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Sin fecha exacta definida, Milei busca avanzar con proyectos que prometen álgidas discusiones en el recinto de Diputados. El Ejecutivo intenta mostrar iniciativa y excluir de la agenda al Prespuesto 2025, pero enfrente tiene a una oposición que no parece dispuesta a ceder terreno.
El Congreso apagó las luces de su período ordinario el 30 de noviembre. Sin embargo, Javier Milei ya tiene decidido el llamado a sesiones extraordinarias. Con una lista de temas que pondrá nuevamente a prueba el vínculo de La Libertad Avanza con el PRO, su principal aliado legislativo, el Gobierno irá a fondo con proyectos que prometen generar álgidos debates en el recinto de la Cámara de Diputados, aunque ya adelantan que no incluirán ni el Presupuesto 2025 ni Ficha Limpia.
“No hemos todavía conversado con el presidente sobre cuál es la fecha oportuna, pero la intención es hacerlas en diciembre”, señaló este domingo el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, sobre la postestad que tiene Milei de reabrir el Congreso, cuya actividad se paraliza entre diciembre y marzo. El Ejecutivo busca mostrar iniciativa para avanzar con cambios que considera significativos, pero enfrente tiene a una oposición que tampoco parece dispuesta a ceder terreno.
Desde la Casa Rosada confirman que quieren avanzar con la reforma política. Entre las propuestas más resonantes está la eliminación de las Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), defendida como una medida de austeridad que también desarma el tablero político tal como se lo conoce. En Diputados, el poroteo todavía es muy incipiente. Salvo el kirchnerismo, que dejó trascender que está dispuesto a debatir la “suspensión” de las primarias, desde la oposición denuncian estar frente a una maniobra
En el oficialismo también buscarán flexibilizar las reglas del financiamiento de campañas, eliminando los topes a los aportes privados, e incluir ajustes a la ley de partidos para frenar la proliferación de agrupaciones que solo existen como “sellos de goma”. La paradoja no pasa desapercibida: en 2023, Milei se apoyó en una red de pequeños sellos provinciales que le permitió tener presencia en todo el país. Ahora, una vez en el poder, intenta cerrar esa puerta para evitar que otros sigan el mismo camino.
Otro tema que quiere empujar Milei es la privatización de Aerolíneas Argentinas, una medida que cuenta con dictamen de comisión pero que genera resistencias tanto en el Congreso como en la calle. Los sindicatos y sectores de la oposición la rechazan frontalmente, mientras que otros la ven como un paso inevitable para reducir el gasto público. La definición se espera en los próximos días, pero el contexto no favorece grandes acuerdos.
También suma presión la discusión en torno a la composición de la Corte Suprema. Con la salida de Juan Carlos Maqueda el 29 de diciembre, el máximo tribunal quedará reducido a tres miembros, lo que amenaza con complicar su funcionamiento. Por eso, el Gobierno evalúa designar a Ariel Lijo a Manuel García-Mansilla en comisión, un mecanismo legal pero controversial que podría agravar las tensiones políticas. El jefe del interbloque peronista del Senado, el formoseño José Mayans, ya advirtió que no apoyará una maniobra unilateral y que sus 33 senadores están listos para vetar cualquier decisión que no pase por la Cámara alta. La Casa Rosada necesita reunir 48 votos para una designación definitiva, un desafío monumental en un contexto de fuerte polarización.
En paralelo, muchos proyectos importantes quedaron en el tintero. El Presupuesto 2025, por ejemplo, es un gran ausente. Milei planea prorrogarlo por segundo año consecutivo, una estrategia que le otorga mayor libertad para manejar las cuentas públicas. Aunque hubo debates en Diputados liderados por José Luis Espert, las negociaciones se estancaron cuando los gobernadores radicales y del PRO exigieron medidas como el pago de las deudas previsionales y una distribución más justa de los Aportes del Tesoro Nacional (ATN). Frente a estas demandas, el oficialismo cortó el diálogo argumentando que no pondrá en discusión la regla del déficit cero.
Otra iniciativa rezagada es la de Ficha Limpia, que busca prohibir que personas con condenas firmes puedan ocupar cargos públicos. A pesar de las promesas que le hiciera el propio Presidente a la diputada Silvia Lospennatto de que trabajarán en un nuevo texto, la realidad es que todavía no hay avances concretos. Esto ya generó críticas de parte del PRO, que acusa al oficialismo de no tener un compromiso real con la transparencia.
