucijada fenomenal: resistir con las limitaciones que impone la dependencia de recursos extra, o ensayar una convivencia frágil con un menú ajeno. "¿Cuánto tardarán los intendentes en negociar con Milei, puenteando a Axel?", se pregunta, al rato del discurso de Cristina, una figura de largo rodaje en la provincia.

Hay, para Cristina, otra urgencia. Intervino tarde, porque se visibilizó, para desactivar la tirria de primos entre su hijo Máximo Kichner y Kicillof. Además se subió al ring a un mes de la elección para tratar de subsanar otras fragilidades. Una carta, muy hacia adentro, es para reforzar su respaldo a Massa con el objetivo de activar la maquinaria política propia, que por momentos parecen repetir la frialdad y lejanía con la campaña como hicieron en el 2015 cuando el candidato no era el proyecto, era Daniel Scioli.

Massa, en su imperio de la voluntad, surfea ese proceso convencido de que no es determinante. Recién este lunes, a menos de un mes de la elección, se mostrará con Kicillof en el conurbano. "Cuando el peronismo se une y sale a jugar, agarrate", milita desde el optimismo el candidato y se abraza a la experiencia de Macri en 2019, cuando tras perder las PASO, lanzó una ristra de medidas -muy similares a las que anunció Massa- y acortó de 16 a 7 puntos la diferencia con Alberto Fernández.

Eso, según las encuestas, no ocurrió en tal dimensión: las mejores proyecciones que llegan al búnker de Unión por la Patria (UP) ofrecen escenario de empate técnico. La encuesta de CELAG, de Alfredo Serrano Mansilla, muestra una foto en la que Milei está arriba por apenas un punto parecido a los datos de Inteligencia Analítica, de Marcelo Escolar, un mega sondeo de 10 mil casos nacionales, telefónicos. Otras mediciones que llegan a UP son menos optimistas: el último tracking de ARESCO, le otorga 37,9% a Milei y 31 a Massa, con Patricia Bullrich en 25,2. #OpinaArgentina, de Facundo Nejamkis, otorga 34 a LLA, 29 a UP y 25 a JxC.

El dato repetido es que Bullrich queda, como dice Milei, tercera. La exministra se debate frente a la recomendación de su jefe de campaña, Dereck Hampton, que abraza la tesis de que militar el anti kirchnerismo explícito la ayudará a recuperar protagonismo. La semana que pasó, desde su búnker, circuló un escenario de triple empate. "Milei tocó 35 y cayó a 32", se explicó desde el bullrichismo y argumentaron que la campaña anti K apunta a retener votos de ese segmento que estaba absorviendo el libertario. En UP comparten la lectura, con dosis de deseo, de que el libertario llegó a su techo: mencionan una línea de tiempo en la que superó los 40 puntos, dejó se crecer, se estabilizó y empezó a bajar hasta estabilizarse entre 35 y 37.

El ala política del bullrichismo pide volver a la "Patricia Rambo" que debe, entre otras cuestiones, romper los manuales de campañólogos que le sugieren no personalizar la pelea con Milei. "La mandan a pelear contra el kirchnerismo, que es pelear contra un fantasma", se quejan. "Ella no sabe discutir sobre ideas, pelea con gente: con Gildo, con los K, tiene que ir a pelearse con Milei sino es imposible". Ya se contó acá: Bullrich es, hoy por hoy, un yunque para los candidatos de JxC que juegan en los territorios. Lo sabe Rogelio Frigerio, en Entre Ríos, donde en una potencial disputa mano a mano con Adan Bahl gana cómodo, pero la diferencia se ajusta con la boleta entera. Ir atado a Bullrich, le cuestan 8 puntos al exministro del Interior, según un sondeo de Poliarquía que maneja el equipo de campaña frigerista.

Un dato que parece irrefutable, aunque los comportamientos ante eso son desiguales, es que Milei y Bullrich están en un subi-baja empático: lo que uno crece o pierde, lo recoge el otro mientras que Massa se mantiene estable en un número, entre 31 y 32 puntos, que parece un techo de hormigón. "Hay una línea de edad, en 27 y 28 años para abajo, que son irrecuperables. Pero entre los 30 y los 50, hay votantes de JxC en 2019 que fueron a Patricia en las PASO y ahora van a Milei porque tiene propuestas. Ese voto se puede recuperar si Patricia demuestra que lo de Milei es todo imposible", confía un armador.

Es un problema serio que aparece en los estudios y reconfigura la presunción sobre el capital electoral del libertario. El sondeo de #OpinaArgentina refleja dos planos: entre sectores medios y altos, se percibe como un activo que Milei propone cosas, mientras que en el sector más bajo, irrumpe el componente de la capacidad y decisión de salir de la crisis.

Cristina, sobre la hora, apareció para poner en altavoz ese planteo: que las propuestas de Milei son impracticables, que la tarea de la militancia debe ser hablar y convencer y que, contra ese sesgo ideologizado tan arraigado entre los propios, es un error llamar derechización a una demanda de bienestar básico. Quizá demasiado tarde, la vice abre un manojo de debates en los que quedó preso el kirchnerismo: su planteo de "corporación de izquierda", y la mención a la cuestión de la educación y los gremios, -al igual que una línea, incipiente, sobre los planes sociales- estrenan una agenda que fueron tabú, o casi herética, para el ecosistema K. Que Cristina las explicita sirve para abrirlas. La vice parece, con esa agenda, validar aquello de las nuevas canciones que planteó Kicillof e incomodó a Kirchner.

