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Un sector de Unión por la Patria busca su revancha en la Cámara alta y presiona para hacerse de la mayoría de las autoridades en la sesión preparatoria de febrero. El pliego de Ariel Lijo para la Corte Suprema no avanza.
El peronismo huele sangre y aprovecha. Esto ha sido así en el Senado desde que comenzó la batalla interna entre Victoria Villarruel y Javier Milei. A veces negociando con una, a veces con el otro, Unión por la Patria aprovecha su número para presionar y sumar poder en la Cámara alta. Y ahora, con la excompañera de fórmula de Javier Milei bajo asedio y más débil que nunca, la bancada peronista analiza la posibilidad de conseguir su revancha. El ojo está puesto en las autoridades de la Cámara: uno de los pocos lugares en los que la vicepresidenta de la Nación tenía cierto control, pero que ahora se encuentran casi vacantes debido a la intervención depuradora de Santiago Caputo.
“Nos equivocamos cuando elegimos las autoridades. No ofrecimos nada y nos cagaron. Fue un error haber renunciado a todo, esta vez tenemos que ir por todo. Va a haber un vuelto”, advierte un senador de Unión por la Patria que, como muchos, viene presionando puertas adentro para hacerse con el control de las autoridades de la Cámara. No solo la presidencia provisional —tercer lugar en la línea de sucesión presidencial—, sino también el resto de las secretarías.
Cuando Milei asumió, el peronismo se dio un debate interno: siendo primera minoría le correspondía la presidencia provisional en el Senado, ¿correspondía dejársela al oficialismo como gesto institucional o había que pelear para quedársela para sí? El mismo debate se dio en Diputados con la presidencia de la Cámara. Un poco por trauma histórico —el 2001 estaba presente y ninguno quería que lo llamaran “golpista”— y otro poco por la intervención de Cristina Fernández de Kirchner —que falló a favor de darle el lugar a La Libertad Avanza—, las presidencias quedaron en manos del oficialismo.
Lo mismo terminó sucediendo con las comisiones, aunque esta vez en contra de la voluntad del peronismo. Ahí maniobró Villarruel, logrando juntar a toda la oposición no kirchnerista para hacerse de una mayoría que dejaba en minoría a UxP. Una maniobra que al día de hoy el peronismo cuestiona y mastica con ansias de revancha.
Estos deseos de venganza coinciden, ahora, con otro factor: la debilidad de Villarruel en el Senado. El operativo de asedio y desgaste de Casa Rosada sobre la vicepresidenta la ha dejado prácticamente sin aliados. Primero le renunció su secretaria de Derechos Humanos, Claudia Rucci, hija del exsecretario general de la CGT asesinado en el 75. Después su secretaria Administrativa, María Laura Izzo, aunque todavía falta el anuncio oficial. Y ahora Casa Rosada dio inicio a un operativo para hacerse con el lugar del secretario parlamentario, Agustín Giustinian, y el prosecretario administrativo, Lucas Clark. “Tiene terror de que se hagan con el lugar de Clark, que es quien se encarga de la Seguridad de la Cámara”, deslizó un senador que se reunió con la vice.
Debilitada Villarruel, el peronismo observa que es un escenario propicio para intervenir. Cerca de la vice sospechan que UxP colabora con Casa Rosada para hacerse con las autoridades, como parte de un acuerdo más amplio que incluya el pliego de Ariel Lijo para la Corte Suprema y la suspensión de las PASO. Pero en el peronismo lo niegan.
“Ellos tienen un quilombo interno. Villarruel no quiere a Lijo. Hoy tenemos una nueva composición, tenemos más senadores. ¿El Gobierno va a jugar limpio o va a jugar sucio? ¿En qué tiene interés?”, provoca, críptico, un peso pesado del interbloque peronista. La jefatura de la bancada es consciente de las presiones internas y las deja correr a la espera de poder negociar. Con Villarruel o con Casa Rosada.
La vice, mientras tanto, ya comenzó a hacer números con senadores aliados, a la espera de poder repetir la mayoría que le permitió retener el control del Senado a pesar de contar solo con 7 senadores oficialistas (hoy son 6, luego de la expulsión del formoseño Francisco Paoltroni por cuestionar la postulación de Lijo para la Corte y pelearse, así, públicamente con Santiago Caputo). Tanteando a radicales, PRO y fuerzas provinciales, Villarruel podría llegar a 34 voluntades para reelegir al puntano Bartolomé Abdala. Eso, siempre y cuando la Casa Rosada juegue a favor, algo de lo que Villarruel duda.
Los aliados observan, sin embargo, que la vice quedó golpeada tras la pelea con Casa Rosada, y que no es la misma. “No está con las mismas ganas de antes”, reconoce un senador aliado. Y, frente a esta debilidad, el peronismo actúa para presionar. Cuenta con que los dos senadores santacruceños, Jose María Carambia y Natalia Gadano, aún no se pronunciaron en favor de la vice (como había hecho el año pasado). De sumarlos, el peronismo podría hacerse de un sólido número para amenazar con quedarse con las autoridades y, así, negociar.
Los 33 senadores peronistas —serán 34 cuando jure la Stefanía Cora en reemplazo del expulsado Edgardo Kueider— representan la mayor amenaza a las fantasías libertarias para estas sesiones extraordinarias. No es solo el debate por las autoridades, que se elegirán a finales de febrero, sino por los proyectos que Milei quiere convertir en ley este verano.
El principal escollo son los pliegos para la Corte Suprema de Justicia. El Gobierno se anotó una victoria cuando logró que Lucía Corpacci, senadora catamarqueña cercana a CFK, firmase el pliego de Ariel Lijo. Lo hizo en el despacho de “Camau” Espínola, el ex compañero de bloque de Kueider que el gobierno designó como responsable del manejo de los pliegos de la Corte. “Camau” estuvo hace un par de días por Casa Rosada y, pese al escándalo desatado por la detención de Kueider en la frontera con Paraguay, ya está diciendo que trabaja para ser gobernador de Corrientes como candidato del oficialismo.
