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El presidente Javier Milei y la premier italiana, Giorgia Meloni, ocuparán las primeras filas en las exequias del pontífice, de la que participan 170 delegaciones de todo el mundo y mandatarios con los que Jorge Bergoglio no dudó en enfrentarse por sus políticas, como Donald Trump
Una 'casa' modesta en el Esquilino, el barrio multicultural y en conflicto que el papa eligió como última morada
Quería ser solo un “servidor de Cristo”, pero fueron a buscarlo “al fin del mundo” –decía– para encumbrarlo como líder de la Iglesia católica. Quería irse de la forma más sencilla posible, de modo que rebajó en su testamento la pompa que acompañó históricamente a la muerte de un papa. Sin embargo, no podrá evitar que su funeral pase a la historia como acontecimiento político en un momento especialmente convulso y conflictivo.
Tras una capilla ardiente por la que han pasado 250.000 personas, según el Vaticano, el funeral de Francisco se ha convertido en una cumbre internacional que reúne este sábado a 170 delegaciones y muchos de los mandatarios más importantes del mundo, algunos profundamente enfrentados entre sí y con el propio papa. Entre ellos, Donald Trump, a quien el pontífice no dudó en criticar por sus políticas migratorias, y que llega a Europa en medio de su ofensiva arancelaria y un cuestionado papel en las negociaciones por la paz en Ucrania.
El protocolo que decidió el Vaticano –orden alfabético de los países, en lengua francesa– mantendrá al presidente de EEUU en un puesto alejado del ucraniano, Volodímir Zelenski, y de las autoridades de las tres instituciones europeas. Pero no se descartan reuniones bilaterales que aprovechen la coincidencia en la capital italiana. “Si surgen oportunidades, al margen del funeral, se aprovecharán, por supuesto”, reconocía este jueves una portavoz de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen. Trump ya dijo que planea verse con “muchos líderes”. En Italia, que oficia de anfitriona, hay más dudas.
El ministro de Asuntos Exteriores trasalpino, Antonio Tajani, ve “complicado” el formato 'cumbre internacional' que algunos parecen querer forzar en Roma, y redujo el margen a “encuentros ocasionales durante la ceremonia”. “No sé si es el momento adecuado para tener una bilateral cuando hay tantos asuntos en el orden del día”, aseguró durante un viaje a El Cairo, según la agencia italiana AdnKronos.
Probablemente sí se siente cerca de Trump el presidente francés, Emmanuel Macron, quien en su visita a Washington en febrero pasado dejó ver las profundas diferencias con el estadounidense sobre la guerra de Ucrania. El líder ruso Vladímir Putin no estará presente –sobre él pesa una orden de detención de la Corte Penal Internacional–, sino que ha enviado a un perfil poco relevante desde el punto de vista político: su ministra de Cultura, Olga Borisovna.
Israel ni siquiera tiene un enviado en Roma. El primer ministro Benjamin Netanyahu no mandó a un miembro de su gobierno, y de hecho, tardó tres días en expresar sus condolencias por la muerte del papa Francisco. Lo hizo este jueves a última hora con una publicación en redes sociales, después de haber borrado un mensaje de pésame el día de su fallecimiento. En nombre del país, solo su embajador, y representando a la religión judía, el rabino de Roma, quien se encargó estos días de separar el diálogo entre religiones impulsado por Fancisco –con quien tenía una buena relación– y las cuestiones políticas sobre el genocidio en Gaza que el pontífice denunció utilizando esa palabra.
El presidente Javier Milei, su hermana y la nutrida delegación ocuparán el lugar más privilegiado, en la primera fila. Es de esperar que Milei haga valer el privilegio de compartir nacionalidad con el papa –en realidad, no mucho más– para buscar una foto con su admirado Donald Trump y otros mandatarios, que proyecten su imagen internacional. Milei llegó a llamar a Bergoglio “comunista”, y “representante del Maligno en la Tierra” por defender la justicia social antes de ser elegido. Tras su muerte, sin embargo, se deshizo en elogios: lo definió como “el argentino más importante de la historia”.