Milei, cómodo en el centro del ring, gestiona y autoriza negociaciones y acuerdos. Este domingo seguirá, con atención, lo que ocurra en Mendoza donde Omar De Marchi desafía a Alfredo Cornejo. El libertario fantasea con que De Marchi, ex jefe de campaña de Horacio Rodríguez Larreta, gane la elección y se convierta en el primer gobernador mileista. Si eso no ocurre, el demócrata mendocino tendría un lugar asegurado en el potencial gabinete del libertario.

PI

Cristina Kirchner en la UMET: respaldo a Massa, fuerte crítica a los libertarios y alegato por un estado que "no se vuelva indefendible"

Cristina Kirchner en la UMET: respaldo a Massa, fuerte crítica a los libertarios y alegato por un estado que

“Yo también los amo, no saben cuánto. (…) A militar fuerte, compañeros y compañeras. Y a no enojarse, no hay que enojarse con nadie, no hay que criticar a nadie por su voto. Hay que debatir, pero con respeto”. Así se dirigía Cristina Fernández de Kirchner a la militancia que la esperaba en las puertas de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo, en Sarmiento 2037 (CABA). Acababa de presentar la reedición de Después del derrumbe, una compilación de conversaciones entre Torcuato Di Tella y Néstor Kirchner, previas a las elecciones de 2003.

“De castas, herencias, derrumbes y el futuro” fue el título de la charla impulsada por la Escuela Justicialista Néstor Kirchner, que contó con Pedro Rosemblat como interlocutor y arrancó a las 18 horas del sábado. Duró una hora y media y fue la primera aparición pública de la vicepresidenta tras las PASO, a la vez que su mensaje hacia los comicios de octubre.

En la esquina de Junín, se realizaba el ingreso de los invitados y la prensa con una guardia mínima. Una bandera argentina con la cara de la vicepresidenta y dos tablones marcaron, desde temprano, un corte de dos cuadras sobre Sarmiento: demasiado espacio para los pocos autoconvocados, las banderas de la Cámpora y otras agrupaciones kirchneristas, que mostraron una presencia más que moderada.

Pantalón de cuero, blazer azul, escarapela y un rosario. Cristina llegó a la UMET acompañada de aplausos. Sobre el escenario, una imagen repetida: los ojos de Néstor Kirchner. En el palco de invitados, se sentaron el gobernador bonaerense Axel Kicillof, ministros como Eduardo “Wado” de Pedro, Gabriel Katopodis y Tristán Bauer, el secretario de Justicia Juan Martín Mena, el procurador del Tesoro Carlos Zannini, la legisladora porteña Ofelia Fernández, los sindicalistas Hugo Yasky, Víctor Santamaría y Roberto Baradel, entre otras figuras. Frente al palco, representantes de Madres de Plaza de Mayo, Victoria Donda, jóvenes estudiantes y docentes de la Escuela Justicialista, como Mariano Recalde e Itaí Hagman.

“Vengo leyendo editoriales, notas periodísticas diciendo que no hablo. (…) ¿Qué iba a decir del resultado de las elecciones? Yo ya había dicho el resultado de las elecciones antes. (…) Dije que iba a ser una elección atípica, de tercios, y que lo importante iba a ser el piso y no el techo. Bueno, sucedió eso y hoy los competidores son los que tuvieron mejor piso en términos individuales: el candidato de la Libertad Avanza y el de Unión por la Patria”, arrancó Cristina.

Javier Milei, sin nombre y apellido, pero con múltiples alusiones (la escuela austríaca, la motosierra, la dolarización, los vouchers) fue el blanco de un discurso que apenas tocó el libro como excusa y se centró en un análisis social, político y económico de cuatro décadas, desde la recuperación de la democracia. También aludió a sus gestiones y a la de Juntos por el Cambio (“No pudieron construir una mayoría porque nadie se acuerda bien del gobierno que fueron”).

“No soy periodista, soy militante político”, atinó a decir un Rosemblat de pocas intervenciones. La expresidenta marcó los tiempos, los temas y las conclusiones del conversatorio. Con la acidez que la caracteriza, pero remarcando un tono reflexivo, casi docente. Pidió un pizarrón –usando a su interlocutor como “alumno”– y llevó dos videos que, por desperfectos técnicos, no pudo compartir con el auditorio. Pese a la tensión inicial, sorteó la situación con altura: “A mí no me gusta dejar las cosas a medias. A las cosas hay que hacerlas”.

Tanto dentro como fuera de la UMET se respiró un clima internista, para convencer y moralizar a los propios. Respondiendo a una base que hace rato pide la voz de la vicepresidenta, pero que no se movilizó para escucharla. “Tenía muchas ganas de entrar en contacto con todos ustedes y hablar sobre lo que está pasando. No desde la teoría, sino desde la realidad que nos tocó vivir. (…) Hubo mucha ilusión, hubo mucha expectativa que no se pudo cumplir”, le dijo al núcleo activo que esperó a su salida.