La firma de Corpacci, sin embargo, fue todo. El Gobierno no avanzó mucho más que eso. Las conversaciones, por estos días, vienen congeladas, y en UxP aseguran no tener ningún interés en aprobar el pliego de Lijo sin que haya, a cambio, un acuerdo más amplio que incluya otros jueces y la posibilidad de ampliar la Corte Suprema de modo de poder incluir su propio pliego. “¿Cuál es la ventaja de regalarle Lijo a Milei? Él no es de nosotros”, afirma uno de los senadores del interbloque que preside José Mayans. “Si ellos quieren su hijo de puta, nosotros queremos al nuestro”, sostiene, más brusco, otro senador del espacio.
Pero el problema no es solo la Corte Suprema, sino también los proyectos que tienen que tratarse primero en Diputados. En el caso de Ficha Limpia, por ejemplo, el PRO y el radicalismo están convencidos que, de aprobarse en Diputados, el proyecto nunca pasará el filtro del Senado. Y los senadores peronistas coinciden.
Lo mismo sucede con la suspensión de las PASO: si el gobierno desea hacerse con una mayoría especial necesitará del respaldo de una parte de UxP. Solo con los aliados no puede. Y el peronismo cuenta con esto a la hora de negociar.
MC/JJD
La obra contempla mil metros de concreto supuestamente para dar seguridad a la comunidad universitaria, pero acaba de ser frenada por la municipalidad local. Hay reclamos de que afecta a las barriadas cercanas y al medioambiente.
Bullrich y el alambrado de 200 metros en Salta: estilo Trump de cabojate y sociedad electoral con Sáenz
En medio de un enorme espacio verde, un muro de concreto. La Universidad Nacional de Cuyo es el mayor centro de educación superior de Mendoza. Tiene 12 facultades, tres institutos y siete escuelas. Recientemente quedó posicionada como la segunda más sustentable del país por QS World University Rankings. La caracteriza, entre otras cosas, estar ubicada dentro del Parque General San Martín, lo que hace que su campus esté plagado de naturaleza. Hasta ahora, que se puso en marcha la construcción de un muro de cemento de mil metros al mejor “estilo Trump” con la frontera con México o el más reciente ejemplo local: el alambrado de Patricia Bullrich en la frontera de Salta con Bolivia. La pared, que ocupa un cuarto de todo el perímetro de la casa de altos estudios, ya desató críticas en la provincia.
Arquitectos reclaman por el tipo de construcción y su impacto en la urbanización. Científicos alertan sobre el daño ambiental que implica la obra y advierten sobre cuánto puede aumentar la temperatura de la zona. Docentes murmuran por lo bajo que pasaron un año con pocos y magros aumentos por falta de presupuesto, aunque el trabajo que se despliega es millonario. Y vecinos acusan discriminación y criminalización de sus barrios a la vez que señalan el impacto negativo que tiene para sus vidas esta muralla. Detrás de todo hay un problema transversal: la inseguridad.
El muro separará a la UNCuyo de las vivendas ubicadas al norte y al oeste de la ciudad capital. Son casas de los barrios Flores y Olivares, con atrasos en su urbanización y graves problemas habitacionales. “El barrio Flores era antes zona roja, nadie quería entrar. Llamabas a un flete y te decía 'no, ahí no voy'”, dijo a elDiarioAR Juana, una ciudadana boliviana que vive en el lugar desde hace 30 años y encabeza labores solidarias para sus vecinos como juntar ropa o preparar algunas meriendas y comidas en su propia casa.
“Nosotros quedaríamos encerrados, sin poder pasar. Nos sentimos discriminados. La verdad es que es muy triste. A veces nos sentamos en el pastito a tomar mates o a jugar con los chicos, nos gusta salir ahí. Muchos del barrio también van a la universidad. Entonces para ir tendríamos que dar la vuelta y se hace más difícil. Además, a nosotros también nos roban. No podemos dejar la casa sola ni nada afuera, pero vienen a robar de otros lados. Aprovechan que se dice que acá es inseguro para venir a robar de otras partes”, contó visiblemente apenada.
Juana describió que “la mayoría” de sus vecinos “no estaba de acuerdo” con que se hiciera el muro, pero que no hubo expresiones en contra ni protestas porque “el barrio esta en su segunda etapa de urbanización” donde está previsto que se instalen luminarias, por ejemplo. Temen que si hay reclamos, las obras se frenen. “No hicimos nada porque estamos esperando”, agregó aunque ya está confirmada una reunión vecinal para la próxima semana.
Federica Schervosky, docente e investigadora de la facultad de Filosofía, reflexionó: “En términos sociales me parece problemático porque es un muro ciego que implica un proceso de segregación, separación y distanciamiento que, como señal de la universidad, es muy fuerte. Simbólicamente me resulta muy duro. Por otro lado creo que si como universidad lo único que podemos generar como respuesta es eso, tenemos bastante poco para ofrecer a la sociedad”.
La Universidad Nacional de Cuyo anunció la obra en octubre del año pasado. A través de un comunicado dijo que “el objetivo principal de este cierre es garantizar la seguridad de los estudiantes, docentes y personal administrativo, así como controlar el acceso al campus universitario”. Y aclaró que fue diseñado “con criterios de alta durabilidad y adaptabilidad, utilizando materiales que aseguran tanto resistencia estructural como una estética acorde al entorno”.
Según la planificación, el cierre se haría con “placas de hormigón preelaborado, fabricadas en una planta especializada y luego transportadas para su montaje”. Asimismo, su instalación sería “sobre fundaciones de hormigón armado de alta resistencia, garantizando una estructura estable y duradera”. Para la realización se contemplaban tres etapas “priorizando los sectores con mayores problemas de seguridad”.
La obra fue adjudicada a la firma PREAR PRETENSADOS ARGENTINA S.A., que firmó el contrato el 2 de octubre de 2024, y el presupuesto contemplaba una inversión de 590 millones de pesos.
