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Javier Milei eligió no moverse un centímetro ante la huelga de 36 horas convocada por la central obrera. En paralelo, lanzó dardos a los gremios, en vísperas de una jornada clave en su relación con el organismo internacional, que este viernes podría anunciar el acuerdo con la Argentina.
“No nos importa el paro, es un día normal”. La frase cayó como una descarga en los pasillos de la Casa Rosada mientras, del otro lado de las rejas, buena parte del país funcionaba a media máquina. Con escuelas cerradas, oficinas públicas semivacías y hospitales atendiendo solo urgencias, el gobierno de Javier Milei respondió con sobreactuación de normalidad al tercer paro general convocado por la CGT: reunión de Gabinete, foto de unidad y un mensaje directo a los gremios. “Hoy se trabaja”.
La central obrera volvió a manifestarse este jueves, aunque sin movilización callejera —la marcha fue ayer, al Congreso—. Así y todo, el efecto se sintió. Hubo colectivos —la UTA no adhirió—, pero el resto de los servicios públicos funcionó con restricciones. Mientras tanto, en Balcarce 50 eligieron mostrar orden, agenda institucional y respaldo político. A las 9.30, Milei reunió a sus ministros en el Salón Eva Perón y se tomó la foto que quería: rodeado de su tropa, mientras la calle estaba en silencio relativo.
“No sólo es un día normal”, dijo uno de los funcionarios presentes, “sino que estamos a las puertas de una nueva etapa”. Con eso se refería al inminente acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y a una promesa que volvió a circular en voz baja: levantar el cepo cambiario “entre julio y agosto”, con un sistema de flotación administrada “al estilo Uruguay, Paraguay o Perú”.
El Presidente llegó a la Casa Rosada a las 8.52, escoltado por un operativo de seguridad que incluyó cortes momentáneos sobre la avenida Alem. En el primer piso lo esperaban sus funcionarios. Esta vez, sin la otrora “mesa chica” —Karina Milei, Patricia Bullrich y Luis Caputo— sino con un formato ampliado, que incluyó, entre otros, al jefe de Gabinete, Guillermo Francos; el ministro de Salud, Mario Lugones; el canciller, Gerardo Werthein; el presidente del Banco Central, Santiago Bausili; el asesor todoterreno Santiago Caputo y el vocero presidencial Manuel Adorni.
Fue Adorni, justamente, uno de los blancos del paro de este jueves. De manera provocadora, la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) había advertido en las últimas horas que la medida tendría “alta adhesión incluso en áreas sensibles del Gobierno como la Vocería Presidencial”. Rodolfo Aguiar, su secretario general, fue al hueso: “Hasta los empleados nuevos designados por Adorni abandonaron sus puestos y se plegaron a la medida de fuerza”.
El vocero-candidato no se quedó callado. En su canal de WhatsApp, definió la medida como “uno de los últimos coletazos de quienes viven de la extorsión y el apriete”, acusó a la CGT de defender “los negocios de la casta sindical kirchnerista” y denunció que “dejan al trabajador sin tren ni subte mientras ellos se mueven en autos importados”. También estimó que el paro tuvo un costo de 880 millones de dólares y lo comparó con la inacción gremial durante la gestión de Alberto Fernández.
Las palabras de Adorni vinieron acompañadas de otras, esperables: “Por supuesto que se descontará la jornada laboral al que no trabaje”, filtró una fuente oficial. Aunque no hubo notificaciones formales ni a UPCN ni a ATE, la decisión busca disciplinar. En el paro anterior, de mayo de 2024, el Ejecutivo había prometido lo mismo. Algunos gremialistas aseguran que los descuentos no se aplicaron del todo. Esta vez, juran en Balcarce 50, será diferente.
