Villa Alvear

Código Postal 4146

Noticias de Tucuman

Ante el desconcierto de Milei, hay presiones para que devalúe, defienda la producción o dolarice

Ante el desconcierto de Milei, hay presiones para que devalúe, defienda la producción o dolarice

Desde la ortodoxia hasta la heterodoxia hay coincidencias en que el peso sobrevaluado no va más, pero difieren en otras recetas: negociaciones con Estados Unidos o represalias y búsqueda de otros mercados, más ajuste fiscal o reactivación de la obra pública y el consumo. En Wall Street y en el Foro Llao Llao quieren resucitar la dolarización.

Quizás algún día alguien filme una comedia de enredos sobre el viaje del presidente Javier Milei y el ministro de Economía, Luis Caputo, para encontrarse con un Donald Trump justo en el momento en que el jefe de Estado de Estados Undos ponía al mundo patas para arriba por sus aranceles contra las importaciones de casi todos los países. Pero por ahora, en lugar de risa, el desconcierto de Milei y Caputo provoca preocupación.

Entre economistas y empresarios tampoco tienen mucha idea de qué hacer ante un fin de épica de la globalización, tal como se la entendió en 80 años, tras el final de la Segunda Guerra Mundial, pero surgen ideas: desde negociar rebajas arancelarias, como intenta el presidente y su canciller Gerardo Werthein, al igual que otras 50 naciones, hasta responder con represalias, como China y la Unión Europea, o como analiza Brasil; y desde devaluar la moneda, como están haciendo otros países y como viene reclamando el mercado y el Fondo Monetario Internacional (FMI), hasta reflotar la promesa electoral de la dolarización, como escribió este lunes la columnista ultraconservadora de The Wall Street Journal Mary Anastasia O'Grady.

O'Grady advierte en el titular que “Argentina necesita el dólar más que nunca” y en la bajada: “Un sistema monetario fallido frena el progreso de Milei. Apueste por el dólar”. En su texto elogia la motosierra fiscal y la desregulación económica del libertario, pero alerta: “El proyecto de reforma del Sr. Milei sigue en constante cambio, en parte porque se basa en un régimen monetario insostenible. El tipo de cambio fijo sobrevaluado —con su paridad móvil— y los correspondientes controles de capital son señales de alerta. Un indicio de posibles problemas es el diferencial entre el tipo de cambio oficial y el tipo [de cambio] de mercado, que el viernes superó el 20%. Es probable que el problema fuera mayor de no ser por la intervención del Banco Central”. La columnista opina que “un nuevo programa del FMI no es una buena señal” y recomienda dolarizar.

En el Foro Llao Llao, que reunió la semana pasada a los dueños de grandes fortunas, algunos comenzaron a resucitar también la idea de dolarizar, según relató el diario Perfil. “Sería lo más inteligente”, reconoce uno de ellos en diálogo con elDiarioAR. Otro empresario pro dolarización opina:Mucho no se puede decir. Demasiada incertidumbre. Se están escuchando algunas voces aisladas que piensan que el modelo está agotado. Pero son minoría por ahora”.

Entre los economistas, las opiniones están divididas. El exviceministro de Economía Fernando Morra opina que él devaluaría el peso, como están haciendo otros países para abaratar sus productos y recuperar la competitividad, sobre todo cuando el peso es la segunda moneda más sobrevaluada del planeta, según The Economist. “Yo devaluaría y culparía al anterior, pero ellos no pueden hacer eso. Jugaron muy al limite con todo y ahora el mundo se puso en cualquier lado. Creo que lo peor es entender cómo afecta esto al problema en el que ellos mismos se metieron con el nuevo programa con el FMI”, señaló.

Y continuó: “Me parece que va a estar muy dificil en las próximas semanas avanzar en esa discusión, o al menos que Trump tenga la suficiente fortaleza para imponer un apoyo”.

Mientras, crecen las versiones de que algunos directores del Fondo que representan a países enemistados con el magnate norteamericano o con el economista libertario estarían frenando el crédito. En el Brasil de Luiz Inácio Lula da Silva niegan que estén obstaculizándolo. “Sin acuerdo con el FMI, vamos a ver una brecha cambiaria al alza, presiones inflacionarias y un regimen cambiario tambaleante”, pronostica el exviceministro y actual socio de la consultora Lambda.

Daniel Marx, exsecretario de Finanzas y socio de la consultora Quantum, propone “una serie de acciones que mejoren competitividad y aumenten credibilidad”. Otro consultor y exviceministro de Economía, Orlando Ferreres, opina que el Gobierno “deberá adaptarse, pero significa más inflación que la que habíamos previsto (23,2%) y un menor crecimiento del PBI (hasta ahora habíamos previsto casi 5%)”. ¿En qué consiste adaptarse? “Negociar los 50 productos de los que habla el Gobierno y fijar arancel recíproco para cada uno. No creo que sea arancel cero pues el arancel promedio de Estados Unidos sería sólo de 2,7%”, responde Ferreres.

