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Tras el duelo papal, el Congreso reanuda su actividad y la oposición apunta a los hermanos Milei por el caso $LIBRA

Tras el duelo papal, el Congreso reanuda su actividad y la oposición apunta a los hermanos Milei por el caso $LIBRA

Mientras el Poder Legislativo retoma la agenda tras las ceremonias por la muerte de Jorge Bergoglio, se reactivan las tensiones por la investigación que involucra a Javier y Karina Milei en la causa que sacude a la Casa Rosada. La conformación de la comisión investigadora del criptofraude está prevista para el miércoles.

Durante una semana, la solemnidad y el duelo por la muerte del papa Francisco dominaron el clima político y suspendieron la habitual crispación en la Cámara de Diputados. Por unos días, oficialismo y oposición acordaron una tregua inédita: posponer la interpelación a los funcionarios del Gobierno por el caso $LIBRA, la trama de corrupción cripto que salpica el corazón mismo del poder en la Argentina, los hermanos Javier y Karina Milei. También se postergó la conformación de la comisión investigadora de ese criptofraude, que en consecuencia se realizará el próximo miércoles, dentro de 48 horas, en medio de cabildeos, mensajes de WhatsApp, presiones y mucha rosca, en todo el arco político.

La noticia del fallecimiento de Jorge Bergoglio, el argentino más trascendental de la historia reciente según palabras de varios diputados, modificó por completo la agenda parlamentaria. Un acuerdo transversal selló la suspensión de toda actividad legislativa y la convocatoria en la Cámara baja a una sesión de homenaje al pontífice, celebrada el martes a las 15, como solicitó Unión por la Patria junto a otros bloques federales.

La sesión, nacida de un pedido que resaltó la “geopolítica pastoral” de Francisco, unificó a oficialistas y opositores en el reconocimiento del papa como “gran motivador para que las partes enfrentadas se sienten en una mesa”.

En ese contexto, la investigación por el caso $LIBRA quedó en pausa. El escándalo, que desde hace semanas tenía en vilo al Congreso, implicaba la citación a funcionarios clave como Guillermo Francos, Luis Caputo, Mariano Cúneo Libarona y el titular de la Comisión Nacional de Valores (CNV), Roberto Silva. La comisión especial, que debía iniciar su trabajo el miércoles, también vio suspendida su conformación. “Hoy es un momento para mostrarle a la sociedad un espectáculo de homenaje y no de grieta política”, justificó un legislador opositor del pichettismo, que junto al peronismo y el radicalismo de Democracia Para Siempre venía empujando la ofensiva sobre la Casa Rosada.

Pero la pausa fue apenas un paréntesis. La muerte del papa no apagó los cañones de la oposición, que ya preparan la reanudación de la interpelación y el despliegue de la comisión $LIBRA, con la mira puesta en la relación directa del presidente Javier Milei y su hermana Karina —secretaria general de la Presidencia— con los empresarios Hayden Davis y Mauricio Novelli, y el controvertido proyecto “Viva La Libertad Proyect”, que buscaba promover la criptomoneda desde el corazón del Ejecutivo.

La denuncia de pagos en dólares para acceder a reuniones con el Presidente, que involucra a Karina Milei, y la renuncia de Sergio Morales, exasesor de la CNV, imputado en la causa, completan un cuadro explosivo que promete nuevos capítulos.

En paralelo, el Senado también se plegó al luto nacional, con la vicepresidenta Victoria Villarruel suspendiendo reuniones de comisiones. Sin embargo, persiste la incertidumbre sobre la suerte de la ley de Ficha Limpia, que pretendía prohibir candidaturas a condenados por corrupción en segunda instancia.

Tras idas y vueltas y la posibilidad de contar finalmente con los votos necesarios tras el apoyo anunciado de los senadores santacruceños, la muerte del papa postergó cualquier definición. El oficialismo deja trascender que no impulsará la sesión en medio del clima de duelo. “No podemos pedir una sesión de homenaje y al rato estar matándonos por el caso $LIBRA, hay que dar otro mensaje”, razonó un diputado peronista, graficando la excepcionalidad del momento.