No faltó la crítica hacia el propio espacio, siempre desde una distancia prudencial del Gobierno del que forma parte. El respaldo a Sergio Massa fue de la mano de alguna “infidencia” (sic) respecto a discusiones con el presidente Alberto Fernández. Además, reivindicó su decisión de haber defendido una lista única para el peronismo, alegando que los enfrentamientos dentro de la fuerza, en un marco de más de 100 puntos de inflación, solo hubieran hecho crecer a La Libertad Avanza. “A ver, muchachos, por favor, un poco más de seriedad o de honestidad intelectual en los planteos”, asestó.

En constante diálogo con el repaso histórico, Cristina habló de los desafíos del presente. Más o menos explícitamente, tomó cuatro ejes centrales que Néstor Kirchner resaltó durante sus conversaciones con Di Tella: 1) La necesidad de que el Estado recupere control de los instrumentos macroeconómicos e impulse un modelo de producción y trabajo; 2) La idea de que el presidente debe tener control de la política económica; 3) La oposición al sectarismo; 4) La frase de su esposo: "Primero, Argentina".

Sumó otros debates, propios de la coyuntura y nuevas configuraciones políticas. “Querer vivir dignamente no es de derecha, es de argentinos”, afirmó. Remarcaba así que, para ella, el voto libertario no implica un crecimiento de los extremismos conservadores. Sí se dedicó a mostrar los problemas de los planes de La Libertad Avanza, con foco en dos elementos: el endeudamiento y la economía bimonetaria.

Por último, la vicepresidenta problematizó la presencia de un nuevo sujeto: el asalariado pobre. Y planteó: “No podemos negarnos a discutir”. En ese sentido, sugirió que, incluso, los planes sociales -a los cuales defendió fuertemente, pero desde el punto de vista del “auxilio” y “no como algo permanente”-, los paros docentes y el funcionamiento de las obras sociales deben ser puestos bajo la lupa. “El sector nacional y popular debe contribuir a que el Estado no se vuelva indefendible”, aseveró.

Fuera de la UMET, la vicepresidenta habló de derechos humanos, firmó una bandera, interactuó con el público, pidió disculpas por las expectativas no cumplidas y moralizó “hacia adelante”. “Muerta o presa, no me importa, pero no me voy a callar nunca”, cerró. Los militantes, concentrados en pocos metros, no demoraron en dispersarse.

JB 

¿Cuánto sería tu salario si se dolarizara? Dos calculadoras arrojan resultados lejanos a la expectativa

¿Cuánto sería tu salario si se dolarizara? Dos calculadoras arrojan resultados lejanos a la expectativa

Hay votantes que se confunden y piensan que si Javier Milei gana las elecciones y dolariza, cada peso se convertiría en un dólar, como el uno a uno del gobierno de Carlos Menem (1989-1999), pero no es así. Hace una semana, en una nueva entrevista con Alejandro Fantino, el candidato libertario comentó: "Si vos hoy ganaras 740.000 pesos, ganarías 1.000 dólares". Es decir, tomó como referencia el contado con liquidación (CCL), que ahora ya vale $752, porque lo considera el precio del mercado, más allá de que es una plaza donde hoy no pueden comprar ni bancos ni aseguradoras ni fondos comunes de inversión ni empresas exportadoras e importadoras. El periodista de la plataforma Neura le preguntó si un trabajador que percibe $350.000 "ganaría 500 dólares" y Milei respondió: "Sí, ganaría la mitad".

Pero surgen interrogantes. ¿Podrá Milei dolarizar a $740 por dólar, como dijo, o a $745, como vale el blue, o a $752, como está el CCL? Una de las consultoras que más escuchan los bancos, 1816, elaboró hipótesis con un tipo de cambio a $1.500 y $3.500 por el faltante de dólares para tanta demanda que puede haber en caso de eliminar el peso.

Otra duda es, si se dolariza a $740, como sueña Milei, los precios de todos los productos y servicios no se mantendrían quietos. El salto del dólar oficial del 22% el mes pasado provocó que la inflación se elevara del 6% al 12% mensual. Muchos bienes exportables e importados aún cotizan al tipo de cambio oficial, de $365, no al paralelo. Prueba de eso es la diferencia de precios que hay entre los supermercados, las estaciones de servicios o los locales de McDonald's en la Argentina medida al blue, como hace Milei, y Brasil, como se ve en la tabla siguiente.

Es decir, si toda la economía se rigiera por el valor del dólar paralelo y el que gana $740.000 pasara a ganar US$1.000, también puede suceder que pase a pagar US$12,21 por el kilo de carne picanha como en Brasil -por tomar un corte de carne presente a ambos lados de la frontera, similar a la colita de cuadril- y ya no US$5,38 como hasta ahora, es decir, un 127% más en dólares.

No por nada, muchos brasileños de ciudades fronterizas cruzan a comprar carne y cargar nafta en la Argentina. Es que el combustible sale allá 84% más en dólares. Si se rigiera por el tipo de cambio paralelo y no el oficial, el pan podría subir de US$1,56 a 4, como en el socio mayor del Mercosur, es decir 157% más en dólares. El litro de leche podría encarecerse 68%, la botella de 1,5 litros de Coca-Cola, 49%; y el menú Big Mac, que se toma como referencia mundial de cuán caro es un país, un 26%, o sea, en este bien no hay tanta diferencia. En cambio, el azúcar es 28% más barato en Brasil, pero porque allí se fomentó la industria azucarera para producir combustible y a su vez aquí hay un proteccionismo que bloquea la competencia importada.