Daniel Artana, exsecretario de Hacienda y economista jefe de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL), cita un artículo que publicó el domingo en el diario La Nación en el que se pregunta si la “tensión cambiaria es coyuntural o hay que hacerle ajustes al programa” y advierte que “si la política cambiaria que se fije no permite una rápida recuperación de las reservas del Banco Central, será necesario efectuarle correcciones al plan”. Hasta aquí la receta ortodoxa. Veamos la heterodoxa. Todos mandriles, desde el punto de vista cada vez menos risueño de Milei.

Pedro Gaite, de la Fundación de Investigaciones para el Desarrollo (FIDE), critica que el Gobierno tenga una receta a contramano del mundo, no sólo en cuanto a la apertura comercial frente al proteccionismo sino también en lo que hace a inversión en ciencia y tecnología y a política industrial. “La Argentina baja aranceles y desregula el comercio con un tipo de cambio bajo: tenemos todas las fichas para inundarnos de importaciones del mundo que no puede colocar exportaciones en otros mercados”, alerta Gaite.

“Tendríamos que fortalecer la relaciones regionales y las economías no alineadas con Estados Unidos para aprovechar oportunidades de nuevos mercados disponibles por los reajustes del comercio internacional que implica la guerra de aranceles”, opina Andrés Asiain, del Centro de Estudios Scalabrini Ortiz (CESO). “En lo inmediato le va a costar mucho sostener el actual esquema cambiario y va a ser difícil reabrir los mercados de deuda para cancelar los vencimientos con acreedores privados. Tendrían que ir pensando una nueva reestructuración”, plantea Asiain. Una nueva, después de la de 2020.

Alejandro Vanoli, expresidente del Banco Central, observa que primero debe llegarse a un acuerdo político para construir un plan creíble en esta guerra mundial proteccionista y riesgo de recesión global. Difícil con el estilo de Milei. En segundo lugar, “si el mundo impone aranceles, debés hacer una política de reciprocidad y cuidar tu mercado”. Tercero, estimular la economía ante el contexto recesivo, con reactivación de la obra pública, mejoramiento de salarios y jubilaciones para sostener el consumo y aumento de la recaudación tributaria entre quienes más tienen. En cuarto término, reconciliarse con el Mercosur y negociar junto con sus miembros acceso a otros mercados, poniendo acento más en los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) que en Estados Unidos. Por último, “es imposible mantener el crawling peg (suba gradual del dólar oficial) del 1% mensual si se devalúan otras monedas porque si se aprecia el peso, se agrava el problema”.

En el mundillo financiero hay quienes coinciden que observan “desconcierto total” en el Gobierno, mientras otros piden “reaccionar” o directamente “devaluar”. En el campo, aún confiados en Milei, la Mesa de Enlace se reunió la semana pasada con el secretario de Agricultura, Sergio Iraeta, que les prometió negociar con Estados Unidos y abrir otros mercados.

En la Unión Industrial Argentina (UIA) hay empresarios que mantienen la prudencia y otros que, resignados, temen lo peor: “Hay que hacer todo lo contrario a lo que está haciendo el Gobierno con su apertura indiscriminada en un momento en que el resto del mundo se cierra. Es criminal. Desprecian a la industria nacional. Tenemos contactos escasos e inútiles con los funcionarios”. Otro empresario fabril reconoce que el Ejecutivo está concentrado en lo macroeconómico, pero no en lo microeconómico: “Tendría que reinar el pragmatismo frente al reordenamiento de flujos comerciales y presiones geopolíticas en el mundo”.

En cambio, el consultor y dirigente de la Cámara Argentina de Comercio Marcelo Elizondo aboga por negociar con Estados Unidos para rebajar aranceles en los 50 productos que más se comercian. También recomienda reforzar la ortodoxia, con más superávit fiscal y más desregulaciones, ante un contexto de suba del riesgo país y mayores dificultades para salir del cepo cambiario, volver a los mercados voluntarios de deuda y exportar en general. “No va a ser fácil. Yo al menos intentaría que se concreten los 11 proyectos del RIGI (Régimen de Incentivo de Grandes Inversiones). Y avanzar con el acuerdo con el FMI”, sugiere Elizondo.

AR/JJD

Milei ante el paro de la CGT: más presión que conducción y una debilidad que ya no puede disimularse

Milei ante el paro de la CGT: más presión que conducción y una debilidad que ya no puede disimularse

La movilización al Congreso del miércoles y el paro del jueves no serán la obra de una central obrera fuerte, sino el reflejo de un poder que no logra contener el malestar. El intento de desactivar la medida mediante amenazas a la UTA deja al descubierto la falta de control político del Gobierno.