Lo cierto es que el acatamiento fue contundente en muchas dependencias estatales, aunque sin manifestaciones masivas. En la Casa Rosada interpretaron todo como un acto de campaña. “Es un paro político”, repiten hace semanas, por lo que Milei ni siquiera consideró iniciar gestiones para frenarlo. Apenas Francos tanteó a Gerardo Martínez, de la UOCRA. No hubo avances. Lo que sí hubo esta semana fue una confirmación importante: la visita a Buenos Aires del secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent. Llegará en los próximos días. El mensaje es claro: mientras la CGT paraliza, el Gobierno alimenta su vínculo con Washington.
En paralelo, desde los despachos oficiales, se defiende el rumbo económico sin medias tintas. “Imaginate si tuviéramos déficit, estaríamos con inflación y hechos miércoles”, graficó un funcionario cercano a Milei. En su mirada, la Argentina está bien posicionada para enfrentar turbulencias externas. “El problema no son los shocks de afuera, son los degenerados fiscales de adentro”, resumió ante la consulta de elDiarioAR.
En Balcarce 50 no parece haber lugar para la pausa ni para la autocrítica. El paro fue leído como un gesto más de la vieja política, al que había que responder con orden, agenda y señales de poder. La Casa Rosada eligió seguir adelante, sin diálogo y sin desvíos. Este viernes, el directorio del FMI podría aprobar el nuevo programa con la Argentina y confirmar el monto del primer tramo del desembolso. Para el Gobierno, la verdadera respuesta al paro llegará entonces: no en la calle, sino en dólares.
PL/JJD
"Queremos felicitar a todos los trabajadores que en el día de hoy pararon sus actividades para demostrar que el movimiento obrero lleva adelante una agenda clara para que se cambien las políticas de ingresos", sostuvo el cosecretario general de la central obrera Héctor Daer.
Héctor Daer, cosecretario de la Confederación General del Trabajo (GCT), aseguró hoy que el paro general fue un “éxito rotundo” y felicitó “a todos los trabajadores que dedicieron acompañar el llamado a la huelga”.
“Queremos felicitar a todos los trabajadores que en el día de hoy pararon sus actividades para demostrar que el movimiento obrero lleva adelante una agenda clara para que se cambien las políticas de ingresos”, sostuvo en conferencia de prensa. “Este gobierno está llevando adelante un ajuste profundo que está recayendo sobre las economías regionales, sobre la obra pública y en especial el sector de los jubilados”.
“Queremos felicitar a todas las organizaciones que concurrieron ayer a la plaza de los dos Congresos armando una marcha multitudinaria en apoyo a un reclamo justo que tiene que ver con la actualización de los haberes de jubilados y jubiladas”, añadió. “Ese reclamo fue parte de esta jornada de 36 horas de lucha”.
A su vez, el sindicalista se despegó de los incidentes registrados en algunos colectivos que funcionaron con normalidad por la conciliación obligatoria que acató la UTA.
“Nada tienen que ver con los trabajadores ni con las organizaciones sindicales”, dijo sobre esos ataques a pedradas que sufrieron algunas formaciones y que algunas lecturas lo asociaron a represalias contra la UTA de parte de otros sectores de la central obrera.
El sindicalista advirtió además que la campaña publicitaria montada por el Gobierno contra el paro de la CGT es un “mecanismo muy complicado que fue utilizado cuando se perdió la democracia”.
“Cuando se perdió la democracia fueron utilizados esos mismos medios maniqueos”, señaló al referirse a los eslóganes contra el paro que el Gobierno emitió por altoparlantes en las estaciones de trenes.
Daer también respondió el comunicado crítico del Gobierno que aludió al paro de “la casta sindical”: “Quiero descartar la palabra casta que no tiene nada que ver con este país, acá somos todos iguales ante la ley. En Argentina no hay división por castas pero sí podríamos dividir entre oligarquía y trabajadores”, sostuvo.
Y sobre el accionar de la Casa Rosada, agregó: “Cuanta presión hicieron sobre tantos sectores, nos vendían que había lugares en que no iban a parar”.
También, reiteró que el motivo de la huelga nacional fue la “caída de los ingresos y el ajuste profundo que esta recayendo sobre las economías regionales y la obra pública”.