Economistas críticos de Milei descreen que la dolarización se pueda hacer cambiando $740 por cada dólar y elaboraron un par de calculadoras para determinar cuántos dólares cobrarías en caso de que la Argentina cambie su devaluada moneda por la norteamericana. Una es https://rayodolarizador.com.ar/ y otra es https://tusueldoendolares.com.ar. El primero fue elaborado pór un grupo de desarrolladores informáticos y economistas, incluido Ariel Setton, economista que trabaja en una empresas de medios de pagos digitales y da clases en la Universidad de Buenos Aires (UBA). El otro es del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), que encabeza Hernán Letcher, uno de los economistas más consultados por la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.

Si uno toma como ejemplo, el salario promedio pretendido entre los postulantes a ofertas laborales del portal Bumeran en agosto, que llegó a $338.840, serían hoy US$450 al CCL, como quiere Milei. Pero según el Rayo Dolarizador de Setton y sus colegas valdría mucho menos. Esta web propone a cada usuario optar por una medida para lograr la dolarización ante la falta de divisas que sufre el Banco Central, con reservas netas negativas.

Una opción es que la Argentina se endeude por US$30.000 millones para dolarizar, que es lo que propone uno de los asesores de Milei, Emilio Ocampo, y los empresarios que lo respaldan, como Alec Oxenford, Gonzalo Tanoira, Eduardo Bastitta, Cristiano Rattazzi y Sebastián Braun. Pero a diferencia de ellos, que prevén que con ese endeudamiento externo se podría dolarizar al CCL actual, el Rayo Dolarizador calcula que el dólar se multiplicaría por cinco, hiperinflación mediante, hasta $ 3.584. Por tanto, el salario promedio pretendido de $ 338.000 caería a US$94. Pero Setton y sus colegas no creen que pueda juntarse ese crédito: "No pareciera una solución factible. Por sus montos, no pareciera encontrar actores privados o multilaterales dispuestos a hacerlo. Durante la campaña, Patricia Bullrich y Milei dijeron que conseguirían un crédito por este monto, luego Bullrich aclaró que era solo una idea y Milei dijo que no iba a decir quién se lo iba a prestar", comenta la web Rayo Dolarizador. En el caso de los sueldos pretendidos más bajos, que Bumeran los sitúa en el sector de educación y que alcanzan los $120.000, serían, según Milei, US$159, pero, según esta calculadora, sólo US$33.

La web Rayo Dolarizador menciona otra manera de conseguir dólares para adoptar la moneda estadounidense. "¿A quién cagamos?", se pregunta. Además de la alternativa de endeudar al Estado, es decir, a toda la sociedad, señala que otra vía es perjudicar a los acreedores del Banco Central. Esto "asume que las reservas brutas del Central no tienen contraparte, por ejemplo, el swap (canje de monedas) con China, con el FMI (Fondo Monetario Internacional) u otros". "Además, asume que los encajes de los depósitos en dólares en el sistema bancario dejan de contabilizarse como deuda. Esto último es una locura, pero estamos en Argentina", bromean. En este caso, el tipo de cambio sería $3.292. Es decir, un salario pretendido promedio sería de US$102 y el mínimo, de US$36.

Otra opción sería afectar los intereses -por usar un vocabulario menos soez que el Rayo Dolarizador- a los ahorristas. "Para evitar que los pesos del sistema se conviertan rápidamente en dólares, podríamos: activar un corralito, como en 2001, donde no podrías extraer todos tus depósitos y que eventualmente se convertirían en argendólares, algo planteado por el equipo de Milei; y convertir esos depósitos en bonos, como el plan Bonex de 1989", explica la web. Pero con este método no se conseguirían dólares para dolarizar, advierten Setton y compañía.

Tampoco se los lograría con las dos últimas alternativas que plantean. Una es echar mano de la bola creciente de Letras de Liquidez (Leliq). "Las Leliqs son letras de liquidez emitidas por el Central que tienen mayormente los bancos comerciales invirtiendo tus depósitos, y se pagan en pesos. Convertir las Leliq en bonos en dólares de mediano o largo plazo a un valor de mercado menor al actual resolvería la cantidad de pesos en el mercado, pero afectaría la estabilidad bancaria y los depósitos de los ahorristas. Está planteado como un tema a resolver por Ocampo", señala el Rayo Dolarizador.

El último camino es defaultear la deuda del Tesoro en pesos, que también se expande como las Leliq. "Implica convertir la deuda del Tesoro en pesos en deuda en dólares a largo plazo. Esto afectaría a empresas, la ANSES (Administración Nacional de la Seguridad Social) para pagar jubilaciones, fondos comunes que tienen invertido el dinero allí y a las familias", advierten. Por tanto, sólo tomando deuda externa o echando mano a los acreedores del Central, como China y el FMI, se podrían conseguir las divisas para dolarizar, según este ejercicio. Sólo defaulteando las Leliq y la deuda del Tesoro en pesos y con un corralito o plan Bonex no basta.