En la Casa Rosada las alarmas están encendidas hace rato. Pero esta semana, la sensación se volvió más espesa. Como una humedad interna que empieza a trepar por las paredes del poder, dejando manchas de desgaste y señales de descomposición política. En medio de la turbulencia en los mercados internacionales, el paro general convocado por la CGT para el jueves 10 de abril —precedido por una movilización frente al Congreso el día anterior— encuentra al gobierno de Javier Milei no sólo debilitado en su frente parlamentario, sino también aturdido en el intento de comprender un clima social que, de a poco, empieza a cambiar de temperatura.

El paro no es el primero —ya hubo otros dos durante el 2024— pero sí el más amplio en términos de adhesiones sindicales y sociales. No por la CGT en sí, que hasta hace poco se movía con pie de plomo, sino por el momento político en que se inscribe y por el malestar acumulado que busca canalizar. La imagen presidencial empieza a mostrar signos de fatiga no por la acción de una oposición tradicional, sino por una sucesión de errores propios: una política exterior errática, la estafa cripto de $LIBRA que amenaza con derivar en una comisión investigadora en Diputados, la derrota legislativa por los pliegos para la Corte Suprema. Todo envuelto en un discurso que se radicaliza mientras la economía se vuelve cada vez más incierta.

Imagen de la marcha de jubilados del pasado 12 de marzo de 2025.

Este miércoles 9, desde el mediodía, comenzarán a concentrarse las columnas gremiales frente al Congreso. Pero la convocatoria, vale decirlo, no es exclusivamente sindical. Ese día se sumarán a la protesta que cada semana protagonizan los jubilados. Son ellos, más que cualquier otra expresión organizada, quienes mantuvieron la llama encendida de la protesta social contra el ajuste. Aún en soledad, aún bajo represión, fueron persistentes. La CGT llega después. No como protagonista, sino como acompañante de una combatividad que no nació en Azopardo, sino en las veredas donde una jubilación mínima dejó de alcanzar para comprar lo más elemental.

Por eso, más que una decisión estructural, el paro parece haber sido una reacción inevitable. Lo que empezó como una jornada de protesta de 24 horas se estiró a 36, con el agregado del miércoles por la tarde como prólogo. El Gobierno lo sabe. Y por eso movió sus fichas en las últimas semanas para intentar contener el impacto.

La clave es el transporte. En Balcarce 50 consideran que si hay colectivos, la huelga pierde fuerza. Y entonces llegó la jugada: la semana pasada, la Secretaría de Trabajo dictó la conciliación obligatoria en el conflicto salarial que enfrenta a la UTA con las cámaras empresarias. Lo hizo con precisión de relojero: los diez días hábiles de vigencia cubren, por supuesto, el 10 de abril. Así, el oficialismo busca que el gremio de los colectiveros quede legalmente inhibido de sumarse a la medida.

Héctor Daer, secretario general de la CGT.

La argumentación es discutible. Porque el paro de la CGT no tiene relación directa con el conflicto que enfrenta la UTA. Son causas diferentes. Lo que se intenta bloquear, en rigor, es la posibilidad de que el transporte público se sume a una huelga general convocada por motivos más amplios: paritarias libres, aumento de emergencia para los jubilados, defensa de la industria nacional, rechazo a la represión, y una lista larga de reclamos que, según la central obrera, reflejan el deterioro acelerado de la vida cotidiana.

Este lunes, Héctor Daer buscó despejar ambigüedades. En una declaración breve pero elocuente, el secretario general de la CGT ratificó la medida de fuerza para el 10 de abril y cargó contra la indefinición de la UTA. “Una conciliación obligatoria sectorial no imposibilita la adhesión al paro de la CGT”, remarcó en diálogo con Radio Ravadavia, al tiempo que recordó que la medida fue votada por unanimidad y dejó entrever cierta incomodidad con el rol del gremio de colectiveros.

Es que lo que en los papeles es una estrategia de contención, en la práctica podría generar fisuras. La conducción nacional de la UTA, encabezada por Roberto Fernández, es renuente a confrontar con el Gobierno. En las seccionales del interior hay clima de ruptura. Algunas ya anticiparon que podrían adherir, incluso con la conciliación vigente. En el AMBA también hay tensiones. Fernández enfrenta críticas internas y, en la CGT, hay malestar creciente. “Ya son más de 80 las regionales que normalizamos en estos meses. Y en el reglamento está prevista la expulsión de un gremio. Nunca se usó. Pero siempre hay una primera vez”, se escuchó decir en los pasillos de Azopardo.

