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La jefa del FMI llamó a votar a favor del Gobierno en las elecciones octubre, pero su staff está preocupado por el deseo de Milei de bajar el dólar a $1.000 para recién entonces comprar reservas. El establishment y el campo valoran el ajuste fiscal, pero presionan por bajas de impuestos y de contribuciones patronales, entre otras medidas para reducir el costo si no se sube el tipo de cambio.
Primero intentaron conducir un programa de streaming del Ministerio de Economía y duraron tres ediciones, una por mes, de agosto a octubre pasados. Ahora, Federico Furiase, director del Banco Central, Martín Vauthier y Felipe Núñez, directores del Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE), volverán a probar suerte pero en el canal youtubero facho Carajo, propiedad del médico santiagueño Daniel Parisini, alias Gordo Dan (30%), el multifacético Cale Group, de Augusto Marini, (55%) y la consultora MediaHub, de Patricio Lessa, Sebastián Tabakman y Sebastián Fernández Spedale (15%). Son casi los mismos accionistas del canal progre Blender: 70% de Cale, 25% de MediaHub y 5% de Iván Liska, director creativo del streaming. Pero más allá de las experiencias audiovisuales de los tres asesores del ministro de Economía, Luis Caputo, los tres viajarán este viernes acompañados por el jefe de la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA), Juan Pazo, para un acto simbólico en la Bolsa de Comercio de Rosario, el remate del primer lote de soja de la cosecha, pero tratarán con los principales ejecutivos de las cerealeras una cuestión que les interesa sobremanera: el bajo ritmo de liquidación de exportaciones.
Javier Milei y Caputo necesitan de esos dólares del campo para seguir domando el tipo de cambio semilibre —el cepo se levantó para personas, no para empresas— y, por ende, la inflación. Antes de que la semana pasada se eliminara parcialmente el control cambiario, los exportadores recibían un dólar blend, de $1.128 en su última cotización. Ahora cobran al mayorista, de $1.174, más cerca de la franja inferior de la nueva banda cambiaria que de los $1.400 del tope. Esta semana llegó a descender a $1.060, con celebración incluida de parte del ministro, pero en ese momento se tiraron de cabeza a comprar dólares los importadores y lo hicieron rebotar, sin volver tampoco a los $1.200 de los dos días posteriores a la apertura del cepo. Se puso de moda sobrestockearse de productos importados por las dudas de qué sucederá tras las elecciones legislativas de octubre. Por ejemplo, una autopartista ya adquirió todo lo que necesitará hasta los comicios.
Se puso de moda sobrestockearse de productos importados por las dudas de qué sucederá tras las elecciones legislativas de octubre. Por ejemplo, una autopartista ya adquirió todo lo que necesitará hasta los comicios
Si bien la liquidación de marzo último fue 20% mayor que en el mismo mes de 2024 por la baja temporaria de retenciones, es 58% menor al de 2022 y 47% inferior al de 2021. No tomemos en cuenta marzo de 2023 por la sequía histórica. Así como el tipo de cambio atrae a los importadores, espanta a los exportadores. Así como desalienta la inflación y apunta a bajar del 3,7% del mes pasado al 1% mensual para las elecciones nacionales, también destruye el empleo de quienes producen bienes o servicios que compiten con el exterior porque los precios de sus productos aumentan en pesos pero aún más en dólares.
En la actualidad, los exportadores de granos tienen 90 días de plazo para ingresar las divisas. El Gobierno quiere que lo hagan en 15 para adelantar la entrada y seguir en su rol de domador. Las cerealeras retienen cereales en sus silos de metal como refugio de valor, como así también los agricultores en sus silobolsas, aunque los más pequeños no tienen espaldas y deben vender rápido lo que cosechan para pagar insumos (fertilizantes, semillas y agroquímicos, que aumentaron 5% tras la salida parcial del cepo) y alquileres —el 75% de la soja se cultiva en campos arrendados—.
Tres cerealeras concentran casi el 40% de las ventas externas de cereales, oleaginosas y sus subproductos, harinas y aceites: la neerlandesa Viterra, la estadounidense Cargill y la china Cofco. Detrás aparecen la norteamericana Bunge, Aceitera General de Deheza (AGD, de los Urquía), la neerlandesa Louis Dreyfus Company (LDC), la estadounidense ADM, Asociación Cooperativa Argentina (ACA) y Molinos Agro (de los Perez Companc).
Ya no aparece la concursada Vicentin, de la familia homónima, los Buyatti, los Padoán, los Nardelli y los Boschi, cuyo directorio fue intervenido y su acuerdo con los acreedores fue rechazado esta semana por la Justicia. Sus 1.500 empleados esperan cobrar sus sueldos. Dos de sus exdirectivos están presos desde hace un mes, Daniel Buyatti y Roberto Gazze, mientras otro está prófugo, Omar Scarel. En cambio, no avanzó la causa contra el expresidente del Banco Nación Javier González Fraga y de su exvice Lucas Llach por el crédito que la entidad estatal le dio a Vicentin en 2019, pocos meses antes de presentarse en convocatoria de acreedores en 2020.
Las exportadoras son también aceiteras y están también en conflicto con el Gobierno por la remarcación del aceite en el mercado interno tras el levantamiento parcial del control cambiario. Sólo Molinos dio marcha atrás con la suba.
En cuanto a los productores agropecuarios, que estaban muy entusiasmados con el discurso libertario de Milei en la campaña electoral de 2023, ahora cobijan una mezcla de sensaciones, según uno de los principales dirigentes de la Mesa de Enlace.
Por un lado, apoyo a la motosierra fiscal, el combate a la inflación, la liberalización de mercados, la quita de aranceles y burocracia, la unificación cambiaria y el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Por otro, mantienen esperanzas de rebaja definitiva de retenciones, como deja entrever el pacto con el FMI, pero no antes de los comicios. Pero también sienten desazón porque esta no se concreta y encima el presidente les advirtió que volverá a subirlas en julio, como modo de apurarlos a liquidar ahora. Los sojeros sostienen que ya no pueden bajar más sus costos, que algunos ganaron pocos y otros perderán, depende de la región del país y del tamaño de su campo.
Que Milei y Caputo levanten la bandera del dólar bajo para castigar a los que especulaban con devaluaciones, que el Banco Central compre dólares a $1.000, se abaraten importaciones y se controle la inflación preocupa a los técnicos del FMI que negociaron con ellos el reciente acuerdo.