El Rayo Dolarizador permite combinar opciones para que el plan de Milei consiga más divisas. Si se endeuda por US$30.000 millones y además echa mano de los acreedores del Central, conseguiría un tipo de cambio de conversión de $1.582 por dólar. Salario promedio, US$214 y mínimo, US$75. Si toma deuda, defaultea las Leliq y mete un corralito y plan Bonex, el dólar quedaría en $1.801. Sueldo promedio, US$188 y mínimo, US$66. Si se endeuda e impaga los bonos del Tesoro, el tipo de cambio sería $2.030. Salario promedio, US$166 y mínimo, US$59. Sólo combinando endeudamiento con default de Leliq y a acreedores del Central más congelamiento de depósitos, se llegaría a un dólar cercano al CCL actual, de $795, con un sueldo mínimo de US$150 y uno promedio de US$426. Si se quieren evitar conflictos con China y el Fondo, y se consigue crédito para dolarizar, se defaultean las deudas del Tesoro y el Central y se aplica un corralito o un plan Bonex, bajaría incluso el dólar a US$247, demasiado para lo que se pretende, el sueldo promedio llegaría a US$1.370 y el mínimo, a US$247, pero se pagaría un "costo altísimo", como indica Setton y sus colegas.

El CEPA elaboró su propia calculadora de salario en dólares y poder adquisitivo. Toma como tipo de cambio de conversión $3.700 por dólar. ¿Cómo llega a ese número? "Tomados correctamente los activos del Central compuestos por la posición de oro y de divisas de las reservas internacionales, arrojan un total de US$6.400 millones. La base monetaria al 31 de julio era de $6,39 billones y, por otro lado, las Leliq, Notaliq y los pases pasivos -que son otros títulos de deuda de la autoridad monetaria- ascendían a la fecha de corte a la suma de $ 17,09 billones. El número total de pasivos en pesos asciende a $ 23,48 billones, por lo que el tipo de cambio de conversión sería de alrededor de $3.670, contra el mismo activo de US$6.400 millones. Pero no debe dejar de advertirse que, este tipo de cambio, aun siendo por demás elevado, se combina con la pérdida del principal respaldo de los depósitos en dólares de los ahorristas, los encajes que los bancos tienen depositados en el Central, lo que hace impracticable la propuesta", advierte el centro que integran Letcher y la directora del Banco Nación y candidata a diputada Julia Strada, entre otros.

Según esta calculadora llamada Tu Sueldo en Dólares, el salario pretendido promedio sería entonces de US$92 y serviría para comprar 14 kilos de asado -se calcula que los precios subirían en la misma proporción que cuando devaluó el gobierno de Mauricio Macri en 2018-, en lugar de los 141 kilos actuales. También calcula que con ese dinero se podría adquirir un décimo de los litros de leche, aceite, cerveza o Coca-Cola o de los kilos de fideos, arroz, azúcar, yerba mate y pan que se pueden comprar ahora. El sueldo mínimo caería a US$32, según la calculadora del CEPA. Eso alcanzaría para 5 kilos de asado o 20 de fideos o 31 litros de leche.

Ambas calculadoras advierten que inicialmente la dolarización acarrearía una hiperinflación. Sólo después llegaría la estabilidad de precios anhelada con la adopción de la moneda norteamericana. Ecuador dolarizó su economía en 2000, después de un 1999 con una inflación del 52%, mucho menor al 124% de la Argentina actual, y con un derrape del PBI per cápita de US$2.200 a US$1.500. El año 2000, en que adoptó el dólar, el índice de precios al consumidor (IPC) subió todavía más, 96%, y el PBI per cápita tocó fondo, US$1.400, para después empezar a recuperarse en las décadas siguientes. La inflación en 2001 fue 37%, a pesar de la dolarización; en 2002, 12% y recién al cuarto año del proceso, en 2003, cayó del 10% y se consolidó desde entonces, por 20 años ya, en este nivel bajo. La renta per cápita es ahora de US$6.300. Es decir, la mitad que la Argentina, que está en US$13.600. Nuestro piso fue en 2002, cuando explotó la atadura del peso al dólar, la llamada convertibilidad: US$2.500. Sólo ese año fue cercano a la renta personal de Ecuador, que para entonces estaba en US$2.100.

Pero como los dólares no compran la misma cantidad de bienes y servicios en cada país, el FMI elabora el índice de PBI per cápita ajustado por paridad de poder de compra. Allí, la Argentina están en US$ 27.260 y Ecuador, en 13.510, o sea, también la mitad.

Es difícil comparar los salarios de uno y otro país por los múltiples tipos de cambio de la Argentina. La firma Take Profit toma en cuenta el dólar oficial, lo que es acertado en parte porque muchos precios aún se rigen por él, pero no tiene en cuenta que otros están ya al paralelo. Según sus números, el sueldo promedio de la Argentina es US$785 y el de Ecuador, 525. Pero el salario mínimo ecuatoriano es mayor, 450, frente a 337 de los argentinos. Si tomamos el blue, tanto el salario promedio argentino de US$376 como el mínimo de US$161 quedarían muy por debajo de los de Ecuador. Pero algunos economistas toman en consideración un promedio de los tipos de cambio oficial y paralelo. Entonces podríamos calcular que el sueldo promedio argentino es US$580, un 10% por encima del ecuatoriano, y el mínimo, US$249, casi la mitad que el de ese país dolarizado.