Pero la tregua tiene fecha de vencimiento. La pulseada por la Comisión Investigadora del caso $LIBRA expone la fragilidad de los equilibrios parlamentarios. La Libertad Avanza intenta asegurarse la presidencia de la comisión, clave para frenar la embestida, mientras la oposición busca sumar un voto que rompa el empate actual de 14 a 14 y así hacerse con el control. Las ausencias de Lisandro Nieri, Soledad Carrizo y Agustín Domingo en las reuniones recientes revelan grietas dentro de los aliados del oficialismo, mientras la oposición tantea a figuras como Carrizo, Oscar Agost Carreño, Carolina Gaillard y Fernando Carbajal para liderar la comisión.

Las estrategias se multiplican: si no logran la presidencia, los opositores prevén rechazar la integración de los interbloques para achicar la comisión y debilitar al oficialismo, o incluso respaldar a Marcela Pagano —una integrante del bloque LLA en abierta guerra contra su compañero de bancada, el riojano Martín Menen, presidente de la Cámara baja— para la Comisión de Juicio Político, en represalia. El ambiente de homenaje no eliminó las tensiones de fondo. En absoluto.

En ese contexto, y para colmo, el oficialismo enfrenta además la polémica por la posible candidatura de Nadia Márquez a la presidencia de la comisión $LIBRA, cuestionada por antecedentes judiciales en su provincia, Neuquén, lo que podría complicar su designación en pleno debate por la transparencia política.

JJD

No votan, pero pueden ser clave: el peso de los cardenales mayores de 80 años ante el cónclave que elegirá al nuevo papa

No votan, pero pueden ser clave: el peso de los cardenales mayores de 80 años ante el cónclave que elegirá al nuevo papa

Tienen influencia, experiencia y la capacidad de aglutinar votos alrededor de un candidato o un perfil: desde el cadenal Re, que ofició el funeral de Francisco, hasta enemigos declarados como Rouco Varela, los cardenales no electores también juegan en las jornadas previas al encierro en la Capilla Sixtina.

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La plaza de San Pedro volvió a llenarse. La segunda de las nueve misas previstas por el Papa muerto juntaba este domingo frente a la basílica a los cardenales y a decenas de miles de jóvenes. Frente al blanco de las túnicas, un festín de colores en camisetas y banderas; frente a la solemnidad, la alegría y el bullicio que abandonan el Vaticano, con el final del Jubileo de los Adolescentes, para pasar al silencio y las murmuraciones de cara al cónclave.

El cardenal que oficiaba la misa, Pietro Parolin, de 70 años, participará en ese cónclave. Pero muchos otros de los que compartían plaza este domingo con los adolescentes no podrán hacerlo: solo pueden entrar en la Capilla Sixtina los menores de 80. Sin embargo, puede que sean la clave en la elección del próximo pontífice.

Giovanni Battista Re, Angelo Bagnasco, Christoph Schonborn, Óscar Rodríguez Maradiaga y un viejo conocido de la Iglesia española: Antonio María Rouco Varela…. ¿Cuál será el peso de los cardenales mayores en el cónclave que elegirá al sucesor de Bergoglio?

No pueden participar en el cónclave, cierto, pero sí en las congregaciones generales que desde la semana pasada, y hasta que los electores entren en la Capilla Sixtina (previsiblemente el 5 de mayo), se están celebrando en el Vaticano. En la última reunión, celebrada el viernes, hubo 149 cardenales. De ellos, 33 tomaron la palabra. Algunos para “destacar la enorme afluencia de fieles” a la capilla ardiente de Francisco, otros para hablar “del panorama mundial y la situación de la Iglesia”, según el portavoz vaticano. Es decir, marcando posiciones respecto al futuro, haciendo precampaña.