El proyecto de juicio en ausencia, pensado para casos como el atentado a la AMIA, también quedó fuera de la agenda, al igual que la propuesta de agravantes para reincidentes delictivos impulsada por la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. Aunque ambas iniciativas obtuvieron dictámenes de mayoría, no lograron superar la falta de quórum en las últimas sesiones.
En el ámbito sindical, tampoco avanzó la reforma que apunta a “democratizar” los gremios, limitar la reelección indefinida de dirigentes y eliminar las contribuciones obligatorias para no afiliados. Esta propuesta, que afecta directamente a la CGT y las CTA, es vista por los sindicatos como una provocación, por lo que ya amenazaron con movilizaciones masivas si se insiste en su tratamiento. En Diputados, Martín Tetaz intentó reactivar el debate, pero también quedó lejos de reunir el quórum necesario.
DM/PL
El riojano sería reelegido este miércoles al frente de la Cámara baja, en un acuerdo macro entre el oficialismo y la oposición. Los libertarios chocan ante la conveniencia de que se llame a extraordinarias: Presupuesto 2025, Ficha Limpia y los jueces a la Corte, entre los pendientes.
En la recta final del año, el oficialismo delinea en el Congreso su estrategia para mantenerse al frente de la agenda política. El primer paso será concretar mañana la reelección de Martín Menem como presidente de la Cámara de Diputados, y recién después definir si Javier Milei convoca a sesiones extraordinarias. Hay visiones encontradas entre los libertarios sobre la conveniencia de mantener abierto el Parlamento, por ejemplo para debatir el demorado Presupuesto 2025.
La sesión preparatoria de la Cámara baja este miércoles mostrará el nivel de acuerdo macro entre las distintas bancadas. Salvo una sorpresa, estaría descontado que el riojano continuará a cargo de la lapicera que maneja los tiempos entre los diputados. Según pudo reconstruir elDiarioAR, Menem tiene tanto el apoyo de los aliados del PRO, pero también del grueso de los opositores, entre ellos el peronismo-kirchnerismo.
La continuidad de Menem se cocinará en una reunión de jefes de bloque previa a la sesión de mañana citada a las 14. Distintas voces legislativas consultadas por este diario coincidieron en que la sesión de mañana debería ser corta y sin sobresaltos, luego del ruido de la semana pasada por la multiplicidad de sesiones, pero sobre todo por el segundo fracaso de la Ficha Limpia y la denuncia macrista de que hubo un pacto entre Milei y Cristina Kirchner.
La iniciativa bandera del PRO tensó al máximo la cuerda con La Libertad Avanza. Sin embargo, en el partido amarillo están dispuesto a dar vuelta la página y acompañar la reelección del riojano. En el PRO se endilgan de ser “institucionalistas” y “no rencorosos”. “Si Milei lo quiere a Menem, vamos a acompañarlo. Es un lugar que le corresponde al oficialismo”, plantearon en el despacho de Cristian Ritondo.
Junto al PRO, a Menem lo votarán la UCR de Rodrigo de Loredo, parte del espacio de Miguel Pichetto, los bloques de los gobernadores dialoguistas, y también una porción de Unión por la Patria. Hay grandes chances de que se abstengan los radicales disidentes del bloque Democracia y la Izquierda. Con ese panorama, el diputado libertario estaría doce meses más al frente de la cámara, justo en un año clave por la renovación de un tercio de la Cámara baja en las legislativas.
En el Gobierno esperan la confirmación de Menem para emitir una señal clara sobre las sesiones extraordinarias. Básicamente definir si habrá o no. Varios fueron los temas que quedaron en el tintero del Congreso, tanto de Diputados como en el Senado, pero hay visiones encontradas sobre la conveniencia de mantener abiertos los pasillos parlamentarios.
En la cúpula del oficialismo mantienen la reserva sobre cuál será la jugada mileísta, pero en la incertidumbre sí está claro que el Gobierno no estaría dispuesto a discutir el Presupuesto 2025. Las conveniencias de patear otra vez el de 2023, a partir del uso discrecional de las partidas durante un año de cierto plebiscito electoral, suena más atractivo. “Presupuesto ya no creo que se envíe. A lo sumo podría ser la eliminación de las PASO”, comentó una fuente muy al tanto de los movimientos de Menem.
Incluir el proyecto de reforma política en las extraordinarias también sería temerario para Milei, porque si esa iniciativa se aprueba durante el verano, será difícil que comience a estar vigente en el mismo año de elecciones. El paquete de cambios que propone el libertario busca eliminar las primarias, pero también cortar el financiamiento estatal a los partidos políticos y modificar las condiciones para su existencia.
