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Aunque se pidió que a la movilización no se lleven banderas de agrupaciones políticas, referentes de varios espacios confirmaron que asistirán. Otros expresaron su adhesión pero no estarán presentes y otros aún no lo tienen definido.
En la multitudinaria asamblea antifascista que se realizó en el parque Lezama el sábado pasado y que fue una autodemostración de fuerza del colectivo LGBT tras las expresiones de odio del presidente Javier Milei en Davos (Suiza) se pidió que a la marcha federal antifascista que se realizará el próximo sábado no se lleven banderas de agrupaciones políticas. Sin embargo, son varios los dirigentes de la primera línea de la política nacional que participarán de la movilización.
Algunos confirmaron su presencia, como diputado nacional del Partido Socialista Esteban Paulón, que es además integrante y reconocido activista del colectivo LGBTQ+; el peronista bonaerense Gabriel Katopodis, exintendente de San Martín, exministro de Obras Públicas del gobierno nacional anterior y actual ministro de Infraestructura y Servicios Públicos de la gestión de Axel Kicillof; y la trotskista Myriam Bregman, exdiputada nacional y figura del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS) en el Frente de Izquierda.
Otros, informaron que apoyan la movilización pero que no participarán, como el radical porteño Martín Lousteau, senador de la Nación y presidente del Comité Nacional de la Unión Cívica Radical (UCR). También expresó su adhesión pero no asistirá por no estar en la ciudad el próximo sábado el exjefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta.
Sí participarán Leandro Santoro, diputado nacional de Unión por la Patria; Vilma Ibarra, exdiputada del peronismo y exsecretaria de Legal y Técnica de la presidencia de Alberto Fernández (Frente de Todos), y Pablo Avelluto, exsecretario de Cultura de la presidencia de Mauricio Macri (Cambiemos).
Como la marcha es federal, también habrá movilizaciones en otras ciudades del país, como Córdoba y Rosario, donde estarán presentes la diputada nacional de Encuentro Federal Natalia de la Sota y el jefe del bloque Unión por la Patria de la Cámara baja, Germán Martínez, respectivamente.
El diputado Miguel Ángel Pichetto hizo saber que “está en contra de dichos del Presidente” pero que todavía no decidió su asistencia a la marcha del sábado en la capital federal, cuya concentración será a partir de las 16 en la puerta del Congreso, desde donde se marchará hacia Plaza de Mayo. Lo mismo pasa con el gobernador Kicillof: adhiere pero no decidió si estará presente.
El exministro de Economía Martín Guzmán (Frente de Todos) manifestó su adhesión a la movilización pero no asistirá por no estar en la ciudad de Buenos Aires. En cambió, dijo que “muy probablemente” participe Malena Galmarini, exdirectora de AySA y esposa de Sergio Massa, expresidente de la Cámara de Diputados, exministro de Economía del Frente de Todos y excandidato presidencial.
El líder del Frente Renovador, a su vez, hizo saber que movilizará a sus huestes pero aún no decidió si estará presente en la marcha.
El diputado nacional Christian Castillo y los exlegisladores porteños Gabriel Solano y Celeste Fierro, del FIT, confirmaron su participación, al igual que el veterano dirigente de izquierda Luis Zamora, del partido Autodeterminación y Libertad (AyL). También participará el exintendente de Morón Martín Sabbatella (Nuevo Encuentro).
Las 25 consultas las realizó el periodista Sebastián Lacunza.
JJD
La central obrera ratificó que asistirá a la convocatoria del sábado después de reunirse con representantes de organismos de derechos humanos.
La CGT confirmó esta tarde su participación en la Marcha Federal del sábado próximo en rechazo a los dichos del presidente Javier Milei contra la comunidad LGBT, en una movilización que se llevará a cabo desde el Congreso a la Plaza de Mayo. Así lo confirmaron fuentes de la central obrera después de una reunión que los sindicalistas mantuvieron con la presidenta de Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora, Taty Almeida, y organismos de Derechos Humanos.