Ellos están inquietos por que se incumplan las normas de intervención cambiaria del Banco Central que se pactaron hace apenas semanas. “El BCRA garantizará el cumplimiento de la banda mediante la compra de divisas ofrecidas en su mínimo y la venta de divisas en su máximo. Dentro de la banda, el BCRA comprará divisas a su discreción, incluso ante grandes liquidaciones de divisas, y de acuerdo con los objetivos del programa, incluyendo las metas de acumulación de reservas. No se prevén ventas de divisas dentro de la banda”, reza el convenio.
Más turbados estarían los técnicos del Fondo si escucharan lo que algunos funcionarios de Economía comentan con inversionistas: que ahora que recibieron todo lo que pretendían, unos US$12.000 millones del primer desembolso del nuevo endeudamiento, harán lo que se les cantan. Saben que para cumplir la meta de acumulación de reservas al 30 de junio deben juntar US$4.500 millones, pero 3.000 millones serán aportados por los bancos Mundial e Interamericano de Desarrollo (BID). Por tanto, sólo tienen que comprar 1.500 millones en el mercado.
Algunos funcionarios de Economía comentan con inversionistas que ahora que los funcionarios del gobierno del tándime Javier Milei-Luis Caputo recibieron todo lo que pretendían, unos US$12.000 millones del primer desembolso del nuevo endeudamiento con el FMI, harán lo que se les cantan
La directora gerenta del FMI, Kristalina Georgieva, no se inmuta como sus funcionarios. Ella es economista, pero también política y así como antes coqueteaba con Joe Biden y el papa Francisco, ahora lo hace con Donald Trump y su baja de línea política en el organismo donde Estados Unidos más pesa. Por algo, en plena reunión semestral del Fondo y tras verse con Caputo, Georgieva se metió en política interna de la Argentina: “El país va a elecciones en octubre. Es muy importante que la voluntad de cambio no se descarrile. Hasta ahora, no vemos que ese riesgo se materialice. Pero yo le pediría a la Argentina que mantenga el rumbo”. Sus palabras coinciden con un momento en que Trump amenaza con salirse del FMI y del Banco Mundial, como se fue hace poco de la Organización Mundial de la Salud o el Acuerdo de París contra el cambio climático. En este caso, con el argumento de que no le sirven a Estados Unidos y financian políticas de género y contra el negado calentamiento global.
Ahora es el tiempo de la cosecha de soja y maíz y es posible que logren el objetivo, por más que el tipo de cambio sea bajo para los exportadores, el menos atractivo desde el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. Pero en tiempos de banda cambiaria, cuando pase la recolección de granos, habrá que ver cómo hace el Gobierno para domar el dólar antes de las elecciones de octubre. Siempre hay volatilidad preelectoral. Sobre todo, si el 18 de mayo en los comicios locales de la ciudad de Buenos Aires vence Leandro Santoro y el PRO relega a La Libertad Avanza (LLA) al tercer puesto. Ya los libertarios se comieron un tercer lugar en la constituyente de Santa Fe.
Siempre hay volatilidad preelectoral. Sobre todo, si el 18 de mayo en los comicios locales de la ciudad de Buenos Aires vence Leandro Santoro y el PRO relega a La Libertad Avanza (LLA) al tercer puesto
Uno de los dueños de las mayores fortunas de la Argentina está disgustado con las formas de Milei y su silenciamiento de toda crítica empresaria bajo apercibimiento de escrache en las redes sociales, pero espera que LLA logre una elección “digna” para emprender en 2026 las tres reformas comprometidas con el FMI: rebaja tributaria, retraso de la edad jubilatoria de los 65 a los 70 años y reforma laboral para disminuir las contribuciones patronales. “El empresario apoya las ideas de la libertad, que te saquen la pata del Estado de encima. [Milei] logró un superávit fiscal que nadie había logrado; eso es condición necesaria, pero no suficiente. Está buenísimo el acuerdo con el Fondo, que hayan sacado el cepo, pero todos esperaban el dólar a $1.300, no a 1.000, que te deja un problema de competitividad tremendo. Punta del Este estaba más barato este verano que Buenos Aires, y eso que Uruguay es un país caro. Ahora fuerzan a bajar los precios, ponen techo a las paritarias, pero en julio, cuando termine la cosecha, ¿saltará el dólar?”, se pregunta el empresario en modo de advertencia.
“Hoy se sienten fuertes, con la inflación volteada para llegar a las elecciones, aunque la economía no va a volar, pero las tasas de interés que van a empezar a bajar en 60 días. El problema es si esto no resulta bien”, continúa el magnate. “Se vendría un quilombo fenomenal. Es el abismo”, alerta. ¿Por qué puede salir mal? “El Gobierno está jugado al superávit fiscal, pero esa es la base para sostener otras reformas el año próximo. Tenés que bajar costo argentino. Porque si no, podés bajar la inflación, pero, como en el final del gobierno de [Carlos] Menem y en el de [Fernando] de la Rúa vas a tener un cementerio. Necesitás seguir ajustando el Estado para bajar impuestos: por ejemplo, las legislaturas provinciales están llenas de ñoquis. Los que tenemos empleados en blanco aportamos mucho porque otros muchos no aportan. Y así no es posible bancar las jubilaciones ni el sistema de salud. Pese a las reformas, siguen los juicios laborales y de accidentes de trabajo.
Podés bajar la inflación, pero, como en el final del gobierno de [Carlos] Menem y en el de [Fernando] de la Rúa vas a tener un cementerio
Otros millonarios de la Argentina no opinan muy distinto, pero cada uno atiende su juego. Paolo Rocca, dueño del grupo Techint, sigue dominando la Unión Industrial Argentina (UIA) y promovió que el próximo martes asuma como presidente un industrial con fábricas propias, Martín Rappallini, que sabe lo que es la competencia china, pero no atendió los reclamos de jóvenes ni de mujeres por más espacios en el comité ejecutivo.
Menos diplomático que el jefe saliente de la UIA, el abogado laboralista Daniel Funes de Rioja, Rappallini es igualmente un componedor, pero que ante el actual retroceso industrial buscará imponer la agenda de reformas tributaria y laboral, entre otras. No es sólo el representante de Techint sino de muchos sectores y regiones. De los que andan bien como los proveedores de Vaca Muerta o el campo, que igual también temen por la habilitación de importaciones de maquinaria usada, y también de los muchos que andan mal y están despidiendo personal a cuentagotas para evitar polémicas sindicales. De todos modos, también hay jóvenes operarios a los que echan y que ni reclaman al gremio sino que se van ilusionados de que con la indemnización podrán armar su emprendimiento propio... ilusiones de la era libertaria... ya ocurrió con Menem en los 90, fueron remiseros y terminaron piqueteros.