“Con el cierre perimetral, se espera reducir el acceso no autorizado y mejorar la vigilancia en áreas estratégicas del campus, lo que proporcionará un ambiente más seguro para estudiantes, docentes, investigadores y personal administrativo”, justificaron desde la casa de estudios cuando anunciaron el trabajo. Detrás de la decisión hubo como detonante una serie de seis hechos delictivos con el uso de armas blancas, dijeron desde la Universidad a este medio.
Asimismo, en los fundamentos originales del proyecto, afirmaron que “la implementación de un cierre perimetral modular y ampliable asegura que el campus pueda adaptarse a futuras expansiones o cambios en su infraestructura sin comprometer la estética ni la funcionalidad del espacio”. Pero todos los argumentos fueron rebatidos por distintos agentes sociales. El muro puede alterar la temperatura del ambiente, tapa el paisaje cordillerano y segrega a vecinos de barrios aledaños.
Apenas la gente comenzó a ver el muro lo compartió en redes sociales y habilitó la discusión sobre la instalación. Esto trascendió a los medios y, de este modo, la municipalidad de Mendoza advirtió que los papeles para tal ejecución no estaban en orden. La obra se interrumpió. Aunque se espera que se reanude en las próximas horas no hay certezas de que lo que se hizo hasta el momento sea correcto y puede suceder que la universidad deba dar marcha atrás o replantear lo que está haciendo.
“Cualquier obra que se tiene que realizar en cualquier jurisdicción tiene que pasar por una aprobación municipal. No importa si es de la universidad o si es del gobierno provincial. Cualquiera que haga un muro de esas características tiene que abrir un expediente y presentar la documentación en el municipio. A la universidad se le ha pasado esa formalidad. Cuando se hizo la inspección y se constató que no había nada, se les intimó a presentarla, entonces se pidió que se paralice la obra”, dijo a elDiarioAR un vocero municipal.
Esto es, fundamentalmente, para saber que “todo está acorde a la normativa con el código de edificación”. “Si hay algo que corregir, porque ya empezaron la obra, se tendrá que corregir”, agregó la fuente consultada, y aclaró que la pausa no corresponde a “una cuestión de oposición, ni ideológica ni institucional, entre el municipio y la universidad” sino que se trata “solamente de una cuestión administrativa de cumplimiento de la normativa”.
A consecuencia de esto, desde la universidad llamaron a una reunión de último momento este jueves. Se resolvió no volver a dar declaraciones a la prensa aunque se emitió un comunicado en el que señalaron: “La integridad física de las personas que integran la comunidad de la UNCuyo, así como de aquellos que transitan por su campus, es prioritaria”. Y agregaron: “La obra se encuentra momentáneamente demorada preventivamente hasta tanto se resuelva un pedido de suspensión de la Municipalidad de la Ciudad de Mendoza”.
Un grupo de arquitectos y científicos del Conicet fue el primero en levantar la mano y alertar sobre las implicancias de la construcción. A través de una nota enviada a la rectoría universitaria señaló su preocupación y ofreció colaboración para pensar alternativas más amigables con el entorno y los valores universitarios.
“La elevación de un muro perimetral ciego (...) colisiona fuertemente con el planteamiento urbano-arquitectónico del Centro Universitario. (...) La muralla en construcción terminará confinando y escindiendo a la UNCuyo del tejido urbano y territorial”, alertó.
“Además, esta muralla deja afuera las 32 hectáreas aproximadas que se encuentran en litigio con Dalvian —un barrio cerrado lindero—, lo que pareciera indicar que la UNCuyo estaría resignando sus derechos de propiedad sobre esas tierras ocupadas”, lanzó.
El aspecto ambiental no es menor, de hecho es uno de los que más preocupa a la opinión pública: “Este muro de paneles de hormigón en sus caras al norte y al oeste produce una acumulación energética que particularmente en verano puede alcanzar una temperatura superior a los 80º, incrementando la isla de calor urbana que, en contextos de cambio climático, adquiere ribetes de mayor dramatismo”, apuntó el reclamo científico. Aunque con la obra paralizada, parte del muro sigue en pie, tanto o más como la polémica que despertó en Mendoza.
MM/MC
El flamante primer jefe municipal de La Libertad Avanza ya trabaja en la campaña electoral del Gobierno y aspira al 2027. Cuestiona a Kicillof y pone en la mira al posible desdoblamiento de los comicios en provincia. El factor Karina Milei y el reflejo del ajuste económico en un municipio libertario.
Diego Valenzuela acaba de chatear con Javier Milei. Le contó que la municipalidad de Tres de Febrero consiguió un dictamen favorable contra una imposición financiera del Banco de la Provincia de Buenos Aires –bajo la órbita de Axel Kicillof– y el Presidente no solo lo felicitó: retuiteó la novedad en su cuenta de X. La anécdota refleja la relación que el libertario acaba de sellar con el intendente, flamante primer jefe municipal de La Libertad Avanza tras abandonar el PRO de Mauricio Macri. “Yo se lo propuse a Javier, a mi nadie me cooptó”, explica ahora Valenzuela, sentado en la amplia mesa de su despacho, ante elDiarioAR. El ahora nítido vínculo político tiene como antecedentes años de amistad desde que compartían la carrera de Economía en la Universidad de Belgrano.
Es jueves por la tarde y las noticias en todos los medios son dos: la expulsión de Ramiro Marra de LLA y la previa a la marcha antifascista de este sábado contra los dichos de Milei en Davos. Valenzuela hablará de los dos temas ya como un mileísta, convencido de la postura oficialista. Pero en la hora que duró la entrevista hay mucho más: la posibilidad de una alianza electoral con el PRO, sus críticas a Kicillof y la “declaración de guerra” a Cristina Kirchner, la idea de una “ley de Bases bonaerense”, su aspiración como candidato a gobernador en 2027, el significado de ser un “municipio liberal-libertario”, el armado para las inmediatas elecciones legislativas y la suerte del Presidente atada a la economía.
“La sociedad votó un presidente disruptivo, lo eligió y lo apoya. Entonces, ¿qué vamos a hacer los dirigentes? ¿Ponernos en contra de la gente?”, dice Valenzuela para justificar su alejamiento de Macri y su desembarco en las fuerzas del cielo. La jugada, asegura, tiene sentido porque él sigue embanderado en cierta idea de “cambio”, la misma que proponía en 2015 en Cambiemos y Juntos Por el Cambio en 2019, y que ahora parece haber consumado Milei.