“Sí, vamos a estar”, señalaron desde la conducción de la central ante la consulta de esta agencia.
La CGT recibió a la presidenta de Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora, Taty Almeida, y a integrantes de la Mesa de Organismos de Derechos Humanos, ante los que ratificó su apoyo tras los “ataques” del Gobierno de Javier Milei.
Con la decisión de participar de la Marcha Federal, la CGT se suma a otras centrales sindicales como las dos fracciones de la CTA que también formarán parte de la movilización convocada bajo las consignas “Antifascista” y “Antirracista”.
La manifestación fue convocada para las 16 por la Comisión Organizadora de la Marcha del Orgullo y otras organizaciones del colectivo LGTBIQ+, y partirá desde el Congreso con destino a Plaza de Mayo.
Con información de la agencia NA
El ex presidente recibió a Luis Juez quien le comunicó la decisión de dejar la conducción de la bancada. El cordobés aclaró en el ingreso que continuará en el espacio.
El senador Alfredo De Angeli (Entre Ríos) fue proclamado hoy como nuevo presidente del bloque PRO de la Cámara alta, en reemplazo de Luis Juez (Córdoba). Estará acompañado en la conducción de la bancada por Martín Goerling Lara como vicepresidente.
La oficialización, que aún resta ser elevada a la Presidencia del Senado, fue luego de una reunión entre Juez y Mauricio Macri, presidente del partido, en la que le manifestó su decisión de correrse de la conducción de la bancada.
A su vez, le comunicó la decisión consensuada por el resto del bloque para que De Angeli tome las riendas. De Angeli llegó a las deliberaciones con ventaja sobre Enrique Goerling, referenciado en el ala bullrichista del espacio, debido a la fidelidad que mantiene desde hace años a Macri.
De hecho, Goerling había sido uno de los candidatos propuestos por la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, para presidir la Bicameral de Inteligencia, que quedó finalmente en manos del radical Martín Lousteau.
Con información de la agencia NA
Preocupado ante la sangría de dirigentes que hacen el pase a las Fuerzas del Cielo, el expresidente viajó a Buenos Aires para reodenar a la tropa. La reunión comenzará a las 16 y contará con la presencia de toda la mesa chica del partido amarillo. Buscarán dejar asentada una postura oficial respecto de la eliminación de las PASO y el proyecto de Ficha Limpia.
Preocupado ante la sangría de dirigentes amarillos que dan el paso a las Fuerzas del Cielo, Mauricio Macri decidió interrumpir sus vacaciones en Cumelén para encabezar una cumbre de la mesa chica del PRO en Buenos Aires. El encuentro, que comenzará a las 16, contará con los principales dirigentes del espacio que, cada vez con mayor insistencia, vienen presionando puertas adentro para cerrar un acuerdo electoral con La Libertad Avanza. El expresidente, junto a su primo Jorge Macri, vienen resistiéndose casi en soledad.
Ya sea de manera presencial o por zoom, toda la mesa ejecutiva estará presente en la reunión organizada por Macri en la sede partidaria, ubicada a pocas cuadras de Casa Rosada. Estarán los gobernadores Ignacio Torres (Chubut) y Rogelio Frigerio (Entre Ríos), así como los diputados Cristian Ritondo, Diego Santilli y María Eugenia Vidal. También los intendentes Soledad Martínez (Vicente López) y Guillermo Montenegro (Mar del Plata), así como el secretario general del PRO, el santiagueño Facundo Pérez Carletti. De local jugará el jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri, el último bastión de resistencia ante la fusión electoral del PRO con LLA.
Macri desembarca en territorio porteño, madre de todas las batallas electorales para el PRO, para ordenar un partido que se encuentra casi en peligro de extinción. La cooptación de Javier Milei de Diego Kravetz, que pasó a convertirse en el “Señor 8” de la SIDE, y del intendente Diego Valenzuela. La renuncia del senador Luis Juez a la presidencia del bloque PRO y su coqueteo con el presidente. Los operativos de seducción del gobierno nacional con Santilli, Ritondo y hasta Silvia Lospennato. Y, en el fondo de todo, la presión insistente de parte de la dirigencia -no toda, pero casi- para cerrar una alianza electoral con LLA.