Roberto Fernández, secretario general de la Unión Tranviarios Automotor (UTA).

La reacción del oficialismo, mientras tanto, se mueve entre el desprecio discursivo y el cálculo defensivo. En los últimos días, funcionarios como el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, y el secretario de Trabajo, Julio Cordero, mantuvieron contactos reservados con algunos gremialistas, buscando alguna señal de distensión. No la encontraron: Daer apuntó este lunes contra la Casa Rosada al señalar que “hay diálogo, pero no hay negociación”.

En público, el Gobierno dice que no hay reclamo puntual, que el paro es político, que los sindicatos son parte de “la casta”. Francos llegó a calificar la medida de “ridícula” y advirtió a los gremios sobre sus consecuencias. En privado, en cambio, el análisis es menos ideológico. Saben que esta vez no es solo la CGT. Son también las CTA, los movimientos sociales, los jubilados, la izquierda y el sector público y privado, algunos con historia, otros con bronca reciente.

El jueves no se espera una paralización total. Pero tampoco será una jornada más. Aerolíneas Argentinas ya alertó acerca de vuelos que serán afectados. La actividad bancaria será dispar. El sistema educativo funcionará a media máquina. Y en muchas provincias habrá una adhesión significativa, aunque heterogénea. En definitiva, se trata de una postal en movimiento de la disconformidad. Más un aviso que una rebelión.

La dirigencia de la CGT.

Sucede que en la CGT no quieren hablar de continuidad. Tampoco de escalada. Pero saben que el clima cambió. Hace apenas unos meses, figuras como Andrés Rodríguez (UPCN) desalentaban cualquier tipo de medida de fuerza. Hoy, esos mismos dirigentes se sientan en reuniones donde se organiza la marcha que tendrá lugar este miércoles y que contará con un operativo de seguridad similar al que se desplegó durante la movilización del 19 de marzo pasado: se instalará un vallado perimetral que evitará el contacto de los manifestantes con las fuerzas de seguridad.

En este contexto, se cuela una discusión más profunda: si los sindicatos deben o no volver a ocupar un rol central en la escena política. Por ahora, lo que hacen es cubrir un vacío. Porque la oposición parlamentaria no logra articular una estrategia común, y el oficialismo parece más concentrado en agitar enemigos imaginarios que en resolver los problemas reales.

El paro no resolverá ninguno de esos dilemas. Pero es una señal. No de fortaleza gremial ni de coordinación opositora, sino de algo más crudo: el desgaste. El Gobierno podrá burlarse de los sindicatos, minimizar la protesta o insistir con que todo es parte de una conspiración. Pero cada vez que la calle se llena, algo se vacía en el poder. Y ese algo, cuando no se atiende, termina costando caro.

PL/JJD

Sesión por el criptogate: el Gobierno hace malabares para evitar una nueva derrota legislativa

Sesión por el criptogate: el Gobierno hace malabares para evitar una nueva derrota legislativa

La Libertad Avanza llama a aliados y gobernadores para frustrar la avanzada opositora, que busca crear una comisión investigadora e impulsar varios proyectos vinculados con mejoras para los jubilados. Los efectos del contexto electoral y la derrota en el Senado.

El Gobierno necesita una victoria. O, al menos, necesita evitar una nueva derrota legislativa. Este martes al mediodía, la oposición buscará aprobar la creación de una comisión investigadora por el caso $LIBRA en la Cámara de Diputados, y el oficialismo se juega a evitar el quórum como quien se juega la vida. Después de la derrota en el Senado, la Casa Rosada definió activar el teléfono y comenzó a llamar con insistencia a todos: opositores y aliados, gobernadores y alfiles sueltos. Necesita solo a un puñado para hacer trastabillar a la oposición y, desactivada la amenaza PRO, está muy cerca de lograrlo.

Dos escenarios distintos con menos de 48 horas de diferencia. El lunes al mediodía, la multipartidaria opositora que viene impulsando la sesión de este martes se reunió y comenzó a hacer números. Estaban los negociadores del peronismo de Unión por la Patria, el radicalismo de Democracia Para Siempre, el pichettismo de Encuentro Federal y la Coalición Cívica, y se percataron de que el Gobierno había hecho su trabajo y que, durante el fin de semana, había comenzado a bajarles aliados

El desafío de la oposición había sido siempre uno: sortear los temores de los gobernadores y aprovechar el escenario electoral para forzar a Javier Milei a rendir cuentas de lo que había pasado con la criptomoneda $LIBRA. El objetivo era no solo sostener el criptogate en agenda, sino usarlo como ariete para tratar otros temas conflictivos para el mileismo, como la crisis de los jubilados. Y es que el martes, además de tratar diversas iniciativas vinculadas al criptoescándalo, se buscará emplazar a la comisión de Presupuesto para forzar el tratamiento de la prórroga de una moratoria previsional y un bono extraordinario para jubilados.

