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"No se está bajando de ningún pedestal: se baja porque pierde. Hace lo mismo que hizo Menem en 2003 cuando se bajó del balotaje contra Néstor porque perdía". A horas del video con el que Mauricio Macri anunció que este año no sería candidato, y frente a una reacción de Alberto Fernández, que está de gira por Santo Domingo, las usinas que replican la postura de Cristina Fernández de Kirchner salieron a marcar la mirada de la vice sobre el "renunciamiento" del expresidente.
Fue una reacción en dos direcciones: una hacia afuera, respecto a la decisión puntual de Macri, y otra hacia adentro del FdT, referida a lo que debería generar la bajada del jefe del PRO de la carrera electoral dentro del oficialismo. La lectura que partió del cristinismo, expresado desde La Cámpora, tiene como primer destino quitarle épica a la bajada de Macri.
Por eso, la comparación específica consiste en comparar esa decisión con la que tomó en abril del 2003 Carlos Saúl Menem cuando desistió de competir en el balotaje contra Néstor Kirchner. Hay, en esa comparación, una idea simbólica de la derrota pero, también, del perfil político que busca empardar a Macri con el menemismo.
Sobre ese punto, hubo otras intervenciones públicas desde el FdT, entre ellas de Gabriel Katopodis y de Daniel Scioli -Sergio Massa lo hizo, de manera indirecta, a través de Ignacio De Mendiguren- pero hubo una, en particular, que pareció movilizar al cristinismo para salir a hablar de la bajada de Macri: fue el dato que circuló desde República Dominicana respecto a que la decisión del expresidente debería derivar en que Cristina Kirchner decida no participar de la puja electoral de este año.
La respuesta del cristinismo fue en una dirección similar pero con otros actores. "Alberto debería aprovechar esta oportunidad y bajar su candidatura para permitir que el FdT se ordene y pueda armar una estrategia electoral competitiva", dijeron a elDiarioAR fuentes del cristinismo. Parece, a simple vista, más una reacción sobre lo que llegó desde Santo Domingo -referido a que Fernández trasmitió que la salida de Macri del ring debería precipitar la salida de Cristina- que a una respuesta específica sobre la bajada del fundador del PRO.
Hay un factor adicional. En diciembre, cuando Cristina dijo que no sería "candidata a nada", aquel renunciamiento se analizó como una jugada de ajedrez que generaría efectos críticos en JxC -solo están unidos porque enfrente está Cristina, se decía- y, además, serviría para ordenar la interna del FdT, esencialmente respecto a las pretensiones de Fernández de buscar un segundo mandato presidencial.
Nada de aquello, en términos fácticos, ocurrió: JxC se mantuvo entreverado en su interna y Fernández, en vez de imitar a la vice y ejecutar un renunciamiento, entendió aquella bajada como la oportunidad para reforzar su plan reeleccionista. La música que llega desde Santo Domingo, respecto a que el presidente espera que la bajada de Macri derive en un corrimiento de Cristina, es lo que más motivó la reacción del cristinismo.
Hay que leer esas reacciones -que inició Fernández desde el Caribe- como reflejo de la toxicidad del vínculo interno: más que leer la deserción de Macri como un factor para administrar, en el FdT todo se convierte en razón para el tiroteo interno.
Quien intervino con otro tono fue Daniel Scioli que emitió una carta -su hija Lorena es quien lo asiste con los textos- que se refiere a la bajada de Macri y la pone en clave de campaña. "No comento las internas de otros espacios", escribió Scioli en un posteo que publicó en su cuenta de Facebook, pero "considero necesario señalar mi posición respecto a conceptos que el líder de Juntos por el Cambio expresó sobre la realidad de nuestra Argentina". "Me preocupa que siga reivindicando algunos de los graves errores de su gestión. En mi vida me he mantenido lejos del revanchismo y la crítica fácil", pero "debo advertir que las políticas que reivindica el expresidente nos pueden llevar con otros actores a repetir los mismos errores que pusieron al país de rodillas, paralizando el desarrollo y el crecimiento".
