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Motosierra, trolls y operaciones: trazos indelebles del macrismo al mileísmo. El jefe del PRO rehabilita a Ritondo, contiene fugas y envía señales. Lijo como talismán de la impostura republicana y Talerico, en la mira de un arroba. La fortaleza de Milei, ¿humo?
Transcurrido el primer año de mandato, el Gobierno de Macri había implementado un recorte sustancial en el presupuesto de Ciencia y Técnica. Cuentas de internet reales y ficticias, todas oficialistas, se lanzaron a escudriñar en las investigaciones del Consejo de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) y procuraron sembrar indignación por la existencia de tesis que incluían en su título las palabras Anteojito, el Rey León o Ricardo Arjona.
De buenas a primeras, el sistema científico argentino se vio auditado por un conjunto de trolls iletrados, sin experiencia laboral ni social reconocible. Clarín consideró que la crítica merecía un amplio despliegue y funcionarios con despacho oficial, secretarios y equipo de redes pasaron a comentar sobre la necesidad de reformular la política científica. Culminaba 2016 y el presupuesto de la función Ciencia y Técnica había descendido 18,5%.
Ocho años después, están los trolls, apellidos como Caputo y Sturzenegger vuelven a regir los destinos del Estado y los fondos de Ciencia y Técnica descendieron 32,9% en doce meses. Un análisis elaborado por el Centro Iberoamericano de Investigación en Ciencia, Tecnología e Innovación, dirigido por el exministro del área Daniel Filmus, computa que a Cambiemos le llevó todo su mandato (2015-2019) implementar un sablazo de una magnitud similar a la conseguida por Javier Milei en apenas un año. Lo anunció Macri: lo mismo, pero más rápido. El ejecutor resultó ser otro.
Algunos de los activistas de redes de 2016 se esfumaron o cambiaron de tema cuando terminó el Gobierno de Cambiemos, dando crédito a la sospecha de una usina conocida como “los trolls de Marcos Peña”. Se fue @Apuntes_, llegó @TraductorTeAma; ya no insulta @drapignatta, lo hace @GordoDan_; Abdon @AlberdianoARG se calmó, se encendió Juan Doe @juandoedoe101101; @LuchoBugallo se institucionalizó como diputado bonaerense (Coalición Civica), los líberos @ZiberiaI y Ale Sarubbi Benitez @ASB2509 pisaron el acelerador.
En la nueva ola, aumentó el grado de violencia y el peso de los activistas de redes oficialistas dentro del Ejecutivo. Con Macri, su presencia era una pata sustancial del “relato”. Con Milei, conforman el corazón del Gobierno, al punto de que el Presidente se mimetiza con ellos. Y otro cambio fundamental. La obsesión de los críticos del Conicet ya no se centra en una tesis sobre las representaciones sociales en los personajes del Rey León, sino en otra sobre el Ano de Batman.
El trazo entre aquel recorte de 2016 y aquella agitación y la actualidad resulta elocuente sobre una dinámica de la política argentina, sobre todo en el ámbito de la derecha, que encuentra a Milei y a Macri en el mismo barco, pero con esbozos de que arrojarse mutuamente por la borda conllevaría beneficios. Los protagonistas se tironean entre sí. Un día pretenden ser lo mismo, al otro afirman ser la antítesis.
Resulta imposible concebir al mileísmo sin el precedente del macrismo. Además de compartir funcionarios de primer orden (Sturzenegger, Bullrich, Luis Caputo, Bausilli), el ultraderechista y su predecesor conservador se inscriben en una misma cosmovisión: apertura económica bajo la impronta del carry trade y el endeudamiento, con una diferencia clave. Mientras Macri aumentó el déficit en su primer bienio e intentó remediarlo, ya con el agua al cuello, en el segundo. Milei transformó el déficit heredado de 2,9% en superávit de 2%, en apenas doce meses.
La ruta común Cambiemos-La Libertad Avanza incluye la concepción patrimonialista de la política que pavimenta el aterrizaje de intereses privados en el manejo del Estado, el alineamiento con Washington y Tel Aviv, la denuncia al “curro de los derechos humanos” y la mano dura contra el delito y la protesta social: “despejar las calles”. Otra ligazón esencial. Macri y Milei se narran como exitosos provenientes del mundo privado que se sintieron llamados a arriesgar su prestigio en el lodo de la política.
Similitudes abundantes y una diferencia clave que plasmó una ráfaga de Patricia Bullrich, protagonista en ambos ciclos: “Antes quería dar un paso y me frenaban. Ahora no me frena nadie”. En la deriva extremista que adoptó el sistema político y buena parte de la sociedad, Milei resultó un mejor intérprete.
El Presidente supera las contradicciones del cuatrienio 2015-2019 y amenaza con quedarse con todo. Con crédito bien ganado como estratega de campaña, hoy algo desconcertado, Macri maniobra con una porción de votos reducida y en aparente descenso, pero conserva fierros todavía poderosos en los medios, la SIDE y Comodoro Py.
Similitudes abundantes y una diferencia clave que plasmó una ráfaga de Patricia Bullrich, protagonista en ambos ciclos: 'Antes quería dar un paso y me frenaban. Ahora no me frena nadie'
No todo es maquiavelismo político. La pulseada entre dos combatientes contra la corrupción y demócratas cabales como Macri y Milei (lo dice la tele, habrá que creer) adquirió una dinámica analizable desde la psicología. A cada guiño “para ir juntos y consolidar el cambio” le sigue una estocada. Si el terreno es la locura, vuelve a ganar Milei.
El Presidente anuncia el objetivo de listas unitarias, imperiosas para “poner clavos en el ataúd” del kirchnerismo y al socialismo, y acto seguido tilda al macrismo como un proyecto fracasado y prescindible. El exmandatario hace lo propio cuando parece tender la mano, para de inmediato filtrar intenciones de pelear por lo propio y denunciar componendas que atentan contra el espíritu republicano que, contra toda evidencia, se sigue asignando.