“Espero que no convoquen a extraordinarias. No está el horno para bollos”, metaforizó un diputado que tiene terminales propias en el Gobierno.
También está en el aire la posibilidad de que se incluya en las extraordinarias la versión mileísta de Ficha Limpia, que Milei le prometió a Silvia Lospennato después de vaciarle el quórum el jueves pasado. Aún no se terminó de disipar la versión de que los libertarios pactaron con el kirchnerismo para que no se proscriba a CFK en el 2025, a sabiendas de que al mandatario le conviene polarizar con la flamante jefa del PJ.
Pero si decide mantener abierto el Congreso, el Gobierno también tiene otros temas para que se discutan en el Senado. Las ordinarias terminaron con la designación de Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla a la Corte Suprema como la deuda legislativa más sobresaliente. La Rosada, además, nunca terminó de enviar los pliegos para completar el sinfín de vacantes en la Justicia federal, junto con el nombre para la Procuraduría.
Hasta el viernes de la semana pasada en el bloque de La Libertad Avanza había un convencimiento cerrado de que Milei iba a firmar un llamado a extraordinarias, pero con el paso del fin de semana entre los libertarios creció la duda. Aunque es un territorio gobernado por Victoria Villarruel, la estrategia parlamentaria en la Cámara alta la lleva adelante el senador Ezequiel Atauche. Con limitaciones, el jujeño fue quien tuvo el rol burocrático de ir despacho por despacho para que se firme el pliego de Lijo.
Que el juez federal haya completado el álbum de apoyos para que su dictamen avance en comisión contrasta con la falta de apoyo que tiene el catedrático ultraconservador de la Universidad Austral. Esa agenda abierta también forma parte de la compleja trama de intereses cruzados entre los libertarios, el macrismo y el peronismo. Un nudo gordiano que habrá que ver si termina de desatarse en sesiones extraordinarias o no.
MC/JJD
Subió 178% frente a un 172% de inflación. Ayudaron la amnistía fiscal, los beneficios a deudores de tributos y de aportes patronales, y la restauración del gravamen a los empleados que más cobran. Siguen cayendo ingresos que dependen de la actividad económica, como el IVA y los aranceles a la importación. La rebaja tributaria a los más ricos también impacta fuerte.
La recaudación tributaria creció por segundo mes en los 12 que lleva Javier Milei como presidente. La primera vez fue en mayo, por la restauración del impuesto a las ganancias a los empleados que más cobran y la suba del PAÍS en el inicio de su gestión. En noviembre, la recolección subió en noviembre último 178%, más que la inflación calculada en 172% interanual por consultoras como C&T Asesores Económicos. Es decir, se trata de un aumento real de los ingresos del Estado, un motivo para festejar más allá de que Milei sea antiimpuestos y anti-Estado. Pero no es una señal de que la economía empiece a repunta, y eso lo demuestra la caída de los ingresos por IVA, sino del éxito del blanqueo de capitales y de la restitución de Ganancias. En los primeros 11 meses de 2024, la recaudación subió 219%, bien por encima de la inflación prevista, del 118% anual, según C&T, en parte por la amnistía tributaria y por el incremento del impuesto PAÍS, después revertido.
El blanqueo, que finaliza en marzo próximo pero cerró su primera y principal etapa en noviembre, influyó en la recaudación del mes pasado: se recaudaron por el impuesto especial $97.456 millones. En total, el Estado ingresó $13 billones. Además impactó la moratoria impositiva y previsional, con $ $287.061 millones. Así lo informó la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA), que encabeza Florencia Misrahi.
La recaudación del IVA, reflejo del consumo, se elevó sólo 156%, por debajo de la inflación, es decir, cayó en términos reales. Ganancias, por la restauración del gravamen a los trabajadores que más cobran se elevó 187%. El impuesto a los débitos y créditos creció 162%, menos que el índice de precios al consumidor (IPC). Los aportes a la Seguridad Social, 189%, por encima del IPC, gracias a la moratoria, no por un repunte del empleo. Las retenciones aportaron 482% más, entre la normalización de la cosecha tras la sequía de 2023 y el apuro de los productores agrícolas por liquidar ante el descenso del dólar paralelo.
