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“La vía pública es el rostro de una nación, el único escenario donde el Estado está presente visiblemente en la persona de los miembros de sus fuerzas de seguridad”. Página 52 de De un día para otro. Medidas para cambiar de verdad en las primeras 24 horas de gobierno (Sudamericana), el libro que publicó Patricia Bullrich en septiembre pasado y que presentó en el salón de actos de la Facultad de Derechos de la UBA apenas días después de ganarle a Horacio Rodríguez Larreta las PASO y poco antes de quedar fuera del balotaje que ganó Javier Milei. Con la oficialización este viernes de que volverá al ministerio que condujo entre 2015 y 2019, la frase podría dejar de ser una simple consigna puesta en letras para pasar a ser una política estatal: para Bullrich, antes que nada, primero están las fuerzas de seguridad.
Bullrich vuelve a Seguridad de la mano de Milei, con el objetivo de “poner orden”. Un “orden” al que relaciona directamente con la presencia activa de las fuerzas y el control policial de la vida cotidiana. No será un mero revival de lo que fue su gestión durante el macrismo, sino una profundización de aquellas políticas de “mano dura”, expresión que llegó a usar durante su campaña electoral. Ahora cambió el tono, haciendo suya una frase que patentó el libertario: “Es simple: el que las hace las paga”, cerró su mensaje en redes sociales al aceptar el cargo que asumirá el 10 de diciembre.
Tanto su último libro como su gestión con Mauricio Macri dan pistas de lo que será la política de seguridad mileista, con el control de la calle como eje central. La vía pública pasará a ser escenario de la avanzada política, económica y hasta cultural que propone el presidente electo. Y ahí tiene que estar la policía. “Los agentes del orden (...) son la única expresión de un gobierno a cielo abierto”, dice Bullrich en su texto. elDiarioAR solo encontró silencio en su entorno en las últimas horas.
Lo primero con lo que querrá barrer Bullrich será con cualquier posibilidad de piquetes y manifestaciones que pueda ocasionar el ajuste económico que propone Milei. En eso estará en línea con el flamante ministro de Seguridad que tendrá la ciudad de Buenos Aires, Waldo Wolff. De hecho este viernes el jefe de Gobierno electo, Jorge Macri, celebró un operativo de la Infantería de la policía porteña que impidió un piquete en la avenida 9 de Julio.
El tándem Bullrich-Wolff tendrá el primer desafío muy pronto: el 19 y 20 de diciembre el Polo Obrero agendó sus primeras jornadas de marchas en todo el país por los planes sociales. La receta que aplicará el gobierno entrante será con represión.
En el imaginario bullrichista sigue muy fresca la movilización contra la reforma previsional de diciembre de 2017: el latiguillo macrista son “las 14 toneladas de piedras” que se habrían lanzado desde los manifestantes kirchneristas y de izquierda contra la policía. La exministra recuerda en su libro que le impidieron actuar con las fuerzas federales para reprimir, mientras el oficialismo fracasaba en la votación en la Cámara de Diputados.
“A algún funcionario nacional se le ocurrió que no había que reprimir aquel ataque salvaje y premeditadamente organizado cuya fallida contención quedó a cargo de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires, paralizada y victimizada por la orden de no actuar”, escribe, en referencia implícita al entonces jefe de Gabinete, Marcos Peña, y a Larreta. “Durante el ejercicio de mi cargo de ministra de Seguridad no permití los cortes de rutas nacionales, las vías sobre las cuales yo tenía jurisdicción; pero debe reconocerse que no todos procedieron de la misma manera”, apunta en su texto.
Ahora Bullrich vuelve recargada: “Ni una sola piedra arrojada quedará impune”, destaca en un capítulo donde escribe: “Las fuerzas de seguridad, con el respaldo de las normas y del poder político, poseen experiencia suficiente para disolver los piquetes, identificar a sus líderes y arrestarlos, porque la interrupción de una vía de acceso constituye un delito que se comete en flagrancia y, por tanto, no se requiere una orden judicial para actuar”.
La política antipiquete de la futura ministra va el línea con el regreso de la llamada “doctrina Chocobar”, un protocolo que ella misma reglamentó en la resolución 956/2018 y que habilitaba a las fuerzas federales a disparar sus armas reglamentarias ante cualquier amenaza, aún cuando del otro lado no hubiera armas o quien violara la ley estuviera de espaldas.
Escribe Bullrich en su libro: “Durante mi gestión, di orden a mis asesores de elaborar un protocolo sobre el uso de las armas de fuego. Ese protocolo establecía claramente en qué casos y de qué manera podían utilizarlas e incluso disparar. La propia Corte Suprema de Justicia de la Nación —ya sin Zaffaroni— me había sugerido redactar algo así y, una vez puesto en marcha, el protocolo fue avalado, en diferentes casos, por siete jueces federales. Terminado nuestro mandato, lo primero que hizo el gobierno kirchnerista, a instancias de la nueva ministra (en alusión a Sabina Frederic), fue derogar aquel protocolo. Los miembros de las fuerzas de seguridad quedaron en tal situación de incertidumbre que un policía prefirió correr el riesgo de que lo mataran antes que sacar su pistola para defenderse”.
El nombre público de esa normativa remite al caso del expolicía Luis Oscar Chocobar, quien en diciembre de 2017 mató al balear por la espalda a Juan Pablo Kukoc, en diciembre de 2017, durante un intento de robo a un turista extranjero. Bullrich se atrevió a llevar a Chocobar como uno de sus “invitados especiales” en el segundo debate presidencial en las recientes elecciones. En mayo pasado el Tribunal Oral de Menores N°2 de Comodoro Py lo condenó a dos años de prisión en suspenso y a cinco años de inhabilitación para ejercer como funcionario público.
Según la Correpi (Coordinadora contra la represión policial e institucional), el regreso de la doctrina Chocobar potenciará el aparato represivo del Estado, que durante el macrismo-bullrichismo fue letal: “El de Cambiemos fue el gobierno más represor desde 1983”, señala el informe de la organización sobre el saldo de la gestión 2015-19, que representa más del 26% del total de casos de gatillo fácil que hubo desde el retorno democrático. La Correpi registra un total de 1833 personas “asesinadas” en 1435 días de gobierno (entre el 10 de diciembre de 2015 y el 15 de noviembre de 2019).
Entre los años 2020, 21 y 22 del Frente de Todos registraron 1604 casos, pero cambió la modalidad: “hubo un descenso –relativo, pero sostenido— de los fusilamientos de gatillo fácil”, dice la ONG en su último informe y destaca el cambio de política sobre “la derogación de los protocolos Bullrich y la prohibición del uso del arma reglamentaria fuera de servicio a la Policía de Seguridad Aeroportuaria”. Que las cifras sigan altas se debe a que la mayor parte de las muertes “ocurrieron bajo custodia”.
“Ahora vamos a enfrentar de nuevo a Bullrich, pero recargada con el filtro de Milei y de Victoria Villarruel”, planteó a elDiarioAR María del Carmen Verdú, referente de la Correpi. En su momento la ministra enfrentó directamente a la organización con un contra-informe titulado “Ministerio de Seguridad vs. CORREPI”.
Hablar del paso de Bullrich por Seguridad también implica recordar los casos de Santiago Maldonado y Rafael Nahuel, dos muertes en las que estuvieron involucradas la Gendarmería y la Prefectura, respectivamente, fuerzas que dependen directamente del ministro de turno.