PI
Mauricio Macri ha demostrado durante más de dos décadas una excepcional capacidad de lectura de los escenarios electorales. No por nada, fue el único político en la historia democrática que construyó un partido realmente competitivo, el PRO, para pelear elecciones presidenciales por fuera del peronismo y la UCR. Sus decisiones fueron casi siempre meditadas a la hora de construir alianzas, optar por candidaturas y presentarse a las urnas. Manejó los tiempos, cambió el eje, pasó a la ofensiva y se retiró cuando hizo falta. A seis meses de las primarias, luego de un período de elucubraciones sobre su reelección que el expresidente pareció digitar a piacere desde sus residencias de descanso, dándose la vida de un monarca, Macri anunció que no participará de los comicios de 2023. Si Cristina Fernández de Kirchner cumple su palabra de diciembre pasado, cuando renunció a la competencia tras recibir la condena en la causa Vialidad, los dos principales protagonistas de la última década de la democracia argentina no ocuparán espacio en las boletas de este año.
El exmandatario eligió anticipar un mensaje que algunos preveían para las próximas semanas. Lo hizo a través de un pulido video, tendiendo un puente —y no es el único— con su archirrival. Aquella sorpresa tuitera de Cristina de proponer la postulación de Alberto Fernández, en mayo de 2019, reconfiguró el mapa político argentino y viabilizó un categórico triunfo electoral del peronismo a los pocos meses. Esta decisión de Macri tiene menos potencia para irradiar sobre el resto del sistema, porque no deja de ser poco sorpresiva. Vacaciones tan largas, imagen negativa persistentemente alta, ausencia de equipos técnicos a su alrededor y desperdigamiento de sus allegados más cercanos hacia otras precandidaturas presidenciales del PRO permitían prever que el empresario y expresidente de Boca Juniors no sería de la partida. De todas formas, su decisión difundida esta mañana contribuirá a ordenar la interna Bullrich-Larreta-Vidal, que no termina de definir los campos y cuyos protagonistas exhiben desconcierto ante la amenaza de Javier Milei.
Una primera lectura evidente del mensaje de Macri: trata de ubicarse por encima de las disputas, se muestra magnánimo con los liderazgos por venir. Un estadista a destiempo. El gobernante al que su prensa creyó ver descender de otra galaxia y comparó con Mandela, terminó su mandato con iracundia, abrazándose a una retórica de derecha dura, apoyado por Donald Trump y Jair Bolsonaro, en medio de una severa recesión. Hoy, desde un llano repleto de lujos, Macri busca su revancha. Sosegado, deja claro que el próximo presidente, si es de Juntos por el Cambio, no será "una marioneta". "Nunca más", repitió, demostrando que esas palabras existen en su vocabulario.
El consenso de los encuestadores repetía lo que se respira en la calle. Macri podría ser competitivo para ganar una elección primaria, por su capacidad para interpelar a quienes le dieron ni más ni menos que 40% de los votos en 2019, al cabo de un mandato con indicadores socioeconómicos muy malos, así como a parte del "voto ira" que se deja seducir por Milei. La supuesta ventaja de Macri sobre sus rivales Larreta, Vidal y Bullrich se diluía de cara a elecciones generales. Si la pelea electoral no se transformaba en una batalla polarizante contra Cristina, la eventual candidatura de un peronista con capacidad de atraer votos del centro podía complicar el retorno del accionista de Socma a la Casa Rosada.
Segundas lecturas invitan a pensar que una inmediata beneficiada del retiro del exmandatario será Patricia Bullrich, dado que una competencia con su exjefe 2015-2019 habría significado una dura competencia por el voto de derecha dura. Las semanas por venir despejarán la duda de si Macri no utilizará el capital político acumulado, que podría acrecentarse con este renunciamiento, para medir sus fuerzas a través de la postulación vicarial de Vidal o para proyectar a Larreta, un funcionario de perfil burócrata al que el fundador del PRO de alguna manera inventó como político competitivo. Si es el caso, el expresidente cobrará el apoyo al Jefe de Gobierno en nombres, decisiones políticas y resguardos varios.
Con su paso al costado, Macri oficializó un papel de tutor del destino de la derecha que venía ejerciendo en los hechos. Sobre su promesa de que el próximo presidente no será su "marioneta", el tiempo dirá.