Martín Menem busca evitar que la oposición llegue al número para el quórum

La oposición contaba con dos herramientas fundamentales. Por un lado, el desaire inercial generado por la derrota en el Senado: la mala estrategia tejida por Santiago Caputo había llevado a que hasta el bloque radical, habitualmente condescendiente con los pedidos del Ejecutivo, rechazase los pliegos de la Corte Suprema. La esperanza era que, si los gobernadores radicales habían aceptado soltarle la mano al Gobierno con Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla, lo mismo podrían hacerlo para citar a Guillermo Francos o Manuel Adorni por el caso $LIBRA.

Pero la otra herramienta era el contexto electoral. La jugada de Mauricio Macri en el Senado había abierto la puerta a fantasear con que el PRO macrista, en medio de su guerra porteña, podría cooperar con el quórum. El escándalo $LIBRA afectaba, después de todo, al “entorno” mileísta, que es el foco habitual de las críticas de Macri. El PRO, sin embargo, terminaría definiendo no dar quórum: en una reunión virtual encabezada por Cristian Ritondo, el bloque amarillo decidió que no colaboraría con el número para dar inicio a la sesión, aunque podría llegar a acompañar algunos de los proyectos.

No es una situación sencilla para Ritondo, que debe hacer equilibrio entre alas internas muy dispares mientras busca cerrar, en paralelo, un acuerdo nacional con La Libertad Avanza en la Provincia de Buenos Aires. Por un lado, el bullrichismo, que tiene un pie afuera del bloque hace más de un año y no rompió solo porque Karina Milei así se los pidió. Por otro, el macrismo residual, con Silvia Lospennato, María Eugenia Vidal y otros dirigentes que aún responden al expresidente de la Nación, y que se encuentran enfrascados en una elección dura y agresiva en la Ciudad de Buenos Aires. Y, en el medio, el propio Ritondo y los PRO bonaerenses, que fantasean con armar un interbloque con LLA después del recambio legislativo pero que, antes, deberán negociar un cierre de listas con Karina que no los deje afuera.

Mauricio Macri durante el acto de campaña del PRO.

Finalmente, se logró acordar solo una cosa: no dar quórum. Después, de comenzar la sesión, algunos dirigentes podrían acompañar el pedido de informes al Poder Ejecutivo, que es un proyecto que plantea varias incógnitas sobre las responsabilidades de los distintos funcionarios en el caso Libra. No acompañarán, en cambio, los proyectos más sensibles para el Gobierno. Es decir la comisión investigadora y las interpelaciones a Karina Milei, Manuel Adorni, Guillermo Francos y otros funcionarios nacionales.

Las internas opositoras

Está difícil, pero la vamos a pelear”. La frase se repite en los distintos campamentos opositores desde el lunes, luego de desayunarse que ni el PRO ni el MID, que comanda Oscar Zago, colaborarían con el quórum el martes. Las matemáticas para conseguir el número, sin embargo, son finitas, y allí, donde el Gobierno baja un diputado, la oposición especula con poder sumar otro.

Hay varias peceras en las que la oposición especula con conseguir los votos y todas están atravesadas por el contexto electoral. La clave, además del PRO, será la UCR, que también busca cerrar un alianza nacional en PBA, pero que, hasta ahora, ha fracasado en cerrar acuerdos electorales en el resto de las provincias.

A excepción de Chaco, en donde LLA cerró una alianza con Leandro Zdero, la UCR viene teniendo dificultades para cerrar acuerdos con Karina Milei en los distritos. No lo logró en Santa Fe, donde el armado 100% libertario de Karina tendrá su prueba de fuego este domingo, ni tampoco está lográndolo en Córdoba.

Los armadores de la oposición pretenden poder sumar a algunos alfiles sueltos de la UCR, como Julio Cobos, Mario Barletta o Fabio Quetglas. También sumará a Lourdes Arrieta, la exlibertaria que está fuertemente enemistada con Martín Menem. El objetivo es compensar con ellos las ausencias que habrá en los propios bloques, como el caso de DPS —que aportará solo 9 de los 12 integrantes— o de Encuentro Federal, que cuenta con solo 8 de los 15. Todas, ausencias que responden en la mayoría de los casos a un mismo motivo: el temor de los gobernadores, que dialogan cotidianamente con Guillermo Francos y Santiago Caputo, a enemistarse con el Gobierno nacional. 