–¿Macri no quiere aceptar a Milei como su jefe?
–No quiero ser intérprete de Macri. Sí te diría que Macri es importante porque él abrió el camino del cambio. Demostró que era posible una alternancia. Pero hoy el cambio lo conduce Milei, a quien votaron los argentinos. El Presidente conduce el rumbo, su impronta y el armado. Eso es lo que hizo Mauricio con la Coalición Cívica y con el radicalismo, que sí era un frente. Esto no es un frente. Esto es –llamémosle así– una amistad de ideas con el PRO. Porque también el PRO tiene que ser leal con su idea de cambio. En el Congreso tiene que votar como lo reclama su electorado.
–Lo delicado para el PRO es que su electorado ya parece haberse ido con Milei.
–Eso es un hecho. Entonces, el que gana, conduce; el que pierde, acompaña. Nosotros perdimos. Y la mejor muestra es Patricia, que en lugar de enojarse dijo “No puede ser Massa el presidente, tengo que apoyar a Milei”. Y llegó a un acuerdo. Hoy es la segunda dirigente más importante del país, detrás de Milei. No es presidente, pero tiene un lugar de mucha relevancia, empujando cambios, que es lo importante. Si la gente ya unió el voto de La Libertad Avanza y del PRO, cualquier otra cosa es artificial o es una negociación política o es una rosca de dirigentes. La gente nos está reclamando ir juntos.
–¿Cómo te imaginas ese “ir juntos”?
–Bueno, requiere de generosidad, inteligencia política, humildad.
–¿No estás viendo esos factores en el proceso de discusión actual?
–Todavía no los veo en mucha gente del PRO. Yo se lo propuse a Javier, a mi nadie me cooptó. Fui proactivo en decir “Me parece que es el momento de sincerar esto y de trabajar juntos formalmente”. Pero yo, y ahí viene la parte de la humildad, me doy vuelta y no digo “soy intendente y doy órdenes porque soy el único intendente libertario”. No, voy al armado y me pongo a trabajar en equipo con nuestro referente que es Sebastián Pareja. Eso construye un affectio societatis, no una competencia. Reconocer que ganaron la elección ellos y que tiene todo el derecho Milei a poner un esquema de armado, que es Karina Milei, Lule Menem y Pareja.
–A la luz de la expulsión de Ramiro Marra, ¿cómo es el termómetro de lealtad en el oficialismo?
–No alcanza con ir a un programa de TV y hacer un discurso libertario si después no sos ordenado en los procesos políticos. No es ser fiel, es tener una buena lectura de la política. Si no entendés que la conductora junto a Javier es Karina, es muy probable que un día no estés en el espacio.
–Ya como jugador oficialista, ¿querés ser gobernador de Buenos Aires?
–Hay que enchufar la provincia al cambio nacional y para eso tenemos que armar una suerte de ley de Bases bonaerense, con desregulación, eliminación o modificación de leyes, cosas que traban a la provincia que le impiden ser atractiva para la inversión. Es una provincia lenta, burocrática, estatista. Vos fijate cómo abrió el verano Kicillof: “Sin Estado no hay verano”. ¿Al verano lo hace Kicillof y el Estado o lo hace el guardavida, el gastronómico, la gente? Para desarmar eso, mi aporte con la experiencia de nueve años de intendente es ver qué leyes hay que cambiar.
–¿Ley Bases y una especie de ley Hojarasca bonaerense?
–Tal cual. Por ejemplo, hay que eliminar que el Estado bonaerense tenga que comprar pasajes solo en Aerolíneas Argentinas. Tiene que ser la más conveniente. Otro ejemplo: para grandes superficies la provincia tiene una regulación totalmente soviética que dice cuántos supermercados puede haber por distrito en función de la población. Y uno más: la transparencia fiscal, para saber cuánto de tributo hay en los tickets. Lo estoy haciendo a nivel municipal. Pero no es fácil porque no hay un ida y vuelta con la Provincia en estos temas.
–Entonces, sí hay una aspiración al 2027.
–Hay una aspiración de recuperar la provincia para el cambio en el 27 y no seguir improvisando con personas que no conocen la provincia, que son parte de un artilugio político nacional que nos ha pasado muchas veces a los bonaerenses.
–Pero si a vos te toca ser el candidato a gobernador de un Milei reelecto presidente, ¿tendrías también un desafío ahí con la Nación?
–Sí, será un desafío. Por eso tenemos tres años para prepararnos, para tener toda la botonera lista: cuáles son los cambios que hay que hacer, cómo manejar las empresas públicas de la provincia, qué hacer con las rutas, cómo desregulamos, cómo facilitamos, qué hacemos con la coparticipación, cómo pasamos de una Legislatura bicameral a una unicameral. Yo quiero ser parte de un equipo para recuperar la provincia, no quiero poner el carro delante del caballo. Obviamente me siento con capacidades, con experiencia y con energía, pero no me gustan los políticos que piensan en el cargo.
La idea del desdoblamiento del gobernador creo que en realidad es contra Cristina. Si eso lo llega a hacer, es una declaración de guerra a Cristina.
–¿Cuán definitorio este año es un posible desdoblamiento de las elecciones bonaerenses de las nacionales? Está latente en la estrategia de Kicillof.
–En muchos casos las PASO han servido realmente como una elección interna partidaria y en otras termina siendo una encuesta carísima. Pero al sacar las PASO vos invitás a los partidos a que se modernicen, a que afilien gente y que de última abran una elección con afiliados y con independientes. Hoy con la situación económica del país es un buen punto ahorrarse el tiempo y el dinero de unas PASO.
–¿Y que se desdoble en la provincia?