En ese marco, Macri rehabilitó un nombre: Cristian Ritondo.
El presidente del PRO mencionó al jefe de la bancada del PRO en Diputados un mes después de la investigación que revelara sus millonarias propiedades offshore en Miami. En un mensaje en X, Macri designó a Ritondo como primer negociador para la conformación de listas de unidad para las elecciones legislativas, con el fin de que “el kirchnerismo nunca más vuelva a gobernar el país”.
Desde la información en este diario sobre los departamentos ocultos de Ritondo y su esposa, Romina Diago, en el estado de Florida, EE.UU., por un valor de US$ 2,6 millones, el sistema político actuó con la presunción de que se trataba de la punta del iceberg de la fortuna de quien aparecía como principal articulador entre el macrismo y los Milei. Terminales ancestrales de Ritondo en el mundo PRO forzaron el cono del silencio. Sólo un líder con espaldas suficientes —Macri— podía volver a mencionar el nombre prohibido.
Desde afuera, Milei había llenado el vacío cuando consideró a Ritondo víctima de “operaciones” por los servicios prestados en Diputados durante 2024. Gesto de lealtad o, mejor leído, maniobra para apropiarse de la carta negociadora del PRO en la Cámara Baja. Un ajedrez que los Milei demostraron que saben jugar.
Curioso destino el del honestista que gritaba en “Intratables” contra “los chorros de la política”. En el último bimestre de su primer año en Casa Rosada, tuvo que hacerse cargo de renegados que fue adoptando en pleno combate contra la casta. Además de Ritondo, Milei tuvo que tutelar la alocada fuga del saltimbanqui senador peronista Edgardo Kueider. El jefe de la DGI, Andrés Vázquez, también afecto a acumular propiedades en Florida —otra investigación publicada en elDiarioAR, esta vez, en compañía de La Nación—, fue absuelto por obra y gracia de la palabra de Manuel Adorni.
Ya se sabe, no importa si los hechos indican lo contrario. El iracundo consultor y hoy Presidente posee el don de consagrar la probidad de un funcionario, el poder adquisitivo de las jubilaciones o la prolongación de la vida de su perro. Si Milei y su gente lo dicen, es así.
La rehabilitación de Ritondo actúa en varias direcciones. Por un lado, funciona como señal de protección, en consonancia con los fierros mencionados. Ritondo no desfilará por los tribunales federales mientras se mantenga el statu quo judicial ni será sometido a una entrevista periodística no pautada. Resultó que el fiscal a cargo de investigar el caso, Eduardo Taiano, es considerado uno de los más eficientes del edificio de Comodoro Py en la técnica del cajoneo.
Para Macri, perder al jefe de la bancada PRO habría significado la probable aceleración de la diáspora en los bloques de Juntos por el Cambio, con un año por delante en el que el tren fantasma de la Libertad Avanza en Diputados y el Senado seguirá en marcada minoría. ¿Por qué arriesgar la estampida del PRO si del otro lado, más allá de las bravuconadas, el Ejecutivo tiene un limitado margen de acción?
Una voz del PRO que aguardaba el movimiento de Macri sobre Ritondo resume su lectura: “Es una señal de Mauricio para todos, más allá de Ritondo. Si mantenemos la cohesión, aumenta nuestro margen en el Congreso y nos planta mejor para armar listas, si es que vamos juntos. Nuestra relación con el ala política del Gobierno es más fluida que la del mamarracho de La Libertad Avanza, y eso lo tienen claro Santiago (Caputo), Karina (Milei) y Lule (Menem)”.
La cotización de ese apoyo se verá en las próximas semanas, cuando las cámaras traten la agenda de sesiones extraordinarias a la que llamó el Gobierno el viernes.
Ritondo navegó 2024 con un pie en la mesa chica de Macri y otro en reuniones en Casa Rosada para sacarse selfies junto a Milei, pulgares arriba. Fue una actuación a dos puntas legitimada por el Presidente y su predecesor, aunque la fricción surge a cada instante.
Hay razones de peso que acentúan los descuerdos —a Macri todavía le cuesta resignarse ante el veto impuesto por los Milei a su hombre para obras y contrataciones públicas, Guillermo Dietrich— y otras que al macrismo le interesan resaltar como preocupaciones “institucionales”.
La postulación de Ariel Lijo a la Corte Suprema actúa como revulsivo unificador del macrismo institucional, cámaras empresariales, ONG y el multimedios La Nación, lanzado a un frenesí desorbitado. En el camino para describir las desgracias que supone el ascenso de Lijo, ese tándem se ve en la necesidad de construir pedestales surrealistas para los supremos Horacio Rosatti, el “ovacionado” Juan Carlos Maqueda y Carlos Rosenkrantz, los jueces y fiscales viajeros a Lago Escondido y los confesores de las tertulias con Macri.
El terreno de la disputa son las redes, donde reina la ponzoña de las cuentas atribuidas a Santiago, y las pantallas mediáticas que exponen desgarradoras escenas entre las dos lealtades en pugna.
En la semana, el Gobierno buscó la confrontación mediante la divulgación vía Clarín de un presunto hallazgo de una unidad especial en ARCA (ex AFIP) creada durante el Gobierno de Macri para proteger a personas y grupos económicos con vínculos con el kirchnerismo, con Indalo —de los empresarios Cristóbal López y Fabián de Souza— y Lázaro Báez a la cabeza.
La versión oficial resulta inverosímil por donde se la mire. Durante el mandato de Cambiemos, el sesgo de AFIP, la Unidad de Información Financiera (UIF), la SIDE y la Oficina Anticorrupción con foco adverso hacia el mundo kirchnerista y favorable hacia el macrista fue palmario, y hasta admitido públicamente por la abanderada Laura Alonso. A tal punto, que los acusados utilizaron los indicios de esa animadversión estatal como instrumento de su defensa.