Maldonado desapareció el 1 de agosto de 2017 luego de una represión contra la comunidad Pu Lof en Chubut que estaba cortando la ruta 40: apareció muerto 78 días después en el río homónimo de la provincia. “Desde el primer momento, el gobierno nacional y la entonces ministra Patricia Bullrich redoblaron la apuesta: negaron la desaparición de Santiago, atacaron y espiaron a su familia, ocultaron evidencias”, denunció el CELS (Centro de Estudios Legales y Sociales) al cumplirse seis años del caso.
Bullrich y Macri siempre se despegaron de tener responsabilidades políticas mientras un juez federal de Rawson sobreseyó a los gendarmes acusados por el operativo. Hoy la familia de Maldonado exige que la Corte Suprema designe un nuevo juez para que reabra la investigación “sin descartar la figura de desaparición forzada”. El exmandatario llegó a descalificar a Maldonado hace pocas semanas: “Los ríos de la Patagonia son bravos, no es para cualquier salame distraído cruzar un río por más que tenga diez metros de ancho”, dijo durante una conferencia en Uruguay al recordar el caso.
En su libro, Bullrich reflexiona sobre el caso Maldonado de una manera muy particular: “Resulta imperioso capacitar a los docentes. ¿Con quién haremos la segunda revolución educativa de la Argentina? ¿Con Rosario Vera Peñaloza, con Leopoldo Marechal, con José Manuel Estrada? ¿O con los maestros que pasaban lista llamando a Santiago Maldonado para demostrar que era un desaparecido y los que decían en el aula a los hijos de los gendarmes que sus padres eran asesinos? Entre esos dos extremos –uno ilustre y el otro vicioso– estoy segura de que existen miles de docentes deseosos de dar lo mejor de sí”, se puede leer casi al final del texto, en un capítulo sobre sus propuestas educativas.
En el libro no hay referencias a Rafael Nahuel, joven de la comunidad mapuche que también murió en 2017 tras una represión en Villa Mascardi. Cinco prefectos fueron condenados a cinco y cuatro años y medio de presión esta misma semana, fallo que será apelado por la querella por considerarlo “insuficiente”. Pero Bullrich sí habla sobre la cuestión mapuche en su texto: “El Sur argentino está asediado por grupos terroristas de la Resistencia Ancestral Mapuche que incendian viviendas y vehículos, hieren y matan a civiles y uniformados y ocupan territorios y edificaciones, ante la indolencia, cuando no la complicidad, del gobierno”. Acusa de esas acciones al Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI) y revela su propuesta específica para lograr “orden”, que ahora nada le impedirá llevar a cabo: “Habrá que llegar con el doble de la potencia que pusimos en nuestra primera gestión; emplear a todas las fuerzas de seguridad y, en la medida en que la ley lo permita, también a las fuerzas armadas para dar apoyo logístico”.
Bullrich ya avisó que buscará emplear incluso a las Fuerzas Armadas en seguridad interior –política que tiene límites legales–, sobre todo en su lucha contra el narcotráfico. Fue celebrada cuando envió 3.000 gendarmes a Rosario, política que esta vez sin duda repetirá: en la gobernación santafesina asumirá Maximiliano Pullaro, que en su momento fue el ministro de Seguridad provincial. Ya esta semana hubo reuniones entre ellos.
Bullrich destaca que durante su gestión “se llevaron a cabo 102.547 procedimientos, se incautaron 805.482 kilos de marihuana, 33.020 kilos de cocaína, 626.698 unidades de droga sintética y fueron detenidas 107.257 personas”. “Se trató de los resultados más altos de toda la historia argentina, y eso lo conseguimos porque valorizamos el papel de las fuerzas de seguridad, sin dejar de controlar su comportamiento”, apunta en su libro.
Entre otras medidas, la próxima ministra propone además reimplantar desde el día uno el Régimen de Máxima Seguridad en las cárceles y hasta tiene en plan la construcción de un penal llamado “Cristina Fernández de Kirchner”. Quiere que el Servicio Penitenciario Federal pase del Ministerio de Justicia al de Seguridad y, también, “restablecerse el servicio de inteligencia de ese cuerpo, que quedaría así integrado a la comunidad de la Dirección de Inteligencia Criminal”.
Además propone bajar la edad de imputabilidad a 14 años. Y tiene un punto que discutir con el futuro mandatario: rechaza la libre portación de armas, política que está en la plataforma de campaña de La Libertad Avanza.
“Necesitamos la fuerza de la ley y el orden para reconstruir nuestro futuro en libertad”, escribe Bullrich en su libro. ¿Imaginaba ya su futuro político junto al libertario? “Yo puse orden durante los cuatro años que manejé el Ministerio de Seguridad de la Nación”, afirma, y cierra con tono poético: “Amé el orden, amo el orden y sé cómo establecerlo en una sociedad que, junto con la verdadera libertad, lo necesita y lo reclama más que nunca”.
MC/JJD
"Javier me escucha", dice Guillermo Francos en el instante exacto en que un corro de gobernadores peronistas hace silencio para escucharlo a él. De local, desde las oficinas del BAPRO donde una década atrás operó para que Daniel Scioli llegue a presidente, el futuro ministro del Interior se mueve cauto, anota, responde en cuentagotas, relata que su relación política con Javier Milei viene de hace tiempo, que no fue una extravagancia posPASO. Un esfuerzo por desmentir la lectura generalizada sobre la improvisación y precariedad que se trasluce en el armado mileista.
Para el peronismo territorial, el que tiene que pagar sueldos y necesita obras, Francos es un puente sólido pero estrecho con el Mundo Milei. No el único: Juan Manuel Olmos, portador de una triple lealtad con Alberto Fernández, Cristina Kirchner y Sergio Massa -el único eslabón entero de eso que se llamó Frente de Todos, que ni fue frente ni fue de todos-, es un teléfono rojo con Karina Milei, "El Jefe". Fue por esa vía que la vice le hizo llegar al presidente electo su desagrado con la entronización de Patricia Bullrich como ministra de Seguridad. No es por pruritos persecutorios o represivos, sino porque la teoría jurídica y política de Cristina respecto al fallido atentado en su contra, la conduce a Gerardo Milman, un estrecho colaborador de Bullrich.
Olmos, nominado para presidir la Auditoría General, parece magnificar el oficio de operador multitasking. La tentación de compararlo con Juan Carlos "Chueco" Mazzón, emblema del gestor todoterreno, olvida que el peronista porteño tiene terminales en el poder real, uno más duradero, la justicia, ese que el mendocino no tenía tan aceitado. Otros tiempos, claro. La paradoja Olmos es que expresa la unidad cuando el peronismo, en el despoder, no encuentra la brújula porque no sabe -como la mayoría del sistema de poder- qué será Milei cuando deje de ser electo y se convierta en presidente pleno.
Ese enorme interrogante llevó a los gobernadores a convocar a Francos para que se sume a su cumbre en el BAPRO. "Acá me siento como en mi casa", saludó, entre sonrisas, el futuro ministro. A la misma hora, a 8 kilómetros de ahí, en el Club Hípico Alemán, en Palermo, estaban reunidos los gobernadores y legisladores de JxC. Hubo reproches porque el mileista fue a la cita con los peronistas. "Nosotros le pusimos fiscales y le cuidamos los votos pero se va a reunir con los peronistas", se quejó uno ante elDiarioAR. "Guillermo habló con casi todos. Los peronistas lo llamaron y él fue. Los de Juntos no", buscaron desdramatizar en LLA.