Detrás, la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, quien presumió estos días de la cercana relación que mantuvo con el pontífice, aunque la oposición le recordó que sus políticas no responden en ningún caso a los postulados que defendía Francisco. Como tácita anfitriona de esta cumbre en Roma, Meloni tendrá que hacer gala de sus dotes diplomáticas para amalgamar a una asistencia disímil y en algunos casos incómoda.
Emmanuel Macron visitó la capilla ardiente antes de que cerrara definitivamente este viernes a las siete de la tarde, pero muchos mandatarios apuraron la hora de llegada a la capital italiana. El funeral comienza con una ceremonia a las diez de la mañana en la Plaza de San Pedro, a las puertas de la basílica, y continúa con un cortejo de vehículos que acompañan el ataúd del Papa hasta su último destino, la basílica de Santa Maria Maggiore, en el centro histórico de la capital. Son unos seis kilómetros que toman una media hora en recorrerse. A partir de ahí, cuando el cuerpo de Francisco entre para ser enterrado, las puertas de la basílica se cierran y las cámaras dejan de transmitir en directo.
Una vez apagado el 'modo luto' se multiplicarán de seguro los encuentros, propiciados y casuales, aprovechando esta ocasión excepcional. Un evento que reúne en Roma a los líderes del mundo para honrar a quien no quiso serlo, pero lo fue. A una cabeza de la Iglesia católica incómoda para muchos de estos dirigentes porque puso el foco en lo que no se suele poner: las desigualdades, las migraciones, las minorías, la pobreza. Quizá Francisco también se revolviera en su silla entre los asistentes a su propio funeral.
Después de tres días, este viernes fue el momento de cerrar el féretro con una antigua ceremonia cargada de simbolismo y oración por su alma.
El difunto papa Francisco será sepultado dentro de un féretro sencillo, sellado y marcado con su escudo pontificio en una ceremonia antigua y solemne este viernes en la basílica de San Pedro, y reposará con sus zapatos usados.
La ceremonia fue presidida de forma privada por el cardenal camarlengo, Kevin Joseph Farrell, en el interior de la basílica vaticana una vez que se terminó el velorio y después de tres días en los que pasaron 250.000 fieles a darle el último adiós.
Francisco fue expuesto públicamente dentro de un ataúd sencillo de madera, mientras que hasta Benedicto XVI los papas eran expuestos sobre un catafalco, pero Bergoglio cambió el protocolo.
Después de tres días, este viernes fue el momento de cerrar el féretro con una antigua ceremonia cargada de simbolismo y oración por su alma.
En primer lugar, el maestro de ceremonias colocó un velo de seda blanca sobre su rostro para después rociar el cuerpo con agua bendita mientras los presentes oraban.
Dentro de la caja se introdujo una bolsa con algunas monedas y medallas acuñadas durante el pontificado y un tubo metálico con el acta o 'rogito', sellado y lacrado, que recoge para la posteridad los hechos más relevantes de su vida y de su pontificado.
En este documento, en latín, Francisco es recordado por su sencillez, por su atención a los “últimos y descartados de la sociedad”, por su preocupación por el medio ambiente y por su lucha contra los abusos perpetrados por representantes del clero.
El maestro de las Celebraciones Litúrgicas, Diego Ravelli, leyó el acta, cuyos ejemplares fueron firmados por algunos de los presentes, entre los cuales se hallan los cardenales Giovanni Battista Re, que oficiará el funeral mañana; Pietro Parolin, secretario de Estado; y Mauro Gambetti, arcipreste de la basílica.
A continuación, se colocó la tapa de zinc del ataúd, sobre la cual se encuentran la cruz, el escudo del papa fallecido y la placa con su nombre, la duración de su vida y de su papado.
El ataúd se selló y se imprimieron los sellos del cardenal camarlengo, de la Prefectura de la Casa Pontificia, de la Oficina de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias y del Capítulo Vaticano.