ARa/a

Un país entre una ultraderecha insolvente, la alarma a destiempo de sus auspiciantes y la letanía de Cristina

Un país entre una ultraderecha insolvente, la alarma a destiempo de sus auspiciantes y la letanía de Cristina

Javier Milei y Victoria Villarruel posaron su mirada en “el ano de Batman”. Se interesaron mucho en el tema, según dejaron saber en entrevistas y durante el debate vicepresidencial esta semana. “Ano dilatado”, abundó el candidato presidencial.

A caballo de su inquietud, el economista egresado de la Universidad de Belgrano y la abogada con módica experiencia laboral se habilitaron cuestionar la potestad del Estado argentino para desarrollar investigaciones en ciencias sociales. Alguien les pasó títulos de tesis que aluden a la sexualidad del superhéroe, al Rey León o a las canciones de Ricardo Arjona, y así, a ojito, sin leer las investigaciones ni constatar antecedentes y propósitos de sus autores, determinaron que las ciencias sociales no sirven de mucho y no merecen fondos estatales. Anuncio: con La Libertad Avanza, el Conicet “o como se llame” se va a dedicar a ciencias duras que autorice el estricto parecer de los hermanos Milei, Villarruel y Conan.

Corresponde dar el crédito correcto a la bandera epistemológica que ahora enarbola la dupla de La Libertad Avanza. Fue a fines de 2016, cuando el Gobierno de Mauricio Macri dispuso recortar las becas de científicos, que tuiteros y medios de comunicación —como se sabe, espontáneos los primeros; independientes los segundos— pusieron en la mira a un estudio con el Rey León en el título como epítome del malgasto estatal. Cabe felicitar a Clarín. Dos de sus lectores están por dar un paso adelante.

Ni en 2016 ni ahora, los auditores del sistema científico atinaron a pensar que podrían existir investigadores en Argentina y en el mundo que apelen a títulos con gancho para sus trabajos académicos. La base de datos de investigaciones biomédicas PubMed da cuenta de miles de investigaciones con alusiones a Shakespeare, Bob Dylan, atracción sexual y un vasto repertorio de humor negro.

El escrutinio sobre el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) perpetrado por miradas con tamaña autoridad no deja de llamar la atención. El Estado argentino no se caracteriza por asignar recursos, escalafones y contratos sobre la base de evaluaciones validadas por académicos con décadas de estudio y revisiones periódicas. El Conicet es una de las notables excepciones a la laxitud en la administración de contratos y fondos estatales.

Las críticas más precisas sobre el Conicet provienen, precisamente, de ámbitos científicos y universitarios. Existen cuestionamientos sobre la excesiva carga de burocracia y la obligación dogmática de publicar papers para conservar recursos, falta de coordinación con ciertas áreas del Estado, superposición de funciones, áreas de estudio auspiciadas por intereses económicos, sesgo en las prioridades. Son críticas atendibles, que tienen su recorrido, pero no logran desacreditar a un sistema científico diverso, multidisciplinario, creativo, con resultados medibles y alto reconocimiento internacional. ¿Sobran ejemplos por el estilo en los ámbitos privado y público argentinos?

El dato más saliente de Milei es la amenaza a derechos civiles y humanos, y al requisito básico de que el Estado no sea cruel con los habitantes. Un segundo escalón está dado por la violencia cualunquista del economista y varios de sus laderos. Y por allí orbitan el palmario desconocimiento del funcionamiento del Estado, la falta de coordinación de sus equipos y la tendencia esotérica para elaborar teorías.

El abordaje de Milei se enseñorea ante el más acuciante de los problemas, el económico, que reina sobre los otros. Lo que comenzó como un severo desequilibrio de las cuentas en el segundo mandato de Cristina Fernández de Kirchner, Mauricio Macri lo transformó en una crisis lacerante de deuda. Al cabo de cuatro años dominados por el tándem de la irresponsabilidad del Frente de Todos, pandemia, Ucrania y sequía, la amenaza se convirtió en sistémica. Aquí estamos.

La receta de La Libertad Avanza es bajar el gasto 15% del producto bruto interno (PBI), para transformar el atendible déficit actual en un abultado superávit. Esa proclama ya deja de ser una aventura temeraria como la dolarización. Una reducción del gasto en esos términos equivaldría a dejar de tener Estado nacional.

El gasto total primario suma cerca de 40% del PBI, dividido en partes similares entre la Nación y las provincias y municipios. Del 20% de la Nación se desprenden 6,9% a jubilaciones y pensiones, 1,2% a la asignación universal por hijo, 1,8% a otros planes sociales, 2,6% a subsidios económicos (2% a energía, 0,6% a transporte), 3,1% a gastos de funcionamiento, 1,6% a inversiones en obras públicas y 0,7% a transferencias discrecionales a provincias, según el detalle de la consultora EPyCA.