Es un equilibrio sutil y difícil. Hasta acá, el PJ mostró señales de unidad más firmes que el PRO y la UCR. Los territoriales de JxC quieren emerger como poder real, su propia "Liga de Gobernadores", su CFI, a la que quieren sumar a Claudio Vidal, el sindicalista que puso fin a 30 años de gobiernos kirchneristas en Santa Cruz e, incluso, al neuquino "Rolo" Figueroa. Hay que poner una lupa sobre Vidal: es un error del análisis ambeño creer que el santacruceño es un peronista anti K cuando, en verdad, es muy anti K -se invoca un desprecio, en teoría mutuo, con Máximo Kirchner a quien le atribuye operaciones y denuncias- y es, además, bastante antiperonista, de familia radical, lo que lo arrima más al ecosistema de JxC que del panperonismo. Su efímera competencia, en 2019, con el lema del FdT fue parte de un acuerdo, dicen que incumplido, con Alicia Kirchner con el que Vidal jugó a perjudicar a otro de sus rivales patagónico: Javier Belloni.
Pero cada bloque tiene sus propios conflictos: el radicalismo debería elegir jefe el 15 de diciembre, lugar por el que pulsean Martín Lousteau y el correntino Gustavo Valdés. Una anomalía la constituye que Gerardo Morales, con su apoyo a Lousteau, hace que por primera vez el radicalismo del norte no se mueva en bloque. Es probable que, al final, haya un acuerdo que evite la disputa luego de que ambos espacios hagan un conteo de cuánto junta cada uno. El PRO, con la salida de Bullrich, deberá elegir nuevo jefe formal. Los que empujan a Jorge Macri se encontraron con que el jefe de gobierno no quiere nacionalizarse tan rápidamente. A lo sumo, en 2024, se quedará con la jefatura del PRO porteño.
El PRO, luego del acuerdo "personal" de Bullrich con Milei, está en medio de una tormenta. Cada uno negocia por las suyas y como puede. A Diego Santilli le atribuyen intereses en desembarcar, con su gente, en Vialidad mientras que Juan José D'Amico, que escoltó a Rogelio Frigerio en Interior, aporta nombres al cordobés Osvaldo Giordano en Anses. Cristian Ritondo, que saludó al electo con una foto tuitera abrazado a una motosierra, arrancó diciembre sin destino: quiso presidir la cámara de Diputados y, al final, Milei pareció hacerle una concesión a Cristina y Mauricio Macri, que coincidían en su rechazo a que Florencio Randazzo vaya a ese lugar.
En LLA presumen como una solución salomónica de Milei bendecir a Martín Menem, no solo por el pedido de los diputados libertarios de que vaya uno propio, sino porque el presidente electo constató que Randazzo despertaba furias en Macri y en Cristina. En el peronismo ven menos peligroso a Menem que al excompañero de fórmula de Juan Schiaretti. En el PRO, -Ritondo, en particular- advierten que es una derrota menos gravosa que vaya el riojano comparado con el desplante que suponía que ahí quede el exministro de CFK. Hay una metáfora política desmesurada en creer que la llegada del cuarto Menem, un freshman, expresa un neomenemismo, aunque haya sectores del PJ que se tienten con construir un Milei lleno de las virtudes que ellos mismos le negaban hace un mes. Menem, según Zulemita Menem, creía otra cosa.
Menos poética es la posible entronización de Francisco Paoltroni como presidente provisional del Senado. Con poca historia en Formosa, donde fue candidato a gobernador y sacó 9%, el senador tiene poco rodaje y algunas denuncias, y debería ser el ejecutor con Victoria Villarruel del instrumento legislativo al que Milei plantea enviar, el 11 de diciembre, su proyecto de ley ómnibus, de 7000 página, que escribió Federico Sturzenegger y que pretende que se apruebe a fines de diciembre o principios de enero. Villarruel dejó pasar una propuesta que le acercó el salteño Juan Carlos Romero para armar un interbloque de JxC-LLA y provinciales. El bloque libertario solo tiene 7 senadores, número que no le alcanza para presidir comisiones clave.
Cristina avisó, para espantar la tesis de que quiere poner a alguien propio en la línea de sucesión, que la presidencia provisional debe ser para LLA pero en el interbloque panperonista, que comanda Jose Mayans, no coinciden. Se lo dijo Mayans a Villarruel: "A nosotros nos votaron como primera minoría, tenemos 33 senadores". "Vamos viendo", le dijo la vice que no muestra demasiada empatía -ni tampoco información precisa- con lo que pasa en el hotel Libertador, el búnker de Milei.
Lo que fue hasta el 19-N Unión por la Patria (UxP) empezó a reconfigurarse. Ver el bloque de Diputados sirve como pista: de los 108, siete son de Sergio Massa, 57 del dispositivo CFK y 34 de gobernadores y sin tierra. Este sub bloque es la tentación de Francos que, sin decirlo, da a entender que viene un Milei tiempista y pragmático, que aplicará la motosierra en segmentos que, presume, no generarán indignación masiva. Francos trasmite que el presidente libertario no solo no es "gorila" sino que, además, se siente cómodo con el peronismo. Ya se contó en elDiarioAR: el ministro tiene, entre sus tareas, tejer relaciones con sectores del PJ para compensar el peso y la influencia de Macri y el PRO.
"Hay gobernadores que no tienen plata para pagar el aguinaldo ¿vos pensás que van a reaccionar si podan el INCAA?", dice, brutal, una fuente del peronismo que tiene terminales en Cristina. "Será con más tiempo y orden que lo que dijo en la campaña pero Javier sabe, y el peronismo también, que esto así no puede funcionar más. Pero no viene a hacer locuras", dicen desde el ala política de LLA. Aparecen, en diagonal, cuestiones como el recorte presupuestario que aplicó Osvaldo Jaldo en Tucumán, que en el mileismo celebran casi como si fuese una victoria cultural.
El aguinaldo en la primera prueba de fuego para Milei. No solo el nacional. En provincias como San Luis, Claudio Poggi, no sabe con qué se va a encontrar porque la transición con Alberto Rodríguez Saa fue caótica. El equipo de Poggi estima que en 2024 la provincia tendrá un déficit de 150 mil millones de pesos, en una provincia que depende 80% de los fondos coparticipables, y que -según denunció Poggi- hubo 5500 pases a planta permanente. La mancha roja se extiende. En la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof escucha demandas a diario para asistencia extra por fin de año. Un municipio con dificultades es Mar del Plata, que comanda Guillermo Montenegro, alcalde PRO que anticipó su apoyo explícito a Milei. Hay un hilo curioso ahí atrás: Kicillof le pidió a la Legislatura una autorización de endeudamiento que compensaba la expansión del presupuesto por la inflación, hubo un principio de acuerdo con JxC pero al final, a través de Diego Valenzuela, todo naufragó. Se afirma, en La Plata, que Valenzuela intervino a pedido de Mauricio Macri. Hay un mérito en el expresidente: se le atribuyen todas las malicias y todas resultan verosímiles.
Ocurre, al final, un fenómeno: la victoria de Milei rompió la matriz y entre los pedazos, Macri y Cristina sobreviven como porciones el poder.