–Desdoblar como criterio general a mi no me parece mal porque es debatir los temas provinciales separados de los nacionales, pero ya con una elección concurrente, como sería ahora porque hay Boleta Única de Papel para la nacional y papeleta tradicional para la provincial, tenés dos lugares, dos urnas y dos decisiones del votante. La idea del desdoblamiento del gobernador creo que en realidad es contra Cristina. Es decirle “no aceptás que yo soy el candidato del 27, te separo la elección y te dejo a vos sola, sin la elección territorial que es la de los intendentes”. Si eso lo llega a hacer, es una declaración de guerra a Cristina.
–Pero no solo sería Buenos Aires que desdobla, lo están haciendo muchas provincias ya, incluso Capital Federal.
–Sí, pero no necesariamente les conviene, porque con el debate público nacional que hay especialmente en el AMBA, se nacionaliza más. Es un riesgo. Si desdoblás, estás invitando a La Libertad Avanza a que ponga su mejor candidato en la local y a Milei lo vas a tener abrazado a sus candidatos. No va a ser una elección que vaya a pasar inadvertida.
–¿De quiénes se podría abrazar el Presidente en cada lugar, porque la campaña pasada demostró cierto déficit territorial?
–Hay que buscar candidatos representativos en cada lugar. Pero el Gobierno va a estar con sus candidatos en una posición importante, fuerte, para dar esa discusión en el formato electoral que sea.
–Se puede pensar que por el formato de la Boleta Única no le convenía a Milei.
–Es un buen punto. No le convenía, y menos si va él no va en la boleta, y lo hizo igual porque apoyó la modernización del sistema electoral. Pero si vos tenés un candidato de La Libertad Avanza, que tiene color violeta, con el loguito de un león y que Milei lo apoya, claramente va a representar eso que hoy la gente apoya.
–Lo ves a Milei haciendo campaña fuerte. ¿Y a Karina?
–No lo sé. Me remito a lo que a lo que dicen ellos públicamente. Yo no descarto a Karina, pero es un tema que tendrán que definir ellos. Como dijo Karina en alguna oportunidad: irá donde sea más útil.
–Frecuentas a Milei en Olivos. ¿Cómo son esas conversaciones ya como socios políticos?
–La última fue a solas con Javier, larga y profunda sobre economía y sobre la provincia. Yo soy como el adalid de la idea de menos impuestos, más trabajo. En contra de la voracidad fiscal, que los intendentes dejen de crear tasas nuevas. Obviamente a mi cuando me ofrecían una obra la agarraba, pero yo no puedo saber si la hacen de manera genuina o con emisión monetaria. Lo que sí es evidente es que el déficit lleva a endeudamiento o a emisión. Es lógico que el Estado nacional diga “yo no te doy plata para hacer una vereda en Caseros”. La vereda la tiene que hacer el municipio o la provincia. Milei trajo un debate sano sobre qué hace cada nivel de gobierno. No pueden hacer todos todo, y menos la Nación.
–Siendo el primer intendente de Milei, ¿cambió algo la relación con el vecino? El municipio siempre es el primer mostrador de los reclamos.
–La parte politizada apoya al cambio, al león. El resto lo que quiere es que un intendente sea el conductor de un equipo que le dé buenos servicios, que le dé soluciones, que le arregle la calle, le prenda la luz. Hoy estuve en las colonias de verano que hicimos en mi gestión; no son gratuitas porque las pagan con impuestos.
–Eso es Estado. ¿No contradice al Milei topo que quiere destruirlo?
–Milei no dice Estado cero. Te dice un Estado que cueste 25 puntos del PBI. Milei no te dice que no tengas una sala de salud, sino que no la puede hacer el Estado nacional. No te dice no tengas semáforos o no hagas pavimento, lo que te dice es “no me lo pidas a mí, hacelo con tu con tus recursos”. Sé eficiente, no llenes la municipalidad de ñoquis. Acá bajamos las tasas y aumentamos la recaudación. Se reactivó la industria.
Ajustar la economía tiene procesos y costos. No hay que desesperarse, no se logra todo de golpe. En la medida que se consolide el superávit fiscal, por reactivación se van a bajar impuestos
–Pero también con la apertura económica aumentaron las importaciones. ¿Eso no afecta la producción local? ¿Cuánto resiste la industria?
–El desafío es competir. Para exportar primero hay que importar. Yo que soy productivista digo hay que ir buscando la manera de ser más eficiente para tener más integración.
–¿Milei es productivista?
–A su manera, sí. Lo que pasa es que él la mira desde el lugar de la macroeconomía. Si vos no le das una macro ordenada a las empresas, no pueden producir. Pero hoy lograste que un PyME deje de pensar en la inflación, en cómo trabajar la guita para pagar las cuentas. Obviamente hay sectores que están retrasados y otros que han tenido precios muy por encima de los internacionales en algunos productos. Cuando abrís la importación a un sector le estás diciendo “vas a tener que competir, sé más eficiente”. La industria también tiene un punto cuando dice “bájame el costo argentino”. Eso en la medida que pueda, lo va a ir haciendo. Lo peor es ser muy proteccionistas y tener productos anticuados y caros porque no se pueden traer de afuera.
–Hablaste de “cambio”. ¿Cuánto dura como slogan siendo gobierno?
–Milei tiene más audacia y profundidad en las reformas que Macri insinuó y no pudo concretar. Con Mauricio se hicieron algunas cosas, otras no salieron, se aprendió de eso. La sociedad también era distinta. Milei va más allá. Yo lo hablé muchas veces con él antes de ser presidente y él siempre decía “mi meta es una economía normal, bajando la inflación”. Después aparecieron otros debates como la dolarización… pero volviendo tu pregunta, el cambio es haber intentado con Mauricio y no haber podido por diferentes razones y que haya vuelto el kirchnerismo, que fue una gran decepción. Hay que seguir insistiendo en el cambio para que no vuelva el populismo y consolidar reformas impositivas y laborales. Mirá, en España hay menos IVA y menos costo patronal…
–Pero ahora la Argentina está más cara en dólares que España y muchos países más. ¿Cuánto puede durar esa situación? ¿Cuánto está atado a las próximas elecciones?