Macri necesita bloquear la partida de más dirigentes propios pero, a su vez, sostener la autonomía del partido frente a una paritaria electoral que viene difícil. El triángulo de hierro -con Santiago Caputo y Karina Milei a la cabeza - viene desgastando al ex presidente, robándole dirigentes y limándolo internamente. “Nos vienen rayando y lo último (partida de Valenzuela) fue directamente un escupitajo”, murmura un dirigente macrista.
Quienes se resisten al acuerdo insisten con la candidatura de Macri a senador nacional por la Ciudad de Buenos Aires. El expresidente no se muestra particularmente entusiasmado –no le gusta el trabajo legislativo–, pero quienes lo rodean aseguran que últimamente se muestra más receptivo. Macri sabe que es la última carta que le queda si pretende jugar por afuera para blindar la Ciudad de Buenos Aires ante la ola libertaria.
El principal eje del encuentro será, sin embargo, la formalización de la postura del PRO frente al temario de extraordinarias del gobierno. Ya en el último encuentro, la mesa ejecutiva había anticipado su apoyo a la suspensión de las PASO. En sintonía con la decisión tomada por Jorge Macri para la Ciudad de Buenos Aires, el macrismo modifica así su postura –hace un mes insistía con defender las primarias pero eliminar la obligatoriedad, convirtiéndolas en unas “PAS”– y se alinea con el Gobierno para que no haya PASO en 2025. En Casa Rosada continúan insistiendo con la eliminación, pero están dispuestos a ceder a cambio de poder sumar los votos de sus aliados.
El otro eje será Ficha Limpia, bandera histórica de Lospennato que terminó siendo reapropiada por el gobierno libertario luego de que, el año pasado, boicotearan la sesión impulsada por el PRO. El macrismo ya dio su visto bueno al proyecto del oficialismo, que fue redactado por el ministro de Defensa, Luis Petri, y que presenta algunos cambios respecto del proyecto original de Lospennato. Por ejemplo, que la condena en segunda instancia por delitos vinculados a la corrupción tenga que realizarse, para cumplir con el criterio de inteligibilidad del candidato, en un año no electoral. “A Lospennato le gustó y dice que hasta es mejor”, sacan pecho en LLA.
La incógnita será si la mesa termina tomando alguna postura respecto a las declaraciones homofóbicas de Milei en Davos, en donde asoció la homosexualidad con la pedofilia. Hasta ahora, en el PRO, ha predominado la incomodidad y el silencio, a excepción de algunas declaraciones de Jorge Macri, que aprovechó para diferenciarse políticamente. El sábado habrá una masiva movilización de repudio y varios sectores políticos ya anunciaron su participación. El PRO, de momento, no dijo ni pío.
MC/DTC
El presidente Javier Milei habló en el Foro de Davos como salvador de un Occidente que está al borde del suicidio. Lo hizo, como suele ocurrir, con un conocimiento muy superficial de los problemas mundiales. Y, posiblemente, con apuntes escritos por Agustín Laje, quien se destaca como un vendedor de ideas predigeridas –y listas para utilizar– por las derechas radicales.
Parece claro, a esta altura, que el discurso de Javier Milei en el Foro de Davos no le sumó políticamente (quizás tampoco le restó –veremos–). Eso es visible no solo en la incomodidad de sus aliados macristas, sino en el propio Gobierno (los titubeos del diputado Bertie Benegas Lynch, tratando de defender torpemente los dichos de Milei, son muy significativos al respecto). Pero si el año pasado Milei ya había advertido a los foristas de Davos que Occidente se estaba yendo al tacho, ahora, recargado por la victoria de Donald Trump, fue a subir la apuesta, lanzándose a una virulenta cruzada anti-woke –término utilizado en los últimos años para definir despectivamente al progresismo actual–.