En los supermercados, mientras tanto, cunde la desesperación por la caída de ventas. Milei dice que es porque los argentinos ahora compran más por Mercado Libre, pero ahí no hay comida fresca, ni leche, ni carne, ni verduras, ni frutas, sino marcas, mayoristas y revendedores que venden cada vez más, es cierto, artículos de limpieza, higiene y productos del hogar, bebidas y alimentos secos. Pero mientras Marcos Galperin se relame, Francisco de Narváez, dueño de Changomás, le robó toda la plana gerencial a Alfredo Coto a ver si así levanta la facturación y la ganancia.
En el sector energético, en cambio, están de parabienes. Por ejemplo, Jaime Barba, de Camuzzi, acaba de ser reelecto presidente de la Asociación de Distribuidoras de Gas (Adigas) en las vísperas de una revisión quinquenal de tarifas que fijaría ingresos y obligaciones de inversión para los próximos cinco años. “Sería la normalización total del sector después de décadas”, festejan en el rubro.
Quien, en cambio, no está para celebrar es Eduardo Eurnekian, pese a que le va bien con Aeropuertos Argentina 2000 y la petrolera CGC. Es que era uno de los empresarios más cercanos al papa Francisco. Lo veía cuatro o cinco veces por año, cada vez que viajaba Italia a ver sus aeropuertos de allá. No voló esta vez para el funeral. Queda vigente su mensaje a los empresarios: “Cuando pienso en los líderes empresariales, la primera palabra que me viene a la mente es el bien común. Pero los empresarios son actores clave del desarrollo y el bienestar. Son un motor esencial de riqueza, prosperidad y felicidad pública. Cada nuevo puesto de trabajo creado es riqueza compartida, que no acaba en los bancos para generar intereses financieros, sino que se invierte para que nuevas personas puedan trabajar y hacer su vida más digna”.
AR/JJD
Las definiciones surgieron durante el seminario del Fondo Monetario Internacional en Washington, donde la directora gerenta del organismo y el ministro de Desregulación y Transformación del Estado de la gestión de Javier Milei destacaron la importancia del equilibrio fiscal y el fin del endeudamiento externo.
La Argentina, su tradición fiscal errática y su relación con el FMI tuvieron una definición contundente en esta tarde en Washington DC en el sentido contrario de la historia. En el seminario “Debate sobre la Economía Global: Crecimiento y Resiliencia en un Mundo de Incertidumbre”, el Ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, lanzó una afirmación categórica: “Argentina nunca más va a tener déficit fiscal; vamos a tener superávit.” La frase encontró eco inmediato un añadido inesperado por en la directora gerenta del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva, quien sentada al lado del funcionario de Javier Milei sumó: “Por lo tanto, Argentina nunca más va a tener otro programa con el FMI. Este es el último”.
La jornada, realizada este jueves 24 de abril de 2025 en el Atrio de la Sede Central del FMI en Washington, no era un encuentro más en la agenda de organismos internacionales. El debate abordó los desafíos globales derivados de la debilidad del crecimiento económico, la incertidumbre de los mercados y el aumento del endeudamiento.
Sturzenegger, uno de los principales funcionarios del gabinete de Milei, a quien llama “El Coloso”, y artífice de las reformas de desregulación, subrayó que los problemas del país “son 99% autoinfligidos”. El expresidente del Banco Central durante el gobierno de Mauricio Macri —cuando sufrió la crisis cambiaria que motivó posteriormente la imposición del cepo cambiario, que fue levantado recién siete años después— destacó que “el presidente Milei, habiendo heredado un déficit del 5% del PBI, equilibró el presupuesto en un mes y lo ha sostenido”. “Mucha gente pensaba que eso era imposible, yo mismo lo pensaba. Y sin embargo, se hizo, y se ha sostenido”, aseveró.
Para Sturzenegger, la estabilidad fiscal y la eliminación del déficit no sólo son una política de contención macroeconómica, sino una estrategia de crecimiento: “En un entorno inestable, no se puede crecer. La inflación es un impuesto que pagan los pobres”. Sumó a su argumentación el avance sobre la desregulación y la libertad económica, a las que definió como “los motores principales de una mejor perspectiva para la Argentina”. Criticó el exceso de regulaciones, por considerarlas antiemprendedurismo, antipymes, anticompetencia y procorrupción, y agradeció expresamente el apoyo del FMI en este proceso.
El intercambio marcó un giro discursivo de fondo. Georgieva, quien lidera el organismo desde 2019 y es la primera persona de una economía emergente en ocupar ese rol (Bulgaria), recogió la promesa de Sturzenegger y la llevó al plano institucional: “O sea, que la Argentina nunca más va a tener déficit fiscal. Por lo tanto, Argentina nunca más va a tener otro programa con el FMI. Este es el último. Teníamos que dar una primicia acá. Eso está bien”.
La Argentina nunca más va a tener déficit fiscal. Por lo tanto, la Argentina nunca más va a tener otro programa con el FMI. Este es el último. Teníamos que dar una primicia acá. Eso está bien
El seminario, que reunió a figuras centrales del debate económico global como la propia Georgieva, la ministra de Finanzas del Reino Unido, Rachel Reeves; el ministro de Finanzas de Alemania, Jörg Kukies, y la profesora del MIT Kristin Forbes, sirvió de escenario para que la situación argentina fuera puesta como ejemplo de reformas estructurales en tiempos de crisis. “La estrategia de desregulación y libertad económica, junto con la estabilidad macroeconómica, creo que son los motores principales de una mejor perspectiva para Argentina”, insistió Sturzenegger.
Las intervenciones no solo ofrecieron un diagnóstico del presente, sino que buscaron marcar un horizonte definitivo para una relación históricamente conflictiva: “Nunca más déficit, nunca más FMI”. La promesa de Sturzenegger y la ratificación de Georgieva, ambas realizadas ante economistas, funcionarios y empresarios del mundo, implican que el equilibrio fiscal y el superávit presupuestario se convierten en un compromiso de largo plazo para la política argentina.
El futuro dirá si la economía argentina puede sostener la disciplina fiscal y, en consecuencia, evitar nuevos acuerdos con el FMI. Pero el mensaje fue claro: “Teníamos que dar una primicia acá. Eso está bien”.