Una situación similar se observa en Unión por la Patria, que aporta el grueso de los votos para la sesión. De los 98 diputados que tiene el bloque que comanda Germán Martínez,se especula con que habrá algunas ausencias provenientes de las provincias de Catamarca y Santiago del Estero. El escenario se terminará de definir el miércoles temprano, cuando el bloque se reúna. Será una prueba de fuego para la sesión pero, fundamentalmente, para la unidad del peronismo.

Es que será el primer encuentro de los diputados peronistas luego de la decisión de Axel Kicillof de desdoblar las elecciones. La decisión del gobernador bonaerense fue interpretada por La Cámpora, que venía reclamando unificar las elecciones nacionales con las bonaerenses, como una traición. “Es una decisión unilateral de Kicillof que, en vez de ampliar, dividió y partió al peronismo. Un suicida”, mascullaban en las filas del cristinismo tarde por la noche. Las consecuencias tardarán en vislumbrarse pero, en Diputados, el peronismo viene sosteniendo con dificultad la unidad de la bancada. Y, la sesión del martes y la actitud de algunos dirigentes, será determinante para el futuro del bloque.

MC/JJD

Mauricio Macri contra Javier Milei: "No podés recibir a esos tipos de $LIBRA, ya googleándolos te das cuenta"

Mauricio Macri contra Javier Milei:

El expresidente cuestionó al libertario, que no ve desde agosto, aunque aclaró que "el afecto sigue intacto".

El expresidente Mauricio Macri volvió a criticar al presidente Javier Milei y su “triángulo de hierro”. Esta vez lo hizo durante una entrevista televisiva al canal de noticias A24 donde se refirió a la criptoestafa $LIBRA, el rechazo del Senado a los pliegos de Lijo y García-Mansilla para la Corte Suprema y su último viaje a Estados Unidos.

“¿Lo cuidan al Presidente? El triángulo de hierro y los demás... me cuesta ver que lo cuiden”, cuestionó. “El afecto con Javier sigue intacto, pero yo no lo veo ya desde fines de agosto”, aclaró.

En un análisis sobre la actualidad política del país con Eduardo Feinmann y Pablo Rossi, Macri dijo: “Mi primera preocupación cuando veo el viaje, el desgaste de todo este tema con la Justicia, el desgaste recibiendo gente que googleándola no la podés recibir”.

Al respecto, comparó: “Darío Nieto controlaba mi agenda, chequeaba, googleaba, después consultaba a Secretaría General. Si era del exterior, a Cancillería, o sea, no podés recibir esos tipos de $LIBRA que ya googleándolos te das cuenta, ¿no?”.

La crítica de Macri a Milei continuó. “El viaje este a Estados Unidos anunciando una foto que yo digo el presidente es el valor más importante a cuidar”, agregó sobre el anticipo de que el libertario se fotografiaría con Donald Trump, algo que no ocurrió.

Pese a esto dijo: “Me cuesta considerarme opositor a este Gobierno. Mis ideas económicas están reflejadas en este Gobierno. Lo que pasa es que hay oportunidades de mejora enormes en el método y en el fortalecimiento institucional”.

MM

Los aranceles abren las primeras grietas en la Administración Trump

Los aranceles abren las primeras grietas en la Administración Trump

Elon Musk apuesta por la política de “aranceles cero” con la UE mientras el secretario de Comercio dice que por ahora no hay marcha atrás. Marco Rubio se convierte en el rostro diplomático de EEUU frente a la beligerancia del responsable de Defensa con los aliados de la OTAN

¿Piensa toda la Administración Trump igual? ¿No hay nadie que pueda reconducir al presidente de EEUU? Son algunas de las preguntas que se formulan buena parte de los gobiernos del mundo. La primera empieza a tener una respuesta mientras que, en el caso de la segunda, solo el tiempo lo dirá. En la UE están especialmente pendientes de todo lo que acontece en Washington dado que están en juego los 4.400 millones de euros que cada día se mueven en el comercio entre los dos lados del Atlántico así como la dependencia en materia de seguridad que tiene el Viejo Continente del principal contribuyente a la OTAN. Y las grietas que se empiezan a vislumbrar en el sanedrín de Trump son las pocas buenas noticias que recibe el bloque comunitario desde su llegada a la Casa Blanca.

Mientras tanto, la Comisión Europea planteó este lunes aranceles del 25% a una serie de productos estadounidenses en respuesta al 25% que Donald Trump impuso al aluminio y el acero. El listado elaborado el Ejecutivo comunitario incluye centenares de productos de un amplísimo espectro de sectores: desde alimentos (salchichas, huevos, aves de corral...) hasta cosmética, ropa (vaqueros, calzado, ropa interior...) o joyas, como los diamantes, pasando por el tabaco, maquinaria, videojuegos o mobiliario, y un larguísimo etcétera.