Luego del discurso varios funcionarios y el propio Milei salieron a decir que no había dicho lo que dijo –así como Elon Musk hizo un saludo nazi que no era un saludo nazi–. Pero Milei no solo tuvo expresiones homofóbicas, sino que se ocupó de abordar temas tan alejados de las preocupaciones de la Argentina como la inmigración islámica, repitiendo tópicos de la extrema derecha del Norte. No habló como presidente argentino, sino como salvador de un Occidente que está al borde del suicidio. Lo hizo, como suele ocurrir, con un conocimiento muy superficial de los problemas mundiales; como una suma de frases hechas tomadas de las cumbres nacional–conservadoras de las que participa y, posiblemente, de apuntes escritos por Agustín Laje, quien se destaca como polemista y, sobre todo, como un vendedor de ideas predigeridas –y listas para utilizar– por las derechas radicales.
El vínculo de Milei con Laje viene desde hace varios años. En 2019, ambos compartieron –junto con Nicolás Márquez, mentor de Laje– una presentación estelar en el Auditorio Belgrano. Pero hasta que Milei saltó a la política, se dividían las tareas. Laje vendía red pills culturales (la pastilla roja para ver el mundo desde el exterior de la Matrix) y Milei red pills económicas antikeynesianas.
Hasta 2021, Milei solo hablaba de economía –tras su conversión al anarcocapitalismo, en 2013, difundía el credo libertario–. Pero al meterse en política, necesitaba un discurso más amplio y su odio patológico al progresismo lo llevó a buscarlo en el supermercado global de la alt-right: negacionismo climático, antiwokismo, teoría conspirativa del gran reemplazo (“reemplazo de los pueblos y la civilización occidental”) –que inspiró a autores de atentados sangrientos–, pánico moral sobre la ideología de género, antifeminismo. Al mismo tiempo, se vinculó a las fuerzas de extrema derecha, sobre todo el bolsonarismo en Brasil y Vox en España. También Milei comparte varias ideas con los pensadores neorreaccionarios vinculados a la high tech, sobre todo el rechazo a la democracia como un modelo subóptimo. Y tiene una relación de fan con Elon Musk o Donald Trump.
Ese universo de extrema derecha es muy heterogéneo –hay prorrusos y proOTAN, antiestatistas y proEstado, conservadores, libertarios y autoritarios, laicos y religiosos–. Lo que los une –el pegamento de la “internacional reaccionaria”– es el antiprogresismo. Y es ese antiprogresismo el que llevó Milei a las declaraciones en las que igualó homosexualidad y pedofilia.
Las nuevas derechas son solo superficialmente religiosas o directamente laicas, no proponen que las mujeres se ocupen del hogar (de hecho, hay cada vez más mujeres como líderes de estos movimientos) y tampoco fingen tradicionalismo –Marine Le Pen se mudó a vivir con una amiga; Milei tiene 4 “hijos de cuatro patas”– que no cuentan para la tasa de natalidad, como le recordó el ahora obsesionado natalista Elon Musk–; Trump fue inmune a sus escándalos con actrices porno.
Estas derechas, lejos de reducirse a un mero conservadurismo, son más bien reaccionarias, están llenas de veleidades revolucionarias y se proponen acabar con instituciones y consensos establecidos, incluida la actual institucionalidad multilateral. En el caso europeo, no dudan en aparecer en ocasiones como defensoras de los homosexuales contra la “islamización” al tiempo que rechazan a los colectivos LGBT o los derechos civiles para estos grupos. Así, Alice Weidel, candidata de Alternativa para Alemania (AfD), uno de los partidos más radicales de la extrema derecha –que incluye a nostálgicos del nazismo–, es lesbiana y está en pareja con una mujer no blanca mientras enarbola un discurso xenófobo que llega a proponer la “remigración”, algo a lo que no se atreve Marine Le Pen. Peter Thiel, ídolo de varias de las derechas estilo Milei –que considera que la libertad y la democracia ya no son compatibles– se declaró “orgullosamente gay y republicano”; el británico Milo Yiannopoulos buscó escandalizar al progresismo universitario estadounidense en 2016 con su “gira del maricón peligroso” (“Dangerous Faggot Tour”); en el partido de Marine Le Pen abundan los gays tanto entre sus votantes como entre sus referentes y lo mismo ocurre en Países Bajos o Austria. El nuevo secretario del tesoro de Trump, Scott Bessent, es un millonario abiertamente gay, mientras que el youtuber de Vox, Infovlogger, se declaró “marica” pero rechazó que los progres le digan “cómo ser gay”.