Finalmente, se cerró el féretro de madera, cuya tapa tiene la cruz y el escudo del papa fallecido.
El rito duró una hora y en él participaron también algunos de los familiares del pontífice difunto, así como autoridades de la Curia y vaticanas.
Ahora, la caja será velada por frailes del capítulo de San Pietro durante toda la noche hasta el funeral del sábado, al que asistirán delegaciones de 130 países y organismos internacionales.
Después de la misa el féretro cruzará Roma con un cortejo fúnebre solemne hasta llegar a la basílica de Santa María La Mayor, donde el papa argentino decidió enterrarse por ser muy devoto a la Virgen que custodia, la 'Salus Populi Romani'.
Con información de la agencia EFE
En el último día en que el papa yació en la Basílica de San Pedro, visitó el féretro del argentino junto a Laura Esquibel, la primera transexual que estrechó la mano del papa.
Sor Geneviève Jeanningros, la monja francesa amiga del papa que lo llevó a conocer a las comunidades marginadas de Roma, acudió este viernes por cuarta vez a la basílica de San Pedro y acompañada de una transexual paraguaya para despedirse definitivamente de Francisco.
Geneviève, en el último día en que el papa yació a los pies del baldaquino de Bernini, visitó el féretro del argentino junto a Laura Esquibel, la primera transexual que estrechó la mano del papa.
“Lo vi siete veces y comimos juntos. Le cocinaba empanadas de vez en cuando y se las mandaba. Lo quería mucho”, declaró Esquibel a la salida a 'Vatican News'.
“Sus ojos, su mirada, cuando me dijo adelante”, eso es lo que más extrañará Geneviève, tal y como confesó al mencionado medio, justo después de haberse despedido con un beso dirigido al féretro.
“Y también su ayuda. Tuvimos mucha ayuda. Pero tal vez más la ayuda moral. Ya ves, vinimos tantas veces. Su bienvenida no tenía límite. Y también mucha esperanza”, añadió la monja, que se hizo viral en los últimos días por saltarse el protocolo el pasado miércoles, el primer día del velatorio.
Allí, la monja de 81 años, de la orden de las Hermanitas de Jesús y con una mochila sobre sus hombros, se acercó discretamente a la zona donde se había colocado el féretro del papa Francisco para rezar y llorar en silencio.
A pesar de que no formaba parte del rígido protocolo que obligaba a los cardenales, obispos y personal del Vaticano a ser los primeros en dar el adiós al pontífice, nadie se atrevió a decirle a la religiosa que ese no era su lugar y allí permaneció durante varios minutos.
La 'enfant terrible', así llamaba el papa Francisco a esta religiosa que se dedica desde hace 56 años a asistir a las mujeres transexuales y a los feriantes de Ostia, la costa de la región del Lacio.
Con información de la agencia EFE
Este sábado se celebran las exequias papales, que estrenan un ritual simplificado y al que asistirán jefes de Estado y gobierno al ser Jorge Bergoglio un papa en ejercicio, a diferencia de Benedicto XVI, que murió como emérito
Una 'casa' modesta en el Esquilino, el barrio multicultural y en conflicto que el papa eligió como última morada
Este sábado se entierra al papa Francisco. Las exequias de Jorge Bergoglio son un funeral de estado que estrenará un ritual algo simplificado y más sobrio que el de sus predecesores y que culminará con un cortejo que recuerda al Imperio romano y un entierro privado.
Todos los funerales de papas se dividen en tres estaciones. La primera culmina cuando se traslada el cadáver de la capilla donde reposa tras certificar su muerte a la basílica de San Pedro para el velatorio público. Ya no pasa por el palacio arzobispal, como anteriormente sucedía, sino que va directamente de un punto al otro.