"Yo voy a estar acá cerca, en el Patria, así que si quieren verme...". Con una sola frase, Cristina Kirchner apagó una doble teoría envenenada: la que la excluye del ring político y la que, más brumosa, la imagina fuera del país. Es su despedida del Senado, sus últimos días como vice, y en unas horas hará la más visible de un puñado de movidas para estructurar su sitio en el despoder: vía Tik Tok, la red que eligió como marquesina, dejará una advertencia sobre la "estanflación" que auguró Javier Milei, una dosis autoreferencial de "yo les avisé" con una cuota tardía de campaña del miedo.
La vice irrumpe, a diez días del triunfo de LLA con casi 56%, con una advertencia sobre el futuro que en el ecosistema del peronismo, sobre todo el territorial y el institucional, perciben inoportuno y leen como un gesto de Cristina para pararse en el centro de la escena con el objetivo de condicionar lo que viene. El mensaje de "los espero en el Patria" huele, a simple vista, contradictorio con aquello de que otros tomen el bastón del Mariscal. ¿Cristina quiere dejar de conducir o quiere, en definitiva, que le vayan a pedir que vuelva a conducir?
Su intervención tiktokera despertó lecturas disímiles. "Todos estamos perplejos, no sabemos qué va a pasar y ella patea el hormiguero para que nos despabilemos, tenemos que salir de la perplejidad", tradujo el Tik Tok sobre estanflación una fuente del mundo CFK. Por lo pronto, la patada de la vice no generó mayor ruido ni movimientos. Sin jefe ni orden, los gobernadores prefieren esperar que ocurra si es que algo ocurre. En uno de los círculos concéntricos del kirchnerismo, se observa como un error la crítica anticipada, muy prematura, de Cristina. "Insiste con la campaña del miedo cuando quedó claro que la campaña del miedo no sirvió", apunta una fuente que la respeta y hace el planteo casi desde la intriga, porque no comprende las razones de la irrupción de la vice.
Un dato para seguir: Axel Kicillof, que tuvo dos encuentros con Francos, define cuál será su mecanismo de cohabitación con Milei, donde su prioridad será, en principio, lo defender lo que afecte a la provincia de Buenos Aires. Debe reconfigurar su esquema de poder, tejió una alianza táctica con Sergio Massa y podría incorporar a su gabinete a jefes territoriales. Lo que no parece encontrar cauce es la convivencia con Máximo Kirchner, sobre quien cae una lluvia ácida para que apure su salida de la jefatura del PJ bonaerense.
PI/DTC
Una lógica de pensamiento en ciertos círculos macristas y libertarios —no todos— concibe que la consumación del endeudamiento externo es un signo de fortaleza y sanidad económica. Para obtener crédito, el país debe ganar la confianza del prestamista y ello se logra con buenos fundamentals.
El ejemplo emblemático es que el expresidente Mauricio Macri y gran parte de sus exfuncionarios no consideran que el préstamo de US$ 44.500 millones (sobre US$ 57.000 acordados) concedido a las apuradas por el Fondo Monetario Internacional a mediados de 2018 haya significado una irresponsable dilapidación del futuro de un país, sino un paso sensato por la “confianza” que generaba el gobierno de Cambiemos.
La narrativa indica que la comunidad internacional, con Donald Trump como líder de las fuerzas del cielo, vio la oportunidad de fortalecer un plan serio e integrado al mundo. La historia se completa con que la amenaza populista conspiró contra el despegue del país y, así, se frustró tan virtuoso camino.
¿Por qué el mercado internacional cerró el grifo a comienzos de 2018 si Cambiemos había ganado las elecciones legislativas un par de meses antes y muchos apuntaban quince a años de gobiernos de ese signo? Obviamente, por los 500.000 millones de toneladas de piedras contra la reforma previsional, dijo la televisión.
La montaña de dólares del FMI se usó para saldar cuentas con los bonistas que habían llegado en 2016 y salieron despavoridos ante la hipótesis de que el kirchnerismo volviera a la Casa Rosada. Una vez más, un estadista —Macri—, que en aras de preservar la credibilidad de un país, fue capaz de entregar el sacrificio de los argentinos por décadas y de aceptar la tutela trimestral de los técnicos del FMI. Hay incluso gráficos tuiteados por exfuncionarios de ese gobierno que muestran cómo los dólares del Fondo fueron utilizados en gran medida para reemplazar deuda y, con ello, se felicitan.
Podría ser una historia vieja, pero no. Es el paradigma que consagra a Luis Caputo como un genio y lo coloca a las puertas del Palacio de Hacienda.
“¿Cash?”, preguntó incrédulo el mediador Daniel Pollack designado por el juez de Manhattan cuando la delegación encabezada por Caputo informó que abonaría en un solo pago los US$9.352 millones que reclamaban los hedge funds de las reestructuraciones de 2005 y 2010. Era el febrero de 2016. La anécdota fue contada con orgullo tras el encuentro en el 245 de Park Avenue, Nueva York. Ese arreglo relámpago con los denominados “buitres” fue celebrado días después en un brindis en un estudio jurídico de Buenos Aires especializado en armados financieros. La responsabilidad y la audacia del economista debían ser reconocidas. Arreglar con los hedge funds marcaría la campana de largada para lo que vendría.
En ese mundo, no hay un debate sobre si orquestar el endeudamiento de un país conlleva un conflicto de intereses cuando los encargados de ejecutarlo transitaron toda su vida laboral del otro lado del mostrador. La respuesta no existe, porque, simplemente, la pregunta no se concibe. Es más, el salto a la silla estatal es valorado como “amor a la patria”. Un buen ejemplo es el de Milei, que pasó de cobrar decenas de miles de dólares por charlas ante inversores hasta semanas antes de las primarias de agosto, a aceptar un sueldo estatal como Presidente. ¿Lo sorteará?
Son dudas que no atraviesan a Milei. Que Gerardo Werthein costee el traslado del presidente electo, Caputo, Karina y otros en avión privado a Estados Unidos, para luego ser designado embajador en el país de destino, y que al regreso, el futuro mandatario sea entrevistado como en casa por la radio FM El Observador, propiedad del mismo hombre de negocios, es una escena cristalina de argentinos de bien.
Como todos los grandes empresarios nacionales, los Werthein han articulado con diversos gobiernos, pero habrá que prestar especial atención en esta oportunidad. Desde hace meses, ese grupo, dueño de Direct TV, negocios inmobiliarios, seguros y agro, es señalado como dueño de Radio Rivadavia (de perfil muy familiar a El Observador), Splendid 990, Metro, Rock and Pop y Cerealista de Rosario. La empresa lo niega y sólo admite un vínculo comercial para la transmisión de fútbol en Rivadavia, y deslinda la vocación por los medios de contenido político explosivo, como El Observador, en Gerardo Werthein. Este primo y tío de los actuales directivos del Grupo Werthein es reportado como fuera del conglomerado desde hace tres años. Hay fuentes con conocimiento de causa que sostienen que tal división es meramente formal.