Ni siquiera el más ficcional de los escenarios permitiría alcanzar el objetivo de baja de gasto primario en 15 puntos porcentuales del PBI. Aun si se eliminaran por completo los subsidios, los giros a provincias y la obra pública, y el Estado se desprendiera de todas sus funciones (cierra hospitales y educación bajo su órbita, trenes, documentación y Conicet, deja de informar, clausura el Congreso, liquida el Ejército y despide a todos los empleados públicos), el presupuesto restante no alcanzaría para pagar las jubilaciones.

Las provincias tienen parte de sus recursos garantizados por la Constitución y las leyes, es decir, estarían fuera de la órbita de la Casa Rosada. La candidata a diputada Marcela Pagano ya explicitó que la Libertad Avanza planea coercionar a los gobernadores para obtener apoyo parlamentario. Sin embargo, la caja de provincias que un eventual gobierno de extrema derecha podría manotear sería la de los giros discrecionales desde el Poder Ejecutivo, que significan, para los distritos con menos recursos, fondos para sueldos de empleados públicos, médicos y maestros. En cualquier caso, esas transferencias suman 0,7% del PBI, muy poco para las ambiciones recortadoras de Milei.

La insolvencia que exhibe el equipo de Milei en encuentros más o menos reservados en Argentina y en Estados Unidos lleva a la alarma de sus interlocutores. Algunos de ellos comparten el diagnóstico histórico del postulante extremista y se atreven a soñar con una Argentina celestial, sin peronismo, ni izquierda, ni protestas, ni paros. Ocurre que personas que manejan presupuestos y capitales por resguardar se preguntan cómo podría ser alcanzado ese objetivo partiendo de premisas falsas y de la proyección de escenarios inverosímiles, sin equipos..

De este modo se entiende el repliegue del círculo de poder económico sobre Patricia Bullrich, en una secuencia que se inició con el aval a un paquete llave en mano orquestado por Carlos Melconian, y continuó esta semana con el mentor de Milei y dueño de Corporación América, Eduardo Eurnekián, marcando los puntos en el encuentro del Consejo Interamericano de Comercio y Producción. “Nos ha llenado el espíritu de esperanza”, regaló el empresario argentino-armenio a la candidata de Juntos por el Cambio. “Si no se modera, no estamos para aguantar a otro dictador”, sermoneó a su execonomista jefe. Conocedor de mil vaivenes en la política argentina, a Eurnekián ya no le causa tanta gracia el personaje al que promovió en los programas de América TV, el canal del que es accionista.

El poder económico se mueve, explora, se acerca, se aleja, pero hay dos tótems, Clarín/Telecom y Techint, que parecen haber advertido hace tiempo el riesgo Milei. Por algo ocupan su lugar en el entramado empresarial argentino.

Clarín activa sus fierros. Es tiempo de confesiones a cámara sobre el pecado de haber alimentado a Milei durante tres años, sin reproches sobre su insolvencia y su violencia. A la televisión argentina le causaba gracia cuando Milei avivaba un mercado de opinión que tarde o temprano terminaría votando a Juntos por el Cambio. Era útil para denunciar la “infectadura” de un gobierno, el de Alberto Fernández, que establecía restricciones a la circulación para evitar la aceleración del Covid-19, aunque no tantas como Angela Merkel o Emmanuel Macron, lo que fue convenientemente disimulado. Había que informar que Argentina era “un país de mierda” y Milei era un buen altoparlante.

Salió mal.

Ahora resulta que el candidato libertario es autoritario porque busca controlar quién lo va a entrevistar y con quién se va a encontrar en los programas a los que lo invitan en TN y LN+. Un problema que, cabe decir, Macri y Cristina resuelven más fácil con sus vínculos contantes y sonantes con determinados dueños de medios. El expresidente conservador pasa gratos momentos en sets de sus socios en la prensa. Desconoce la repregunta y, cuando se filtra, entra a caminar. Su séquito se ocupa de separar indeseables, como ocurrió esta semana con el cronista Luis Sánchez, de FM La Ronda, de Colonia Caroya, Córdoba. La vicepresidenta se permite pausas de años entre entrevista y entrevista. Cuando llega una, la circunstancia es tan excepcional y controlada, que alcanza para que transmita el mensaje que buscaba y poco más.

La postulante presidencial de Juntos por el Cambio encaró el camino al 22 de octubre con el kirchnerismo en la mira. Pronunció “derrotar”, “destruir”, “terminar”, “acabar”. Por ahora, se ahorró “aniquilar”.

Explica una de las voces centrales en la estrategia de la exministra de Seguridad. “En la primera vuelta se juega un fin de ciclo. Hay una posibilidad real de que el kirchnerismo quede tercero y ése es el objetivo prioritario en esta instancia”.

Si en efecto se da un balotaje entre Milei y Bullrich, Juntos por el Cambio necesitará los votos del sector político al que se propone “acabar para siempre”. “Nosotros tenemos claro que cada elección requiere una estrategia diferente. Para las PASO encaramos una interna, se trataba de que ganara el proyecto para encabezar la oposición. Lo logramos y ahora nuestra pelea es ésta. Y en el balotaje, será otra”, indica la fuente en una mañana nublada, mientras Bullrich recibe el apoyo de la derecha clásica de América Latina y España, un club en el que el PRO pisa fuerte.