Los panelistas revelaron cuáles son sus películas preferidas, y llegado el turno de Sturzenegger eligió La amenaza fantasma (2000), el Episodio I de la saga La Guerra de las Galaxias, y destacó la figura de Yoda para comparar la “filosofía” del gobierno de Milei. “Simplemente hay que mantenerse fiel a su visión, a sus valores, a sus políticas”, dijo y continuó: “En nuestro caso, como mencioné, la estabilidad fiscal y macroeconómica, la desregulación y la libertad económica, que creo que es algo que, en general, ha faltado en América Latina. Y por eso América Latina, como región, suele haber estado bastante decepcionada en términos de crecimiento. Y nuestro compromiso es con el libre comercio. Creo que la integración para la región es absolutamente esencial. Así que sólo hay que aferrarse a los valores y las políticas, y seguir al Maestro Yoda, y todo saldrá bien”.
En una de sus intervenciones más llamativas, Federico Sturzenegger ilustró el exceso regulatorio en Argentina con una anécdota sobre la exportación de sandías. Contó que recibió el correo de un productor que exporta sandías a distintos países del mundo, quien relataba el insólito obstáculo burocrático que enfrentaba: “La Administración Nacional de Alimentos y Medicamentos me obliga a empaquetar las sandías de una manera específica, que no es la que quieren mis clientes en el exterior. Y esto no es plutonio, no es uranio radiactivo, son sandías”, señaló el funcionario.
El productor, tras diez años de reclamos infructuosos, había encontrado una solución tan absurda como reveladora: “Empaco las sandías como exige la normativa local. Pero cuando el barco zarpa, mando otro barco con 60 personas, rompen los paquetes y reempaquetan las sandías como las quieren mis clientes”. Sturzenegger confesó que, al leer el correo, dudó de su veracidad por lo inverosímil de la situación, pero finalmente concluyó que “nadie podría inventar algo así”.
A partir de este caso, Sturzenegger denunció que “en materia de regulación, nos hemos ido al otro extremo. La regulación siempre tiene un dueño, y el dueño es algún interés, algún empresario que se beneficia de esa barrera de entrada o de esa burocracia. Porque para la burocracia es poder, es una oportunidad para ejercer ese poder, para generar corrupción”. El Ministro de Desregulación explicó que, tras analizar el caso junto a la autoridad sanitaria, decidió eliminar el exceso normativo: pasó de un kilo y medio de papeles a solo ochenta gramos de regulación, limitada a dos requisitos básicos —identificación del productor y certificación sanitaria para exportación—, y dejó en manos del mercado la decisión sobre el empaque y la calidad de la fruta. “La calidad y la función de producción las tiene que juzgar el cliente, no el funcionario público”, sentenció.
Georgieva dijo que le “encantó” la anécdota de las sandías y de inmediato conectó la intervención del funcionario de Milei con una advertencia sobre los riesgos de la sobrerregulación en el sector financiero. La titular del FMI sostuvo que “cuando hay una regulación excesiva en un lugar, el dinero se mueve hacia donde la regulación es más liviana” y advirtió sobre el crecimiento de las instituciones financieras no bancarias, muchas veces fuera del alcance de los controles estatales.
“Tenemos que pensar cuál puede ser el impacto de la regulación en el hecho de que las cosas se trasladen a un entorno totalmente no regulado. Si uno logra un buen equilibrio, si se tiene una regulación bien pensada, es más probable que se logre mantener bajo un techo seguro a una mayor parte del sistema financiero”, remarcó Georgieva.
“Nosotros trabajamos en el Ministerio de Desregulación y Reforma del Estado, y nuestro símbolo es este pin, que es una motosierra. Llevamos con orgullo este pin de motosierra, que pagamos con nuestro propio dinero y no con dinero del Gobierno. Sólo quería aclararlo. Y como gran defensor del programa argentino, quiero regalarle a la directora gerente un pin de motosierra”, dijo el ministro de Milei. La jefa del Fondo le agradeció.
“Quiero ver una economía mundial resiliente y de buen desempeño, una economía integrada, capaz de soportar shocks —porque seguramente vendrán más shocks—, y que sea vibrante e imaginativa. Nadie habla de inteligencia artificial como si hubiera desaparecido, pero es un gran factor en nuestra economía y es muy emocionante que esté presente. Eso es lo que quiero ver: una economía global bien integrada, muy dinámica, innovadora, y donde la gente pueda ver que la iniciativa privada les aporta beneficios a ellos, a sus familias, a mis nietos, a todos”.
Sturzenegger, en tanto, centró su expectativa exclusivamente en la Argentina y en la meta fiscal: “Mi preocupación no es tan global como la de la Directora Gerente; la mía es Argentina, y lo que quiero es que el país vuelva a sorprender con un superávit fiscal aún mayor que el del año pasado. Eso es lo que me gustaría. Por eso llevo puesto este pin. Con esta promesa, me pongo el pin [de la motosierra]”.
JJD
“El Partido Justicialista repudia la intromisión electoral de la directora del FMI, Kristalina Georgieva, quien hoy en conferencia de prensa pidió votar a los candidatos de Milei en las próximas elecciones”, escribió la conducción de la fuerza política en sus redes sociales. Para el gobernador bonaerense, "la historia se repite: ayer era Braden o Perón. Hoy, el FMI o la Patria".
El Partido Justicialista (PJ) repudió este jueves las declaraciones de la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, a quien acusó de haber incurrido en una “intromisión electoral” al manifestar públicamente su apoyo a los candidatos del oficialismo libertario encabezado por el presidente Javier Milei. En el mismo sentido, Axel Kicillof, gobernador de la provincia de Buenos Aires, se sumó al reclamo y consideró este viernes a las declaraciones de la titular del organismo de crédito como “un escándalo y una gravísima intromisión en la vida democrática de nuestro país”.
A través de un comunicado difundido en sus redes sociales, el partido expresó:
“El Partido Justicialista repudia la intromisión electoral de la directora del FMI, Kristalina Georgieva, quien hoy en conferencia de prensa pidió votar a los candidatos de Milei en las próximas elecciones”.
En el mensaje, el peronismo recordó los costos históricos de la democracia en el país y criticó con dureza la injerencia del organismo internacional:
“A los argentinos nos costó demasiado conseguir la libertad de votar como para someter la decisión a un organismo extranjero que nada tiene que decir sobre la voluntad del pueblo argentino”.
El comunicado también sostuvo que el respaldo del FMI a la administración actual confirma que se trata de un préstamo con fines políticos, en línea con lo que el PJ ha sostenido desde el inicio del acuerdo con el organismo multilateral:
“Estas declaraciones confirman además lo que señalamos desde un primer momento: se trata de otro préstamo político, similar al otorgado a Mauricio Macri en 2018”.