Además de Daer, participaron de la conferencia sus pares del triunvirato, Carlos Acuña y Octavio Arguello, y otros referentes como Andrés Rodríguez, Sergio Romero y Cristian Jerónimo.
CRM
El vocero difundió la línea 134 para denunciar en caso de sufrir amenazas para adherir a la medida.
En pleno paro de la Confederación General de los Trabajadores (CGT), el vocero presidencial, Manuel Adorni, definió la medida como “uno de los últimos coletazos de quienes viven de la extorsión y el apriete”.
“Si te amenazan para obligarte a parar, hacé la denuncia al 134”, sostuvo a través de su canal de WhatsApp, y añadió: “Este es el paro de la casta sindical kirchnerista de los Moyano, que por tercera vez dejan sin trabajar a millones de argentinos”.
Para el funcionario, los sindicalistas “dejan al trabajador sin tren ni subte mientas ellos se mueven en autos importados”, y planteó además que “hablan de ‘justicia social’ y viven en los barrios privados más caros”.
“Están atrincherados en el poder político-sindical, enquistados en el nido de la casta”, denunció, y completó: “El avance de la libertad implica el fin de sus negocios y, como los animales salvajes cuando están acorralados, contraatacan para sobrevivir”.
El candidato a legislador porteño por La Libertad Avanza señaló que la CGT no tolera que “los trabajadores salgan adelante por su propia cuenta, sin ellos”, y elogió el programa económico del Gobierno.
“Mientras el salario promedio de diciembre de 2023 fue de 300 dólares, el de enero de 2025 fue de 1.100 dólares”, destacó, y sumó: “Es un paro que persigue intereses políticos y nada tiene que ver con los trabajadores”.
Por su parte, cuestionó la decisión de la central de convocar al tercer paro frente a la administración libertaria, en comparación a la nula actividad ante la gestión de Alberto Fernández.
“Eligieron no parar cuando había un presidente que acumulaba 1.020% de inflación en su gestión y sumergía al 57% de los argentinos a la pobreza, pero sí lo hacen contra el presidente que pulverizó la inflación y que sacó a 10 millones de argentinos de la pobreza”, sostuvo.
Por último, aseguró que la medida tiene un costo de 880 millones de dólares, e insistió en que se trata de “uno de los últimos coletazos de quienes viven de la extorsión y el apriete”.
Desde el Ministerio de Seguridad revelaron que registraron 92 denuncias relativas al paro, de 832 llamadas recibidas por la Coordinación de Denuncias de la línea 134.
Según reveló, se tomó en cuenta el lapso entre las 12 del día 9 de abril y las 12 del 10, donde se detectaron 79 llamadas en las que se expusieron amenazas por la asistencia a la huelga, y que aportaron datos específicos.
La Unidad Gabinete de Asesores brindó asesoramiento a 13 de las personas que se comunicaron.
Con información de la agencia NA
La división de los gremios del transporte generó que la calle tuviera actividad similar a la de las jornadas de fin de semana, con actividades en funcionamiento parcial y otras totalmente paralizadas. La central obrera habla de un "ausentismo muy grande" en la mayoría de los sindicatos adheridos.
Con la decisión de la UTA de no sumarse al paro general convocado por la CGT para este jueves y los colectivos en la calle, mientras que el resto de los gremios del transporte (trenes, subtes, taxis, aviones) sí se plegaron, la medida de fuerza tuvo acatamientos dispares, con actividades en las que la huelga se siente con fuerza y otras que funcionan con normalidad.
Las voces que pudieron escucharse en las calles a través de las consultas de los medios de comunicación, mostraron también reacciones dispares, con gente que acuerda con la protesta de los gremios que representan a los trabajadores y considera “grave” la realidad salarial, pero con la “imposibilidad” de plegarse al paro por la necesidad de no perder la jornada laboral (o por temor a represalias de la patronal), y quienes se manifestaron en concordancia con el pensamiento del gobierno de Javier Milei y en contra de la dirigencia sindical.