Además, los aranceles a la importación, que Milei está abriendo, subieron 163%, por debajo del IPC, como muestra de una economía que aún no repunta. Bienes Personales apenas creció 37% como evidencia de la rebaja del impuesto a los más ricos, la única que hizo Milei en su primer año de gobierno, votada también por la oposición dialoguista. El impuesto PAÍS, que el presidente redujo en septiembre, mejora sólo 97%. Por último, el impuesto a los combustibles, que este gobierno elevó después de las postergaciones que hizo el anterior pese a lo establecido por ley, recaudó 632% más.
Para un gobierno que llegó con la bandera de “menos impuestos y menos Estado” resulta curioso que la recaudación despegue gracias a blanqueos, moratorias y el regreso de tributos que juraban enterrar. Al final, parece que los ideales libertarios no pagan las cuentas; los viejos trucos fiscales, sí. Una paradoja más en el arte de gobernar lo que se pretende destruir.
AR/JJD
Ya no queda ninguna cotización paralela por arriba de los $1.100 y están cada día más cerca del oficial, algo celebrado por el Gobierno mientras muchos sectores económicos se las ven en figurillas para sobrevivir en plena recesión. Del levantamiento del cepo todavía no hay noticias.
El dólar contado con liquidación (CCL) bajó este lunes a $1.097, el menor valor desde mayo, y el dólar blue, el que se compra en las cuevas, cerró en $1.100. El MEP, a $ 1.074. En la pizarra electrónica del Banco Nación este mismo lunes el llamado dólar oficial minorista se vendió (a quienes pueden comprarlo libremente, que son muy pocas personas, y solamente hasta US$200 por mes) a $1.032. Esta caída del dólar redujo la brecha cambiaria a entre el 5% y 9%, lo que podría parecer una buena noticia. De hecho, el gobierno del tándem de economistas Javier Milei-Luis Caputo lo festeja con bombos y platillos. Pero no.
El cepo cambiario sigue vigente, sin novedades al respecto de parte del gobierno de La Libertad Avanza, que les viene prometiendo a los trabajadores y a los sectores económicos que un día lo va a levantar y se producirá la bendita unificación cambiaria, para ser “un país normal”. Y en este contexto, como consecuencia de los dólares baratos no son ni pocos ni menores en tamaño los sectores de la economía nacional que viven una grave crisis: el campo, la industria, el turismo receptivo y el sotftware, entre otros.
Los brasileños que vinieron el último fin de semana a Buenos Aires para ver la final de la Copa Libertadores entre Botafogo y Atlético Mineiro en la cancha de River se agarraban la cabeza de lo caro que les parece hoy la Argentina que hace un año era baratísima. Pero para los argentinos también es caro vivir en la Argentina porque los ingresos de la gran mayoría de los ciudadanos no se han recompuesto al nivel de la inflación, que va en baja pero este año cerrará, con suerte, en el 105%. La apertura de las importaciones, en este contexto, supone además un golpe de nocaut a la producción nacional.
En el mercado oficial de cambios, este lunes, el dólar mayorista escaló $1 a $1.012,50. El mes pasado trepó cerca de un 2% y en el año acumula una suba de 25,12%, contra una inflación que lo cuadruplica.
En el comienzo del último mes del año, el Banco Central (BCRA) vendió dólares por segunda jornada consecutiva, con un resultado negativo neto de US$52 millones, que se sumaron a los US$171 millones vendidos el viernes. Mientras tanto, las reservas brutas internacionales se recuperaron parcialmente al alcanzar los US$31.324 millones.
En cuanto al dólar futuro, el contrato de diciembre cedió 0,2% a $1.037, mientras el de enero recortó 0,1% $1.059,5. Para el resto de los plazos de 2025 se observaron comportamientos muy dispares; en todos la tasa nominal anualizada (TNA) se ubicó por debajo del 30%.
El modelo económico y específicamente cambiario y de comercio exterior aperturista que proponen Milei y Caputo provoca, por ejemplo, que la industria automotriz enfrente costos en dólares que superan los niveles regionales, lo que llevó a algunas empresas a analizar su traslado a Brasil. El turismo también muestra señales de alerta: las reservas en la costa bonaerense disminuyen, mientras que los argentinos que pueden pagárselas eligen destinos como Brasil (que para colmo produjo una devaluación del real) y Chile, donde los costos son más competitivos.
Sectores como el agro y las economías regionales también sufren. La importación de productos como carne porcina, tomate en lata y vino chileno crece exponencialmente, desplazando a los productores locales. El cine y el software no escapan a esta crisis: productoras argentinas se mudan a Uruguay y otras analizan paralizar proyectos por costos insostenibles.