En la cadena de las buenas decisiones electorales de Macri está el antecedente de dejar pasar la postulación presidencial a principios de siglo, con la crisis de 2001-2002, cuando abundaban las aventuras con ansias de ocupar la vacancia del sistema político.Tenía fondos y conocimiento público por su rol como empresario y presidente de Boca, pero prefirió esperar hasta apuntar a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad, con un éxito en los votos fulgurante en pocos años. El país viró a la izquierda y la Capital Federal, a la derecha.
Pasó una década y Macri volvió a decir que no. Era 2011, Cristina se reconstruía una vez más. Acaso el empresario habrá visto venir el 54% de los votos de la reelección de la peronista de centroizquierda que barrió con un cardumen de opositores de distinta laya. Así, al entonces alcalde porteño le quedó el campo despejado y el presupuesto de la Ciudad para encarar una carrera presidencial en serio. A los cuatro años, con la errática UCR, Cambridge Analytica y el Grupo Clarín en el mismo barco, Macri ganaría las elecciones con la promesa "no vas a perder nada de lo que ya tenés".
A Macri, quizás, no le habrían alcanzado los votos para este turno, pero supo construir durante estos años un logro indudable: hoy el resto de los candidatos de JxC reivindica su figura y transita con mansedumbre el poemario desinhibido de derecha que el expresidente asumió en el tramo final de la campaña de 2019, en otro de sus giros que se demostró eficaz y se vio acompañado de un salto electoral entre las primarias de agosto y las generales de octubre. Perder aquella reelección por ocho puntos y no por veinte, como parecía que podía ocurrir tras el resultado de las PASO, fue la condición necesaria para evitar la jubilación fulminante a la que se resistió desde entonces.
Dos factores centrales son inescindibles de este Macri que se erige como garante del rumbo de JxC. Hace años que buena parte de los medios, en especial, los que orbitan en los dos principales grupos de comunicación, Clarín y La Nación, se asignaron la tarea de actuar como administradores de las tensiones y los perfiles de la derecha argentina. La desproblematización del macrismo que ofrece el periodismo mainstream constituye un privilegio excepcional para cualquier liderazgo o proyecto político, en especial, el de un expresidente que debe rendir cuentas de su experiencia en la Casa Rosada. La segunda pata del privilegio de la desproblematización está dada por jueces y fiscales del fuero que debe investigar a gobernantes nacionales que eligen ir a jugar al fútbol o al paddle a las quintas de Macri.
SL
El expresidente Mauricio Macri anunció hoy que no será candidato en las elecciones presidenciales de octubre.
A través de un video difundido en redes sociales, el exmandatario afirmó que la alianza opositora Juntos por el Cambio (JxC) "ha logrado superar esa falsa ilusión del individuo salvador" y que la coalición debe "agrandar el espacio político".
"Quiero ratificar la decisión de que no seré candidato en la próxima elección y lo hago convencido de que hay que agrandar el espacio político del cambio que iniciamos, que tenemos que inspirar a los demás con nuestras acciones", expresó.
Macri añadió: "Voy a seguir defendiendo la libertad, la democracia y los valores que compartimos".
En el inicio del video, el exjefe de Estado realizó un diagnóstico de la situación del país y responsabilizó a "una parte importante de la sociedad" que, dijo, "eligió creer en líderes mesiánicos" y "personajes que supuestamente nos salvarían".
"Este tiempo oscuro ya empezó a terminar, lo siento en el corazón y confío en la decisión de los argentinos de dejarlo atrás para siempre; millones de personas tienen el deseo de que volvamos a trabajar juntos", expresó.
En otro pasaje del video, comparó el "liderazgo en equipo" que demostró la selección argentina de fútbol en el Mundial de Qatar 2022 con su gestión en la Casa Rosada entre 2015 y 2019, en la que también hubo, dijo, un "verdadero trabajo en equipo entre gobernadores y los ciudadanos".
"Ahora tenemos que estar muy atentos, porque en situaciones difíciles enseguida salimos a buscar una personalidad mesiánica que nos dé seguridad, y JxC ha logrado superar esa falsa ilusión del individuo salvador", argumentó.