Durante la jornada, en algunos sectores se vieron largas filas en las paradas de colectivos, único transporte público que desde el sindicato que los nuclea, la Unión tranviarios automotor (UTA), decidió continuar con el acatamiento de la conciliación obligatoria dictada por la Secretaría de Trabajo el pasado 27 de marzo y que está vigente hasta este viernes, con el objetivo de no trabar las negociaciones salariales en curso, además de los conflictos internos y las diferencias que existen entres las conducciones sindicales.
Si bien Andrés Rodríguez, secretario adjunto de la Confederación General del Trabajo (CGT), afirmó que el paro “está siendo importante” y que desde varios sindicatos informaron que “hay un ausentismo muy grande” en la mayoría de los gremios adheridos, y que se vieron las estaciones de trenes y subtes desiertas, la calle tuvo movimiento, los comercios abrieron y trabajadores de distintos rubros no se plegaron a la medida de fuerza.
En tanto, en otros sectores, como los ferrocarriles, los subtes, los trabajadores aeronáuticos, camioneros, los servicios marítimos, la recolección de residuos, muchas oficinas públicas, los correos, los bancos estatales y las escuelas y universidades públicas, el acatamiento fue total.
En otros, como las insituciones educativas o bancos privados, las industrias, fábricas o los comercios, la situación fue dispar, atada a la posibilidad de trasladarse a los lugares de trabajo y a la decisión personal de adherir o no a la medida de la CGT.
La situación en el interior del país también es dispar, dependiendo de las actividades principales de cada distrito y la posibilidad de trasladarse a sus puestos de trabajo en medios de transporte.
El canciller Gerardo Werthein recibirá este viernes a los ministros de Relaciones Exteriores del bloque. La cita se da en un contexto de tension entre los miembros del Mercosur, sobre todo luego de que Javier Milei dejara en claro que su alineación es con los Estados Unidos.
Trump envía al secretario de Tesoro de Estados Unidos para reunirse con Milei
Atravesados por un escenario global agitado por la guerra comercial que desató el presidente, Donald Trump, al subir los aranceles de los Estados Unidos, los ministros de Exteriores del Mercosur se reunirán este viernes en Buenos Aires para delinear la actualidad del bloque. La cita se produce en medio de marcadas diferencias entre los socios sobre como continuar el proceso de integracion regional. Por caso, el propio Javier Milei, cuestionó varias veces la utildad del bloque y se mostró más proclive en alcanzar un acuerdo con los Estados Unidos que hoy resulta solo un anhelo del Presidente.
Será una cita a puertas cerradas y de carácter informal ya que no figura en las reuniones previstas en la agenda oficial. A Buenos Aires llegarán para reunirse con el anfitrión, el canciller Gerardo Werthein, los representantes de Brasil, Mauro Vieira; Uruguay, Mario Lubetkin; y Paraguay, Rubén Ramírez.
En diciembre pasado, durante la Cumbre de Líderes del Mercosur en Montevideo, en la que asumió como la presidencia “pro tempore” del bloque, Milei se quejó porque la integración resultaba un escollo para el progreso individual de los países. “En las últimos años hemos perdido las oportunidades de nuestra vida, fuimos a contramano del mundo”, disparó. Y agregó: “Este bloque no puede ser un cepo que limite a nuestros países”.
Así, desde que se hizo cargo de esa presidencia, la múltiple agenda interna y externa del bloque parece haber perdido impulso, ya que Milei dejó en claro que en materia exterior Estados Unidos es su objetivo. Es que la normativa del Mercosur impide a los países miembros negociar acuerdos comerciales con otros mercados de manera independiente y no como bloque. A esto se suma el anuncio de aranceles que realizó Trump el pasado 2 de abril que sumó una cuota extra de tensión ya que los socios no tienen una postura única sobre cómo responder desde un bloque donde las decisiones se toman por consenso y no por mayoría.