Estas problemáticas rememoran la crisis de los años 90, cuando la paridad cambiaria y las políticas de apertura dejaron un saldo de cierres fabriles y pérdida de empleos. Las políticas actuales del gobierno libertario parecen repetir ese camino: priorizan la estabilidad nominal del dólar a través del carry trade y la intervención del Banco Central a costa de la producción, el empleo y la competitividad estructural.
Mirtha Legrand lo había advertido en 1991, en los albores de la década de gobierno de Carlos Menem (Partido Justicialista), en una entrevista que le concedió a Jorge Guinzburg, en su programa Peor es nada, que se viralizó en redes sociales en las últimas semanas (no por casualidad). “¿Qué opinás de este gobierno?”, le preguntó el conductor y humorista a la diva, que le dio una visión suya que se terminaría confirmado con el correr de los años hasta que el país estalló en diciembre de 2001, un diagnóstico que se pareció a una premonición: “No me gusta la enorme cantidad de gente que está sin trabajo, no me gusta nada. Y no me gusta la vida cara en la Argentina. Es muy cara la Argentina. Los sueldos no son altos y, en ese sentido, realmente hay mucha gente que no lo está pasando bien (...) Hay un caudal de argentinos que no lo están pasando bien”.
Treinta y tres años después de las palabras de Mirtha Legrand, la película parece la misma aunque ahora con guion libertario. En lugar de la paridad cambiaria de los 90, el uno a uno establecido por la ley de Convertibilidad, hay una pretendida y prometida unificación cambiaria que sigue en veremos; y en lugar de estabilidad, una inflación que baja pero con sueldos que siguen aplastados y la producción, ahogada. Eso sí, siempre queda el consuelo de los números en las pizarras y las reservas que “se recuperan parcialmente”. Porque si algo hemos aprendido en esta tierra es que, entre espejismos y realidad, el dólar siempre será el gran protagonista.
JJD
Javier Milei activó un arquetipo de rebeldía frente a un período de descomposición de la hegemonía constituida por la alianza entre peronismo y progresismo. La potencia disruptiva en el discurso y la acción es hoy patrimonio de la derecha y sus voceros.
En este momento histórico, en Argentina y no sólo en Argentina, se activó un arquetipo del inconsciente colectivo en la clase política y económicamente dominante que, además, se refleja en la sociedad como un juego de espejos. Se trata del arquetipo del Rebelde.
No tomo el concepto del esoterismo, tarot o astrología. Siguiendo en la línea de mi artículo anterior y abusando de la libertad del columnista para la imprecisión académica, abordo la cuestión desde la psicología analítica de Carl Jung y su teoría del inconsciente colectivo.
Jung afirma que el sustrato básico de la conciencia humana es de naturaleza atávica, casi innata, universal. Este inconsciente colectivo ecuménico se expresa en arquetipos que aparecen una y otra vez en los mitos y leyendas de todas las culturas que -como afirman muchos psicólogos, sociólogos y antropólogos- expresan en forma alegórica lo inconsciente.
Este sustrato como nivel básico de la conciencia humana está debajo, por así decirlo, del propio inconsciente personal y desde luego la conciencia. En otro artículo espero tratar una dimensión que creo intermedia y ausente en la teoría, el volksgeist de Herder, que expresa el consciente-inconsciente nacional-popular.
Conforme a Jung, este inconsciente colectivo universal contiene distintos arquetipos, manifestaciones simbólicas, que pueden activarse en determinados momentos de la vida personal o la historia social. Esta activación es la externalización del símbolo en la realidad que en ocasiones se expresa en forma creativa-constructiva y, en otras, destructiva. Los arquetipos pueden personificarse en líderes políticos o personas destacadas en la vida pública, pero representan un momento socio-cultural.
Javier Milei encara sin lugar a duda la figura del Rebelde. El arquetipo que se activó es la rebeldía frente a un período de descomposición de la hegemonía constituida por la alianza entre peronismo y progresismo.
Es difícil para las tradiciones peronistas tantas veces rebeldes frente a la injusticia social -la primera resistencia peronista, las organizaciones revolucionarias- reconocer que perdieron este rasgo de su fisonomía. Esto es aún peor para las tradiciones de izquierda que construyen desde la rebeldía su mística y centro de atracción. Que la rebeldía se volvió de derecha, como afirma Pablo Stefanoni, me resulta del todo evidente. El aburguesamiento de la mayor parte de las referencias peronistas, progresistas e izquierdistas -incluyendo a la izquierda trotskista- es innegable. Se expresa en su discurso altisonante y sus acciones moderadas.