Macri celebró así que la principal fuerza opositora tenga una "gran cantidad de dirigentes nuevos, competitivos y diferentes".
"Tengo la seguridad de que los argentinos maduramos y no nos vamos a dejar pisotear más por el populismo", señaló y afirmó que confía que la población elegirá "a quien mejor nos represente" y que "esa persona va a contar con el apoyo de todos".
CRM
"Tiene razón el Cuervo: nadie habla de mi reelección. Solo ellos hablan de mi reelección". A 6 mil kilómetros de Buenos Aires, a poco de aterrizar en Santo Domingo, Alberto Fernández dejó la frase que trafica, de mínima, una confesión: el presidente asume, y no parece a esta altura que ese proceso le resulte traumático, que su hipotético plan para ir en busca de un segundo mandato dejó de estar en la agenda y en la conversación, lo que es un indicio de que esa aventura se evapora de manera irremediable.
El comentario que Fernández desliza a un interlocutor en Buenos Aires puede leerse como la pseudo admisión de que la reelección se encamina a boxes y está atada a otro fenómeno que se instaló en Casa Rosada, donde se interpreta que Cristina Kirchner -a quien se descarta como candidata presidencial e, incluso, ponen en duda que acepte ir como senadora bonaerense ("¿Se va a bancar que digan que lo hace por los fueros?", se preguntan más maliciosos que curiosos)- tiene dificultades, por falta de herramientas e insumos, para articular un dispositivo electoral.
"Máximo pide que se le dé a Cristina el manejo de la estrategia electoral. Podría hacerlo ya. En 2019, ella lo dijo sin consultar a nadie. ¿Por qué no lo hace ahora? Muy fácil: porque no tiene candidato", apunta un entornista del presidente que acepta, además, que las chances electorales de Alberto son mínimas, pero que, ante la incertidumbre general, la variable de que quede como candidato del Frente de Todos no es todavía nula. En Casa Rosada aparece otro factor, luego del ruido por los off, con Sergio Massa. "A Sergio la oposición lo quieren convertir en Remes Lenicov: quieren que haga el trabajo sucio para el próximo gobierno".
Casi como si fuese una respuesta a eso, la última semana se produjeron dos movimientos que parecen destinados a aportarle a la vice eso que, para algunos, le falta: una o varias piezas para mover en el ajedrez electoral. Uno de esos procesos se produjo dentro de La Cámpora agrupación que acaba de hacer el primer cambio de conducción luego de más de una década: la designación de Lucía Cámpora en lugar de Andrés "Cuervo" Larroque (citado en la frase inicial de este texto) que migró a conducir la agrupación La Patria es el Otro que integran espacios escindidos y/o orbitales de la orga que Néstor Kirchner presentó en sociedad en 2010.
El domingo pasado, en estas páginas se dio cuenta de una intervención de Cristina Fernández de Kirchner para que la agrupación se ordene detrás del plan de reelección de Axel Kicillof en la provincia de Buenos Aires. Días después, ocurrieron varios hechos. Uno, público y relevante, fue el encuentro unionista que en Lomas de Zamora compartieron Kicillof, Máximo Kirchner, Martín Insaurralde y Eduardo "Wado" De Pedro, durante el que se produjo un episodio inusual: los elogios cruzados entre Kicillof y De Pedro, dos dirigentes que se conocen hace mucho, que se asumen muy distintos entre sí y que, además, "no tienen empatía". Seguro tenía otras tareas más importantes, pero que no esté Larroque en la foto de Lomas, fue leído hacia adentro de la orga como una señal.
Breve viaje al pasado inmediato: cuando De Pedro apareció en una foto con Jorge Rendo, el directivo de Clarín, arreció un fuego amigo que se le atribuyó a Larroque. La posterior mención que Cristina hizo durante un acto en Viedma respecto a un comentario de Wado -aquello del Código penal y el Código electoral- más que detenerse en un hallazgo discursivo sin magia, fue leído como un mensaje hacia adentro respecto a la "La Jefa respaldando a Wadito".