Y aquí es donde juega la ventaja los cardenales mayores. Muchos han participado en varios cónclaves, y tienen la experiencia y la capacidad para intentar dirigir de alguna manera las votaciones. Se los llama kingmakers o ‘hacedores de reyes’: los purpurados con capacidad de aglutinar votos en torno a un nombre o una sensibilidad.

El peso de la experiencia

La mayor parte de los que entrarán en este cónclave jamás han estado en uno: Francisco ha nombrado al 80% de los que votarán a su sucesor, pero todavía hay 62 purpurados nombrados por Benedicto XVI y 41 por Juan Pablo II. De hecho, Wojtyla designó a dos de los que aparecen en todas las quinielas como papables: el ghanés Peter Turkso y el húngaro Peter Ërdo. Entre los nombrados por Ratzinger aparecen con posibilidades el italiano Fernando Filoni, el filipino Luis Antonio Tagle, el alemán Reinhard Marx o el holandés Willem Eijk.

Hay cardenales que han participado incluso en los dos últimos cónclaves –los de 2005 y 2013–. Desde el austriaco Schonborn, cercano a Francisco, hasta su declarado enemigo, el español Rouco Varela, pasando por los candidatos Turkson o Ërdo, lo que demuestra la imprevisibilidad de un cónclave: que un Papa te haya nombrado cardenal no indica, ni mucho menos, que vayas a seguir su estela: recordemos que Bergoglio recibió la púrpura de manos de Wojtyla.

La plaza de San Pedro, repleta de jóvenes en la misa por el papa Francisco.

Con todo, la experiencia es un grado. Y en este sentido, será fundamental la tarea que desempeñen los cardenales con más experiencia y que ya durante el cónclave que eligió al sucesor de Ratzinger trabajaron para colocar a sus candidatos dentro de la rosa de papables. Muchos, la mayoría, del sector conservador, aunque otros –como Maradiaga o Schonborn–, en lo que podríamos llamar el liberal-renovador: hablar de progresistas en la Iglesia puede resultar un contrasentido.

El papel del decano

Fundamental parece la figura del decano, Giovanni Battista Re, encargado de dirigir al colegio cardenalicio hasta el “Extra Omnes”, el “Todos fuera” que pronunciará justo antes del comienzo, para indicar que solo pueden quedarse los cardenales con derecho a voto.

Re, de 91 años, ya dio algunas claves en su homilía durante el funeral de Francisco, invitando a continuar el legado de Bergoglio. Algo que también ha hecho, en esta segunda misa de los novendiales, el cardenal Parolin: “Debemos acoger su herencia y hacerla vida”. El decano también presidirá la misa Pro Eligendo Pontifice, que se celebrará justo antes de que los electores se encierren en la Sixtina para las votaciones. Si en el funeral se habla del pontífice muerto, en la misa previa al cónclave toca referirse a los desafíos del próximo Papa. Las palabras de Re en público, y sus gestos en privado, se antojan fundamentales en estos días. 

Los cardenales presentes en la segunda misa de las nueve previstas para el papa Francisco en San Pedro.

Entre los cardenales influyentes destacan Angelo Bagnasco y Camilo Ruini, que han capitaneado las dos almas de la Iglesia italiana, que desde 1978 no ha logrado recuperar el trono de Pedro. Aunque la importancia de los italianos ha disminuido, sigue siendo una minoría cualificada, que en el caso de unir criterios podría ordenar el nombre del sucesor de Francisco.

Los cercanos a Bergoglio y los derrotados de 2013

Marc Ouellet (ex prefecto de Obispos), Schonborn (cardenal emérito de Viena) o Sean Patrick O’Malley (ex arzobispo de Boston y líder de la lucha contra los abusos en la Iglesia) también se configuran como perfiles capaces de dirigir el voto de quienes les admiran por su trayectoria vital y eclesiástica. Algo parecido sucede con el cardenal Maradiaga, que tuvo un papel esencial en la elección de Bergoglio en 2013 y que en este parece dispuesto a seguir trabajando por conservar el legado de Francisco.