El grueso de esos aranceles entrarán el 15 de abril y el 16 de mayo, aunque algunos casos concretos, como las almendras o la soja, lo harán el 1de diciembre. Finalmente no está castigado el whisky bourbon. Esa ha sido una de las pugnas de países como Francia e Italia después de que Trump amenazara con gravar un 200% el vino, el champán y las bebidas alcohólicas europeas. También se han quedado fuera respecto a la propuesta inicial el vino y los lácteos.

El rechazo del magnate Elon Musk a la política arancelaria contra la Unión Europea se ha recibido como la primera victoria. En una intervención en un acto del partido italiano La Liga, el asesor de Trump expresó su deseo de “aranceles cero” entre EEUU y la UE. “Espero que Estados Unidos y Europa puedan establecer una asociación muy cercana. Obviamente, ya existe una alianza, pero tengo la esperanza de que sea muy fuerte”, dijo en la videoconferencia con la que mostró su apoyo al ultraderechista Matteo Salvini. 

“Es una señal de debilidad”, celebró el ministro de finanzas alemán, Robert Habeck: “Mi única interpretación es que ahora ve que sus propias empresas, e incluso las economías, se desmoronarán por el desastre que han causado. Así que tiene miedo”. “Si tiene algo que decir, debería ir a su presidente, antes de hablar de aranceles cero, que detenga el sinsentido y el desastre que comenzó la semana pasada”, agregó el ministro saliente. 

Pero las palabras de Musk disgustaron a otros miembros del equipo de Trump: “Es importante entender sobre Elon que vende vehículos. A eso se dedica”, respondió el asesor comercial de Trump Pete Navarro durante una entrevista en Fox News: “Simplemente, protege sus propios intereses, como haría cualquier empresario”. Así, usando la retórica del líder populista, reprochó que el dueño de X y Tesla “no entiende” que otros países están “estafando” a EEUU. 

Aprovechar la debilidad

En medio de ese rifirrafe a cuenta del libre comercio en plena guerra comercial desatada por Washington, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, reveló la que había sido hasta entonces una de sus ofertas a EEUU: los “aranceles cero por cero” a los productos industriales y al sector del automóvil, que es uno de los que más irrita a Trump. “No hubo una respuesta adecuada”, dijo la alemana. “Espero que en un futuro estemos preparados para volver a esta discusión. No ahora, pero creo que en el futuro será todavía una posibilidad”, agregó después el comisario de Comercio, Maros Sefcovic, que es el encargado de pilotar las negociaciones con Washington. 

Al otro lado de la mesa se sienta el secretario de Comercio de Trump, Howard Lutnick, que es precisamente el que ha tenido una posición más férrea en la defensa de la imposición de aranceles frente a quienes, dentro de la Administración Trump, consideran que es un punto de partida para negociar. En una entrevista en CBS aseguró que habían llegado para quedarse, según recoge The Guardian: “No hay aplazamiento: van a permanecer en su lugar durante días y semanas, eso es algo obvio”. “El presidente lo ha dejado clarísimo”, agregó Lutnick, que advirtió de que la intención es “resetear el comercio mundial”.

División en el partido republicano

Sin embargo, otros miembros de la administración, como el secretario del Tesoro o la secretaria de Agricultura se mostraron más próximos a la idea de que la guerra comercial allana la negociación. “Más de 50 países se han acercado a la administración para reducir sus barreras comerciales no arancelarias, reducir sus aranceles, detener la manipulación de divisas”, expresó el responsable del Tesoro, Scott Bessent.

La guerra comercial ha abierto, además, una brecha dentro del partido republicano. El exvicepresidente de Trump, Mike Pence, criticó que los aranceles supondrán “la mayor subida de impuestos en tiempos de paz de la historia de EEUU”. Otra de las voces que se ha alzado contra los aranceles ha sido el senador por Kentucky Rand Paul. Ese estado, de tradición republicana, es uno de los que está en alerta por el posible castigo de la UE al whisky bourbon, que es originario de allí y produce en torno al 90% que se exporta. 

“Marcan la acción comercial proteccionista más significativa de Estados Unidos desde la década de 1930, cuando el Congreso impuso aranceles a más de 20.000 productos y hundió a la economía estadounidense profundamente en la Gran Depresión”, dijo sobre los anuncios de Trump en el denominado ‘Día de la liberación’. También el senador por Texas Ted Cruz alertó de un “baño de sangre” para los republicanos en las elecciones de mitad mandato de 2026 si hay una recesión. 