–La cuestión electoral va a tener muchas variables, pero una principal es la baja de la inflación y la previsión económica. Si ves una serie larga, no está atrasado el tipo de cambio. Pero ajustar la economía tiene procesos y costos. No hay que desesperarse, no se logra todo de golpe. En la medida que se consolide el superávit fiscal, por reactivación se van a bajar impuestos. El cambio es buscar una economía sana, capitalista, con sensibilidad social pero capitalista y sin ruborizarse. El desarrollo lo genera el privado, la empresa, la PyME, el emprendedor, no el Estado. El Estado tiene que dar servicios públicos.
–Dijiste “sensibilidad social”. ¿Es una alerta a Milei la marcha de este sábado por sus dichos en Davos?
–Toda manifestación debe ser tenida en cuenta en este tiempo con la batalla cultural que estamos dando. Empezando por el Presidente. Está perfecto que le quieran pasar un mensaje al Gobierno, pero el Presidente es muy claro –y quizás lo debe ser más aún– en el respeto irrestricto al proyecto de vida de cada uno. El Estado no tiene que decirle a una persona cómo y con quién se debe enamorar.
–¿Pero entonces no generó una polémica que se podría haber evitado?
–Él está dando una batalla cultural y esa batalla tiene costos y tiene riesgos. Tiene que dar explicaciones y él las está dando. Él en eso es profundamente liberal.
MC
Libros, series, películas y un montón de cosas de las que aferrarse en medio del desconcierto.
La puerta de Hugh Grant, cine en francés
Un arranque cortito y prestado esta vez: por varias vías y motivos que no vienen al caso, algunas personas que quiero mucho compartieron conmigo el poema que les dejo por acá enseguida. Formó parte de una entrega del newsletter El poema de hoy, del escritor y traductor argentino Ezequiel Zaidenwerg (una idea sencilla y preciosa, divina justamente en su simpleza: todos los días envía por correo un poema que él mismo selecciona y traduce, se pueden suscribir por acá).
Viendo qué hacemos entre piedras y pájaros, ahí andamos (ya vendrán nuevos comienzos, prometo). Mientras tanto, se quedan con una nueva edición de Mil lianas.
1. Lecturas de verano por dos. Con la intención de recuperar publicaciones de 2024 que no llegaron a tener la cobertura que merecían o, simplemente, para proponer opciones notables a quienes estén buscando lecturas por estos días, armé durante todo enero una selección de libros que lleva el no muy original título Lecturas de verano. En la tercera entrega reuní textos, que en estilos y épocas distintas, se enfocan en los vínculos y en la memoria desde la crónica personal, el cuento y el ensayo pop. La leen por acá.
En la cuarta y última, los libros elegidos son en realidad grandes rescates literarios que durante el año pasado hicieron distintas editoriales, con textos de los argentinos Leopoldo Brizuela, Alejandra Pizarnik y Roberto Arlt. Atención que dos de ellos pueden descargarse de manera legal y gratuita. Pueden saber más por acá.
La tercera entrega de Lecturas de verano se puede leer en este enlace. Y la cuarta, por acá.
1 y ½ Los sorias, de Alberto Laiseca. Ya que hablábamos de rescates, a finales de diciembre se conoció una noticia buenísima: Barrett, una editorial independiente de España que distribuye también sus libros en Argentina, recuperó y reeditó Los sorias, de Alberto Laiseca. Una novela mítica, voluminosa, impactante, que al autor le llevó diez años escribir y que había dejado de circular en las librerías argentinas.
Editada en un solo volumen, tal como era la voluntad de Laiseca, esta nueva edición del libro viene con el prólogo original que escribió Ricardo Piglia en 1998. Entre otras observaciones, Piglia sostiene en ese texto que Los sorias es “la mejor novela que se ha escrito en la Argentina desde Los siete locos”.
“Los sorias pertenece a la estirpe de los libros que circulan de mano en mano, como una carta privada destinada a todo el mundo (...). Son incontables los lectores que no han leído Los sorias y esa multitud de lectores futuros garantiza la persistencia de este libro; esta novela va hacia ella y su movimiento es lentísimo (diez años para escribirla, veinte años para editarla, treinta años para convertirse en un clásico) porque es el ritmo de la literatura, lo contrario de la fugacidad de los best sellers que entran y salen de la escena una vez por semana. No le sobran lectores, pero los que le faltan son tantos que tiene asegurada una lectura interminable”, señala Piglia.
La nueva edición de Los sorias, de Alberto Laiseca, salió por el sello editorial Barrett.
2. Algo viejo, algo nuevo, algo prestado, de Hernán Rosselli. En un terreno opaco, encantadoramente turbio. Allí se mueve Maribel Felpeto, la narradora de esta historia. También su madre Alejandra y un grupo de personas que trabaja para ellas o se dedica al mismo rubro: el negocio de la quiniela clandestina en el sur del conurbano bonaerense. Los días parecen calcados, con mecanismos más o menos repetidos (hay personas encargadas de “levantar” las apuestas por el barrio, otras de trasladar dinero, otras de cargar los datos a un sistema digital bastante rústico, la mayoría, hacia el final de la jornada, de fijarse los números que salieron sorteados y saber si se ganó o se perdió dinero), pero algo en el último tiempo parece estar modificándose. Es que se habla de posibles allanamientos, de cambios en la estructura policial, de nuevos interesados en entrar en una actividad ilegal y vertiginosa.
El gran hallazgo de la película Algo viejo, algo nuevo, algo prestado, del cineasta argentino Hernán Rosselli, es la singular manera que encontró el director para contar una historia que oscila entre lo policial y lo familiar mediante una combinación extraordinaria de registros. Por un lado, decidió usar imágenes reales de un archivo increíble (una serie de videos caseros que le sirven para reponer el contexto íntimo de las protagonistas: las dos mujeres y Hugo, el patriarca, que murió misteriosamente y les legó el negocio). En esa zona de la película, que se aproxima al cine documental, hay imágenes ochentosas magnéticas de fiestas, de fulgores pasados, de viajes. Pero también está la otra, la del presente de la historia, con el registro ficcional que muestra el día a día de las apuestas y ese ambiente que se va volviendo cada vez más inquietante. Allí se suman capas de texturas: las cámaras de seguridad donde se mueven las Felpeto, el hiperrealismo, el seguimiento palmo a palmo de los movimientos de todos.