Exfuncionarios de Cambiemos a cargo de esos organismos reaccionaron al unísono ante la filtración gubernamental y ratificaron que esa unidad de la AFIP, en rigor, tenía por fin dinamizar y blindar las actuaciones contra Indalo y Báez. Las defensas de esos empresarios, agradecidas.
Dos que salieron a escena a defender lo actuado fueron Mariano Federici y María Eugenia Talerico, exjefe y subjefa de la Unidad de Información Financiera. La segunda fue apuntada y amenazada por la cuenta @MileiEmperador, atribuida a Santiago Caputo.
La pelea entre exfuncionarios que hablan en su nombre y la impunidad de un arroba anónimo es a todas luces dispar. En plena batalla, el supuesto Caputo rescató una denuncia por una presunta maniobra de Federici y Talerico para beneficiar a la filial del HSBC en Argentina por no reportar operaciones sospechosas vinculadas al narco colombiano Henry de Jesús López Londoño, alias “Mi Sangre”, quien finalmente terminara condenado a treinta años de prisión en Estados Unidos.
La pelea entre exfuncionarios que hablan en su nombre y la impunidad de un arroba anónimo es a todas luces dispar
La actuación de Federici y Talerico, que llegaron a la UIF por su experiencia como asesores de compliance en el mundo financiero y en organismos internacionales, encendió polémica incluso fronteras adentro del macrismo y con la Procuración de Criminalidad Económica y Lavado de Activos. Los intereses en juego invitan a prestar atención a las versiones y tomarlas con cautela.
La opacidad en torno a Federici se extiende hasta su presente. La actual conducción de la UIF detectó una supuesta venta ilegal de información del organismo a la agencia privada internacional de inteligencia financiera K2 Integrity, de la que el exfuncionario macrista pasó a formar parte. Federici lo negó y quedó abierto un expediente judicial.
Talerico se transformó en una de las primeras enemigas del Gobierno de Milei provenientes del macrismo. Cuando el panelista ultra ganó las elecciones presidenciales, el nombre de la ex UIF estaba acordado para hacerse cargo de la Dirección Nacional de Migraciones, pero fue dada de baja por Santiago y Karina días antes del traspaso presidencial. En la mirada de Talerico, el bloqueo obedeció una negociación entre la mesa chica de Milei y un sector del kirchnerismo.
La exsegunda de la UIF niega todo vínculo profesional o personal con el HSBC o sus directivos. Admite sólo un asesoramiento a un funcionario puntual sobre el que se había abierto una investigación, y aduce motivos estrictamente técnicos para la no imputación al HSBC en el caso “Mi Sangre”. Como ocurre invariablemente en las investigaciones que atañen a exfuncionarios de Macri, la denuncia en Comodoro Py por supuesta complicidad no prosperó.
La situación de Talerico es de bastante soledad, más allá de su referencia en Ricardo López Murphy. Acérrima anticristinista, se ubicó en el blanco de los Milei y se siente afuera de las idas y vueltas de Macri para pactar acuerdos y desacuerdos con el Gobierno. Muy pocos en el PRO declaran —como ella— que no les interesa en absoluto compartir una lista con los exponentes de La Libertad Avanza, pese al desdén unánime que genera ese partido dentro de las fronteras macristas.
Talerico aspira a competir por una diputación nacional por la provincia de Buenos Aires. En una era de patriadas personales, habrá que ver el destino, pero su aislamiento ratifica que un republicanismo conservador “honestista” se parece a un no lugar en la política argentina.
El relato con más consenso dice que Milei está en posición de fortaleza para imponer condiciones en la negociación de listas. Que el PRO puro hoy no representa más de 10% a nivel nacional. Los Milei esgrimen como condición que el acuerdo debe abarcar los 24 distritos o nada.
Probablemente el valor del sello PRO tienda a cero en provincias como La Rioja, Formosa o Santa Cruz, y quien se legitime allí como mileísta podrá hacer una mejor cosecha, pero el capital electoral del partido de Macri o el macrismo como entidad tiene vigencia en distritos que reparten más bancas: las dos Buenos Aires, Córdoba, Mendoza, Entre Ríos y Santa Fe. A su vez, no es lo mismo una provincia con gobernador afiliado al PRO (Entre Ríos, Chubut, CABA), que otra administrada por el peronismo o un provincial.
El tiempo dirá cuánto cotiza una alianza, por ejemplo, del macrismo con la UCR en Córdoba ante una eventual aventura mileísta auspiciada por Karina y el sello de La Libertad Avanza. De lo que hay menos dudas es de que una divisoria de aguas entre la ultraderecha y la derecha expone al oficialismo puro a la hipótesis de no declararse ganador en varios distritos, con la provincia de Buenos Aires a la cabeza.
Una divisoria de aguas entre la ultraderecha y la derecha expone al oficialismo puro a la hipótesis de no declararse ganador en varios distritos, con la provincia de Buenos Aires a la cabeza
No es sólo una cuestión de la foto del domingo electoral por la noche con un Kirchner levantando la mano del ganador, sino de reparto de bancas, sobre todo, en el Senado y en el tramo de Diputados de las provincias más chicas, donde el primero se lleva dos, el segundo, una, y el tercero, nada.
Es en ese cálculo, provincia por provincia, donde deben encontrarse respuestas sobre el camino común entre Milei y Macri, antes que en Lijo, los tuits de Santiago, la salud de la República y el ano de Batman.
SL
En diálogo con Radio Rivadavia, el jefe de Gabinete destacó que podría lograrse “un acuerdo en todo” si existe “grandeza y visión conjunta” entre las partes.
El jefe de Gabinete, Guillermo Francos, se pronunció este martes sobre la posibilidad de una alianza electoral entre La Libertad Avanza (LLA) y el PRO, con miras a las próximas elecciones legislativas.
“Cuando uno tiene coincidencia en los objetivos, se puede llegar a un acuerdo. Está en la amplitud y la grandeza de los distintos sectores que quieran alcanzar este entendimiento. No es sencillo, pero tampoco imposible”, afirmó en declaraciones a Radio Rivadavia. Según Francos, el concepto de grandeza implica “priorizar los intereses comunes y generales por sobre los intereses propios y partidarios”.