Insaurralde, socio territorial de Máximo -presente pero corrido de la escena central- aportó la localía para dar una señal pública de lo que parece, aquí y ahora, el plan A del camporismo validado por Cristina: De Pedro como candidato presidencial y Kicillof como postulante a reelegir en la provincia. En una línea todavía más sutil, el ministro del Interior elogió a Kicillof y, de rebote, castigó a Daniel Scioli.
"Como ciudadano, como mercedino, te quiero decir que desde la gestión de Felipe Solá no veo una gestión tan comprometida con las necesidades de la gente", dijo De Pedro y se salteó los ocho años de Scioli como gobernador para ir a vindicar a Solá, un buscapié contra Scioli a quien empieza a ver como un potencial rival en las PASO. Primer dato: luego de decir que no es posible una primaria, el camporismo empezó a asimilar la alterantiva de una interna para resolver el candidato presidencial del FDT. Lo dijo Máximo el 24-M: las diferencias se resuelven votando. En Santo Domingo, Fernández lo festejó como una victoria: "Aceptan que se vote", les dijo a los suyos.
Sobre la omisión de Wado a Scioli hay una respuesta: De Pedro armó una mesa de campaña, incorporó a consultores y a operadores, le dio centralidad a uno de los estrategas más respetados del camporismo, como parte de un plan destinado a alcanzar una meta primordial: acrecentar su nivel de conocimiento, que hoy ronda el 60%, y debería estar en al menos el 80%.
Pero hay algo extra que explica la omisión de exgobernador y actual embajador en Brasilia. Uno de los escenarios hipotéticos -aunque no el único- sobre los que opera La Cámpora, en el que no figuran como candidatos presidenciales ni Cristina ni Alberto ni Sergio Massa, es una PASO en la que se enfrenten De Pedro y Scioli. Algo así como la primaria de los muletos. En los cuarteles camporistas abrazan, ahora, un dictamen que en su momento sonó cerca de Fernández respecto a que aquel candidato que derrotase en una PASO al "postulante del gobierno", surgiría de las primarias del oficialismo empoderado y más competitivo.
El lado B de ese planteo refería a que el candidato que derrotase en unas primarias al candidato de Cristina, emergería como el futuro presidente. De ahí surgió la polémica respecto a Fernández terminando con 20 años de kirchnerismo. Ahí aparece, en paralelo, un alerta interno para el dispositivo K: ¿Puede Cristina arriesgarse a poner un candidato propio en las PASO y perder? Si ese postulante es Wado, no hay manera que la vice se desentienda de una hipotética derrota. ¿Y si recurre a otra figura?
Un consultor relata, cada tanto, que en 2010, a pocos meses de dejar la jefatura de Gabinete junto a Cristina, Alberto Fernández planteaba que quería ser candidato a presidente en el 2011 y enfrentar a la actual vice en una PASO. El argumento -según la leyenda- era que cualquiera que fuese por dentro contra Cristina absorbería los votos anti Cristina y, aun sin ganarle, podría quedarse con un pedazo de las listas. Luego falleció Néstor Kirchner y esa teoría, quizá un mero ejercicio de café, naufragó.
Pero fue eso lo que pensó Florencio Randazzo en 2017, con el asesoramiento de Fernández, por entonces su jefe de campaña, cuando apostó a ir a una primaria contra la ahora vice en la provincia de Buenos Aires. Cristina lo resolvió a su modo: le dejó el PJ a Randazzo, se fue con sus votos a Unidad Ciudadana, y el 98% de la dirigencia bonaerense, la siguió. La hipótesis de relanzar UC, tal como se contó el domingo pasado en estas páginas, tiene esa matriz: la vice no anula el recurso de cambiar de piel electoral si no la convence una PASO en el FDT.
Por ahora, sin embargo, La Cámpora fijó una hoja de ruta para consolidar a Wado como candidato a presidente -y ver si suma músculo- y alinearse detrás de Axel en la provincia. ¿Porqué no cambiar de jugadores, subir a Axel y bajar a Wado a la provincia? De Pedro, dicen, construyó una relación con los gobernadores del PJ que no tiene Kicillof. Hay, respecto a las PASO, un mandamiento que parece sólido: el candidato que Cristina bendiga gana las primarias del FDT. "Tenemos 90 días para fortalecer y 140 para consolidarlo", dice un campañista de Wado sobre la fecha de cierre de listas y la fecha de las PASO.