El funeral del papa Francisco
Ciudad del
Vaticano
Roma
N
600 m
1
El cuerpo del Papa pasa directamente de la capilla donde se le coloca tras fallecer a la basílica de San Pedro para el velatorio público
Basílica de
San Pedro
El cuerpo queda a la vista. No habrá catafalco como solía, sino que estará directamente en su ataúd
Capilla de la Casa
de Santa Marta
La misa exequial se celebra en la plaza de San Pedro
La forma rememora la cruz cristiana: más ancho en la cabeza que en el extremo de los pies
Río Tíber
Mitra
Palio
4 kilómetros
No habrá báculo papal, es decir, se prescinde del cayado que simbolizaba su autoridad como Papa
Casulla
2
El féretro se traslada desde San Pedro, en la ciudad del Vaticano, hasta la basílica de Santa María la Mayor, en la ciudad de Roma
Entierro
Basílica Santa
María la Mayor
3
Tras el entierro nueve días de misas: novendiales a partir de la misa exequial
Sobre su tumba, el epitafio solo dice: Franciscus
GRÁFICO: IGNACIO SÁNCHEZ
El funeral del papa Francisco
Ciudad del
Vaticano
Roma
N
600 m
1
El cuerpo del Papa pasa directamente de la capilla donde se le coloca tras fallecer a la basílica de San Pedro para el velatorio público
Basílica de
San Pedro
Capilla de
la Casa de
Santa Marta
El cuerpo queda a la vista. No habrá catafalco como solía, sino que estará directamente en su ataúd
La misa exequial se celebra en la plaza de San Pedro
Río Tíber
La forma rememora la cruz cristiana: más ancho en la cabeza que en el extremo de los pies
4 kilómetros
Mitra
Palio
No habrá báculo papal, es decir, se prescinde del cayado que simbolizaba su autoridad como Papa
CasullA
2
El féretro se traslada desde San Pedro, en la ciudad del Vaticano, hasta la basílica de Santa María la Mayor, en la ciudad de Roma
Entierro
Basílica Santa
María la Mayor
3
Tras el entierro nueve días de misas: novendiales a partir de la misa exequial
Sobre su tumba, el epitafio solo dice: Franciscus
GRÁFICO: IGNACIO SÁNCHEZ
Una vez que el féretro sale de la capilla de la Casa de Santa Marta –su lugar de residencia– y procesiona por la plaza de los Protomártires Romanos y por el Arco de las Campanas hasta la plaza de San Pedro, donde penetra en la Basílica vaticana por la puerta central, comienza la segunda estación, que dispone una capilla ardiente de no menos de tres días.
Ahí se estrenan más simplificaciones rituales. Se ve un único ataúd, hecho de madera y cinc, en lugar de los tres que se han utilizado tradicionalmente. La costumbre de encajar tres sarcófagos, además de las simbologías de los materiales, buscaba crear una capa hermética alrededor del cuerpo del cadáver. Francisco dejó dispuesto que su caja se entierre luego a ras de suelo sin elevaciones.
Además, en ese sentido, el féretro va a expuesto solo en ese ataúd sin colocarlo sobre un túmulo ornamental decorado: desaparece pues el catafalco sobre el que se veló, por ejemplo, a Juan Pablo II. Tampoco tiene el báculo papal –un bastón rematado en una esfera con crucifijo o cruz–, que se relaciona más con el poder del pontífice en lugar de su función pastoral. En este momento es cuando se forman las largas hileras de fieles católicos aguardando turno para pasar por delante del Papa difunto.
Los atavíos papales para el difunto incluyen:
En otras ocasiones han destacado los zapatos rojos que asomaban en el féretro. Francisco se negó a utilizar este calzado propio de los papas (simbolizan la sangre de los mártires y el poder papal). En su lugar calzó unos zapatos negros gastados que son los que se vieron durante el velatorio privado.
Lo normal es cerrar el ataúd antes de la misa exequial del sábado. Se dispuso que el funeral comience a las 10.00. Las lecturas durante la ceremonia se realizan en diferentes idiomas –para Benedicto XVI se empleó el español, el latín, el inglés, el alemán y el italiano–.