El funcionario también se refirió a la propuesta del expresidente Mauricio Macri de establecer una mesa de diálogo entre los distintos espacios políticos. “Tenemos muchos temas para conversar con el PRO y el radicalismo. No se trata únicamente de un acuerdo electoral, sino de abordar los asuntos necesarios para seguir promoviendo la libertad como eje central, tanto en lo económico como en otros aspectos”, señaló.
En cuanto a posibles candidaturas, Francos calificó como “un muy buen candidato” al actual presidente del PRO para una banca en el Senado por la Ciudad de Buenos Aires. Asimismo, reconoció que el PRO tiene derecho a proponer a Macri como candidato y consideró que la decisión del jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri, de anticipar las elecciones locales podría estar relacionada con esta posibilidad.
Por otra parte, Francos aseguró que el gobierno nacional buscará acuerdos con los bloques opositores para intentar avanzar con el temario propuesto por Javier Milei para las sesiones extraordinarias dispuestas a partir del 20 de enero.
“Somos un bloque minoritario. Siempre necesitamos buscar acuerdos, y en algunos casos es más complejo que otros”, resaltó el titular de ministros.
En declaraciones al programa "Si pasa, pasa", por Radio Rivadavia, Francos confirmó que el oficialismo enviará “un proyecto de Ficha Limpia que se trabajó desde noviembre” pasado.
“Dijeron que teníamos un acuerdo con el kirchnerismo. Fue totalmente falso. Sólo queríamos tener el mejor proyecto para esto”, señaló el jefe de Gabinete.
En tanto, sostuvo que “los acuerdos para jueces y sus promociones demandan una discusión política mayor”, pero sostuvo: “Buscaremos como siempre, acuerdos para su tratamiento”.
“Hay 150 pliegos listos para ser tratados de jueces federales, camaristas, y la realidad es que el Gobierno Nacional quiere tratarlos. Tiene que conseguir los acuerdos”, insistió Francos.
En ese sentido, detalló que en los próximos días conversarán “con el resto de las fuerzas para poder avanzar, pero demanda tiempo”. “Vamos a tratar de avanzar en los nombramientos”, remarcó el jefe de ministros.
En tanto, Francos reveló que la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, “pidió tratar temas de seguridad”. “Lo de Rosario fue un ejemplo de trabajo en conjunto entre Nación y Provincia, de acompañar a la lucha contra el narcotráfico, el cual generó un cambio rotundo en la ciudad”, agregó el jefe de Gabinete.
El Presidente convocó a sesiones extraordinarias en el Congreso Nacional a partir del 20 de enero, a fin de tratar Ficha Limpia, pliegos de jueces y la eliminación de las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO).
DM
Activo tras bambalinas, el tigrense aún no encuentra la oportunidad para volver a la escena pública. Rastreo de dirigentes de otros colores políticos, mediáticos y streamers para poblar las listas del PJ. El rol de "mediador" entre Cristina y Kicillof.
Cristina arma una gira por el país mientras construye su candidatura 2025
Kicillof arranca un año electoral clave sin financiamiento y presionado por la interna con Cristina
Sergio Massa arrastra un largo silencio autoimpuesto. Alejado de los medios e inactivo en las redes sociales, el comienzo de año lo encuentra moviéndose en las sombras y con la voluntad de convertirse en el “arquitecto electoral” del peronismo. Los fines de semana con su familia en Pinamar y su regreso a la actividad privada no frenan su afán por la rosca. Reuniones, charlas y llamados constantes, con un objetivo: buscar candidatos “extrapartidarios” para poblar las listas que combatirán a los libertarios en las próximas elecciones legislativas.
La cuenta oficial de Massa estuvo prácticamente silenciada en 2024. Su último tuit fue en octubre del año pasado, cuando celebró la marcha universitaria en defensa de la educación pública. No se expresó sobre temas trascendentes; ni siquiera lo hizo sobre el caso de Jorge D’Onofrio, un dirigente del Frente Renovador (FR) que fue desplazado del gabinete de Axel Kicillof en medio de denuncias de presunta corrupción al frente del Ministerio de Transporte.
Sin embargo, Massa negoció en el detrás de escena. Se encargó de conservar para el FR el lugar que dejó vacante D’Onofrio. Dejó al frente a Martín Marinucci, extitular de Trenes Argentinos y un hombre de su confianza, e intervino la estructura de la cartera bonaerense. Desde su entorno dejaron trascender que le ordenó revisar los números, le encargó auditorías sobre las empresas que prestan el servicio de VTV y de fotomultas –salpicadas por la investigación judicial–, y desplazó a las segundas líneas que respondían al funcionario eyectado.
Su silencio no le impidió dar a conocer qué opinaba sobre distintos temas. Por ejemplo, en los últimos días avaló que la cuenta de inteligencia artificial @STMArgentina, manejada por un grupo de jóvenes filomassistas, chicaneara a Mauricio Macri, uno de los deportes preferidos del líder del FR. “Si te portás como alfombra, no te quejes si te pisan”, escribió luego de que el líder del PRO se mostrara dispuesto a sumarse al armado de La Libertad Avanza para derrotar al peronismo, en lo que Massa consideró un gesto de obsecuencia a Javier Milei.
Massa tuvo, en rigor, varios amagues para salir a escena en los momentos en que vio una mayor debilidad en el primer año de Milei. De hecho, postergó en varias oportunidades la presentación del libro en el que da su punto de vista sobre su paso por el Ministerio de Economía en el gobierno de Alberto Fernández. No lo acompañó el timing.