"No sabemos si Alberto va a ser candidato, lo que sí sabemos es que habrá un candidato del gobierno y uno de ellos. Uno del PEN y uno de CFK", detallan en el entorno del presidente. Scioli parece, en esa foto, el preferido de Fernández mientras que enfrente se recorta, como primera opción, De Pedro. El exgobernador está enfocado en ese plan: va y viene a Brasilia y recorre, cada vez que puede, las provincias. Estuvo en Córdoba y envió señales a Juan Schiaretti. Scioli, como Horacio Rodríguez Larreta, es un candidato que tiene su plan de acción fijado en el balotaje pero, como el jefe de gobierno, parece olvidarse que antes tiene que superar las primarias.
"Está más fácil que en el 2015", dijo el embajador en una nota en C5N, en otra demostración de optimismo inoxidable pero con un norte preciso: salir a juntar, después, a peronistas críticos y sobre todo, tratar de interpelar a los votantes de Javier Milei. ¿Y si CFK rehúsa esa interna y recurre a otra figura, cercana pero con más autonomía? Es una de las razones por las que Jorge "Coqui" Capitanich, gobernador del Chaco, hará la semana que viene un doble desembarco en la provincia de Buenos Aires, con su gira literaria: la presentación del libro Argentina Merece Más.
El chaqueño está convencido de que Cristina no será candidata a presidente y que necesitará una figura para poner en el menú de candidatos. Si Wado es el plan A, él puede ser el plan B pero está corrido por las fechas porque en algo más de un mes -el 1° de mayo- vence el plazo para inscribir las candidaturas a gobernador del Chaco. Si antes de esa fecha no se resolvió lo nacional, Capitanich se anotará para reelegir en la provincia donde las PASO son el 18 de junio, una semana antes del cierre de listas nacional. Si sale bien parado de esa elección, o bien hace un renunciamiento histórico para ser candidato presidencial del FDT o acepta algo de menor impacto, y que le permite seguir como candidato a gobernador, por ejemplo anotarse para una vice. "¿Qué otro gobernador puede estar en una boleta nacional?", pregunta alguien de diálogo fluido con "Coqui". En Casa Rosada ven a Capitanich movedizo y entienden que su demora en salir tuvo que ver con que imaginaba que Cristina sería candidata y llevaría de vice a Gerardo Zamora.
En tres semanas, con la elección en Río Negro y Neuquén, arrancará el calendario de elecciones en las provincias y empezará a despejarse el escenario. En ese primer turno se verá un dato determinante: cuándo vale, en las urnas, Javier Milei. El libertario tiene candidatos a gobernador en las dos provincias -ver "la cantera "castiza" de candidatos de Milei- y esas elecciones pondrán a prueba por primera vez si su voto antisistema llega a expresarse o es un grieto al viento.
Pero el mes determinante será mayo, donde se definirán procesos de los que pueden, eventualmente, salir jugadores que quieran mostrarse en la pelea nacional. El radar está puesto en San Juan donde, según los datos que manejan en Casa Rosada, la riña entre Sergio Uñac y José Luis Gioja está pareja, competencia que puede salvar al peronismo de una derrota. Uñac, al igual que Schairetti, son gobernadores que siempre están por ser candidatos. El cordobés promete que esta vez sí lo será: "Está hablando y poniendo plata: pauta en redes y en el armado", explican en el Peronismo Federal como prueba fáctica de que esta vez, sí, el lobo bajará a la pradera a tratar de cazar alguna oveja.
El plan Schiaretti es participar de una PASO contra Juan Manuel Urtubey, y atraer sectores que puedan sumar a esa aventura. El salteño generó ruido cuando se vio con Omar Perotti, el gobernador de Santa Fe, que parece ordenar su campaña en hacer schiarettismo a la santafesina: puro gesto que lo aleje del cristinismo y la Casa Rosada.