“A los argentinos nos costó demasiado conseguir la libertad de votar como para someter la decisión a un organismo extranjero que nada tiene que decir sobre la voluntad del pueblo argentino”.
El pronunciamiento justicialista reaviva la tensión política con el oficialismo libertario en un contexto de creciente polarización y de cara al ciclo electoral de medio término. Desde la oposición, también cuestionaron la reciente visita de funcionarios del FMI a la Argentina y el respaldo explícito a las políticas económicas del gobierno.
Axel Kicillof, gobernador de la provincia de Buenos Aires, se sumó al reclamo del PJ y consideró este viernes a las declaraciones de Kristalina Georgieva como “un escándalo y una gravísima intromisión en la vida democrática de nuestro país”.
Para el mandatario bonaerense, “el FMI no sólo impuso recetas de ajuste que empobrecieron a millones, ahora pretende también elegir quién debe gobernar la Argentina”. Y agregó en su posteo en redes sociales: “Javier Milei tercerizó la política económica en el Fondo. Renunció a la soberanía y le entregó las decisiones centrales de nuestro destino a una burocracia internacional que no responde al pueblo argentino”.
“Con Néstor y Cristina, el FMI era una sigla desconocida para las nuevas generaciones. Tristemente volvió al centro de la escena de la mano de Macri y de Milei, quienes prefieren obedecer a Washington antes que escuchar a su pueblo”, sostuvo el Gobernador.
Además, reclamó que el Fondo “aún no pidió disculpas por el préstamo ilegal que le entregó a Macri, violando su propio reglamento y comprometiendo el futuro de los argentinos para financiar la reelección de un presidente en retirada. Ahora sale al rescate de un nuevo experimento de crueldad y sumisión”.
“La historia se repite: ayer era Braden o Perón. Hoy el FMI o la Patria. Y como siempre, el peronismo estará del lado de la Patria”, concluyó Kicillof.
Con información de agencias.
IG
Acaba de estrenar la segunda temporada de El fin del amor y en enero recibió el premio Paidós por su libro 'Un millón de cuartos propios'. Su obra desafía la idea de creación individual y propone una escritura que fluye entre formatos, dudas y cuestionamientos de época.
Tamara Tenenbaum es como una antena antigua que deja que en la radio de los hits se cuelen las canciones del pasado. Los 40 Principales con un par de zambas y tangos de fondo. Es decir, es una persona capaz de hacer un mashup entre pasado y presente para imaginar o especular acerca del futuro. Quizás por eso tuvo que ir a releer Un cuarto propio, el ensayo de Virginia Woolf publicado en 1929, para poder pensar algunas claves sobre el mundo contemporáneo. Y además de ser una antena que sintoniza un poco de todo al mismo tiempo, es una maestra del engaño; una espía de la KGB que flota con soltura por mundos completamente diferentes y antagónicos.
Algo de esa soltura se traduce en su escritura también, quizás por eso produce en diversos formatos. Puede escribir una serie para que sea protagonizada por Lali Espósito, al mismo tiempo que escribe obras de teatro inspiradas en el mito judío del Dibuk y un puñado de textos acerca del dinero, el trabajo, la comida, el resentimiento y la nostalgia, entre otros temas. Recientemente, estrenó la segunda temporada de El fin del amor, la serie producida por Amazon Prime e inspirada en su libro homónimo –como así también en su novela Todas nuestras maldiciones se cumplieron–, y ganó el premio Paidós con su antología de ensayos Un millón de cuartos propios. Entre las dos cosas se generó una suerte conversación invisible, sostenida por la habilidad de su autora para el tráfico de ideas entre un formato y otro.
–En la segunda temporada de la serie aparecen otros tipos de vínculos que no estaban antes y que nutren la trama de la protagonista.
–Después de la primera temporada entendí que quería que la serie fuera lo más coral posible y lo menos organizada alrededor de la protagonista; algo que no es fácil, sobre todo por cómo se escriben este tipo de proyectos. Sin embargo, cuando querés hacer un fresco generacional, tenés que mostrar vidas distintas, ya sea sexuales, materiales o en términos de edad. A la vez, todas las tramas tienen algún reflejo en la protagonista, incluso aquellas que Tamara no registra. Por ejemplo, la trama de Ofelia incluye la búsqueda de un vínculo que espeja al que está armando el personaje de Lali, como también espeja su relación con el judaísmo. A la vez, Sarita está en medio de una relación de pareja de la cual, de una forma u otra, quisiera intentar separarse, de la manera que lo hace la protagonista en la primera temporada.
–En una entrevista sobre la temporada pasada dijiste que uno es “esclavo de la historia que cuenta” ¿Te convertiste en una esclava de esta historia?
–Creo que una se vuelve esclava de la historia en este sentido: lo único que importa es lo que se quiere contar, mostrar y, sobre todo, el formato que tenés adelante. Por ejemplo, creo que todas las escenas de la noche las hicimos porque nos gustaban, yo no tengo una vida tan nocturna como esa aunque la protagonista lleve mi nombre. Queríamos filmar una nocturnidad de Buenos Aires porque sentimos que es algo que no está tan representado, o al menos las fiestas, las locaciones y la gente que nos gusta cruzarnos en la noche. Obviamente hay ficción, entonces muchas están muy montadas, pero eso es una decisión estética. Sin embargo, lo gracioso de esas escenas es que las protagonistas nunca están montadas, lo cual es algo muy porteño: vas a Brandon y hay unas que están montadas y otras que están de jean y zapatillas.
–La escritora Marina Yuszczuk dijo que a raíz del avance de las “literaturas del yo” se confunden como una misma cosa narrador, protagonista y autor ¿Vos cómo te llevás con eso? ¿Qué pasa con esa posible confusión y tu trabajo?
–No me importa mucho, ni es la lectura que uso para leer cosas de otros. Tampoco me preocupa demasiado. Cada quien puede interpretar las cosas como quiera. Lo que sí me parece importante es el pacto de lectura del momento en el que uno ve o lee algo. Que algo sea verdad o no, es secundario. Hace unos días una amiga me contaba que fue a ver el documental de Bel Gatti, No puedo tener sexo, y una amiga que estaba con ella interpretó todo como una ficción y le decía a cada persona que aparecía y que era del elenco: “¡Qué bien actuaste!”. Y a mí me pareció bárbaro, genial, por eso creo que hay que abandonar posturas como “a mí no me gusta que mi obra se lea de tal o cual manera”. Por favor, who cares.