Más allá de las grietas que han surgido –buscadas hasta cierto punto por la UE, que pretende en su respuesta arancelaria golpear a los estados que votan republicano–, muchos de los responsables económicos del bloque comunitario apelan a que se “escuchen” los desplomes de las bolsas. “La agitación que se está viendo en los mercados bursátiles mundiales y en los mercados mundiales es una indicación real del dolor que los aranceles están causando y causarán no solo a las economías en un sentido macroeconómico, sino también a los ciudadanos individuales en Europa y a las personas individuales en Estados Unidos”, expresó el irlandés, Simon Harris, antes de reunirse con sus homólogos en Luxemburgo.

También al “día negro para los mercados” se refirió el comisario de Comercio y la atribuyó a una consecuencia del “cambio de paradigma más importante en los patrones de comercio mundial desde la Segunda Guerra Mundial”. De hecho, a pesar de que mantiene la mano tendida para encontrar una solución pactada, Sefcovic no trasladó mucho optimismo al reconocer que en la Administración Trump ven los aranceles como “medidas correctivas” de un sistema de comercio que consideran injusto más que un “paso táctico” en la negociación. 

Aún así, el mensaje que enviaron los 27 fue el de una preferencia por una salida acordada, que pasa por dar oportunidades a los contactos de la Comisión Europea con Washington. “Nuestra respuesta será muy gradual”, dijo Sefcovic. Entre los gestos que la UE hará a Washington está la suavización del primer paquete de aranceles como represalia por la tasa del 25% al aluminio y el acero, que no alcanzará los 26.000 millones de euros que se estima el castigo al sector siderúrgico. 

“Hemos estado escuchando muy atentamente a nuestros estados miembros. Queríamos asegurarnos de que la carga se reparte equitativamente entre todos. No estamos en el negocio del ojo por ojo o céntimo por céntimo. Lo hacemos porque nos vemos obligados a ello por las medidas que nos llegan de Estados Unidos. Y seguimos esperando que al final lleguemos a una relación comercial fructífera y mutuamente ventajosa”, justificó el comisario. 

Fuentes comunitarias explican que ese primer paquete de aranceles se votarán el miércoles para su entrada en vigor el 14 de abril y la semana que viene la Comisión Europea presentará una propuesta para contestar a los 'aranceles recíprocos' del 20% a la UE y las tasas a los coches con la intención de que entren en vigor en mayo en el caso de que Washington no acepte comenzar “negociaciones reales para entonces”.

En lo que insisten en la UE es en que “todos los instrumentos están sobre la mesa”, incluido la herramienta anti-coerción que da un amplio abanico de medidas, como la restricción de las exportaciones e importaciones o la limitación en las licitaciones públicas. A lo que apuntan el grueso de países europeos, no obstante, es a golpear en el sector servicios, que es en el que EEUU tiene una mayor fortaleza frente a la UE. Y ahí entra en juego endurecer la política contra las ‘Big tech’, por ejemplo. 

La diplomacia Rubio vs. la rudez de Hegseth y Vance

Y, respecto a la Administración Trump, no todo se da por perdido porque ven distintas sensibilidades que pueden remar en favor de Europa, a la que el nuevo ejecutivo estadounidense da hasta cierto punto una de cal y una de arena. Así, frente a la beligerancia que mostró el secretario de Defensa, Pete Hegseth, un veterano de guerra que amenazó prácticamente con la desconexión de EEUU de la seguridad del Viejo Continente en su primera reunión con los aliados de la OTAN, encontraron un trato más amigable en su homólogo de Exteriores, Marco Rubio, que garantizó el compromiso de su país con la alianza atlántica. 

Mientras Trump llegó a bravuconear con no defender a sus socios en caso de ataque si no elevan el gasto militar y apuntó a un umbral del 5% del PIB, Rubio se mostró más flexible: “He dicho hasta llegar al 5% en algún momento. No digo que de la noche a la mañana, sino que para llegar a ese punto, creemos que eso es lo que los aliados de la OTAN necesitan gastar para que la alianza pueda hacer frente a las amenazas que ella misma ha identificado y articulado”. 

También le tocó matizar las palabras del presidente sobre una posible intervención militar en Groenlandia tras la provocadora visita del vicepresidente, JD Vance, a la isla. Según el jefe de la diplomacia estadounidense, Trump se refirió a no “descartar nada si Groenlandia es invadida por una potencia extranjera, como China, Rusia o cualquier otra”. 

“Los groenlandeses van a tomar una decisión. Ellos son los que quieren alejarse de Dinamarca. Ellos son los que quieren ser independientes, no nosotros. A nosotros no se nos ocurrió esa idea. Ellos lo hicieron, y si toman esa decisión, entonces Estados Unidos estaría preparado, potencialmente, para intervenir y decir, vale, podemos crear una asociación con vosotros”, expresó Rubio tras recibir los reproches de Dinamarca en una reunión con su ministro de Exteriores, Lars Lokke Rasmussen.