Si bien Milei está fuerte en las encuestas y hay optimismo entre los libertarios, Massa en privado insiste con su diagnóstico: tarde o temprano, el Gobierno va a fracasar. “En nuestros focus groups vemos que la gente está cansándose, porque no hay crecimiento. Lo único que crece son las especulaciones. Hay menos empleo, menos actividad industrial, cae el turismo, destruyen a las PyMEs…”, dijo a elDiarioAR un hombre de máxima confianza del tigrense, y recordó la principal diferencia que tiene con Milei: “Sergio habla de la necesidad de un Estado eficiente, transparente, a diferencia del Presidente, a quien sólo le importa destruirlo”.
Massa insiste en todas sus charlas privadas en que no será candidato este año. Su principal argumento es la necesidad de “tomarse un descanso”, tanto él como su electorado. No ignora –aunque sí minimiza– el factor de su alta imagen negativa, que con los números de hoy podría llevarlo a un fracaso en las urnas. Voraz consumidor de encuestas, Massa lo sabe, aunque se cree capaz de revertirla.
“Su rol en este 2025 será preservar la unidad del peronismo; es el arquitecto del espacio donde conviven los distintos sectores: Kicillof, Máximo Kirchner y el Frente Renovador”, dijo a elDiarioAR un dirigente de su espacio, y aseguró que se lo escucha decir a menudo en las reuniones que encabeza en las oficinas de la Fundación Encuentro que “la unidad debe estar por encima de todo”, convencido de que el 44 por ciento que lo apoyó en la segunda vuelta no se fue todavía con Milei.
Las elecciones nacionales de este año serán las primeras con Boleta Única de Papel (BUP), una modificación que impactará en el modo de pensar la campaña y de definir los nombres de los candidatos. Tanto en el oficialismo como en el peronismo coinciden en que el nuevo sistema perjudicará a los partidos políticos y alentará la elección de “famosos” o nombres conocidos para encabezar las listas. Ante ese escenario y con la idea de mostrar una oposición renovada, con figuras “acorde a los tiempos”, el propio Massa analiza una estrategia de ampliación a “extrapartidarios”. Eso incluiría la búsqueda de candidatos fuera de los límites del peronismo y también la pesca de outsiders.
“Piensa en extrapartidarios, pero no está claro hacia dónde apuntará: esperaremos a ver qué cartas muestran los demás”, sostuvieron desde su mesa chica. Massa variará la estrategia una vez que sepa cuáles son las cartas de Milei. No resultará lo mismo tener que enfrentar en las urnas a tuiteros como Daniel Parisini, conocido como el “Gordo Dan”, que a nombres de la política más convencional. Por eso, el rastreo incluirá a mediáticos, famosos, streamers y opositores que hoy están alejados de UP. También son conocidas sus relaciones de amistad con Horacio Rodríguez Larreta y Emilio Monzó, entre otros dirigentes con los que podría intentar encarar una negociación.
Se enfocará en las ocho provincias que eligen senadores nacionales, una elección que será clave para ver la composición del nuevo Congreso. Como siempre, sus ojos también estarán atentos a la provincia de Buenos Aires. En el massismo creen que lograrán vencer a los libertarios, siempre y cuando logren contener la interna desatada entre Cristina y Kicillof.
El tigrense y la expresidenta siguen mostrándose como socios. Así se los vio en la última cumbre del PJ Bonaerense en Moreno, donde Kicillof quedó marginado en la punta de la mesa y con un termo que le tapó la mitad de la cara en las fotos que difundieron desde el Instituto Patria. Fue la última vez que el gobernador accedió a mostrarse en público con Cristina e incluso para algunos aquel desplante fue el motivo que lo hizo pegar el faltazo, dos días después, a la asunción de la exmandataria en el PJ Nacional. Massa se mantuvo en silencio en esa interna. Una vez más, encuentra en la crisis del peronismo una oportunidad: la de subir sus acciones políticas al mostrarse como el “mediador” entre La Plata y el Instituto Patria.
LA/MC
El actor aseguró en uno de los podcast más escuchados de Estados Unidos que tres amigos se "curaron" recurriendo a sustancias y medicamentos sin respaldo científico y que son "potencialmente tóxicos" mientras los especialistas alertan del riesgo de estos discursos
Mel Gibson ha visitado el podcast de Joe Rogan, uno de los más escuchados en Estados Unidos, para esparcir información sobre tratamientos contra el cáncer que, según los expertos, contravienen cualquier tipo de evidencia científica. El actor y director aprovechó la ocasión para afirmar que tres amigos suyos que padecían cáncer en estadio cuatro se habían curado tras ingerir productos y medicamentos como ivernectina, fenbendazol, hidrocloruro y azul de metileno. Diversos oncólogos alertan de la peligrosidad de estos mensajes y de las nefastas consecuencias para un paciente que puede tener la ingesta de estas sustancias.
En la conversación, Rogan llega a afirmar que “hay muchas cosas que sí funcionan, que son demonizadas pero que resultan ser efectivas”. Eso le lleva al presentador a preguntarse “cómo nos han fallado nuestras instituciones médicas para que cosas que sí curan no se promuevan porque no son rentables”. César A. Rodríguez es el presidente de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) y el primer calificativo con el que tilda estas afirmaciones es de “descabelladas”.
El primer argumento del experto para desechar el postulado defendido por Gibson y Rogan está íntimamente relacionado con la perspectiva moderna de la medicina: “Estamos en un momento en el que sabemos que un cáncer puede implicar más de 200 enfermedades diferentes, que un tipo de tumor se subdivide en otros subtipos con dianas terapéuticas distintas, con tratamientos diversos”. Por eso, pensar que con la ingesta de ciertos productos un cáncer en fase cuatro puede llegar a desaparecer es “altamente disparatado”, parafraseando sus términos.
No es la primera vez que Rodríguez tiene que salir al paso de mensajes de este tipo. Hace unos meses, la actriz australiana Elle Macpherson admitió padecer un cáncer de mama que se estaba tratando mediante una serie de terapias sin evidencia científica. “Aquí hay muchos aspectos muy peligrosos, pero uno de ellos es que estas informaciones proceden de personas con mucha repercusión social, lo que acrecienta su difusión”, añade el experto.