En 2015, Caputo, empresario y exejecutivo del JP Morgan y del Deutsche Bank, resignó posiciones privadas de privilegio para encabezar la estrategia de endeudamiento del primer Macri. Dos años consecutivos (2016 y 2017) la Argentina encabezó el ranking de tomadores de deuda en los mercados emergentes. Como ese Messi mágico que rompió las reglas de la física en el pase a Nahuel Molina para quebrar la defensa de Países Bajos en Qatar, Caputo percibió que se cortaba el crédito y ayudó a rumbear el barco hacia el Fondo. Lo inesperado, como Messi. Tres récords al hilo —dos con bonistas privados y el tercero con el prestamista de última instancia— colocan al ministro de Economía elegido por Milei en la cima de la Copa del Mundo de las Finanzas.
El macrismo dejó caer un par de frases sobre los desarreglos que llevaron a crear un problema lacerante que Argentina no tenía: la deuda. La conclusión es unánime en todas las tribus de Juntos por el Cambio. “No fuimos lo suficientemente duros en lo fiscal”. “Los orcos” merecían caña, pero Cambiemos, inocente, no cerró todas las canillas que debía. Fin de las explicaciones.
Si había que reducir el déficit ¿por qué bajaron retenciones al mismo tiempo que devaluaron, dando un doble beneficio al agronegocio? Fin de las preguntas, ensobrados. Ahora, con la motosierra, todo será distinto.
Hasta dónde llegará la nueva aventura de deuda es un capítulo abierto. Algunos acreedores ganaron mucho en estos años, pero otros quedaron escaldados y no quieren saber nada con Argentina. Si bien es cierto que las exportaciones agrarias y de petróleo aumentarán sustancialmente el ingreso de dólares en 2024, las tasas internacionales vivieron un proceso al alza en los últimos años, por lo que el atractivo de prestarles a emergentes es más reducido.
El cupo de endeudamiento que Cristina Fernández de Kirchner había dejado vacante fue agotado con creces durante el experimento de Macri. Los cuatro años de Alberto Fernández serán recordados, entre otras cosas, por su incapacidad para superar ese pandemonio, entre condiciones externas adversas y errores propios. La pregunta que orbita en el mundo de las finanzas es qué tasa se le debería cobrar a un país que vive varias veces por año la zozobra de juntar los dólares necesarios para pagar al Fondo y a los bonistas. Si la opción no viene por el lado de la deuda para desarmar las letras de liquidación del Banco Central (leliqs), un extremo criticado como innecesario o fraudulento por ciertos economistas de diferente signo, la otra incógnita es por qué Caputo resultó el elegido para el cargo.
Milei es señalado por propios y extraños como un candidato que dijo lo que iba a hacer. Un hombre sincero. Bien mirada, se trata de una sinceridad con asterisco.
La imagen de la motosierra es inequívoca y vale más que mil palabras. Su aliento a que la economía “estalle, sí, sí, que estalle”, la promesa del fin de la obra pública y la comercialización de la educación, la salud, los seres humanos y sus partes fueron elocuentes, de manera que ninguno de los 14.476.462 argentinos que lo votaron tiene demasiado derecho a denunciar traición si el Estado les pide que se arreglen solos de ahora en más.
Hay, sin embargo, nudos del proyecto Milei que encierran un engaño.
El primero es la dolarización, anunciada como piedra basal de su gobierno; un plan del que solo dijo el título, pero que afirmó que sería “innegociable” y comenzaría de inmediato. Antes de asumir, lo negoció y quizás lo enterró para siempre. Cabe suponer que el atractivo electoral de la dolarización, que en sí mismo no despertaba mucho frenesí, era el fin de la inflación. Ahora está avisando que se viene una estampida por devaluación y acomodamiento de precios relativos, y que habrá que esperar 18 a 24 meses para volver a crecer en condiciones normales.
En segundo orden, la despedida para siempre de la “casta” es otro compromiso cancelado antes de zarpar. Se supone que para el presidente electo, ese estamento del mal excluía a los ejecutivos y contratados de Corporación América, que son presentados como allegados personales antes que delegados del emporio de Eduardo Eurnekian. Ocuparán sillas Nicolás Posse en jefatura de Gabinete, Guillermo Francos en Interior, Mariano Cúneo Libarona en Justicia y Guillermo Ferraro en Infraestructura, por citar algunos puestos con ese origen.
El problema para la promesa anticasta es que el gabinete está repleto de “los mismos de siempre”.
Macri, su candidata Bullrich y su amigo-enemigo Horacio Rodríguez Larreta chocaron con las urnas. Tuvieron todo a su servicio: el amorío de Clarín y La Nación, la Fundación Mediterránea, el obamismo trumpista argentino, las cámaras empresariales, pero el votante eligió otras opciones para el balotaje.
El festival de nombres que suben y bajan en el gabinete de Milei parece conducido por los intentos de detener las ambiciones de Macri y las internas de Juntos por el Cambio. Las escaramuzas en esa coalición son un dato de la realidad, sobran anécdotas al respecto, pero lo cierto, detrás de los intereses enfrentados y los egos que alimentan los whatsapps, es que las facciones del macrismo sienten un inesperado “volver a vivir” mientras se reparten cargos y presupuestos.
No es sólo el desmoronamiento de la impostura republicana que alguna vez esbozó el macrismo, sino una cuestión práctica. Aunque Milei y el grupo “aeropuerto” intenten no ceder posiciones, no tienen con qué completar los casilleros de la administración pública. Tal como están las cosas, el presidente de La Libertad Avanza tendría dificultades para firmar un decreto el 11 de diciembre.
Macri podrá ver frustrado su intento de sentar en el gabinete a Guillermo Dietrich para la obra pública y a Germán Garavano en Justicia, los exministros Caputo y Bullrich podrán ser declarados “líberos” que llegaron al gobierno de Milei a título personal, pero en las segundas y terceras líneas hay vasos comunicantes que borronean las distancias de la superficie.
Con sus acciones, Milei reafirma que su combate real no tenía nada que ver con estructuras tradicionales que succionan al Estado a las que identificó eficazmente como “casta”, sino con un proyecto de recomposición reaccionaria.
El ultraderechista se permite rescatar incluso a figuras que parecían haber agotado su vida pública, hundidos en el mayor desprestigio de la década de 1990. Si la vicepresidenta electa es amiga y socia de los represores, si reina la estigmatización de los pobres por “vagos”, “choriplaneros” y delincuentes, si los promotores de la ultraderecha belicista israelí están enseñoreados, si el "gatillo fácil" se celebra, si algún antisemita se cuela en las filas libertarias y disimula un rato, ¿cuál sería el obstáculo de sumar a un exnazi que le susurró a la DAIA su arrepentimiento como Rodolfo Barra? En todo caso, que esa designación actúe como ayudamemoria para reconocer las aristas del menemismo que pretenden ser lavadas.
El tercer factor de engaño, acaso el más lesivo en términos de gobernabilidad, es que Milei dijo que el ajuste, “por primera vez”, lo pagaría “la política”. Fue elusivo a la hora de dar detalles, sus amigos de los medios tampoco intentaron saber un poco más. Echar a un par de ñoquis, cerrar Canal 7, eliminar un programa para prevenir el embarazo adolescente, entregar a la hoguera a un científico del Conicet o hacer un parque de diversiones en un excampo de concentración entretendrá un rato, pero no recuperará los fundamentals para volver a los mercados.
La corrección real llegará mediante la estanflación, que el excel de Milei dice que durará de 18 a 24 meses. Cambia la ecuación. Ya no será la “casta” la que pagará el precio, que en este momento está repartiendo posiciones en el Estado, sino millones de familias con el precio de los alimentos y su propio empleo. De esos millones, muchos votaron a Milei.