–Hay líneas de diálogo que aparecen textualmente en tu libro Un millón de cuartos propios ¿Cómo fue ese pasaje de una cosa a la otra?
–Siendo honesta, a veces ni me acuerdo si hay una frase en un guion que sale de un libro o al revés. Son cosas que voy haciendo al mismo tiempo y reciclo cosas que ya usé. Cada uno tiene su yeite como artista y con esas repeticiones se va armando la voz de una misma. De alguna manera armar un collage de lo que vas haciendo es una forma de crear una marca personal sin pensar en “cómo hago para que esto sea mío”.
–¿Por qué priorizas al momento de escribir un tono más dubitativo que asertivo? ¿Por qué preferís la duda en una época que defiende la asertividad?
–Me resultaría muy raro decir algo muy tajante, generalmente mis opiniones son transitorias y están abiertas a aceptar que las circunstancias cambien y que, por lo tanto, una tenga que cambiar de opinión. Pienso que lo bueno de hacer un libro es que su extensión te permite presentar una posición y su contraria. Eso en un tuit o un reel no existe. A su vez, en la serie, los personajes afirman ideas y las defienden y las sostienen porque es lo que necesita la escena. Sin embargo, pensando en el personaje de Lali, eso llega muy tamizado y no queda siempre como la heroína, sino todo lo contrario y las visiones del mundo más interesante no las tiene ella, sino otros personajes.
–¿Esa defensa anti asertividad te llevó a casi no mencionar a Javier Milei o La Libertad Avanza cuando hablás en tu libro de la “Argentina actual”?
–Lo hice porque creo que lo que pasa acá responde a un clima global. No quiero que una persona lea esto en otro lugar y piense que no aplica porque la pregunta sobre todo esto tiene más que ver con cuánto depende realmente esta situación de Javier Milei o de Donald Trump, sea el caso. Yo no creo que cuando no estén gobernando las personas de derecha no van a estar más o se vayan a hacer progres. De hecho, muchos espacios progresistas están repitiendo discursos machistas y están retomando una línea antifeminista, aunque se reconozcan “nacionales y populares”. Por eso creo que el fenómeno actual no tiene que ver sólo con Milei. Lo interesante es que lo que más quieren captar los progresistas de La Libertad Avanza es la parte anti-progre, piensan: “Bueno, para ganar votantes tenemos que ser de derecha”. No se les ocurre que, tal vez, lo que tienen que prometer es una baja de la inflación. O por lo menos yo todavía no los escuché.
–En tu libro hablás mucho de cómo hoy el consumo define las identidades de las personas ¿Podrías hipotetizar sobre cuál sería una posible salida de esa lógica?
–Pienso que una salida de eso es definirse por lo que uno produce. Y no lo pienso en el sentido del arte porque producir puede ser hacer una comida, criar dos hijos sola, arreglar los muebles de tu casa, dedicarte a cualquier oficio. Yo no estoy tan de acuerdo con los relatos sobre la hiperproductividad porque no veo a la gente tan productiva, de hecho la veo scrolleando hipnotizada por el teléfono. Me veo a mí misma así. Decir que alguien fue hiperproductivo porque mandó muchos mails es algo medio falaz, en todo caso, reconozcamos que tiene muchos supuestos decir que alguien que hizo varios powerpoints y mandó mails es alguien muy productivo. Al mundo de hoy le sirve mucho más que estemos todo el día haciendo clicks o comprando cosas, antes de estar arreglándonos un mueble. Sigamos con este ejemplo de los muebles: arreglar una mesa o directamente hacerla te va a convertir en alguien diferente. Primero porque tenés que ir a la ferretería, comprar cosas, hablar con gente, aprender a hacer algo nuevo; es decir, te inserta socialmente de otra manera incluso si apenas salís de tu casa para resolverlo. Pienso que tener una vida más así puede llegar a generar cambios políticos, sociales y culturales.
–¿Por qué te interesa tanto reflexionar sobre la nostalgia que, junto con el resentimiento, decís que es de las emociones más pregnantes de esta época?
–Porque se volvió muy difícil pensar desde el progresismo una idea de futuro. Vivimos en un mundo muy solipsista, la mayoría de la gente se pregunta “qué ofrece el futuro para mí” y es poco común escuchar posturas que digan “quiero que el futuro le ofrezca a todo el mundo las posibilidades que hoy tengo yo”. Aclaro: un “yo” de clase media que no tiene posibilidades infinitas, pero que lo que tiene es mejor que lo que tiene la mayoría. Creo que una utopía atractiva para mí sería que todo el mundo pudiera vivir una vida de clase media: tener comida, agua potable, escuela, universidad, amigos, una jornada de trabajo decente y vacaciones pagas. Una vida de clase media en una sociedad democrática no es perfecta, pero si todo el mundo la tuviera viviríamos en una sociedad increíble. Sin embargo, me parece que para pensar que eso es deseable hay que reconocer que nosotros dos no somos el sujeto de la utopía. Quizás el obstáculo de las utopías progresistas es que toman algo que ya existe e intentan universalizar y lo problemático de eso es que para quien ya tiene esas cosas no hay nada. La utopía progresista te está diciendo que vos te quedes en tu dos ambientes, porque eso está muy bien, pero vos estás pensando que querés una mansión en Marte. Quizás deberíamos moderar nuestras ambiciones para que otros puedan ampliarlas.
–¿Qué ves de atractivo en esos personajes que, tanto en la serie como en los ensayos, le escapan a la polarización?
–Me interesan porque esos cruces son cada vez menos frecuentes. Yo intento moverme en espacios diversos: tengo amigos de izquierda y también de derecha; me junto con gente que gana mucho más que yo y mucho menos. Así y todo no transito por lugares que me sean incómodos, como podría ser para un cura ir a una casa trans. Esos cruces son cada vez más escasos porque este es un mundo donde cada quien elige cuándo y cómo socializar. La sociedad contemporánea te permite ignorar a la gente que te incomoda, pero a la larga si vos te vinculás con gente que no es distinta a vos, el que es diferente se va a transformar en una abstracción, en una idea, en algo que te va a dar miedo porque es desconocido. Pasa mucho esto con los progresistas y “el votante de Milei”: al tipo lo votó casi el 56% del país, no es probable que toda esa gente comparta muchas cosas en común –como tampoco el 54% que votó a Cristina en su momento–. Armar un arquetipo para representar a esas personas es querer demonizar y poner en evidencia que quien lo hace no conoce ni a uno, por eso no rodearse de personas diferentes no es algo inocuo.