Esa ceremonia –de larga duración– se celebra en la plaza de San Pedro. Oficia el decano de los cardenales, Giovanni Battista Re, de 91 años. Como funeral de estado, entre los invitados están jefes de estado y gobierno algo en lo que difiere de los funerales de Benedicto XVI, que murió como emérito y no como Papa ejerciente. En este sentido se parece más a las ceremonias de Juan Pablo II, a las que asistieron unas 200 de estas autoridades.
En la tercera estación, el cortejo fúnebre se traslada a Santa María la Mayor, una basílica mayor de la cristiandad muy vinculada con la monarquía española. La ruta seguirá parcialmente el trazado de la antigua Via Papalis, la procesión que hacían antiguamente los pontífices tras ser designados entre San Pedro del Vaticano y la basílica de San Juan de Letrán, catedral de la diócesis de Roma, según EFE. Una reminiscencia de los antiguos desfiles del Imperio romano que se prolongará unos 6 kilómetros a “paso solemne”.
Una vez allí, un grupo de unas 40 personas empobrecidas, sin techo, migrantes y transexuales recibirán al cortejo en la escalinata para dar paso a un entierro que será íntimo –aunque luego podrán verse imágenes–. La basílica de Santa María la Mayor se queda entonces cerradas y reabre el domingo por la mañana ya para visitarse. La tumba de Francisco en este templo es simple. Y, de acuerdo con el testamento del Papa, solo dirá. “Franciscus”.
A partir de ese momento se suceden los nueve días de misas denominados novendiales. Un periodo, supuestamente, para prepararse para el cónclave que votará al siguiente Papa.
Pietro Parolin, número dos del Vaticano, exhibe dos documentos para impedir que el purpurado italiano, condenado por corrupción, acceda a las votaciones, según contó un ex director de 'L'Osservatore Romano' en el medio 'Domani'
Los 'enemigos' del papa Francisco toman posiciones al inicio de la intriga vaticana por la sucesión
¿Podrá participar Angelo Becciu en el Cónclave que elegirá al sucesor de Francisco? Tal y como adelantó elDiario.es, el purpurado italiano, a quien Jorge Bergoglio retiró los derechos cardenalicios, piensa que sí, y de hecho el pasado martes se presentó en la primera congregación general de cardenales con la intención de participar como miembro de pleno derecho en los actos del funeral del Papa y los escrutinios para designar a su sucesor. O, incluso, ser elegido.
La duda se estiró y el portavoz del Vaticano, Matteo Bruni, se limitó a confirmar la participación del purpurado y que cualquier decisión en torno al cónclave se tomará “después del funeral” de Francisco. Al parecer, el decano, Giovanni Battista Re, dejó entrar a Becciu al no tener ningún escrito que lo impidiera. Con todo, según reveló el ex director de L' Osservatore Romano, Giovanni Maria Vian, al medio Domani, sí que podría existir ese papel. O esos papeles, que mostrarían la “voluntad explícita” de Francisco de prohibir su entrada en la Capilla Sixtina.
Este jueves, con Becciu en la sala, según contó Vian, se comunicó que el Papa había ordenado en enero al cardenal camarlengo, Kevin Farrell, que excluyera a Becciu del cónclave, pero solo lo hizo verbalmente.
En este momento, siempre según la reconstrucción de Domani, el secretario de Estado (y uno de los principales candidatos a suceder a Francisco), Pietro Parolin, sacó dos documentos firmados por Bergoglio en el que confirmaba por escrito (con la 'F.' de Franciscus) dicha prohibición. Uno, fechado en 2023. El otro, el pasado mes de marzo, posiblemente durante su ingreso en el hospital Agostino Gemelli.
Una lucha entre dos antiguos colaboradores, pues no hay que olvidar que Becciu fue durante años sustituto de la Secretaría de Estado y, como tal, principal colaborador de Parolin, aunque el caso Sloane acabó por enfrentarlos y convertirlos en enemigos irreconciliables. Y, quién sabe, si competidores en el cónclave. ¿Qué dice ahora Becciu? “Serán mis hermanos cardenales los que decidan”. Si es que no lo ha hecho ya Francisco.
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