Este oncólogo médico incide en que sustancias como las mencionadas en el podcast estadounidense no solo son ineficaces a la hora de abordar un cáncer, sino que pueden acarrear una toxicidad significativa. Las palabras de Gibson retrotraen a las recomendaciones sin evidencia científica que se multiplicaron durante la pandemia de coronavirus en las que llegó a participar el presidente estadounidense Donald Trump y que aumentaron los casos de intoxicación.
Elías López, oncólogo radioterapeuta de la Asociación Española contra el Cáncer (AECC), explica que la ivernectina y el fenbendazol son dos medicamentos antiparasitarios utilizados, sobre todo, para infecciones intestinales en medicina veterinaria. El hidrocloruro, por otra parte, remite a la lejía vulgar que cualquier persona tiene a su alcance. Mientras, el azul de metileno es un producto utilizado en medicina como reactivo diagnóstico, ni siquiera como parte de ningún tratamiento. “Yo no sé por qué una persona como Gibson ha podido decir algo así. Ojalá para curar a un paciente de cáncer en estadio cuatro fuera tan fácil como ingerir estas sustancias”, subraya el mismo López.
El uso de estas sustancias sin control no sirve para nada a la hora de luchar contra un cáncer, pero además es que son potencialmente tóxicas
El presidente de la SEOM advierte que estos productos pueden llegar a ser más peligrosos si se combinan con otro tipo de medicamentos que probablemente un paciente esté tomando como tratamiento de su enfermedad. “El uso de estas sustancias sin control no sirve para nada a la hora de luchar contra un cáncer, pero además es que son potencialmente tóxicas”, reitera.
López apunta que estos mensajes pueden llegar a dar falsas esperanzas a un paciente de cáncer. “Hay un consenso en la comunidad científica que sostiene que estos mensajes son totalmente falsos, y que no ayudan en nada, sino todo lo contrario. Ninguna de las sustancias ahí mencionadas se usa para el tratamiento del paciente oncológico”, señala. En este sentido, al igual que Rodríguez, invita a cualquier persona que tenga dudas sobre su tratamiento a hablarlo con su equipo médico.
“Los cánceres se tratan con un equipo multidisciplinar que resolverán cualquier tipo de inquietud, y es a ellos a los que hay que acudir, no a personajes como Mel Gibson, cuya especialidad no es tratar este tipo de enfermedades y su papel en la sociedad es otro muy diferente, aunque se valga de él para esparcir esta información falsa”, se explaya el oncólogo radioterapeuta.
A López ya no le extrañan que estos discursos salgan a la luz por parte de personajes públicos en emisiones tan seguidas como la del podcast de Joe Rogan. “Desgraciadamente, ya ha habido muchos antecedentes. Las redes sociales también ayudan a transmitir esta información sin verificarla, así que los medios de comunicación son esenciales para desmentirla a través de voces expertas”, aduce.
Los oncólogos españoles son de los que mejor preparación tienen del mundo. Todos saben qué tiene demostrada una eficacia y evidencia y, sobre todo, qué puede ser perjudicial
En este sentido, incide en que desde la AECC tienen un número de teléfono, el 900100036, disponible cualquier día y a cualquier hora para responder toda pregunta que un ciudadano o paciente tenga acerca de la enfermedad. “A mí me ha llegado gente diciendo que quizá si se toman suplementos vitamínicos se pueden curar y la respuesta siempre es la misma: ninguna sustancia por sí sola tiene la capacidad de curar”, confirma. A fin de cuentas, se trata de enfermedades muy complejas con mecanismos de acciones muy diferentes.
A la consulta de Rodríguez, al frente de la SEOM, también han llegado preguntas de este tipo. “Suelen ser pacientes en estadios avanzados, que ven que se agotan sus posibilidades de tratamiento y conciben estas falsas expectativas como una oportunidad más. A mí no me preocupa que pregunten por ello, sino que abandonen sus tratamientos potencialmente efectivos por otros que no tienen ningún tipo de evidencia científica”, se explaya.
La experiencia de este oncólogo médico le hace sospechar que este tipo de planteamientos por parte de algunos personajes públicos irán a más con el tiempo. Al mismo tiempo, considera que “la población que padece cáncer tiene un nivel de información y conocimiento de su enfermedad muy superior al de hace unos años”. Según su punto de vista, ahora se confía más en la ciencia y se huye de falsas promesas y pseudoterapias. Rodríguez concluye: “Los oncólogos españoles son de los que mejor preparación tienen del mundo. Todos saben qué tiene demostrada una eficacia y evidencia y, sobre todo, qué puede ser perjudicial. Ante la duda, que pregunten y no se dejen llevar por mensajes como los de Mel Gibson”.
DM
Hernán Confino y Rodrigo González Tizón, historiadores especializados en la historia reciente argentina, analizan en su libro "Anatomía de una mentira" cómo las narrativas de "memoria completa" justifican la represión de los años 70. Defienden el consenso democrático y critican los avances de ultraderechas en la agenda mediática y política actual.
Hernán Confino y Rodrigo González Tizón son dos historiadores nacidos en democracia, especializados en historia argentina reciente. En Anatomía de una mentira. Quiénes y por qué justifican la represión de los setenta, recientemente editado por Fondo de Cultura Económica, procuran desarmar las falacias argumentativas de las narrativas de la llamada “memoria completa”. Este libro explica con rigurosidad y de forma amena por qué la Argentina no sufrió una guerra civil en los setenta, qué se conoce respecto del número de desaparecidos y por qué los crímenes de la guerrilla no pueden ser considerados de lesa humanidad. En diálogo con elDiarioAR, los autores ponen en debate la manera en que se ha abordado hasta el momento la violencia de Montoneros y el ERP y sostienen que “los intentos de reconocimiento de las víctimas civiles de la guerrilla, que consideran legítimos, no pueden partir jamás de la equiparación de la violencia de las organizaciones armadas a la desplegada por el Estado”.