La obsesión antiprogresista amenaza con llevarse puestos derechos conquistados en estos últimos años. Los funcionarios que buscaron justificar a Milei terminaron proponiendo que los gays lo sean puertas adentro –una suerte de vuelta masiva al closet–. Contra lo que pretenden incluso muchos gays que apoyan a Milei, los derechos LGBTI se consiguieron gracias a las organizaciones que ellos desprecian, así como muchos derechos de las mujeres se consiguieron gracias a los feminismos. Incluso los gays libertarios disfrutan de esos derechos, incluido el hecho de poder vivir en una sociedad más tolerante y abierta.
Milei puede no ser personalmente homofóbico –no lo sabemos y no importa mucho, sí sabemos que tiene algunas obsesiones con la vaselina, los mandriles y los “niños encadenados en un jardín de infantes”–. Pero su batalla cultural antiprogresista lo lleva a ser un ventrílocuo de Agustín Laje, que sí es homofóbico y cuyo proyecto es arrasar con los derechos de mujeres y minorías sexuales –y ahora, gracias al gobierno, consiguió abundantes fondos privados para su fundación–.
La idea de que la figura del femicidio representa un privilegio, cuando la persona sujeto de ese privilegio fue asesinada, da cuenta de las perversidades ideológicas del antiwokismo, declinado como anti-antirracismo, antifeminismo, antiderechos LGBTI, antiambientalismo. En la era del resentimiento y “pasiones tristes” –producto en gran parte de la impotencia política generalizada para cambiar el estado de cosas– es fácil traducir todo como “privilegio” –hasta los femicidios–.
Estamos en un momento en el que debemos defender al liberalismo de los propios liberales en medio de la gran capitulación ideológica de una parte del liberalismo frente a la ola reaccionaria (nada nuevo en la historia). Y no solo del liberalismo. Los “Mileicomprensivos” en las filas de nacional-populares abundan en el espacio público.
El libertario Jeffrey Tucker resumió, en 2014, varias de las tensiones señaladas, apelando al concepto de “libertarismo brutalista” para significar a los libertarios encandilados por ciertas formas de fascismo: “La libertad permite la cooperación humana pacífica. Inspira el servicio creativo de los demás. Mantiene la violencia a raya. Pero a los libertarios brutalistas todo esto les resulta aburrido y lo que les impresiona de la libertad es que les permite formar tribus homogéneas, odiar y segregar –siempre que no se utilice la violencia–, expresar opiniones racistas y sexistas, rechazar la modernidad. Y añade: ”Los brutalistas tienen razón técnicamente en que la libertad también protege el derecho a ser un completo imbécil y el derecho al odio, pero tales impulsos no fluyen de la larga historia de la idea liberal “.
Quizás la incomodidad oficial por las declaraciones de Milei en Davos (salvo en los casos de Laje o Márquez que las celebran) no sea una mera incomodidad ideológica. La consigna de “no volver al closet nunca más” o de no retroceder en la legislación sobre los femicidios puede darle al progresismo -hoy desmovilizado y golpeado pero no menos numeroso que ayer- una bandera para removilizarse y ensayar una nueva forma de transversalidad civilizatoria frente a esta forma de brutalismo reaccionario.
PS