Alberto Fernández deja el gobierno “tranquilo” y piensa en cómo repartirá su próximoaño entre las clases en España y la pelea por la reconfiguración de su partido. El presidente saliente se apresta a “confrontar”, sin esbozos de autocrítica sobre sus responsabilidades de estos años.
La moneda de Axel Kicillof y Sergio Massa está en el aire. El gobernador bonaerense se apresta a vivir la novedosa experiencia de administrar sin transferencias especiales desde la Nación que compensen la baja coparticipación de impuestos federales. Tras las sórdidas experiencias Insaurralde y Chocolate Rigau, Kicillof podrá encarar esta etapa con el gabinete bonaerense loteado con La Cámpora y los intendentes del conurbano, o componer nuevas melodías.
De sus múltiples vidas y lealtades, Massa deberá decidir si consolida un perfil centrista, con dogmas económicos puestos en caja y con las conquistas sociales y cívicas del primer kirchnerismo como piso, o si se deja tentar por el individualismo y el oportunismo que nunca parecen soltarlo del todo. El todavía ministro tiene por explicar medidas electoralistas que costaron billones de pesos al Estado, como la eliminación del impuesto a las ganancias para los asalariados con altos ingresos. Qué paradójico resultaría que el gobierno de Milei de marcha atrás con esa medida nefasta, regresiva e inútil, como, de hecho, están pensando futuros integrantes del Palacio de Hacienda. Para Massa, la tentación de dejarse contratar por fondos de inversión extranjeros podría marcar una despedida de la política por todo lo bajo.
El peligro del ascenso de Milei tiene efectos colaterales muy significativos. Por un lado, lo dicho, la influencia de Macri en las tramas del poder real. Luego, la posibilidad de que Cristina, en el ocaso de su carrera política, encuentre una centralidad para encabezar la resistencia.
La vicepresidenta reapareció el jueves en Tik Tok con un mensaje con contenido político, tras meses de silencio. No habló estrictamente de sí misma —su expertise—, aunque dejó una pincelada autorreferencial.
Durante su tránsito por los pasillos del Congreso delante de Cecilia Moreau, Claudia Ledesma y María Luz Alonso, como si fueran un séquito, la vicepresidenta se arrogó haber hablado de estanflación antes que nadie. “¿Estuviste en una charla mía de Río Negro?”. Parece que en esa clase magistral aludió a la amenaza de inflación, deterioro del empleo y recesión. Tristemente, también dijo que el déficit fiscal cubierto por emisión de dinero no genera inflación, pero no lo recordó en la caminata tiktokeada.
La mención a la estanflación rankea en el mismo nivel que otros hitos que Cristina y su mesa chica mencionan como prueba de la sabiduría vicepresidencial: la previsión de que la elección se dirimiría entre tercios y la advertencia de que el crecimiento pospandemia corría el riesgo de ser acaparado por el poder real. Elementalidades narradas como hallazgos de estadista.
El gobierno de Milei y Macri llega con la trama espuria de los tribunales federales y los espías que conformaron un eje indisociable del primer Macri.
En Comodoro Py reaparecieron caras que se habían guardado durante los últimos años, transmitió días atrás un juez federal a este diario. El compendio de fallos disparados en la última semana que beneficiaron al expresidente conservador y a Clarín, o perjudicaron a Cristina y los suyos, anticipan lo que viene.
Como las garantías procesales y la independencia judicial son pilares de la democracia, corresponderá defenderlos y denunciar los abusos, sin que importe quién sea el perjudicado de los sótanos de la democracia.
El derecho ampara, por supuesto, a quien, a partir de su defección histórica como líder política y vicepresidenta, hizo tanto para este retorno reaccionario.
SL/DTC
Todo gobierno recién asumido goza de una fortaleza única: la del apoyo popular. Esa luna de miel política solía durar varios meses en el pasado. Pero en los últimos tiempos puede arruinarse en unas pocas semanas. Por eso las nuevas gestiones ahora aprovechan sus primeros días para pisar el acelerador y avanzar en sus propósitos lo más rápido posible. El problema para Javier Milei y su ya anunciado “paquete enorme de leyes para la reforma del Estado” es que empezará su mandato como presidente de la Nación con el número más bajo de bancas en el Congreso que se recuerde en los últimos 40 años de democracia que, curiosamente, se cumplirán el mismo día en que el libertario se siente por primera vez en el sillón de Rivadavia.
La Libertad Avanza, el partido del futuro presidente, tendrá 38 bancas en Diputados (es decir el 15%) y 7 en el Senado (10%). Los más optimistas creen que tras el famoso “pacto de Acassuso” —que Milei, Mauricio Macri y Patricia Bullrich cerraron tras la derrota del 22 de octubre contra Sergio Massa, que después se revirtió y les permitió ganar el balotaje— el nuevo oficialismo podría sumar, con suerte, unos 80 diputados propios (son 257) y poco más de una veintena de senadores (son 72).
Como el número para el quórum es la mitad más uno de cada cámara, 129 en Diputados y 37 en el Senado, el gobierno de Milei está obligado a negociar con toda la oposición. Y una de las bancadas a las que deberá seducir, casi obligadamente, es la del radicalismo.
De ellos, los radicales, el futuro presidente dijo que son “parte del problema y no de la solución”, que “traicionaron” a Bullrich y a Macri, que con ellos “no hay afinidad de ideas” porque “son gente que adhiere a ideas de la izquierda o de centroizquierda” y que “es bastante difícil escucharlos y que no suenen parecido a lo que representan Massa y el kirchnerismo”.
En 2021, tras ser elegido por primera vez diputado nacional, en un programa de TV se había jactado de haberse comprado un muñeco, a quien le colocó impresa la cara de Raúl Alfonsín, y de golpearlo hasta romperlo, porque el expresidente, prócer del radicalismo, fue un “fracasado hiperinflacionario”.
Ahora Milei, o bien sus alfiles en el Congreso, deben demostrar capacidad de negociación porque del radicalismo —entre otras bancadas— depende que sus propuestas lleguen a buen puerto.
Entre los 38 diputados de LLA y los posibles aliados —mayormente los del PRO, aunque no todos—, sumarían 80 bancas, con toda la fuerza. Es decir, 49 menos que los necesarios para iniciar una sesión en la Cámara baja. El radicalismo tendrá 35 diputados: los 25 de la UCR y los 10 de Evolución Radical, el espacio que lidera el senador Martín Lousteau.
En el Senado las mayorías necesarias para aprobar leyes serán para el futuro gobierno de Milei aún más difíciles, ya que a los 7 senadores de LLA podrían sumárseles como aliados permanentes los 6 del PRO y los 3 de Unidad Federal (peronistas no kirchneristas). ¿Cuántos suman? Dieciséis. Para iniciar una sesión se requieren 37. Es decir que le faltan 21 más. La UCR tendrá 13 senadores.
Esto significa que en el Senado el gobierno de Milei necesita no solamente a todos los radicales de su lado sino también a algunos senadores del interbloque Frente de Todos, un sello ya fantasmal que con seguridad cambiará de nombre.
El escenario es, por lo tanto, extremadamente complejo para el futuro gobierno a la hora de conseguir el quórum y las mayorías necesarias para que le aprueben sus planes. Sin embargo, no es imposible y el éxito parlamentario dependerá de qué digan los proyectos y de que haya voluntad real de negociación. Y, por supuesto, de que los radicales y otras bancadas heridas por los dichos de Milei en el pasado hagan, como él mismo dice, tabula rasa.