Contarán con la ayuda de otros kingmakers que sí podrán participar en el cónclave, como el español Juan José Omella (miembro del C9, una especie de órgano consultivo de Francisco) y el jesuita Hollerich, también del C9 y relator del Sínodo.

Por el contrario, los ‘perdedores’ del cónclave de 2013, entre ellos Rouco Varela, harán fuerza para avalar a un candidato que devuelva el orden al Vaticano y se mantenga firme en la ortodoxia, en la más pura línea de los cardenales Sarah, Bürke y Müller, que pese a ser electores no parece que vayan a tener posibilidades de ser elegidos. Pero sí de buscar un ‘tapado’ –más allá de los nombres de Erdo, Eijk o el sueco Anders Arborelius– que pueda, si no dinamitar el legado de Francisco, sí al menos echar el freno a las reformas emprendidas, y no culminadas, en estos últimos 12 años.

Por la tarde, los cardenales que ya están en Roma se acercaban a Santa Maria Maggiore, donde está enterrado el papa Francisco, para presentarle sus respetos. Junto a la basílica, que reabrió al público este domingo por la mañana para que los fieles puedan visitar la tumba del pontífice, se fueron reproduciendo las colas de San Pedro con varias horas de espera incluso bajo la lluvia, pero en una plaza mucho más pequeña y en el centro de Roma, lo que ha complicado su gestión. Aunque estaba previsto que cerrara sus puertas a las siete, a última hora se decidió mantenerla abierta hasta las diez de la noche ante la enorme afluencia de público.

Después de celebrar la misa, cerca de las seis de la tarde, los cardenales regresaron al Vaticano, donde se multiplican las conversaciones y los encuentros entre ellos. Este lunes por la mañana volverán a reunirse, y se espera que definan ya una fecha para el cónclave o alguno de los muchos interrogantes que se plantean sobre cómo será la sucesión del jefe de la Iglesia católica.

El Vaticano confirma que el cónclave para elegir al nuevo papa comenzará el 7 de mayo

El Vaticano confirma que el cónclave para elegir al nuevo papa comenzará el 7 de mayo

Lo anunició este lunes el portavoz de la Santa Sede, Matteo Bruni. Unos 135 cardenales están en condiciones de participar de la elección del sucesor de Francisco.

El cónclave comenzará el próximo 7 de mayo en la Capilla Sixtina, tras la decisión adoptada este lunes por los cardenales en la quinta congregación general, confirmó el portavoz vaticano, Matteo Bruni.

La más de 180 cardenales presentes en la reunión, más de un centenar electores, decidieron la fecha tras un encuentro que duró cerca de dos horas y en la que tras la oración inicial prestaron juramento los purpurados que no lo habían hecho.

Durante la congregación intervinieron 20 cardenales, que hablaron de la Iglesia, su relación con el mundo, además de las características que debe tener el nuevo papa ante esos retos, indicó el portavoz.

Entre los que se dirigieron al resto de purpurados figuran el alemán Reinhard Marx, arzobispo de Múnich y Freising; el filipino Luis Antonio Tagle, Pro-Prefecto del Dicasterio para la Evangelización, y el francés Dominique Mamberti, Prefecto del Supremo Tribunal de la Signatura Apostólica.

En la mañana del 7 de mayo los cardenales celebrará la misa “Pro eligiendo pontífice” y por la tarde se irán a la Capilla Sixtina para proceder al juramento de los cardenales y comenzar la elección

En la reunión se abordó el tema, aunque no se tomó ninguna decisión, de la posible participación o no del cardenal Angelo Becciu, a quien Francisco quitó los privilegios de purpurado por su implicación en un escándalo financiero porque el que ha sido condenado, pero él insiste en que conserva las prerrogativas de entrar en el cónclave. 