Este lunes, quien llegará a Buenos Aires es el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott K.H. Bessent, y se reunirá no solo con el Presidente, sino también con el ministro de Economía, Luis Caputo.
El viaje del funcionario que hace las veces de ministro de economía de la principal potencia del mundo es un fuerte guiño al Gobierno ante el avance del acuerdo con el FMI. De hecho, llegará al país apenas días después de que el board del Fondo confirme finalmente de cuánto será el primer desembolso de la nueva deuda por U$S20.000 millones que ya tuvo la aprobación del staff.
Mientras el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, dejó en claro que rechzará las imposiciones de Trump y aseguró que tomará “todas las medidas posibles para defender a las empresas y a los trabajadores brasileños”, Uruguay y Paraguay prefirieron la cautela ante la guerra comercial. En ese contexto, Milei se apuró a prometer que Argentina adecuará la normativa argentina para cumplir con los requerimientos de la “propuesta de aranceles recíprocos” de Trump.
“Todo indica que Argentina utilizará el contexto para presionar a sus socios regionales en un acuerdo rápido con Estados Unidos como vía para evitar las sanciones arancelarias. Resta ver la reacción de los socios del Mercosur y, en el eventual caso de una negativa a negociar, qué actitud tomará Argentina”, señaló en un informe el Instituto para las Negociaciones Agrícolas Internacionales, según señala la agencia EFE.
A contramano de la posición argentina, este jueves, el presidente de Uruguay, Yamandú Orsi, aseguró que el proteccionismo que existe en este momento está ayudando a que se acelere el acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea. “Creo que a Europa no le queda más remedio que bajar un poco la exigencia si es que quiere abrirse en un mundo que se cierra. Creo que eso está pasando”, dijo el presidente uruguayo.
Los ministros de Relaciones Exteriores llegarán a Buenos Aires en un contexto en que parece dificil que los socios puedan llegar a un consenso para responder a Trump como bloque. Estados Unidos impuso a los países miembros un arancel adicional del 10 %.
El comercio del Mercosur se rige por un arancel externo común (AEC), con alícuotas que van desde el 0 al 35 % y cuyo promedio bajó hace dos años un 10 % para la mayoría de los productos que ingresan al bloque.
De acuerdo a la Organización Mundial del Comercio (OMC), Argentina aplica un arancel promedio del 13,4 %; Brasil, del 11,2 %; Uruguay, del 10,1 %; y Paraguay, del 8,6 %.
El bloque podría como conjunto subir o bajar su AEC, sea en represalia a Estados Unidos o para llegar a un acuerdo con Washington, o bien para estar mejor plantado ante otros mercados en el convulsionado escenario comercial.
“Es difícil. No hay consenso político y hay orientaciones económicas diferentes”, dijo a EFE la experta en relaciones internacionales Florencia Rubiolo, directora de Insight 21, espacio de conocimiento de la Universidad Siglo 21.
Si los socios no pueden llegar a un consenso, a cada país le queda la alternativa de adoptar las denominadas “acciones puntuales” para aumentar aranceles por sobre el AEC “por razones de desequilibrios comerciales derivados de la coyuntura económica internacional”.
Cada miembro del Mercosur puede tener una Lista Nacional de Excepciones (LNE) al AEC en una cantidad limitada de productos que puede cambiar cada seis meses, previa notificación a sus socios.
Para Lisandro Mogliati, consultor en negocios internacionales y profesor universitario de comercio exterior, la “amenaza latente” de salir del Mercosur existe porque Milei “tiene la convicción de que puede ser una medida atinada”.
“Desde el punto de vista geopolítico, Milei está pensando en algo diferente a lo que han venido construyendo distintos mandatarios suramericanos para hacer fuerte esta iniciativa integradora en Suramérica y evitar acuerdos bilaterales con grandes potencias, que resultasen desproporcionados”, dijo a EFE Mogliati.
Con información de Natalia Kidd de EFE