Es a partir de una superposición magistral, de una manera siempre sorprendente de brindar información para ir armando el rompecabezas del relato, de un juego narrativo en el que cada escena pareciera mostrar y al mismo tiempo ocultar otra cosa, que la película plantea un universo fascinante donde nada es obvio. Un lugar inasible donde la sensación de carta robada acecha (¿estaremos frente a algo que, de tan cercano, no podemos dilucidar?), donde lo que se ve podría no ser lo que parece. Donde late algo viejo, algo nuevo, algo prestado como el dinero, la idea de familia o el mejor cine.
Después de pasar por el festival de Cannes en 2024 y agotar las localidades durante todas las funciones de diciembre y enero, la película de Rosselli seguirá en cartel todos los sábados de febrero en el auditorio del Malba.
La película Algo viejo, algo nuevo, algo prestado, de Hernán Rosselli, se puede ver en el Malba. Más información sobre horarios y funciones, en este enlace.
3. The Pitt. The Pitt –algo así como un pozo, un lugar bajo, una fosa– es el nombre despectivo que le pusieron los propios empleados al hospital estadounidense en el que trabajan. Se trata de un centro de salud que recibe todo el tiempo personas con emergencias de lo más diversas ubicado en Pittsburgh, Pensilvania. The Pitt es una serie recientemente estrenada por Max que acude al clásico género del drama médico para contar el vértigo que viven tanto los pacientes como los trabajadores en cualquier hospital con falta de recursos.
Clásica, sencilla y atrapante a la vez, la serie tiene como protagonista a Michael Robby Robinavitch (encarnado por Noah Wyle, quien hace varios años también participó de otro enorme referente del género, ER Emergencias), un experimentado médico que tiene a su cargo el sector que recibe pacientes en estado grave o con cuadros extraños que debe dilucidar. Al frente de un grupo que incluye otros colegas, enfermeros, asistentes sociales y pasantes que aspiran a ser médicos en el futuro, se cruzan así las intrigas personales, los amores, los secretos del protagonista, con los dramas de quienes llegan a la guardia en busca de soluciones. Entre los asuntos que los médicos deben resolver con solvencia, pese a la escasez de dinero en la institución, hay consumos problemáticos, problemas de salud mental y familias arrasadas por la pobreza.
Algo que distingue a The Pitt de otros programas del rubro es su ritmo: cada episodio cuenta en tiempo real, como hacía la serie 24, una hora del turno de los protagonistas. La temporada, que tiene 15 capítulos, reflejará así las quince horas de trabajo de corrido que tienen que hacer los empleados de The Pitt. Por los tiempos que narra, además, otra característica particular de la serie es que refleja con crudeza las consecuencias y las heridas que dejó la pandemia de Covid 19.
La serie The Pitt está disponible en la plataforma Max. Cada jueves se estrena un nuevo capítulo.
Apostilla. Como les conté por acá hace poco, era una de las series más esperadas de los últimos tiempos. Por suerte, ya se confirmó su fecha de estreno: a partir del 30 de abril llegará a la pantalla de Netflix El Eternauta, la versión audiovisual de la icónica historieta argentina de ciencia ficción creada por Héctor Germán Oesterheld y Francisco Solano López.
La serie, tal como ocurre en la historia original, se centra en Juan Salvo y un grupo de sobrevivientes que luchan contra una amenaza alienígena tras una nevada mortal. Está narrada en seis episodios, con dirección de Bruno Stagnaro y un elenco que incluye a Ricardo Darín, Carla Peterson, César Troncoso, Andrea Pietra y Marcelo Subiotto, entre otros.
Banda sonora. “Algunas de estas canciones denuncian la opresión y exigen justicia, otras son plegarias por un cambio positivo; algunas te agarran por los hombros y te gritan en la cara, otras son intentos personales e íntimos de plasmar sutilmente la naturaleza contradictoria de la lucha política y el cambio desde adentro. Muchas de nuestras selecciones son productos específicos de tradiciones políticas de izquierda (como la versión de Pete Seeger de We Shall Overcome), pero muchas otras son éxitos que deslizaron mensajes urgentes en el mercado pop (como el bop New Wave anti guerra nuclear de Nena, 99 Luftballons). Esta es probablemente la única lista de Rolling Stone que presente a Phil Ochs, Dead Kennedys y Beyoncé uno al lado del otro, pero cada uno de esos artistas es un participante vital en la larga historia de músicos que usan sus voces para exigir un mundo mejor”, señaló la edición estadounidense de la revista Rolling Stone esta semana y publicó una selección con las que consideran las mejores cien canciones de protesta de la historia. Una curiosidad: entre las elegidas está Los dinosaurios, de Charly García. Si tienen ganas de saber más, la lista completa se puede escuchar por acá. De ahí trafiqué algunas canciones para la banda sonora de Mil lianas (sí, esa que se actualiza todos los viernes y siempre escuchan por acá). Así que se suman a nuestra lista canciones de Kendrick Lamar, The Clash, Joni Mitchell, The Temptations, Beyoncé y varios más.
Ya que estamos en la zona musical: después de pasar por los cines y otras plataformas, vi por estos días que está en el menú de Netflix Moonage Daydream, el documental que Brett Morgen armó con archivos increíbles de David Bowie. El director buceó, con el aval de los herederos del artista, por miles y miles de horas de imágenes del músico en recitales, entrevistas y todo tipo de presentaciones en vivo. Es hermoso y súper conmovedor, si se lo cruzan no se lo pierdan.
Posdata. El sábado nos vemos por acá.
¡Hasta la próxima!
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El psicoanálisis no puede evitar el dolor, ni el de la muerte, ni el de la vida. Pero sí puede conseguir que no sea vano.
El psicoanálisis es una experiencia en la que muchas vivencias retornan. Recostado en el diván, el paciente no solo recuerda, sino que vuelve a vivir piezas de su pasado. Algunas veces, porque una parte de la vida quedó adherida a eso que se vivió; otras, porque no se la terminó de vivir y la vivencia requiere ser completada para conseguir el olvido.