Nueve días de luto

Las exequias marcan el inicio de las 'Novendiales', el periodo de nueve días de luto en el Vaticano por la muerte del pontífice. La tumba de Francisco se podrá visitar a partir de este domingo.

Estos días se celebran congregaciones generales. De momento se han organizado cuatro. Es en estas reuniones donde los cardenales debaten sobre el futuro de la Iglesia. Muchos ni se conocen, no han tenido la oportunidad de saber las posiciones de los demás y, por tanto, no tienen una idea clara de lo que les espera en la Capilla Sixtina.

Un cardenal en discordia

¿Podrá participar Angelo Becciu en el Cónclave que elegirá al sucesor de Francisco? Bergoglio le retiró ese derecho, pero el cardenal piensa que sí puede participar y de hecho el pasado martes se presentó en la primera congregación general de cardenales como miembro de pleno derecho en los actos del funeral del Papa y los escrutinios para designar a su sucesor. O, incluso, ser elegido. El portavoz del Vaticano, Matteo Bruni, se limitó a confirmar la participación del purpurado y a decir que cualquier decisión en torno al cónclave se tomará “después del funeral” de Francisco. De momento, no se sabe nada más.

Aislamiento

El cónclave se celebra con los cardenales encerrados para animar al acuerdo y evitar interferencias. Esta práctica surgió en el 1270, cuando los habitantes de Viterbo, entonces sede pontificia, hartos de años de indecisión, encerraron a los 'príncipes de la iglesia' hasta elegir sucesor. Funcionó y el designado fue Gregorio X.

Esta jornada histórica comenzará con la misa 'Pro eligendo papa' en la basílica de San Pedro y después los electores procesionarán hasta la Sixtina cantando el “Veni creator”. Una vez dentro, ante el Juicio Final de Miguel Ángel, jurarán y luego el maestro ceremoniero echará a los ajenos proclamando “Extra omnes” (fuera todos) y cerrará sus puertas para garantizar la más absoluta privacidad (se usan incluso inhibidores de frecuencia).

Cuántos votos necesita un papa para ser elegido

Ya no se vota por aclamación o compromiso sino por escrutinio secreto. Para que sea válida la elección, se requieren dos tercios de los votos.

El 'scrutinium' contará con tres cardenales encargados de escrutar el proceso y tres de revisarlo. Las papeletas serán rectangulares y en ellas se lee “Eligo in Summum Pontificem”, mientras que en la parte inferior habrá un espacio para escribir el nombre del elegido.

Luego, cada purpurado llevará su papeleta hasta la urna y, ante los escrutadores, pronunciará el juramento: “Pongo por testigo a Cristo Señor, el cual me juzgará, de que doy mi voto a quien en presencia de Dios, creo que debe ser elegido”. Después colocará la papeleta en un plato y con este la deslizará en la urna.

Recuento

El primer día de encierro se realizará una sola votación y en los días posteriores, en caso de fracasar, dos por la mañana y dos por la tarde.

Una vez que todos votaron se procede al recuento. Los escrutadores leerán en alto cada papeleta mientras otro toma nota y un tercero las perfora con una agua e hilo, uniéndolas en ristra.

Fumata negra, fumata blanca

Tras cada votación, se quemarán los votos en una estufa instalada para la ocasión en la Capilla Sixtina. El color del humo que salga por la chimenea anunciará al exterior el resultado: si es blanco, significará que se ha alcanzado un acuerdo. Si es negro, el cónclave deberá seguir. En el pasado se usaba leña o paja para intensificar el humo y evitar confusiones, pero ahora se emplean químicos.

Aceptación y nuevo nombre

Una vez un cardenal se imponga al resto, el decano, Giovanni Battista Re (en febrero de 2025), preguntará al elegido: “¿Aceptas tu elección canónica para Sumo Pontífice?”. De asentir, le preguntará cómo quiere ser llamado.