–Cuando termina el libro mencionás tus ganas de “escribir cada vez mejor” ¿Esa es tu manera de tratar de acercarte a una “mente incandescente” en los términos que lo pensaba Virginia?
–Creo que el concepto de Virginia condensa mucho de lo que nosotros pensamos por “escribir bien”, que es poder poner todo lo que está en tu mente, en tu persona, en tu alma, en función de lo que escribís. Que nada quede fuera de eso, que nada quede mal puesto. Todo el mundo debería inventarse un concepto que refleje ese horizonte –aunque no lo pueda definir– y tratar de mejorar cada vez más lo que uno hace. Sí comparto con Virgina la idea de la “mente incandescente” cuando veo que en mis textos no tropiezo, cuando descubro que las palabras fluyen y van de un lugar a otro sin que yo me de cuenta de por qué pasó eso, ni cómo lo hice. Me gusta cuando no veo la maquinaria que se usó para lograr un texto. Pienso que escribir bien es encontrar una manera elegante de esconder la mano.
ISS/DTC
Libros, series, películas y un montón de cosas para aferrarse en medio del desconcierto.
'El guardaespaldas', la casa y las series ligeras
Aquellas sombras del camino azul, ¿dónde están? –Luis Alberto Spinetta.
Hay semanas en las que la dispersión pesa más, en las que eso de andar un poco en muchos lados –y cuando digo lados me refiero a responsabilidades, a fantasmas propios y también a urgencias de otros: esa ristra perfectamente ensamblada por precariedades de todo tipo que rima tan bien con las voracidades de todos– forma un bollo que se ubica en un punto inasible de mi cuerpo y late con estridencia. Una pelota armada con desechos, como las que usaban mis compañeros del colegio para jugar en el recreo: capas y capas de papeles como intensidades apisonadas, premuras que se van destartalando pero que insisten, restos amuchados que hacen fuerza hasta volverse incomprensibles y a la vez contundentes.
Se escribió y asumo que se escribirá mucho de la crisis de la atención, del vértigo o cierta aceleración de estos tiempos, de eso que mencioné más de una vez por acá como una cinchada: lo que hacemos con la época, lo que la época hace con nosotros. Entonces, pasa, me pasa: el péndulo estos días se volvió poco amable o más desconcertante que otra veces; ese estar un ratito para salir, ese toco y me voy –que en otros momentos me resultaba iluminador, incluso lúdico– tomó la forma de un interrogante macizo. Aquellas sombras del camino azul, ¿dónde están?, se preguntaba Luis Alberto Spinetta.
Muchas de las entradas que aparecen en este espacio nacen de lecturas y es justamente la lectura la que se vio más tironeada que nunca por esa pelota del no llego, no llego, no llego que persevera como un perro callejero. No suelo ser optimista, pero intento aferrarme a la pendularidad de las cosas –o de las formas– y abrazo por un rato un lema también spinetteano: mañana es mejor.
Y entonces doy con una entrevista que le hizo Alan Pauls a César Aira, que salió originalmente en 2021 por Revista Lengua y que se publicó por estos días en el libro Alguien canta en la habitación de al lado. Ensayos literarios (Random House, 2025).
Pauls le pregunta a Aira por la corrección en sus textos, Aira dice que no es de corregir mucho: “La autocrítica me parece un gesto de narcisismo presuntuoso. Además, no tiene ninguna importancia, el mundo no va a cambiar porque mis libros estén mejor o peor escritos. Ni siquiera creo que a nadie le importe”. Pauls, de inmediato, comenta: “La famosa ‘fuga hacia adelante’” y Aira retruca: “Una de las felicidades de la literatura es que después de un libro siempre hay otro. Vale para el lector como para el escritor. Pero hay felicidades de doble fondo. Hay un cuento de Henry James que se llama precisamente así, The Next Time, la próxima vez, donde está, en clave humorística, esa lógica sobre la que vivimos: la próxima vez me va a salir bien. En el cuento, un personaje se juega entero a que la próxima vez le salga mal (para que se venda y su familia no quede en la miseria), y le sale mejor que nunca; y su antagonista se juega entera a que le salga bien (no le importa que no se venda porque ya se ha hecho rica con sus libros malísimos), y le sale peor que nunca. Conclusión: no hay próxima vez, la próxima vez ya pasó”.
Mientras me quedo pensando en que quiero escribir sobre eso que Aira llama “felicidades de doble fondo” –hoy no, pero tal vez la próxima–, los dejo con una nueva edición de Mil lianas.
1. Feria del Libro 2025. Ese te amo, te odio dame más anual, ese espacio alfombrado de encuentro, de intensidades, de desencuentro, de debate, de hipérbole y, muchas veces, de libros. Hasta el 12 de mayo tendrá lugar en el predio de La Rural en el barrio porteño de Palermo una nueva edición de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. Como viene ocurriendo en las últimas ediciones, escribo esto pocas horas antes de la inauguración, así que voy muy a tientas (para seguir lo que vaya pasando, y que me toca cubrir para elDiarioAR, les sugiero que se metan a este enlace).
Quienes quieran conocer detalles puntuales de esta edición, por acá pueden leer algo que escribí sobre la programación, los nombres de los escritores y escritoras que estarán presentes (atención que vienen muchos de afuera esta vez, entre los que más tengo ganas de ir a escuchar están Erri De Luca y Eduardo Halfon), los homenajes y más. Por acá, además, algunos editores cuentan qué expectativas tienen sobre este evento, que es uno de los más importantes de la agenda cultural del país. Por mi parte, voy a participar de algunas actividades que pueden conocer en este enlace. Por último, la información sobre las entradas, los horarios y todo lo que hay que saber antes de ir, está por acá. ¡Nos cruzamos por ahí!
La Feria Internacional del Libro de Buenos Aires tendrá lugar en el predio de La Rural, del barrio porteño de Palermo, del 24 de abril al 12 de mayo. Más información, en este enlace.
2. Twin Peaks vuelve. Una alegría en días de felicidades más bien módicas y un plan para cuando por este rincón del planeta empiece con todo el frío. La plataforma Mubi anunció que a partir del 13 de junio ofrecerá en su menú las series Twin Peaks (1989) y Twin Peaks: A Limited Event Series (2017), las visionarias obras de David Lynch y Mark Frost.
Para conmemorar el 35º aniversario de su estreno, y a pocos meses de la tristísima noticia de la muerte de Lynch, Mubi anunció que tendrá disponibles “los 30 episodios de Twin Peaks, así como las 18 partes de Twin Peaks: A Limited Event Series”.