—¿Cuáles fueron los principales desafíos de salir a discutir desde las ciencias sociales con los discursos que relativizan, banalizan e incluso reivindican la represión clandestina?
Hernán Confino (HF): —Como explicó el historiador francés Pierre Vidal-Naquet, cuyos padres murieron en Auschwitz, hay una diferencia entre discutir con los negacionistas y acerca de ellos. Nosotros no discutimos con Nicolás Márquez, Agustín Laje o Victoria Villarruel personalmente, sino que discutimos acerca de estos discursos. Es muy difícil establecer parámetros comunes con personas a quienes no le genera ningún tipo de estupor que una mujer haya parido arriba de una mesa mientras la picaneaban. Lo que buscamos es ofrecer una explicación desde la historia que esté fundamentada y que pueda permitirle a quienes están interesados en la temática detectar dónde está la falacia de aquellos grupos que reivindican o banalizan la represión clandestina en los setenta.
Rodrigo González Tizón (RGT): —En un momento en que los debates se corrieron tan a la derecha, decidimos salir a defender los consensos de la democracia, con rigor histórico y sin esquivar ningún tema. Observamos que las ultraderechas aprovechan los flancos débiles de las políticas de memoria y derechos humanos para elaborar sus estrategias. Por ejemplo, la decisión de establecer desde 1966 la periodización para definir quién es una víctima del terrorismo de Estado, puede generar que alguien diga: “Al final víctima del terrorismo de Estado fueron todos, entonces no fue nadie”. Además, buscamos dar respuestas a preguntas genuinas que la sociedad se hace, por ejemplo, alrededor del número de los 30.000. Que un pibe de 16 años nos pregunte cuántos desaparecidos hubo no lo vuelve un negacionista de la dictadura, es una pregunta legítima y, con este libro, ofrecemos herramientas para poder responder a esa inquietud sin caer en simplificaciones.
Nosotros no discutimos con Nicolás Márquez, Agustín Laje o Victoria Villarruel personalmente, sino que discutimos acerca de estos discursos
—El libro expone algunos temas espinosos de la narrativa hegemónica construida hasta el momento, por ejemplo, el cuestionamiento a las prácticas concretas de la militancia armada o los reclamos por las víctimas civiles de la guerrilla. ¿Cómo se puede hablar de estas cuestiones sin caer en los discursos de las ultraderechas?
HC: —El presente nos terminó demostrando de una manera bastante dolorosa que los debates que no se dieron, se nos volvieron en contra. Nosotros procuramos construir un debate amplio que pueda dar lugar a consensos, quizás más pequeños, pero más sólidos. Consensos que puedan ser sentidos como propios por la mayor cantidad posible de personas. En las gestiones kirchneristas, en lo que fue una política de derechos humanos y memoria muy amplia, con muchos aciertos, también hubo errores no forzados. Por eso nos preguntamos: ¿Cuál tiene que ser el discurso del Estado sobre nuestro pasado y qué lugar deben tener en esa construcción las organizaciones de víctimas? Discutimos, por ejemplo, con la idea de que las acciones de quienes militaron en los setenta son imposibles de criticar porque fueron realizados por personas que empeñaron su vida en ello.
—¿Cómo se explica que esas voces que justifican la represión clandestina hayan avanzado tanto en la agenda mediática y política en los últimos años?
HC: —Entre el 2009 y el 2013, se puede observar todo un sector progresista no peronista que cuestionó profundamente el tratamiento de los setenta que hizo el gobierno kirchnerista y que, de hecho, encontró bastante intolerancia de parte del oficialismo. Por otro lado, no podemos pensar en el momento actual sin considerar los diques que rompió el gobierno de Mauricio Macri para diferenciarse del kirchnerismo, con un enfoque más pragmático que ideológico.
RGT: —Nuestra hipótesis es que la discusión sobre el pasado se inscribe en una disputa mucho más amplia que empieza a ganar volumen a partir de la construcción de la grieta entre kirchnerismo y antikirchnerismo. En la actualidad, esta discusión es parte de la mentada “batalla cultural” de la que hablan estas extremas derechas que están pululando en distintas partes del mundo. Una batalla contra el progresismo, el comunismo, el colectivismo, el movimiento feminista, la militancia por la diversidad de género, etc.
Entre el 2009 y el 2013, se puede observar todo un sector progresista no peronista que cuestionó profundamente el tratamiento de los setenta que hizo el gobierno kirchnerista y que, de hecho, encontró bastante intolerancia de parte del oficialismo
—¿Qué efectos pueden tener estos discursos sobre el pasado en el presente?
HC: —La aceptación de la violencia estatal del pasado habilita nuevos avances sobre nuestros derechos en el presente. En 2024, vivimos cómo personas que fueron a una manifestación en contra de la ley Bases, fueron señaladas como terroristas que querían atentar contra la democracia y terminaron detenidas en un penal federal. Patricia Bullrich, desde el Ministerio de Seguridad, pretende requerir a las Fuerzas Armadas para la seguridad interna, como sucedió con Macri. Y hace apenas unas semanas, Milei firmó un decreto para modificar la Ley de Defensa Nacional que tiene que preocuparnos. Por otro lado, a nivel judicial, hay grupos que están buscando revertir la jurisprudencia argentina de que las organizaciones armadas no cometieron delitos de lesa humanidad. Para eso, apelan al Estatuto de Roma, que en 1998 planteó la posibilidad de que este tipo de delitos sean cometidos por actores no estatales. Sin embargo, este estatuto no está pensado para agrupaciones como Montoneros o el ERP, sino para organizaciones que tuvieron políticas sistemáticas de ataque generalizado contra población y controlaron porciones del territorio. Sabemos que la violencia guerrillera argentina no tuvo esas características, sino que fue más bien selectiva. Con esto no buscamos justificar los delitos cometidos ni negar que hayan asesinado a civiles, sino subrayar que, en la Argentina, las guerrillas no estructuraron una política armada sistemática que tuviera esa finalidad. Por ende, cometieron delitos comunes, susceptibles de prescripción.