“¿Quiere modificar la estructura del Estado? Estamos de acuerdo, nadie lo va a privar de las herramientas para hacerlo”, dijo a elDiarioAR el diputado radical Julio Cobos, en alusión a la reforma de la ley de Ministerios, que es la que le permitirá a Milei reducir la veintena de ministerios actuales a los 8 que propuso en campaña, con la creación de la cartera de Capital Humano, que estará a cargo de Sandra Pettovello y bajo cuya órbita funcionarán Educación y Salud, como secretarías.
Cobos dijo, sin embargo, que no podía opinar sobre la reforma del Estado sin conocer el proyecto que presentará Milei, así como del Presupuesto 2024. Pero subrayó: “Nosotros vamos a brindarle la gobernabilidad al Presidente pero, obviamente, que esa gobernabilidad no se transforme en ingobernabilidad depende de señales para nuestra provincia (Mendoza) porque somos un país federal y vamos a defender los intereses de nuestra provincia”.
El exgobernador de Mendoza (2003-2007) subrayó que “en cada medida” el radicalismo estará “evaluando su alcance y su impacto en las arcas del Tesoro provincial”, en alusión a posibles bajas de impuestos coparticipables que podrían significar menos recursos.
A su vez, la diputada reelecta del PRO Silvia Lospennato dijo a elDiarioAR, al igual que Cobos, que “hasta no conocer el texto emitir una opinión sería irresponsable” pero indicó: “Vamos a esperar la propuesta en la convicción de que toda reforma que mejore la calidad de los servicios públicos que reciben los ciudadanos es bienvenida”.
En el Senado también hay, en principio, predisposición de senadores opositores a acompañar al nuevo gobierno. La futura vicepresidenta Villarruel se mostró en una foto con los tres integrantes del bloque Unidad Federal (peronismo no kirchnerista), la cordobesa Alejandra Vigo (esposa del gobernador Juan Schiaretti), el entrerriano Edgardo Kueider y el correntino Carlos “Camau” Espínola, quien dijo que la idea es sostener la bancada tal como funciona en la actualidad y con “siempre con voluntad constructiva".
También se reunió con el senador saliente y futuro gobernador de Chubut, Ignacio Torres, e inclusive con la conducción del interbloque Frente Todos, el formoseño José Mayans, la mendocina Anabel Fernández Sagasti y la bonaerense Juliana Di Tullio, que representan a la que pasaría a ser la oposición más dura del Senado. Esta semana ya había hecho lo propio el futuro ministro del Interior, Guillermo Francos, al reunirse con gobernadores. Es decir que en LLA están tendiendo puentes. Pero eso, por sí solo, no garantiza los votos.
La diputada de Evolución Radical Dolores Martínez, que termina su mandato y trabajará con Lousteau en el Senado, señaló que Milei y su fuerza política “tienen un esquema en la cabeza con claridad en cuanto a los deseos pero no en cómo llevarlos a cabo”. De todas maneras, dijo que “a ellos hay que saber interpretarlos” y diseñar juntos soluciones legislativas para cada problemas.
En tal sentido, resaltó que “la boleta única, que ya tiene sanción de Diputados y quedó trabada en el Senado, fue votada a favor por Milei como diputado” y que otra discusión que termine con una ley que mejore el sistema electoral puede ser respecto de las PASO. “Unos proponían derogarlas, nosotros desde Evolución Radical creemos que no pero sí mejorarlas. Por ejemplo, que a aquellos que no participen en las PASO se les reduzca el financiamiento electoral, o achicar el plazo entre las PASO y las generales a no más de un mes. En esas cosas podemos ponernos de acuerdo”, señaló.
Martínez, politóloga, admitió también que la postura política de la oposición respecto de cada iniciativa entrará en tensión con la presión social de apoyar a un gobierno nuevo. “Si Milei conserva su popularidad o inclusive crece, no apoyarlo te deja en la vereda de enfrente”, señaló pero dijo que, de todas maneras, la oposición debe actuar con “responsabilidad” frente a cada iniciativa. “En la necesidad de reformar el Estado, que sea más eficiente, más ágil, que establezca prioridades, yo no veo que nadie pueda oponerse. Pero hay que ver cómo”, agregó.
En los últimos días trascendió que la ley de reforma del Estado que mandará Milei propondrá, entre otros puntos, una mayor flexibilidad para contratar personal, con un esquema de seguro de desempleo promocionado desde los gremios como el que tiene hoy la UOCRA (es decir que los nuevos empleados dejen de cobrar indemnización si los despiden); eliminar subsidios a las tarifas energéticas para propender a "esquemas tarifarios realistas"; y la eliminación de los intermediarios para el cobro de planes sociales con una tarjeta electrónica intransferible para el beneficiario.
Además, una reducción de impuestos que podría ser compensada con un drástico recorte de gastos públicos (en campaña proyectó un -15% del PBI); medidas para una apertura comercial; y un plan de promoción de inversiones.
Ya se habla de un proyecto de ley ómnibus, típico de todo gobierno nuevo, pero de 7.000 páginas y con la derogación de centenas de leyes. De ser así, se trataría de una propuesta bastante ambiciosa para la inferioridad numérica que presenta en el Congreso. Sin embargo, una de las principales voceras de LLA, la futura ministra de Relaciones Exteriores, Diana Mondino, no tuvo ningún miramiento en afirmar, esta semana, que Milei podrá dictar decretos para avanzar en su plan de gobierno.
“Si el Congreso no nos aprueba las leyes, vamos a sacar todo por decreto”, dijo el jueves último la futura canciller Mondino. Pero, para pesar de la economista cordobesa, no todo se puede legislar por decreto.
La Constitución prohíbe expresamente legislar en materia penal y electoral, y establece que los proyectos de esta índole deben ser aprobados “mayoría absoluta del total de los miembros de las Cámaras”, es decir como mínimo 129 diputados y 37 senadores.
Es decir que si quisiera, por ejemplo, derogar la instauración de la boleta única —ya sancionada por Diputados— debería reunir un apoyo que hoy por hoy parece difícil de conseguir en el Senado, porque el peronismo/kirchnerismo tendrá 33 senadores y rechaza la boleta única. Lo mismo, por ejemplo, para derogar las PASO.
Tampoco puede legislar por decreto en materia impositiva ni del régimen de los partidos políticos. Es decir que buena parte de las iniciativas deberán, sí o sí, ser convalidas por el Congreso y, algunas de ellas, con importantes consensos.
En cambio, Milei sí podría, por ejemplo, derogar por decreto leyes como la de Etiquetado Frontal de Alimentos, la de Alquileres o la de Góndolas, teniendo en cuenta su aversión a la regulación del Estado al mercado. Sin embargo, al igual que con las PASO, tampoco podría derogar por decreto la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE), porque se trataría de una modificación al Código Penal y eso está prohibido por la Constitución.
Ignacio Labaqui, analista político y docente de la Universidad Católica Argentina (UCA), dijo en un hilo de X que “la Constitución le da, con ciertos límites, la facultad al Presidente de legislar por decretos de necesidad y urgencia” pero que sería “un error serio creer que el DNU sirve para que un gobierno hiperminoritario pase por encima del Congreso”.