“Creadas por David Lynch y Mark Frost, las icónicas primera y segunda temporada de Twin Peaks siguen al idiosincrático agente del FBI Dale Cooper (Kyle McLaughlan), mientras investiga el asesinato de una joven, Laura Palmer (Sheryl Lee), en el aún más idiosincrático pueblo de Twin Peaks. A medida que la investigación avanza, van surgiendo otros misterios y conspiraciones, rozando lo sobrenatural, todos conectados de alguna forma con el asesinato de Laura”, informaron en un comunicado.
“Twin Peaks: A Limited Event Series está dirigida por David Lynch en su totalidad. La serie limitada de 18 partes de Showtime retoma la historia 25 años después de que los habitantes de Twin Peaks quedaran conmocionados por el impactante asesinato de su reina del baile, Laura Palmer”, agregaron desde la plataforma.
Mientras tanto, un recordatorio para quienes quieran ir calentando motores con la obra de David Lynch: en Mubi están disponibles ahora mismo las películas Carretera perdida y su ópera prima, Eraserhead.
Twin Peaks (1989) y Twin Peaks: A Limited Event Series (2017) estarán disponibles en Mubi a partir del 13 de junio.
3. López, López, de Tomás Downey. Dos misteriosos ejércitos –uno es el Negro y el otro el Naranja– se enfrentan en una guerra todavía más misteriosa en la que luchan dos pueblos vecinos y enemigos. López es un soldado en las filas negras que logra escapar de un fusilamiento. En su fuga –López es desertor, prófugo y, sobre todo, un soldado que huye y le hace caso al célebre dicho porque servirá para otra guerra– encuentra el uniforme de un soldado fallecido entre las filas naranjas. Cuando observa el traje de cerca, nota que en la prenda está cosido sobre un parche el apellido del combatiente muerto. Como él, ese soldado también se llama López.
Dispuesto a seguir para escapar, López se calza esas ropas. Mientras huye y recuerda a personas y circunstancias de su vida antes de la guerra, encontrará en un bosque a un grupo de soldados de la tropa naranja y se plegará a ellos bajo su nueva y al mismo tiempo conocida identidad. Será él y será su doble, López.
Una serie de peripecias, contadas con una prosa deslumbrante, convertirán a este soldado en un héroe inesperado de eso que hasta poco tiempo atrás López consideraba el enemigo. Con escenas diáfanas, con inteligencia para reparar en esa convención siempre huidiza que damos en llamar identidad, la flamante López López (Fiordo, 2025), del escritor argentino Tomás Downey, es una novela magnética. Me gusta esto que señala Pablo Katchadjian en uno de los destacados que aparecen dentro del libro: “López López es una novela buenísima que se lee con intensidad, porque cuando parece que el tema es la guerra, es el amor, y cuando parece que es el amor, son los dobles, y cuando parece que son los dobles, la idea se escurre una vez más. La novela se escapa al igual que su protagonista, pero el protagonista termina chocando contra eso de lo que se escapaba mientras la novela, en cambio, esquiva todo con gracia”.
Tomás Downey nació en Buenos Aires, en 1984. Es escritor, guionista y traductor, autor de tres libros de cuentos: Acá el tiempo es otra cosa (2015), El lugar donde mueren los pájaros (2017) y Flores que se abren de noche (2021). Su obra ha recibido numerosos apoyos y reconocimientos como el del Fondo Nacional de las Artes, el Premio Hispanoamericano de Cuento Gabriel García Márquez, el Premio Nacional, entre otros, y fue traducida al italiano y al inglés. López López es su primera novela publicada.
La novela López López, de Tomás Downey, salió por Fiordo. Un repaso por algunos lanzamientos editoriales de abril en este enlace y de marzo, por acá.
Banda sonora. La semana pasada le dedicamos la edición de Mil lianas a las casas que son, como dice mi amiga Florencia, muchas casas y también muchas cosas (si se lo perdieron, se lee por acá). Me quedé pensando en que hay muchas canciones que también están dedicadas a ellas, así que elegí varias para la banda sonora de esta semana. Entran a la cancha, entonces, Gustavo Cerati, David Byrne, AC/DC, Alanis Morissette, Manal, Broken Social Scene, I’m From Barcelona, Ella Fitzgerald, LCD Soundsystem, Diana Ross, Sandro y varios más. Se escucha, como todos los viernes, en este enlace.
Bonus track. Un plan para quienes estén por Buenos Aires y tengan ganas de agendar. El 7 de mayo se celebra el Día del Trabajador Gráfico y, para conmemorarlo, habrá una proyección especial del documental Imprenteros, de Lorena Vega y Gonzalo Javier Zapico (hablamos sobre la película por acá). Será a partir de las 20 en la Ciudad Cultural Konex del barrio porteño del Abasto. Luego de la proyección, se realizará una charla con los directores. Pero hay más: el 9 de mayo, también a las 20 y en el mismo lugar, se podrá ver la deslumbrante pieza teatral Imprenteros, de Lorena Vega y hermanos (también hablamos varias veces de ella en este espacio, más por acá). Algo importante: en las dos funciones se llevará adelante una acción solidaria en la que se recolectarán alimentos que serán distribuidos en comedores y ollas populares. Así que quienes compren sus entradas, y tengan ganas de colaborar, podrán llevar sus donaciones en ambas jornadas. Pueden leer más sobre esta iniciativa por acá.
Les dejo unas palabras de Sergio Vega, trabajador gráfico y uno de los protagonistas de Imprenteros: “El día del gráfico es muy importante para los trabajadores, porque se celebra el primer convenio nacional de los trabajadores gráficos. Esto sucedió gracias a la intervención y participación de Eva Duarte de Perón en 1950. En el AMBA, se festeja todos los años en el predio del Sindicato Gráfico. Familias enteras de trabajadores nos juntamos a jugar al fútbol, al truco, comer un asado y realizamos sorteos de juguetes para los hijos de los trabajadores”.
Posdata. Para cerrar, va un agradecimiento a quienes se toman el trabajo de escribirme cuando reciben estos envíos (no llegué a anotar todos y son varios más, pero entre los más recientes, gracias especiales a Adriana, Willie, Oriana, Roberto, Tobías, Patricio, María, Cristian y Ana). Me mandaron más mensajes de lo habitual por las ediciones dedicadas al cambio de estación, a los amores en el andén, a Yuyo Noé y, claro, a la última que fue sobre las casas, y es muy gratificante saber que están por ahí, con ganas genuinas de leer.
¡Hasta la próxima!
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