—El 19 de diciembre pasado, la Cámara Federal ordenó la reapertura de la causa por la bomba en el comedor de la entonces Superintendencia de Coordinación Federal de la Policía Federal, ocurrido el 2 de julio de 1976 y citó al exjefe de Montoneros, Mario Firmenich, a declaración indagatoria. ¿Cómo se explica esta decisión desde la mirada de la historia?
HC: —Primero, tenemos que entender quiénes están detrás de esas querellas y cuál es su estrategia judicial. La agrupación de abogados Justicia y Concordia tiene como referentes a Laura Olea y Ricardo Saint Jean, familiares directos de represores, uno que estuvo en Río Negro en la Escuelita y el otro, Ibérico Saint Jean, fue interventor de la provincia Buenos Aires, autor de aquella frase “Primero mataremos a todos los subversivos, luego mataremos a sus colaboradores, después a sus simpatizantes, enseguida a aquellos que permanecen indiferentes y, finalmente, mataremos a los tímidos”. Esa gente es la que hace los “habeas corpus” para poder liberar a los perpetradores de terrorismo de Estado y son los mismos que patrocinan la reapertura de la causa del comedor de la policía, de Rucci, de Larrabure y de Viola. Son organizaciones que en sus redes sociales reivindican en pleno a Astiz. Incluso la justicia aceptó como querellante a Eduardo Kalinec, un represor condenado a perpetua cuya hija es miembro del colectivo Historias Desobedientes. Me parece que es bastante cristalino, ¿no? La estrategia es: “¿No podemos liberar a los represores? Entonces hay que condenar a los militantes”. Desde su lógica, cuando haya una buena cantidad de militantes presos, quizás podrán presionar por una amnistía.
RGT: —Además, una de las falacias absolutas que expresan estos grupos es decir que no ha habido investigaciones judiciales en relación con los crímenes de la guerrilla. Para poner en contexto, es importante saber, en primer lugar, que para los hechos más emblemáticos por los cuales se reclama, hubo en su momento investigaciones judiciales y varios de ellos tuvieron condenados. En segundo lugar, hay que recordar que tras cada atentado de las organizaciones armadas, el Estado desplegó acciones represivas que fueron absolutamente ilegales. Inmediatamente después del atentado al comedor, sucedió la masacre de Fátima, en Pilar, donde se dinamitaron 30 personas como represalia. Lo que ha realizado el Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus Víctimas (CELTY) de Victoria Villarruel es construir un reclamo en espejo al de los organismos derechos humanos convencionales para, a través de un discurso técnico y a la vez emocional, volver a construir un escenario de guerra interna, desprovisto de todo contenido histórico, y buscar la equiparación de las acciones de las organizaciones armadas con las acciones represivas llevadas de forma clandestina por el Estado.
HC: —Para entender la magnitud de la reacción hay que pensar en cuáles fueron los procedimientos que se hicieron desde el kirchnerismo en materia de política de memoria y de derechos humanos. Iniciativas como la del CELTY de Villarruel aprovechan el hecho de que la política de memoria del kirchnerismo que no brindó un reconocimiento para las víctimas de las organizaciones armadas. Desde nuestro punto de vista, lo que hay que hacer es reconocer a estas víctimas, pero sin perder de vista las diferentes violencias que las generaron. Porque no es lo mismo que te mande una organización armada, a que te mate el Estado. No hay herramientas desde historia ni desde el derecho que permitan homologar esas violencias.
—Con las últimas noticias de desarticulación del Centro Cultural Conti en el predio de la ex ESMA, ¿se viene una nueva etapa en el avance sobre las políticas públicas en torno a la memoria y los derechos humanos por parte del gobierno de Milei?
RGT: —Venimos de un año de desgobierno con una intención muy clara de desarticular la estructura en la Secretaría de Derechos Humanos. En mi caso personal, trabajé en el Archivo Nacional de la Memoria hasta que el año pasado, un día me avisaron que no aparecía más en el sistema y nunca recibí una explicación. Durante la gestión del actual secretario Alberto Baños, muchas áreas muy sensibles quedaron vacantes en sus conducciones. En el caso del Centro Cultural Haroldo Conti, fue perseguido en el momento de hacer el seminario que anualmente se realiza allí de políticas de memoria y estuvo sin autoridades todo el año, sin ningún tipo de interlocución de parte del secretario. Hoy el Conti está cerrado, con los trabajadores en esta figura perversa de la guardia pasiva y están echando a los que no se atuvieron el retiro “involuntario”. La situación es crítica y están en riesgo también otras áreas que el Ministerio de Justicia absorbió luego del cierre del Ministerio de Mujeres y del INADI.
—Como historiadores jóvenes, de una generación nacida en democracia, ¿sienten que pueden hacer preguntas diferentes sobre estas heridas de nuestro pasado?
HC: —Por un lado, contamos con la ventaja de haber ingresado a un campo de estudios que fue construido por colegas de generaciones previas que desbrozaron el camino. Por el otro, al no estar generacional o familiarmente implicados, buscamos un acercamiento lo más profesional posible. Eso genera libertad, también rispideces.
RGT: —Durante mucho tiempo se planteó que abrir determinado debate era cederle terreno a la derecha. Eso se ha venido modificando en los últimos 15 años, y creemos que mientras uno lo haga desde una de una postura éticamente posicionada, hay que hacerlo. La clave está en la intención con la que se reabren esas cuestiones. Nosotros lo hacemos para comprender mejor el pasado, los referentes de la llamada “memoria completa” lo hacen para revivir el pensamiento contrainsurgente, para obtener la impunidad de quienes violaron sistemáticamente los derechos humanos y para desprestigiar el proceso de memoria, verdad y justicia como un todo. En última instancia, lo que es más perverso, buscan trasladar la carga de la culpa a las víctimas.
MNA/JJD