PI
Entre los livings repartidos en los parques de la estancia El Rosario, en San Antonio de Areco, Mauricio Macri y Horacio Rodríguez Larreta charlan relajados y sonrientes. Se los nota amigables, casi íntimos. Es la tercera vez que se ven en las últimas 36 horas: desayunaron el viernes, luego volvieron a estar mano a mano el sábado temprano y por la noche coincidieron, otra vez, en la fiesta de casamiento de María Eugenia Vidal con el empresario Enrique "Quique" Sacco.
Al margen del tono liviano de la conversación en la celebración en Areco -juntada que compartieron, en corro, Hernán Lacunza y Federico Salvai, todos con sus parejas-, en las reuniones previas Macri incomodó a Larreta con una misma afirmación: ante el planteo del jefe de Gobierno, le aseguró que recién en mayo resolvería si sería o no candidato a presidente. Visto hacia atrás, una picardía absoluta: de mínima, cuando el sábado temprano le ratificó que recién haría su anuncio en mayo, Macri ya tenía en su poder un borrador del texto de renunciamiento que luego leyó frente a cámara. Hernán Iglesias Illia, Juleita Herrero y Julián Gallo, además de Fernando De Andreis fueron, según fuentes del PRO, los qu estuvieron detrás del spot.
Larreta tenía, al igual que Patricia Bullrich, la presunción de que finalmente Macri no sería candidato, pero ambos carecían de certezas sobre cuando lo blanquearía. La exministra de Seguridad, que siente que Mauricio envía todo el tiempo señales en su favor, deslizó ante su entorno que en la charla que tuvieron en Cumelén, hace un mes, el expresidente le anticipó que no sería candidato, pero no le precisó cuándo lo anunciaría.
El domingo, antes de subir el video de 6 minutos a YouTube y a sus redes, Macri le anticipó la decisión al jefe de Gobierno y a Bullrich. María Eugenia Vidal lo supo unas horas antes: el expresidente se lo contó, dicen, en la medianoche del sábado en medio de la fiesta de casamiento. Los tres precandidatos a presidente del PRO que tienen un cúmulo de diferencias venían haciéndole un planteo uniforme al expresidente: que no podía dilatar indefinidamente la incertidumbre sobre si sería o no candidato. En las tenidas individuales, Macri escuchó de Vidal, Larreta y Bullrich la misma observación: tenía que resolver esa incertidumbre. Ninguno de los tres se animaba a pedirle que se baje, pero le advertían que con su nombre en danza, ninguno se consolidaba y, lo que veían que era peor, crecía Javier Milei y se beneficiaba el gobierno.
"El planteo de los tres era que resuelva lo de su candidatura. Si decidía ser algunos se bajarían y otros verían que hacer. Pero si tenía resuelto no jugar, que lo aclare cuanto antes así se ordenaba", contó a elDiarioAR un dirigente del PRO, que se vio en estos últimos días con Macri, y que pivotea con los tres precandidatos presidenciales. "Ahora los tres están felices", graficó.
El mismo planteó explicitó Miguel Angel Pichetto que, en una visita que le hizo en febrero, junto a Ramón Puerta y Juan Carlos Romero, le planteó que no podía dilatar la definición porque eso generaba desorden. "Si sos vos, decilo. Si no sos vos, decilo y empezá a definir como se resuelve la candidatura", le dijo el ex senador peronista que junto, a Puerta y Romero, le arrimó otra preocupación: la incertidumbre en torno a su candidatura, que se ramificaba en discusiones con otros candidatos, impedía ordenar el armado en las provincias. En aquella ocasión, los peronistas le llevaron encuestas en las que Macri aparecía con chances de ganar.
Macri hace uno de los dos movimientos. Despeja la incógnita sobre su destino personal, pero se reserva, todavía, una bala de plata: la de incidir, con su dedo o su palabra, sobre quién se convertirá en el candidato presidencial. El universo JxC reaccionó, quizá con exceso de agradecimiento, al gesto de Macri porque parece haber hecho una maniobra poco usual: resignar el poder que le daba mantener la amenaza de ser candidato para tratar de que se acomode el scrum macrista.