La del psicoanálisis es una práctica en la que todo vuelve, menos una cosa: la muerte. Esta es la gran excepción. Sin duda, muchas de las vivencias que regresan pueden calificarse como mortíferas, pero la experiencia de la muerte se hace solo una vez y no tiene pasado. La muerte es el futuro.
En términos generales, podría decirse que muchos de los pacientes –quizá la mayoría– consultan por conflictos con el pasado. Unos cuantos porque están anclados en el presente. Y son los menos aquellos cuyo núcleo patógeno está en lo que prontamente vendrá; aunque si escribo estas líneas es porque cada vez son más quienes llegan al análisis con una certeza –no filosófica–, la de que van a morir.
En este punto, no hablo de ninguna cuestión metafísica. Tampoco me refiero al temor del hipocondríaco, que tiene miedo de algo en lo que en verdad no cree; menos a la fantasía típica con que el obsesivo se eterniza en el tiempo. La muerte de la que hablo no es la que se le presenta al neurótico, con mayor o menor abstracción; me refiero a la que se hace patente cuando alguien llega después de un diagnóstico certero y dice: “Me voy a morir”.
Muchas veces me pregunté qué hacer en situaciones semejantes. Por mi experiencia en el hospital, durante mi formación me acostumbré mucho más a las ideas de muerte, incluso a los intentos de suicidio; pero la muerte como algo inminente siempre me descoloca. Además, aquí se juega una doble variable: es sabido que cada vez más personas jóvenes se enferman de manera agresiva; también yo estoy más grande.
Cuando empecé a escuchar a la muerte –por no decir a moribundos– sentí que tenía que aprender todo de nuevo. ¿Qué psicoanálisis para estos casos? ¿Qué puede ser lo tratable para alguien que prontamente, más temprano que tarde, va a sufrir la llegada de una hora fatal? En esta línea recuerdo las palabras de un paciente que me dijo: “Ayudame a morirme vivo”.
No obstante, ¿puede haber un psicoanálisis de la vida? Quizá no haya otro. Desde hace unos años que estoy cada vez más seguro que subsidiariamente tratamos la neurosis (o bien la psicosis) de alguien y mucho más la capacidad de vivir. Tal vez por esto es que se hace muy difícil que el psicoanálisis con enfermos terminales tenga la forma del duelo; porque se puede hacer un duelo por un amor, por lo que se vivió, pero no por la capacidad de vivir.
Como este es un tema muy profundo, difícil de agotar en una columna de opinión, voy a resumir en tres consideraciones los mojones de mi experiencia. Primero, la llegada de una enfermedad (hasta la más terrible) da un margen de tiempo; esto puede parecer crudo –no se puede hablar de la muerte con eufemismos–, pero confronta con una situación básica: si bien no será posible curarse de la enfermedad (al menos no está en manos del paciente hacerlo), si es posible que esta sea un medio para curarse de otra cosa –tal vez un rasgo de carácter, algún dolor psíquico no elaborado, en fin, aquí no se pueden hacer generalizaciones.
En segundo lugar, quisiéramos que cada quien llegue a la muerte sin sentir que la suya fue una vida trunca, pero no siempre se lo consigue. Es dolorosísimo escuchar a alguien que se sabe que no verá crecer a sus hijos, que tal vez muchos asuntos le quedarán pendientes. No obstante, antes que transmitir la idea de que por algo ocurrió lo que ocurrió, se trata de que no caiga en saco vacío. Nadie sabe tampoco qué legado deja y también es posible desarrollar algún tipo de confianza en la ausencia. Si lo pensamos un poco, la mayor eficacia simbólica está en las instancias que usan la ausencia como medio de acción.
Por último, la muerte confronta con una renuncia real al placer, disfrute, goce o como se lo quiera llamar. Este puede ser un aspecto de controversia, pero así como a un paciente que transita un consumo problemático, o adicción, no dejo de decirle que asista a los grupos de narcóticos anónimos, de la misma manera a quien va a padecer este daño concreto en su sensibilidad, le recomiendo que tenga en cuenta también alguna vocación espiritual. No como consuelo, sino como vía de exploración. El ser humano, a diferencia del animal, se define por su trascendencia y el anhelo de paz.
Por otro lado, pienso en una circunstancia que me tocó transitar en más de una ocasión. Me refiero a que alguien consulta por cuestiones neuróticas diversas y, al cabo de un tiempo de tratamiento, se encuentra con algún diagnóstico de este tenor. En ese momento me resulta inevitable pensar que esa persona tenía alguna percepción tácita de su afección y buscó en la consulta una anticipación del vínculo de contención para acceder a esa certidumbre.
Mucho más complejo es lo que ocurre cuando un paciente de años de análisis, también por motivos neuróticos, un día viene y cuenta que está enfermo y muy posiblemente muera en el próximo tiempo. La complejidad de esta situación, al menos para mí, está en que no puedo evitar el pensamiento de que tal vez algo en el análisis no le impidió la enfermedad. Entiendo que desde un punto de vista racional esta es una interpretación absurda, sobre todo por cómo aplica torpemente una causalidad lineal, pero el psicoanálisis no se basa en justificaciones; por lo tanto, preferí muchas veces hacerle lugar y conmover la idea –que como analista creo que es hasta un criterio metodológico, a pesar de su brutal omnipotencia– de que el análisis puede salvar una vida.
Digo esto último de otra forma. Yo he dicho –muchas veces– que el psicoanálisis me salvó la vida, pero la verdad es que solo sirvió para que no se me arruinara en más de una ocasión. Y eso no quiere decir que no me la echase a perder. Al contrario, es quizá por esa pérdida echada a la suerte que pude seguir viviendo, pero la capacidad de vivir tiene otra fuente y es misteriosa.
El psicoanálisis no le puede evitar el dolor a nadie. Ni el de la muerte, mucho menos el de la vida. En algunos casos, sí consigue que no sea en vano, aunque no deje una moraleja.
LL/MF