Habemus papam

El nuevo papa soberano es llevado enseguida a la sacristía de la Capilla Sixtina, conocida como la 'sala de las lágrimas', donde estarán preparados tres trajes pontificios de varios tamaños (dado que es imposible saber de antemano quién será el elegido).

El último paso será anunciar la elección al mundo: “Habemus Papam” (tenemos papa) es la fórmula que el protodiácono exclamará desde el balcón de la basílica vaticana. El nuevo pontífice se presentará entonces al mundo e impartirá su primera bendición 'Urbi et orbi'.

En desarrollo....

¿Qué pasos quedan tras el funeral del Papa? Nueve días de luto y pendientes de la fecha del cónclave

¿Qué pasos quedan tras el funeral del Papa? Nueve días de luto y pendientes de la fecha del cónclave

El arzobispo de Madrid, José Cobo, dijo que la decisión sobre la fecha se tomará este mismo lunes.

La última etapa tras el entierro del Papa es la convocatoria del cónclave para elegir sucesor, que todavía no tiene fecha. El arzobispo de Madrid y cardenal José Cobo dijo que la decisión se tomará este mismo lunes. A Roma ya han llegado un total de 149 cardenales del total de los 252 que componen el colegio cardenalicio, aunque solo 133 votan en el cónclave para elegir sucesor por tener menos de 80 años, una regla obligada.

Nueve días de luto

Las exequias marcan el inicio de las 'Novendiales', el periodo de nueve días de luto en el Vaticano por la muerte del pontífice. La tumba de Francisco se podrá visitar a partir de este domingo.

Estos días se celebran congregaciones generales. De momento se han organizado cuatro. Es en estas reuniones donde los cardenales debaten sobre el futuro de la Iglesia. Muchos ni se conocen, no han tenido la oportunidad de saber las posiciones de los demás y, por tanto, no tienen una idea clara de lo que les espera en la Capilla Sixtina.

Fecha del cónclave

La Capilla Sixtina anunció su cierre a partir del 28 de abril para prepararse para el cónclave. Debe convocarse en una fecha entre quince y veinte días desde la proclamación de la “sede vacante”, es decir, entre el 5 y el 10 de mayo como máximo.

Un cardenal en discordia

¿Podrá participar Angelo Becciu en el Cónclave que elegirá al sucesor de Francisco? Bergoglio le retiró ese derecho, pero el cardenal piensa que sí puede participar y de hecho el pasado martes se presentó en la primera congregación general de cardenales como miembro de pleno derecho en los actos del funeral del Papa y los escrutinios para designar a su sucesor. O, incluso, ser elegido. El portavoz del Vaticano, Matteo Bruni, se limitó a confirmar la participación del purpurado y a decir que cualquier decisión en torno al cónclave se tomará “después del funeral” de Francisco. De momento, no se sabe nada más.

Aislamiento

El cónclave se celebra con los cardenales encerrados para animar al acuerdo y evitar interferencias. Esta práctica surgió en el 1270, cuando los habitantes de Viterbo, entonces sede pontificia, hartos de años de indecisión, encerraron a los 'príncipes de la iglesia' hasta elegir sucesor. Funcionó y el designado fue Gregorio X.

Esta jornada histórica comenzará con la misa 'Pro eligendo papa' en la basílica de San Pedro y después los electores procesionarán hasta la Sixtina cantando el “Veni creator”. Una vez dentro, ante el Juicio Final de Miguel Ángel, jurarán y luego el maestro ceremoniero echará a los ajenos proclamando “Extra omnes” (fuera todos) y cerrará sus puertas para garantizar la más absoluta privacidad (se usan incluso inhibidores de frecuencia).

Cuántos votos necesita un papa para ser elegido

Ya no se vota por aclamación o compromiso sino por escrutinio secreto. Para que sea válida la elección, se requieren dos tercios de los votos.