La segunda bala la tiene, todavía, en el cargador: aunque dijo que apuesta a la resolución vía primarias, Macri puede ser determinante en una interna entre dos o tres candidatos del PRO. Subir y bajar, de un plumazo, a Vidal, que apareció como precandidata porque él la puso en ese lugar. O raspar a Larreta o Bullrich, o jugar abiertamente como hizo en 2015 en la PASO porteña entre Larreta y Gabriela Michetti.
Macri se espeja en Cristina Fernández de Kirchner que, aunque luego hizo una adenda parcial sobre las razones de su renunciamiento, en diciembre pasado se bajó de las boletas electorales del 2023. En aquel momento, el macrismo sintió el shock: sin la vice enfrente, sus posibilidades electorales -de por sí, magras- se terminaban de diluir. Macri cuenta, respecto a Cristina, una ventaja objetiva: en su menú de herramientas electorales tiene tres candidatos que miden mejor que él. Todas las cartas que la vice tiene en su baraja valen, en términos de votos, menos que ella.
Así como Macri perdió sustento sin Cristina en el ring, Cristina -a la que le arman un operativo clamor que no termina de ganar músculo- ve limitados sus movimientos con la bajada de Macri que, se sabe, aparecía en el grueso de las encuestas como el mejor candidato para los votantes puros del PRO, pero la peor oferta electoral para una elección general o un balotaje. Simple: en la fantasía de muchos K, un mano a mano Cristina-Macri era visto como una lucha de titanes que la vice podía ganar. Teorías.
"Hace tres meses que JxC no mejora. Está estabilizado en las encuestas, aunque se deteriore el gobierno y se deteriore la economía. Y Mauricio no mejoró tampoco", apuntó un operador del PRO que sigue el proceso. En el entorno de Bullrich mencionan que antes del último viaje del expresidente a Europa, avisó que a su regreso tomaría una decisión. Pero apenas volvió, se fue a Rosario con Federico Angelini y Carolina Losada y se mostró como un candidato potencial. Sin embargo, en confianza, trasmitió que tenía semi resuelto no competir.
En JxC cuentan que, semanas atrás, el procurador bonaerense Julio Conte Grand anticipó -luego de una charla con el fundador del PRO- que Macri ya tenía decidido no ser candidato, que estaba molesto con Larreta y que su plan era migrar hacia la política de la FIFA, donde ya tiene un lugar en la fundación pero que apostaba, con apoyo de empresarios y el gobierno qatari, a sumar influencia. También, que su próximo paso será apoyar a Andrés Ibarra en la interna en Boca contra Juan Román Riquelme, donde podría ser candidato a vice. Aquel relato aportaba una dimensión más personal o familiar: que Macri quería salir del ruido local, incluso irse a vivir al exterior.
El efecto sorpresa jugó, además, para vestir su renunciamiento como un mérito y no como una debilidad. Se preserva, además, la influencia para intervenir en la disputa que se viene. El dilema es cuánto le durará su poder de fuego una vez que anunció que no será candidato. ¿O buscará, como Cristina, un operativo clamor? Por lo pronto, lo que logró fue que el ancho universo de JxC elogie su grandeza y su determinación que, en general, es lo que la enorme mayoría de la dirigencia del PRO, y sobre todo de la UCR, quería: que Macri salga del ring.
En los próximos días debería ocurrir algo que Macri espera: que Larreta baje a los candidatos que quedan en la carrera por la jefatura de gobierno para dejar como único postulante a Jorge Macri. El expresidente cree, y en eso es irreductible, que el PRO no puede hacer ningún movimiento que ponga en riesgo la continuidad de ese espacio en CABA. Cualquier coqueteo con Martín Lousteau es, para Macri, una herejía. Por eso, de arranque, quiere que Larreta saque a los demás candidatos del PRO que se mueven en parelalo al primo Jorge. La semana pasada, lo hizo Emmanuel Ferrario, pero quedan en pie, todavía, Fernán Quirós y Soledad Acuña. "Antes de Semana Santa, eso debería estar ordenado", dicen cerca de Macri.
PI