“Las declaraciones de la futura canciller en la UIA son poco felices. Creer que si el Congreso rechaza discutir un proyecto de ley, el presidente puede aprobarlo por DNU denota cierta ingenuidad. La película no termina bien cuando un gobierno hiperminoritario opta por legislar usando DNU en vez de negociar con el Congreso. Mientras el presidente es popular, el Legislativo no es un problema. Cuando la popularidad cae, espera la revancha, que es un plato que se sirve frío”, dijo Labaqui.
La inteligencia del gobierno de Milei estará puesta, entonces, en la letra de sus proyectos —en particular, la reforma del Estado— y en su capacidad negociadora y la de sus espadas parlamentarias. La discusión de este paquete de leyes puede llevar algunos meses y Milei ya anticipó que convocará a sesiones extraordinarias a partir de diciembre para impulsar el debate. La pregunta es si “algunos meses” no es demasiado tiempo cuando se trata de decisiones probablemente impopulares. Las lunas de miel son cada vez más cortas.
JJD/DTC
El Gobierno impidió que la organización ambientalista Greenpeace realice una investigación científica sobre la ballena franca austral en la zona del mar Argentino donde se realizan la prospección sísmica o “bombardeos acústicos” en busca de gas y petróleo offshore. Así consta en un documento oficial, publicado por el Consejo Federal Pesquero.
Greenpeace y biólogos del Instituto de Conservación de Ballenas (ICB) buscaban realizan una actividades de investigación científica marina entre el 2 y el 20 de diciembre próximos a bordo del velero Witness, propiedad de la organización ambientalista, para obtener información sobre cómo la prospección sísmica podría estar afectando a esta especie, Patrimonio Natural de Argentina.
Sin embargo el Consejo Federal Pesquero decidió por unanimidad denegar el permiso y prohibir la expedición argumentando que el velero podía generar “ruido ambiente” que “afecta directamente los datos sísmicos adquiridos” por el buque BGP Prospector, de la petrolera noruega Equinor.
El velero Witness mide 22,5 metros de largo. El buque BGP Prospector mide 100 metros. La exploración sísmica se utiliza para detectar en el suelo marino la presencia de gas y petróleo. Consiste en sumergir cañones que disparan aire comprimido debajo del agua para detectar esas reservas. Greenpeace denomina esta actividad como “bombardeo acústico”, ya que el ruido que genera puede alcanzar los 300.000 kilómetros cuadrados. Un cañón puede generar entre 215 y 260 decibeles (un avión despegando produce 150 decibeles, un transbordador espacial, 180).
El Witness funciona a vela la mayor parte de su navegación por protocolo de Greenpeace, que busca que el barco impacte lo menos posible en el ambiente. elDiarioAR acompañó a la organización ambientalistas y a biólogos del ICB en una primera expedición en mayo último a bordo de este velero hasta aguas internacionales.
Al tratarse de una investigación en aguas jurisdiccionales argentinas, las tareas científicas requerían de la autorización del Consejo Federal Pesquero, que lidera el subsecretario de Pesca de la Nación, Carlos Damián Liberman. El pedido para navegar fue presentado por la Embajada del Reino de los Países Bajos en Argentina, ya que el Witness es de bandera holandesa. elDiarioAR se comunicó con la subsecretaría de Pesca, que depende del ministerio de Economía, pero no obtuvo respuesta a las consultas.
La misión iba a contar con cuatro observadores científicos con el objetivo de “ampliar el conocimiento existente sobre el comportamiento, alimentación y los niveles hormonales de las ballenas francas australes (Eubalaena australis) en un área de alimentación de la plataforma continental del Mar Argentino”, según consta en el documento.
El Consejo Federal Pesquero basó su decisión en las posturas de tres entidades oficiales que coincidieron en sugerir que se debía denegar el permiso.
La Dirección Nacional de Producción y Exploración de hidrocarburos desaconsejó otorgar el permiso al sostener “la importancia de contar con información sobre los recursos hidrocarburíferos existentes en la plataforma continental, a los proyectos de prospección sísmica en marcha y a las condiciones necesarias para garantizar una navegación segura del buque sísmico y/o demás buques aledaños”. A continuación sostuvo que “la cercanía de un buque genera un ruido ambiente que afecta directamente los datos sísmicos adquiridos".
La Armada Argentina argumentó que la expedición científica “podría implicar interferencias con las actividades de exploración y explotación de hidrocarburos en dicha zona”.
El Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero (Inidep) aconsejó que debían participar también científicos pertenecientes al Estado Nacional, “un requisito que no se sustituye con la participación de científicos pertenecientes a una organización de la sociedad civil”, pero que a su vez, “no cuenta con Observadores disponibles para asignar a dichas tareas”.
Desde ballenas francas hasta ballenas jorobadas, orcas, cachalotes, lobos marinos, aves, calamares, peces y delfines de varios tipos corren riesgos catalogados como “bajo”, “moderado” o “alto”, según reconoce el informe de impacto ambiental presentado por YPF para la exploración sísmica de una de las zonas donde se buscará gas y petróleo, a más de 240 kilómetros de las costas de la provincia de Buenos Aires.
Mariano Sironi, director científico del ICB y uno de los cuatro biólogos de la institución que iba a participar de esta segunda expedición —también estuvo en la de mayo—, escribió un artículo que se titula “En el mar el ruido mata”. “Así como nosotros obtenemos la mayor parte de la información del medio que nos rodea a través de la vista y de la luz, los cetáceos ‘ven’ su mundo submarino a través del oído y de los sonidos”, escribió el biólogo cordobés.
Los disparos sonoros de la exploración sísmica pueden perjudicar desde el tránsito, la alimentación y la reproducción de mamíferos marinos, invertebrados (langostinos, calamares) y peces. Puede incluso provocar la muerte de estas especies, explicó Luciano Valenzuela, otro de los biólogos que participó de la expedición de mayo y quien además es investigador del Conicet en la Universidad Nacional del Centro (UNC) de la provincia de Buenos Aires.
“Imaginemos por un momento cómo sería la vida de las personas videntes si estuviéramos constantemente encandilados por luces fuertes, reflectores, faros y todo tipo de fuentes de luz intensa. Nos chocaríamos entre nosotros y contra obstáculos, no podríamos dormir, viviríamos estresados, enceguecidos y buscaríamos aislarnos de todo para evitar ese acoso luminoso. Así y todo, podríamos cerrar los ojos e incluso taparlos para evitar la luz. Pero las ballenas y los delfines no pueden ‘cerrar los oídos’ para dejar de escuchar esos ruidos, que los acosan día y noche, en todos los mares”, escribió Sironi.
Equinor, la empresa noruega que realizará la exploración sísmica, asegura que opera con “los más altos estándares internacionales” y que el impacto será “bajo”.
Después del ruido, de encontrarse reservas de gas y petróleo, vendrá la instalación de plataformas en el mar para proceder con la extracción de los hidrocarburos. Es el segundo riesgo que temen los científicos y organizaciones como Greenpeace, debido a que las perforaciones serán por primera vez en el Mar Argentino a profundidades inéditas. “Nunca nos tenemos que olvidar del accidente de Deepwater Horizon en el Golfo de México. Fue uno de estos casos, fue un pozo de alta profundidad y no pudieron contenerlo. Fue uno de los desastres ambientales más grandes de las últimas décadas”, afirmó Valenzuela en mayo a elDiarioAR.
ED/JJD