La potencia disruptiva en el discurso y la acción, la justificación de la violencia por el ideal, la representación de un movimiento contrahegemónico frente a un régimen político-cultural decadente es hoy patrimonio de la derecha y sus voceros. El “Gordo Dan” constituyendo el Brazo Armado de La Libertad Avanza es la expresión verbal máxima del Rebelde. La cultura de la doma, confinada por ahora a las redes sociales, tiene como antítesis la idea del león indómito asociado al Rebelde.
La inaudita audacia de votar en la más absoluta soledad en las Naciones Unidas, la temeridad de anunciar la constitución de un brazo armado del partido de no-izquierda, el permanente desafío a elementos constitutivos del sistema (los grandes medios, la clase política, las organizaciones intermedias, incluso ciertos empresarios), la violación de pactos culturales que parecían definitivos (la no-discriminación), el desprecio desvergonzado de la democracia burguesa son todos elementos que suman a la caracterización del arquetipo.
Quien afirme que la rebeldía no es tal sino una representación teatral que busca atraer a la gente en función de los intereses de las élites económicas que ya son dominantes no comprende la naturaleza del Rebelde. Lo que caracteriza una rebelión es la intensidad, no el contenido. Efectivamente, las estructuras de poder son los beneficiarios de este movimiento rebelde, pero eso no le quita un ápice de rebeldía. En todo caso, el mundo Milei activa el arquetipo del Rebelde Sombrío, pero rebelde al fin.
La sombría derecha rebelde se levanta contra las certezas combinadas de la modernidad y la posmodernidad. Su reacción es violenta, ruidosa, tormentosa. Sus milicias digitales y su vanguardia política es la versión patética de los grupos juveniles contrarrevolucionarios de la revolución francesa, tan patética como fue, por ejemplo, “La Recuperación Argentina” del gobierno albertista. Cualquier comparación con la liga patriótica, las juventudes fascistas o hitlerianas corre por cuenta del lector.
El conservadurismo actual consiste en las tradiciones políticas modernas y posmodernas cuyas promesas -derechos humanos, sociales, culturales, ambientales- no se realizaron. Los rebeldes profesionales de izquierda dogmática que pregonan una ruptura revolucionaria estando plenamente integrados al sistema y absorbidos por un nihilismo quejumbroso son la quintaesencia del conservadurismo autocomplaciente y acrítico. La derecha gobernante no es conservadora, es reaccionaria: nace de una reacción visceral que tomó impulso social en parte por años de represión en la cárcel de lo políticamente correcto, pero puramente ideológico y socialmente ineficaz.
Las promesas humanistas no pueden realizarse sin asumir una necesaria actualización que perciba los signos de los tiempos, que baje de la ideología a la realidad popular, la depure de sus ideologismos coloniales y la sintetice en un contra-arquetipo.
Desde la transición democrática, nuestro pueblo, en sus distintos momentos, activó sus arquetipos Junguianos: el arquetipo del Amante alfonsinista del “somos la vida, somos la paz”, el arquetipo del Trickster con el espejismo hedonista y el “roba pero hace”. El Moralista Hipócrita de la Alianza que va terminar con “la fiesta para pocos”; el Huérfano del “que se vayan todos”. Llegó luego el arquetipo del Restaurador, del “volvimos”, el cuadro que se baja, el de la “reconstrucción de la burguesía nacional” que dio paso al arquetipo más poderoso de la etapa, Gran Madre, celosa defensora de sus hijos que puede afirmar que el “amor vence al odio” y ampliar la protección social de sus prole pero también defender su territorio como tigresa frente a cualquiera que se aparezca como depredador.
Entre el 2015 y el 2023 no se activaron arquetipos. Hubo un largo periodo de desapasionamiento político y desactivación social con escasos momentos de irrupción… puro aburguesamiento de la clase gobernante y puro empobrecimiento de las clases populares, hasta que emergió el sombrío Rebelde que germinaba al calor del empobrecimiento y la disociación.
Cuál es el contra-arquetipo que debe activarse para derrotarlo y abrir un ciclo de recomposición nacional humana, justa, libre y soberana… no lo sé. Posiblemente un Rebelde, pero de otra especie que desafíe al Rebelde sombrío con mayor virulencia y propuestas más radicalizadas. Lo que tengo claro es que mientras la emoción política -aunque sea destructiva y deshumanizante- esté en el campo derechista al servicio de las élites (pero con la propulsión del inconsciente colectivo) no habrá potencia para la victoria de las banderas que sostenemos.
JG/MF