En la configuración que predomina en el equipo de Bullrich, las diferencias con Horacio Rodríguez Larreta y las dudas en cuanto al apoyo de Macri quedaron en el pasado.

“Ahora estamos todos enfocados en ganar el 22”. “Hay problemas muy serios, votantes enojados, que pudieron cuestionarnos por qué estábamos enfocados en nuestra pelea con este nivel de descalabro. Pero no son personas enardecidas con ganas de romper todo. Les ofrecemos un rumbo claro y lo están recibiendo”.

El entorno de Bullrich pone el foco en “los sindicalistas mafiosos” que se están acercando a Milei. ¿Acaso gremialistas tradicionales como el propio Luis Barrionuevo, el Momo Venegas o Hugo Moyano no estuvieron cerca de Macri? “De Macri, Patricia es otra persona”, responde la voz.

No es la única diferencia que en el entorno de Bullrich trazan con el mundo Macri. La afición del exmandatario por el espionaje ilegal y los manejos espurios en los tribunales tiene un peso omnipresente en Juntos por el Cambio. Es el “de eso no se habla” ineludible, porque de lo contrario, sería imposible continuar. “Patricia nunca estuvo relacionada a ninguna herramienta extorsiva”.

“Irresponsabilidad”, “disparate”, “salto al vacío”, “populismo de derecha” son etiquetas que recorren el arco discursivo de Juntos por el Cambio, como quien busca cohesión a partir de identificar al rival. Como a los medios hegemónicos, a la coalición de derecha la persigue su pasado reciente a la hora de separarse de Milei, su competidor directo por los votos que ahora mira desde arriba.

Los referentes de la alianza PRO-UCR claman por las inconsistencias de sus pares de La Libertad Avanza, pero fue Bullrich quien semanas o meses atrás, sintonizó con el levantamiento del cepo “desde el primer día”, despidos masivos en el Estado e irresponsables rebajas impositivas y de retenciones.

La nominación de Melconián, problemática por lo que denota sobre la debilidad de Bullrich en materia económica, vino de la mano de que “bajar impuestos sin bajar el gasto es mentir”. Buen avance con respecto a los años de Macri. Resta saber más detalles sobre cómo la devaluación por venir no disparará un proceso inflacionario como el de 2016 y por qué la “convivencia de monedas” no terminará de liquidar al peso.

Cristina mostró sus cartas anoche en la clase magistral en la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo, en el barrio de Balvanera. Surcó caminos conocidos, pero aumentó la incoherencia.

La vicepresidenta navega con solvencia a la hora de describir el fracaso de los experimentos neoliberales y, en particular, los cuatro años de Cambiemos, pero cae en trazo grueso, tergiversaciones y falsedades cuando dibuja el balance de su último período en la Casa Rosada, y se mete en un relato autoindulgente hasta el infinito al hablar de la actual gestión.

En medio de un auditorio fiel que parece gozar de escuchar siempre la misma canción, aplaudió Axel Kicillof, pese a que reclama nuevos pentagramas. El efímero precandidato presidencial Eduardo de Pedro también estaba allí, como si nada, sin dar explicaciones sobre el minuto en que consideró pertinente dejarse levantar el brazo por Barrionuevo.

La vicepresidenta se metió en un berenjenal de power points, libró su batallita periódica contra Martín Guzmán y se exceptuó de cualquier responsabilidad por los resultados del gobierno del Frente de Todos porque “lo intenté (cambiar el rumbo económico) de todas las formas posibles”. Habría que revisar la técnica de reproducir filminas con un mar de números que incluyen la carga impositiva desde Dinamarca a Ecuador, en medio de digresiones e interpretaciones antojadizas.

El sinsentido de que “el déficit fiscal no genera inflación” volvió a ser pronunciado por la vicepresidenta. En rigor, una gran verdad sostenida en la Escuela Justicialista Néstor Kirchner: lo que dispara los precios es la emisión de moneda sin respaldo. Entonces, Cristina incursionó por enésima vez en un abismo argumentativo. Como en efecto la deuda es un lastre impagable, infiere que no hay que rever gastos absurdos del Estado, como los subsidios de gas y electricidad para los ricos que tanto defendió.

La vicepresidenta se atrevió a cuestionar las distorsiones y privilegios impositivos vigentes, una semana después de que los suyos celebraran que la Argentina se transformó en uno de los países del mundo con menor carga impositiva para los salarios más altos.

La constatación de que la “dueña de los votos” no cambió un ápice su credo económico ni su convicción para darlo a conocer es un dato preocupante para la candidatura de Sergio Massa y el futuro de Unión por la Patria. Desde que se hizo cargo del Ministerio de Economía, el ahora candidato está aplicando medidas en las antípodas del recetario de Cristina.

En una no muy probable hipótesis de una presidencia de Massa, ¿alguien podría soportar un escenario en el que el presidente apunte a reducir el déficit y a sobrecumplir metas del FMI, como intentó el ministro en el segundo semestre de 2022, mientras Cristina y Máximo Kirchner se vuelven a enojar? ¿Qué punto de contacto tienen el viceministro de Economía, Gabriel Rubinstein, y las clases magistrales de la vicepresidenta? ¿O presentaciones como la de ayer son sólo para la tribuna?

SL