El 'scrutinium' contará con tres cardenales encargados de escrutar el proceso y tres de revisarlo. Las papeletas serán rectangulares y en ellas se lee “Eligo in Summum Pontificem”, mientras que en la parte inferior habrá un espacio para escribir el nombre del elegido.

Luego, cada purpurado llevará su papeleta hasta la urna y, ante los escrutadores, pronunciará el juramento: “Pongo por testigo a Cristo Señor, el cual me juzgará, de que doy mi voto a quien en presencia de Dios, creo que debe ser elegido”. Después colocará la papeleta en un plato y con este la deslizará en la urna.

Recuento

El primer día de encierro se realizará una sola votación y en los días posteriores, en caso de fracasar, dos por la mañana y dos por la tarde.

Una vez que todos votaron se procede al recuento. Los escrutadores leerán en alto cada papeleta mientras otro toma nota y un tercero las perfora con una agua e hilo, uniéndolas en ristra.

Fumata negra, fumata blanca

Tras cada votación, se quemarán los votos en una estufa instalada para la ocasión en la Capilla Sixtina. El color del humo que salga por la chimenea anunciará al exterior el resultado: si es blanco, significará que se ha alcanzado un acuerdo. Si es negro, el cónclave deberá seguir. En el pasado se usaba leña o paja para intensificar el humo y evitar confusiones, pero ahora se emplean químicos.

Aceptación y nuevo nombre

Una vez un cardenal se imponga al resto, el decano, Giovanni Battista Re (en febrero de 2025), preguntará al elegido: “¿Aceptas tu elección canónica para Sumo Pontífice?”. De asentir, le preguntará cómo quiere ser llamado.

Habemus papam

El nuevo papa soberano es llevado enseguida a la sacristía de la Capilla Sixtina, conocida como la 'sala de las lágrimas', donde estarán preparados tres trajes pontificios de varios tamaños (dado que es imposible saber de antemano quién será el elegido).

El último paso será anunciar la elección al mundo: “Habemus Papam” (tenemos papa) es la fórmula que el protodiácono exclamará desde el balcón de la basílica vaticana. El nuevo pontífice se presentará entonces al mundo e impartirá su primera bendición 'Urbi et orbi'.

Francisco, promotor de una justicia penal humana

Francisco, promotor de una justicia penal humana

"Francisco nos deja un legado enorme sobre el cual construir una justicia humana, 'un reto al que todos debemos enfrentarnos si queremos abordar los problemas de nuestra convivencia civil de una manera racional, pacífica y democrática'". El autor es Doctor en Derecho, ex embajador de la República Argentina en Italia y presidente de la Fundación Laudato Si.

El Jueves Santo, en su última salida del Vaticano, Francisco visitó la cárcel de Regina Coeli. No pudo, esta vez, realizar el rito del lavado de pies como era su costumbre desde los tiempos en que era arzobispo de Buenos Aires. Era una ceremonia que amaba, imitar con los últimos el gesto que tuvo Jesús con sus discípulos, un gesto de servidumbre.  

En cada una de sus visitas a las cárceles, Francisco llevaba esperanza. Eso hizo el pasado 26 de diciembre al abrir de par en par la puerta del Centro de Detención de Rebibbia, la segunda que abrió luego de dar inicio al Jubileo con la apertura de la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro. Un gesto cuyo significado, dijo, no era otro que el de invitar a los presos a abrir sus corazones a la esperanza.

“¿Por qué ellos y no yo?”, se preguntaba el Santo Padre. De este modo expresaba, con palabras sencillas y a la vez profundas, como era su estilo, que todos cometemos errores pero que sólo algunos los pagan.

Por ello no debería sorprender que desde el inicio de su pontificado la cuestión de la justicia penal estuviera en el centro de su magisterio. En una serie de documentos e intervenciones públicas promovió, a la luz del Evangelio y en continuidad con sus predecesores, un desarrollo de la Doctrina Social de la Iglesia que, a partir de la realidad de los sistemas penales en nuestro tiempo, sostiene que la justicia penal debe estructurarse en torno al respeto por la dignidad humana.  

En un documento de 2019 que sintetiza su magisterio en la materia, sostuvo que “uno de los mayores desafíos actuales de la ciencia penal es la superación de la visión idealista que asimila el deber ser a la realidad”, con el riesgo de “ocultar los rasgos más autoritarios del ejercicio del poder”. En esta afirmación aplicó a la cuestión penal uno de los principios que propuso en su documento programático, la exhortación apostólica Evangelii Gaudium: la realidad es superior a la idea. En consecuencia, el saber penal no ha de ser construido sobre la base de cómo creemos que debe ser el castigo sino a partir del conocimiento efectivo de la realidad de los sistemas penales.

Francisco describió y criticó esa realidad, caracterizada por el encarcelamiento masivo, el hacinamiento y las torturas en las cárceles, la selectividad del sistema penal, la arbitrariedad y los abusos por parte de las fuerzas de seguridad, la ampliación del alcance de la pena, la criminalización de la protesta social, la instrumentalización del sistema penal con fines políticos, el uso arbitrario de la prisión preventiva y el repudio de las garantías penales y procesales más elementales.

Se opuso en forma contundente a las iniciativas para bajar la edad de punibilidad: “los Estados deben abstenerse de castigar penalmente a los niños que aún no han completado su desarrollo hacia la madurez, y por tal motivo no pueden ser imputables. Ellos, en cambio, deben ser los destinatarios de todos los privilegios que el Estado puede ofrecer, tanto en lo que se refiere a políticas de inclusión como a prácticas orientadas a hacer crecer en ellos el respeto por la vida y por los derechos de los demás”.

Condenó la pena de muerte y promovió la nueva redacción del n. 2267 del Catecismo de la Iglesia Católica, que la declara inadmisible y establece el compromiso de la Iglesia con su abolición en todo el mundo; una reforma que expresa “el progreso de la doctrina de los últimos pontífices así como también el cambio en la conciencia del pueblo cristiano, que rechaza una pena que lesiona gravemente la dignidad humana”.

Su condena no se limitó a la pena de muerte legal, sino que en reiteradas ocasiones llamó la atención sobre las ejecuciones extrajudiciales, sumarias o arbitrarias. Ello lo llevó a observar con preocupación algunas reformas legislativas que se promovieron en distintos países con respecto a las eximentes de cumplimiento de un deber y de legítima defensa.

Denunció que la pena de prisión perpetua es una pena de muerte “oculta” porque compromete el “derecho a la esperanza” y las “perspectivas de reconciliación y reintegración” de las que la pena no puede prescindir.

Se ocupó también de fenómenos concretos como la criminalización de la homosexualidad, que “representa el modelo negativo por excelencia de la cultura del descarte y del odio”, expresó su preocupación por “la escasa o nula atención que reciben los delitos de los más poderosos” y promovió el reconocimiento del ecocidio como crimen contra la paz.

Francisco no se limitó a denunciar los males del sistema penal, sino que propuso un modelo superador del tradicional retribucionismo: “existe una asimetría entre el castigo y el delito […] la ejecución de un mal no justifica la imposición de otro mal como respuesta. Se trata de hacer justicia a la víctima, no de ajusticiar al agresor”. Para ello, alentó la construcción de un modelo de justicia penal restaurativa “basado en el diálogo, en el encuentro, para que, en la medida de lo posible, se restablezcan los vínculos dañados por el delito y se reparen los daños causados”.  

Francisco nos deja un legado enorme sobre el cual construir una justicia humana, “un reto al que todos debemos enfrentarnos si queremos abordar los problemas de nuestra convivencia civil de una manera racional, pacífica y democrática”.

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